
Gaiak
Selvicultura en los hayedos de Navarra
Sección de Gestión Forestal, Dpto. Medio Ambiente, Gobierno de Navarra
La selvicultura como ciencia forestal comenzó a aplicarse en los hayedos de Navarra en los inicios del siglo XX en los montes que en aquel momento eran Patrimonio Forestal del Estado (Aralar, Irati, Urbasa, Quinto Real, etc), no generalizándose en los hayedos propiedad de Entidades Locales y particulares hasta mediados de ese siglo. Hasta ese momento, los hayedos se explotaban en base a las necesidades vitales de la población humana local eliminándolos donde fuera necesario crear pastos para el ganado, trasmochándolos para crear espacios de aprovechamiento silvo-pastoral, explotándolos para leña de consumo doméstico o para fabricar carbón y venderlo y recogiendo incluso la hojarasca para cama del ganado. Se pasó, por tanto, de una etapa previa basada en considerar al hayedo como un medio de supervivencia a otra en la que se consideraba como un recurso renovable, estableciendo las regulaciones adecuadas para evitar esquilmar unos productos forestales sometidos a una presión humana excesiva y buscando, a largo plazo también, una mejor calidad de la madera. Explotación de madera de haya en la selva de Irati (Navarra).
Desde entonces, la gestión forestal en los hayedos se ha basado en buscar el rejuvenecimiento de las masas envejecidas realizando las oportunas cortas de regeneración, mientras se tiende a un equilibrio de clases de edad y se aplican también las correspondientes cortas intermedias o claras.
Esta gestión ha permitido su conservación. De hecho, la inmensa mayoría de los hayedos navarros son montes catalogados como de Utilidad Pública (MUP) y pueden ser considerados como los primeros espacios naturales protegidos de la historia de Navarra.
Pero si bien esta gestión ha evitado pérdidas cuantitativas en cuanto a superficie ocupada por los hayedos no ha sido así con las cualitativas, habiéndose producido en numerosos casos una simplificación de la complejidad biológica y estructural natural de estos bosques. La eliminación de cualquier especie arbórea acompañante diferente al haya y la extracción de árboles viejos y/o derribados por el viento por ejemplo han sido formas de actuar habituales en la gestión forestal de los últimos decenios. Hacer sostenida la producción de madera no siempre implica que sea sostenible el ecosistema forestal.
Se deduce de lo expuesto hasta ahora que la situación actual de los hayedos de Navarra es consecuencia del solapamiento de dos selviculturas. Una que podemos denominar de supervivencia hasta mediados del siglo XX y otra basada en los conocimientos de la ciencia forestal aplicada desde entonces hasta la actualidad. En cualquier caso una y otra han impedido que la mayoría de los hayedos navarros puedan ser considerados actualmente como bosques maduros, entendiendo como tales aquellos en los que están representadas todas las clases de edad y que incorporan todos los componentes del ecosistema forestal hayedo y no sólo las hayas maderables. 2. PRESENTE
El mercado de la madera de haya vive una importante crisis originada por varios factores socioeconómicos de difícil solución en la actual situación de globalización.
El mercado solicita madera de haya de calidad. Y como consecuencia de la selvicultura aplicada hasta ahora en gran parte de los hayedos navarros la calidad no abunda y los compradores buscan esa calidad en otros mercados (Francia, nuevos Estados miembros de la UE, etc.). Por otro lado, el mercado de la madera, como otros muchos, está cada año más globalizado y se busca lo que se necesita prescindiendo de fronteras. Los vendavales de diciembre de 1999 en Francia y la consiguiente puesta en el mercado de decenas de miles de metros cúbicos de madera de haya a bajos precios, supuso la entrada en el mercado internacional de maderistas que hasta ese momento apenas habían salido de Navarra, permitiéndoles así el conocimiento de nuevos contactos comerciales que posteriormente se han ampliado al centro y este de Europa.
La apertura de nuevos mercados ha supuesto una alteración en los precios que conocíamos a finales del siglo XX en Navarra. Hubo lotes de madera de haya que se vendieron entonces a 100 ¤/metro cúbico en pie. El mercado fija los precios y la evolución del precio de la madera de haya en pie indica que en Navarra hoy se vende a precios más bajos que los de hace diez años. Ello implica que para numerosas Entidades Locales del norte de Navarra los ingresos procedentes del monte hayan pasado a ser de fundamentales a complementarios e incluso anecdóticos. A ello se añade que para las necesidades locales existen ahora mecanismos de financiación por parte del Gobierno de Navarra (Planes de Infraestructuras Locales) que anteriormente no existían o contaban con consignaciones presupuestarias más reducidas. Esto también ocasiona que se mire menos al monte como base para los ingresos locales. Conducción de madera por el río Irati, en Ecay (Navarra). Fot. de principios del siglo XX.
La percepción por parte de las Entidades Locales de que el monte vale cada vez menos y que además no es básico para sacar adelante las inversiones previstas empujan hacia el desinterés. Sólo mediante una fuerte subvención por parte del Gobierno de Navarra, con fondos del propio Gobierno y fondos de la Unión Europea, se puede motivar a las Entidades Locales para realizar inversiones en sus montes. Cuando finalice, más pronto que tarde, la financiación europea para este tipo de actuaciones la situación sin duda se agravará.
La percepción del monte por parte del habitante del medio rural navarro también ha cambiado desde los años 60-70 del siglo pasado. Antes los hayedos eran vistos como lugar de trabajo y de obtención de recursos imprescindibles para la supervivencia: leña para cocinar y calentarse, madera para aperos, pasto para el ganado, etc. Hoy la mayoría de los habitantes del medio rural no viven del sector primario. Viven en el medio rural, pero no del medio rural. Y el monte apenas les interesa si no es para cazar, recoger setas o pasear en su tiempo libre.
La percepción del monte por parte del habitante del medio urbano también ha cambiado en el mismo plazo de tiempo. Más bien ahora existen demandas que antes no existían, como por ejemplo la demanda de espacios naturales para disfrutar del tiempo libre. Y para muchos de los usuarios urbanos de los hayedos la explotación forestal es algo mal visto, algo rechazable. Como no se conoce, no se valora en su justa medida lo que supone una gestión responsable del hayedo como recurso natural renovable. Lo cual ayuda también a que la presión sobre el monte haya disminuido. 3. FUTURO
Hemos pasado, por tanto, en los últimos decenios de una explotación intensa y desordenada del recurso hayedo a una gestión responsable o, si se prefiere, sostenible. Pero los hayedos han pasado también de ser generadores de ingresos imprescindibles para el mantenimiento de las pequeñas comunidades rurales del norte de Navarra a ser receptores de inversiones y subvenciones.
Ante esta situación de crisis se impone un cambio en la forma de gestionar los hayedos de Navarra. Estamos ante una situación similar a la vivida a mediados del siglo XX, una situación de cambio. Nuevas demandas, otras que desaparecen, mercado globalizado, precios en descenso, desinterés, abandono. ¿Qué hacer?
Mi propuesta es intensificar la selvicultura en los hayedos situados en lugares productivos y con buena accesibilidad y en el resto dejar actuar a los procesos naturales. En el primer caso la selvicultura a aplicar, sin olvidar la producción maderable, debe conducir a bosques maduros, entendiendo como tales aquellos en los que están representadas todas las clases de edad y que incorporan los componentes del ecosistema forestal hayedo y no sólo las hayas maderables, conciliando así la visión productiva con la conservación de la biodiversidad. En el segundo de los casos el paso del tiempo y de los procesos naturales provocará la reconstrucción de esos hayedos maduros con su biodiversidad asociada.
La propuesta no es nueva en el sector primario. En la agricultura es un proceso que ya se inició hace 30-40 años con el abandono y retirada de las tierras más ingratas y la concentración de esfuerzos en las zonas más productivas. Y hoy se produce más con menos superficie cultivada.
Los hayedos productivos pueden suponer en Navarra un 50-60% de la superficie total ocupada por la especie. Sobre ellos ya viene aplicándose, desde principios del siglo XX en algunos casos y desde mediados en la mayoría, una selvicultura destinada a obtener productos maderables por un lado y la persistencia de la masa por otro. Una selvicultura que no atendía suficientemente a la conservación de la biodiversidad, ya que ésta no era un objetivo prioritario. En la última parte del siglo XX se llega al reconocimiento de los valores múltiples del bosque y a las Ordenaciones Forestales multifuncionales, buscando fórmulas que permitan compatibilizar producción y conservación. Como gestores forestales debemos reivindicar la utilidad de la selvicultura para la obtención de, además de los objetivos clásicos y evidentes, objetivos de conservación. Para ello tenemos que asumir que lo que gestionamos no son masas forestales sino ecosistemas forestales. Esta aproximación ecosistémica es la que nos debe hacer considerar a los hayedos como sociedades de seres vivos y no como ejércitos organizados en grandes regimientos de hayas de la misma edad, y orientar las intervenciones selvícolas hacia la obtención de hayedos maduros, entendiendo como tales aquellos en los que están representadas todas las clases de edad y que incorporan los componentes del ecosistema forestal hayedo y no sólo las hayas maderables.