332 Zenbakia 2006-01-27 / 2006-02-03

Gaiak

Alegaciones al avance del Plan General de Ordenación Urbana

HARITZALDE NATURZALEEN ELKARTEA



Desde la Asociación Naturalista Haritzalde observamos el crecimiento urbanístico de la ciudad con una gran preocupación, ya que sistemáticamente se está ocupando suelo en detrimento del medio natural. El diagnóstico del estado de conservación de la biodiversidad del municipio, realizado conjuntamente por la Sociedad de Ciencias Aranzadi y Haritzalde, no dejaba lugar a dudas, la desaparición y fragmentación de los hábitats naturales es una realidad. Las frondosas, que se corresponderían en su mayoría con robledales y zonas de bosque mixto, se han quedado reducidas a una serie de manchas inconexas de forma alargada, que en muchos casos coinciden con vaguadas de difícil urbanización.

Es sumamente preocupante que ni siquiera las zonas con un alto valor ecológico y paisajístico y teóricamente a proteger quedan libres de la amenaza, sufriendo en innumerables ocasiones agresiones de diversa índole. Asimismo, en el terreno rural son numerosas las edificaciones que, ilegal o legalmente utilizando mil y una artimañas, poco a poco salpican el paisaje, aumentando de manera considerable la presión antrópica sobre el medio. Foto: Mary Thorman (calmasucoco@iname.com).

En Haritzalde, nos parece inaceptable la propia utilización del lenguaje en clave urbanística, tal y como ya se ha criticado en más de una ocasión. En ningún caso se puede considerar suelo libre a todo aquel que está sin edificar. Tampoco se trata de suelo virgen que espera la aprobación de un plan urbanístico. Esos espacios estarán ocupados por algún tipo de vegetación y fauna asociada, constituyendo un hábitat concreto. El crecimiento urbanístico y la ocupación de estos terrenos, supone la destrucción total o parcial de los valores naturales de ese enclave.

Desde la Cumbre de la Tierra celebrada en 1992 en Río de Janeiro, ha quedado de manifiesto que la pérdida de biodiversidad es un problema grave y real en el planeta. Las principales causas de la desaparición de especies son provocadas por el ser humano y la primera es la alteración y destrucción de los hábitats. Donostia-San Sebastián no es lejana a esa realidad, habiendo destruido en su totalidad las marismas y habiendo desaparecido con ellas la vegetación y la fauna asociada. Tampoco quedan bosques de entidad y buena parte de los ríos y regatas se han canalizado.

Llegados a este punto podemos afirmar que no hay desarrollo sostenible posible aumentando la superficie ocupada. De hecho, el proceso debería ser el inverso para llegar a un supuesto equilibrio. En estos momentos deberíamos invertir el proceso y recuperar terrenos urbanizados y construidos.

Si hay algo que caracterizaba a Donostia era la conjunción del verde y el azul, del monte y el mar. Desgraciadamente, la ciudad está perdiendo ese cinturón verde que la caracterizaba, cambiando el verde por el gris. Por esto y por lo anteriormente expuesto, en Haritzalde hacemos una clara apuesta por la recuperación de terrenos urbanizados y su restauración naturalística. Foto: Kathy Bishop (kat@1bydesign.com).

La realidad actual en el urbanismo municipal es que la ciudad crece hacia fuera, ocupando suelo, en una proporción muchísimo mayor que lo que crece hacia adentro. Debe resultar económicamente menos rentable y más complicado la realización de Reformas Interiores (PERI), pero las connotaciones medioambientales no son para nada comparables. Estamos hipotecando suelo de manera sistemática, destruyendo los valores naturales, muchos de los cuales serán irrecuperables. Y es que las zonas que se degradan, aunque se restauren, no volverán a ser las mismas.

En ese sentido, la reflexión podría venir alrededor del tipo de ciudad que queremos y que buscamos. ¿Queremos una ciudad para visitar o para vivir, para los de fuera, para los donostiarras, para todos? El modelo de ciudad va a marcar las tendencias en todos los ámbitos y su definición debería ser anterior al desarrollo de los planes y proyectos, mucho más si se trata del Plan General que estará en vigor en los próximos años y marcará las actuaciones a realizar.

Normalmente, se entiende sólo el crecimiento de una ciudad en base a la ocupación espacial del suelo y, sobre todo, en base a una serie de parámetros económicos. Pero puede darse un crecimiento y un enriquecimiento interior de la ciudad. Puede crecer hacia adentro y puede crecer social y ambientalmente mejorando la calidad de vida y el medio ambiente urbano. Por desgracia, el desarrollo sostenible se ha convertido en una gran falacia, en un bonito escaparate que trata de ocultar las prácticas de siempre.

Analizando el Avance del Plan General, encontramos numerosas contradicciones e incoherencias en los planteamientos y en las propuestas para hacer frente a las necesidades de la ciudad. Se pretende aumentar el número de viviendas considerablemente, crear nuevos espacios para la empresa, nuevas infraestructuras y, a la vez, mantener vivas las explotaciones agrarias, dotar a la ciudad de nuevos espacios verdes e impulsar la conservación del medio natural. Esto, en dos palabras, es imposible. Esos supuestos desarrollos constituyen por lo general un atentado contra las áreas rurales y los enclaves naturales, resultando completamente incompatibles. Foto: Allie.

Una parte del problema es consecuencia del alto precio de la vivienda en San Sebastián. Se nos lleva años intentando convencer de la necesidad de construir nueva vivienda de VPO. En estos años ha habido diferentes y sucesivas promociones que no han sido capaces de parar la subida de los precios y que no han dado solución al problema. Se trata de medidas efectistas y electoralistas en muchos casos, ya que en la realidad sigue predominando la vivienda libre sobre la social en un porcentaje altísimo. Además se ocupa un suelo precioso mientras el número de viviendas vacías aumenta cada día. La especulación está a la orden del día y para hacer frente al problema, la solución no pasa por nuevas promociones a costa del medio natural. Estamos hipotecando nuestro futuro en todos los sentidos.

Algunos tratarán de hacernos creer que hay que seguir construyendo y la vivienda de protección será la excusa perfecta para hacer promociones de vivienda unifamiliar, que de social y sostenible tienen bastante poco, tal y como se ha aprobado por ejemplo para Miramon, Basozabal y Atotxa-Erreka. Se actúa con hipocresía y cinismo, sin abordar integralmente el problema, en especial el de la vivienda vacía.

Algo parecido ocurre con los locales vacíos. Se construyen nuevas áreas industriales y nuevos parques tecnológicos argumentando la necesidad existente. Luego, la realidad es que muchos locales tardan años en ser ocupados o sirven para el negocio de la especulación. Mientras tanto, en las zonas residenciales numerosos bajos se encuentran vacíos o infrautilizados. Aquí volvemos a insistir en la idea de que el suelo es un bien escaso y que incluso el medio natural a ocupar es limitado. Todo ello vuelve a enlazar con la idea, anteriormente expuesta, de la necesidad de reflexión sobre el modelo de ciudad. ¿Queremos barrios dormitorio? ¿Acaso es sostenible que los ciudadanos tengan que desplazarse grandes distancias para poder acceder a servicios básicos, aumentando así la utilización del vehículo?

No queremos terminar estas consideraciones generales sin criticar la falta de una evaluación conjunta de impacto ambiental (a pesar de que no creemos en el proceso por estar viciado desde su planteamiento y por constituir en la práctica un lavado de imagen, por medio de informes a la carta) de todas las infraestructuras y demás. En este sentido, en el valle del Urumea confluyen tres importantes proyectos que suponen unos impactos y unos daños al medio considerables: el tren de alta velocidad, el segundo cinturón de Donostia y la autovía del Urumea, actualmente en fase de ejecución y que ha supuesto, entre otras cosas, la destrucción de la mejor aliseda del curso bajo del río. Pero es que además en el Avance del Plan General se recogen todas estas infraestructuras y se prevén nuevas zonas residenciales, reconociendo la vocación agraria de los terrenos. Se trata de las mejores tierras agrícolas de Gipuzkoa, con suelos profundos, que van a ser totalmente hipotecados para siempre. No es compatible el desarrollo de todas esas infraestructuras viarias con el mantenimiento de las explotaciones agrícolas. Entre los objetivos prioritarios de la Asociación Naturalista Haritzalde están el estudio del Medio Natural y su conservación, por ello, incidiremos en la protección paisajística y ecológica, en la recuperación de espacios degradados o alterados y en la conservación del espacio rural. A ello podría ayudar, la creación de una nueva figura de protección como podría ser el LINAM (Lugar de Interés Naturalístico de Ambito Municipal). Asimismo, es imprescindible la creación de una red de corredores verdes que permita la comunicación entre zonas verdes y evite así su aislamiento y fragmentación.