56 Zenbakia 1999-11-26 / 1999-12-03

Gaiak

Bersolaris destacadas

LARRAÑAGA, Karmen

Bersolaris destacadas Bersolaris destacadas Carmen Larrañaga Muchas son las consecuencias que se pueden destacar de la presencia de las mujeres en el bersolarismo, quienes, contrariamente a lo que se ha creído, siempre han estado vinculadas a su ejercicio. La consistencia de este vínculo ha sido tan sólida que J. M. Lekuona no ha dudado en afirmar que el bersolarismo se ha conservado, gozado y transmitido a través de las mujeres en los caseríos ( ). La opinión de Lekuona se corrobora de otro modo en que la mayoría de los bersolaris nacidos en la primera mitad de este siglo, que todavía viven, recuerdan a una o varias mujeres de su familia cantado versos al tiempo que resolvían tareas domésticas. El bersolari de Zerain, Inozenzio Olea, asegura que a él le cantaban sus hermanas y una tía cuando niño al dormirse. Sor Justina Aldalur, por su parte, evoca las tardes de domingo en su caserío de Aia donde al regreso de las vísperas se ocupaba de cantar versos mientras su madre preparaba la cena familiar ( ). Pero el ámbito de la práctica y disfrute del bersolarismo aunque ha tenido el hogar como lugar preferente para las mujeres no es el único, ya que ellas también han destacado en otros escenarios, no sólo ahora sino a lo largo de toda su historia. Es extraordinario en el siglo XIX el caso de Joxepa de Hondarribia, cuya destreza improvisadora Indalezio Bizkarrondo "Bilintx" elogia en los versos que conocemos como: Hondarribiko Joxepari desafioa Desafío a Joxepa de Fuenterrabía . "Bilintx", en esos versos, además de asegurar que Joxepa es una 'dama` bersolari, sin par en toda Euskalerria, reconoce que se sentiría muy honrado si ella aceptara cantar con él. Con ese motivo le pide que proponga un lugar, día y hora para que puedan enfrentarse juntos en verso ( ). Destacadas bersolaris del siglo XIX son igualmente Marie Argain Urquidoya, de Cambó, y Anna Etchegoyen, de Hazparne. De la primera sabemos que en el año 1890 tenía unos treinta años, y era alpargatera. Tambiénsabemos que era robusta y de una fisionomía expresiva. Luego de casarse con un agricultor, abandonó la alpargatería para dedicarse a cultivar la tierra, y no tuvieron descendencia. El analfabetismo de Marie Argain, pues no sabía leer ni escribir, no le impidió resaltar en el arte de versificar, que lo aprendió de su entorno, y en el que cosechó más de un éxito. Por ejemplo, resultó ganadora en una competición cuyo tema fue: "el esposo y la esposa en su intimidad". El acierto de sus rimas se señala como uno de los rasgos más afortunados de su habilidad con los versos. Pero la habilidad bersolarística de Marie Argain se hizo todavía más notoria gracias a que coincidió con Anna Etchegoyen, con quien también coincidía en que era alpargatera. Si ver a una mujer improvisando en sitios poco habituales para ellas resultaba chocante, ver a dos en la lucha dialéctica que requiere el bersolarismo no ahorraba exotismo a la cosa. La pugna que entre ambas mujeres se desataba al improvisar en el escenario añadía interés al espectáculo. Pugna que desaparecía una vez concluido el acto, pues Argain y Etchegoyen aseguraban ser buenas amigas. Argain Urquidoya aventajaba en diez años a Etchegoyen, de quien se dice que aprovechaba ratos de su ocupación en el taller de alpargatas para practicar el bersolarismo. Fue allí donde ésta le tomó gusto a componer sobre cualquier tema que le propusieran. En la época más brillante de su talento (en 1890), Anna Etchegoyen tenía alrededor de veinte años. Contrariamente a Marie Argain, la de Hasparne había atendido la escuela y sabía leer y escribir, dato irrelevante para el hecho de que ambas improvisaban sus versos. Por lo demás, aunque la contribución de estas dos mujeres al bersolarismo fue notable, trataron de ser discretas en sus vidas. Desconocemos si ello se debió a una opción personal sólida, o era una reacción a la presencia de los curas locales atendiendo esos encuentros. Lo cierto es que Etchegoyen y Argain, conscientes de que los curas lasoían y las veían, aseguran que evitaban reñir, vestían con discreción y procuraban no dar que hablar, fuera de lo que se refiriera a su habilidad con los versos ( ). En 1865 nace en Rentería, en el seno de una renombrada familia de bersolaris, Joxepa Antoni Aranberri Petriarena. Aunque la figura más conocida de esa saga es Juan Francisco Petriarena, más conocido por "Xenpelar" (tío de aquélla), la disposición y el gusto por los versos era una vocación compartida de los Petriarena. Testimonios recogidos de aquella época hablan de la destreza de Maria Luisa (madre de Joxepa Antoni, y hermana de "Xenpelar") improvisando. Se dice que en una ocasión en que el encargado de la fábrica en la que los hermanos Petriarena trabajaban les envió a Andoain a hacer un mandado, Juan Francisco y María Luisa se arrancaron a improvisar, haciendo las delicias de quienes les escuchaban ( ). Cierto que la compañía de tan notables improvisadores no le acompañó a Joxepa Antoni mucho tiempo, ya que ésta sólo tenía cuatro años cuando María Luisa y Juan Francisco fallecieron. Esa circunstancia no le ahorró a Joxepa Antoni interés por el bersolarismo, pues conservamos de ella algunos versos memorables, como los que escribió en respuesta a unos que Enrike Elizetxea presentó a concurso y fueron premiados en 1902. Respondiendo a una convocatoria propuesta por la revista Ibaizabal, Elizetxea abordó en sus versos el tema: neskazaharrak chicas viejas , condición que Joxepa Antoni Aranberri compartía con muchas amigas de su pueblo, del que también era vecino el mismo Elizetxea. Cuando la noticia de los versos de Enrike llegó a Rentería la indignación de las solteronas de esa localidad no se hizo esperar. Éstas apremiaron a Joxepa Antoni Aranberri a que le respondiera sin demora, tal como él se había referido a ellas, también en verso. Aranberri así lo hizo, lo que dio lugar a una disputa en verso de una intensidad y enjundia como no se conoce otra, que yo conozca, entre varón y mujer. El motivo dela irritación de las solteronas no era de extrañar, a nada que se repare en las lindezas que Elizetxea vierte sobre aquéllas, a quienes describe al comienzo de su extensa composición de este modo: "cara arrugada, ojos salientes/dientes y muelas postizos/huesos duros y además torpes piernas/cabello cano, que en vano se empeñan en teñir/pues hasta el moño que muchas llevan es ajeno". Elizetxea señala igualmente de las solteronas que son amargadas, cotillas, meapilas y buscapleitos, amén de otros adjetivos de tono similar, y compadece al hombre que haya consentido casarse con una de ellas, advirtiendo el infierno que le aguarda ( ). La respuesta de Aranberri a Elizetxea buscaba reparar la injusta imagen que de las solteronas ofrecen los versos del premiado. Parece, sin embargo, que el aire de los de Joxepa Antoni no le gustó al de Rentería, quien acusó a su paisana de haber malinterpretado sus versos. Qué poco sentido del humor el de estas neskazaharrak, si en realidad todo lo que de ellas he dicho se reduce a una broma, daba a entender en medio del litigio Elizetxea. Medio siglo después de este acontecimiento una disputa similar enfrenta en 1953 a Ignacio Eizmendi "Basarri" e Inazia Etxabe en verso. Como en el caso anterior, también coincide en éste que los implicados en el rifirrafe eran vecinos de la misma localidad (Zarautz esta vez), además de ser miembros de la misma hermandad religiosa: la tercera orden franciscana. La causa que confrontó a Inazia Etxabe y "Basarri" tuvo su origen en unos versos de éste sobre las jóvenes guipuzcoanas, extraordinariamente injustos en opinión de Etxabe. Y es que "Basarri" asegura en ellos que a las guipuzcoanas sólo les preocupa la diversión, arreglarse para el paseo y perfurmarse. Añade que prefieren ocuparse en la lectura y el cine antes que atender la casa y a sus mayores, y se lamenta de que muchas no sepan siquiera encender el fuego de la cocina. Mal negocio hará el que se case con una de ellas, concluye "Basarri" exhortandoasí a su nieto, ya que sus versos se presentan en la forma de un diálogo ficticio entre abuelo y nieto ( ). Los de Inazia Etxabe, como anteriormente fueron los de su homónima Aranberri, son un ejercicio de sentido común y raciocinio. Ya que como señala Inazia los varones guipuzcoanos no están precisamente sobrados de virtudes. Para ilustrarlo enumera los defectos más visibles, fáciles de apreciar a nada que uno oriente su mirada a las tabernas. Así, nombra Etxabe el exceso en el consumo de alcohol y la afición a las apuestas, con el consiguiente perjuicio en la economía familiar, que las esposas tendrán que solucionar luego. Etxabe repara igualmente en los hombres que en días festivos se han servido tantos chiquitos para el mediodía, que después se comportan como gamberros, y emplean un lenguaje no precisamente admirable. En este tono siguen los versos de Inazia Etxabe hasta que los concluye de manera similar a los de "Basarri", advirtiendo a las jóvenes casaderas que piensen bien a la hora de elegir marido, pues poco bueno hallarán de emparejarse con uno de los que ella retrata en sus versos ( ). Estos son sólo dos ejemplos, entre muchos, que ilustran otro de los aspectos que hay que destacar de la presencia de las mujeres en el bersolarismo: el que con ellas su práctica gana verosimilitud. Y es que cuando los varones no necesitan contrastar ni negociar sus composiciones con las bersolaris, sus versos tienden a empobrecerse, proyectando imágenes estereotipadas e insuficientes de las mujeres, pero también del mundo. La incursión de las mujeres en el bersolarismo pone a prueba la verosimilitud de la realidad que los versos de los varones proyectan. Cuando hay falta de coincidencia en las versiones, la voz de las mujeres irrumpe ampliándola con otras, o refutándolas categóricamente. Asimismo, la presencia de las mujeres en el bersolarismo contribuye a enriquecer los registros de composición y discursivos. Con ellas se diversifican códigos e imágenes, que se mantendríananquilosados en su ausencia. Los ejemplos que hemos dado son una prueba fehaciente de que la voz de las mujeres en bersolarismo desmiente la certeza de una mirada unilateral, al menos en lo que a veces se ha dicho de ellas. Hay que concluir, pues, que las mujeres además de cultivar el bersolarismo en el ámbito doméstico, han alzado sus voces en otros recintos, a fin de hacer visibles retratos renovados de ellas y del mundo. En la foto, Maialen Lujanbio e Igor Elortza. Fotografía de Koldo Tapia. Fuente: Xenpelar Dokumentazio Zentroa Pero esta disposición de ellas a pronunciarse sirviéndose de los versos que parece asegurada hoy, gracias al creciente número de mujeres bersolaris en esta última década del siglo, no es una tendencia del bersolarismo de ahora, sino una actitud que las mujeres han repetido sin cesar a lo largo de su historia. Ya lo advirtió también en su día "Basarri", al señalar que "siempre existieron en nuestro país mujeres bersolaris... No actúan por imperativos de sexo" ( ). Pero hasta cuando la biología marcaba un destino para la palabra, reclamando silencio a las mujeres, algunas desatendieron la pauta general y elevaron su voz con los versos. Ahí quedaron fijadas para el recuerdo. Destacando cual bersolaris. NOTAS 1) Conferencia inédita de J.M. Lekuona, impartida dentro del ciclo "Bertso Astea" celebrada en Pamplona en Octubre de 1991. Grabación cedida por el servicio de documentación "Xenpelar" de la Euskal Herriko Bertsozale Elkartea de San Sebastián. ( ) 2) Los testimonios que se citan sobre Inozencio Olea y Sor Justina Aldalur están extraídos de entrevistas celebradas por mí con ellos. ( ) 3) J. Dorronsoro, Bertsotan: 1789 1936, Editorial Eléxpuru, p. 132. ( ) 4) Mme Charles d'Abbadie d'Arrast, Causeries sur le Pays Basque, Elkarlanean, 1998, pp. 74 76. ( ) 5) A. Zavala, Bertsolari Txapelketa Nagusia, Auspoa, 1980, pp. 211 287. ( ) 6) Ibid., 232 239. ( ) 7) Ignacio Eizmendi "Basarri", "Aitonaren Malkoak", Anaitasuna. ( ) 8) InaziaEtxabe, "Basarri'ri erantzuna", Anaitasuna. ( ) 9) Basarri, "Triunfo de las mujeres bersolaris", La Voz de España, 17 de Oct. 1956.( ) Carmen Larrañaga Odriozola, Profesora de Filosofía en Enseñanza Secundaria. Euskonews & Media 56.zbk (1999 / 11 / 26 12 / 3) Eusko Ikaskuntzaren Web Orria