108 Zenbakia 2001-01-26 / 2001-02-02

Gaiak

Los valores y la protección de los paisajes forestales vascos

ASKASIBAR, Miren

Los valores y la protección de los paisajes forestales vascos Los valores y la protección de los paisajes forestales vascos * Traducción al español del original en euskera Miren Askasibar Bereziartua A la hora de proceder al estudio de los valores ligados al paisaje, resulta obligado adentrarse en el campo de la percepción. La tierra alcanza la cualidad paisajística cuando el ser humano se apodera de su entorno y le otorga una serie de valores que dan fe de su vinculación a la tierra. Estos vínculos y valores pueden ser de muy diversa índole, al igual que el carácter de estos vínculos y valores (emotivo, identificador, estético, simbólico, espiritual, etc.). Los paisajes simbólicos o icónicos surgen, precisamente, al dotar al entorno de este tipo de valores. Cuando los vínculos con un determinado tipo de paisaje pasan a formar parte del patrimonio común de una sociedad, ésta pasa a considerarlos un componente más de su identidad y parte integrante de su patrimonio cultural. También en el caso de Euskal Herria ha tenido lugar un similar proceso en lo que respecta a los paisajes forestales, dado que las montañas y los bosques adquieren especial protagonismo en no pocos paisajes vascos icónicos que forman parte de la vida cotidiana. La literatura, la pintura, el cine y demás expresiones artísticas, los lugares relacionados con la prehistoria, con acontecimientos especiales, con la mitología y la religión, con la cultura vasca, guardan, en buena parte, directa relación con las montañas y los bosques, razón por la cual este tipo de paisaje reviste especial importancia en Euskal Herria y merecen ser examinados con detenimiento. Según relatan los cuentos y las leyendas, antaño las montañas y los bosques albergaban a las positivas y negativas fuerzas de la naturaleza y eran escondite tanto de tesoros como de terribles fieras. En la actualidad, sin embargo, los bosques y las selvas sólo se vinculan con valores positivos, se consideran refugio de las últimas tribus que, lejosdel estrés, la corrupción y la maldad, viven en armonía con la naturaleza, conocen remedios para males incurables, y protegen plantas y animales en peligro de extinción... Son, en resumidas cuentas, los guardianes de la Naturaleza en los países más industrializados. Al sostener que las montañas, los bosques y las selvas forman parte de la Naturaleza, obviamente los paisajes que los conforman habrán de ser naturales. Pero, ¿qué entraña exactamente esta naturalidad? A partir de la combinación de los cada vez mayores conocimientos sobre los bosques y las selvas naturales y del estudio del proceso de percepción humana, se pueden extraer una serie de condiciones que bien pueden servir de ayuda en la gestión de los bosques: Como consecuencia de las características del suelo del bosque natural, del relieve y de las distintas circunstancias que condicionan su desarrollo, los bordes exteriores de las masas contraen lobuladas, traviesas y curvosas formas. La presencia en la naturaleza de líneas rectas, paralelas o perpendiculares, así como de ángulos rectos, es totalmente inusual y delatora de la intervención del hombre. La localización natural de los árboles, arbustos y plantas suele ser irregular, tanto en lo que respecta a la distancia a la que se encuentran los ejemplares entre sí, como a la distribución de las distintas especies. Cuando el ser humano planta árboles y arbustos, lo hace marcando una determinada distancia entre uno y otro ejemplar, con el fin de que las labores de plantación y recogida de la cosecha resulten más cómodas. A la hora de plantar distintas especies, además, lo hará ajustándose a un esquema de combinación regular, dotando al paisaje de antinaturales líneas rectas. Si bien desde el punto de vista de la ecología y la botánica la tan extendida planta de árboles que se realiza en Euskal Herria no puede considerarse forestal, es innegable que la presencia de árboles en el paisaje lleva a gran parte de la población a buscar en ellos un rastro de naturalidad.El desarrollo de la política y de las actividades ligadas a la protección y mejora del medioambiente y de la naturaleza ha llevado a la gestión paisajística a fijar entre sus objetivos el incremento de valores naturales en el proceso de la planta de árboles. Por lo tanto, con el objeto de reflejar la mejora de las mencionadas características naturales en la calidad paisajística de los bosques y plantaciones de árboles gestionados por el hombre, habría que impulsar las siguientes actividades: El empleo fórmulas lobuladas. Esta técnica requiere el previo consenso de los propietarios de tierras limítrofes, dado que el terreno que adopta el aspecto de una sola unidad paisajística forestal con frecuencia resulta ser la suma de distintos terrenos. Es importante evitar la realización de líneas rectas paralelas o perpendiculares, o líneas paralelas o perpendiculares con respecto a las curvas de nivel, ya sea en líneas divisorias de masas, en pistas, en cortafuegos o en otro tipo de vías. Es necesario dejar de emplear las líneas rectas de los paisajes (cortafuegos, líneas eléctricas, etc.) como referentes para el establecimiento de otra serie de elementos; en caso contrario, no se haría sino acentuar aún más el efecto de la regularidad. Los bosques deberían surcar el horizonte lo más lejos posible de las cimas, siguiendo un eje diagonal respecto al relieve y a la vista principal. Al no ser posible ni en todos los bosques ni desde todas las perspectivas, habrá que primar determinados bosques y perspectivas. Los bosques, en general, deberían ajustarse a la escala del paisaje, de modo que en los casos en que la escala sea amplia y las unidades paisajísticas ocupen extensos terrenos, también los bosques lo sean, mientras que en los paisajes de forma mosaica, formados por pequeñas unidades, los bosques deberían fraccionarse en pequeñas unidades para llegar a una idónea integración paisajística. Hay que tener en cuenta que estas medidas tendentes a proteger el paisaje apuestanpor el valor natural y que, gracias a los pasos que se dan en pos de la calidad paisajística, las características naturales de los bosques no hacen sino mejorar. Miren Askasibar Bereziartua, trabajadora de Pasaia, S.M. 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