
KOSMOpolita
Educar es transformar
(…) A través de su permanente quehacer transformador de la realidad objetiva, los hombres simultáneamente crean la historia y se hacen seres histórico-sociales. (…) (Pedagogía del oprimido. Siglo XXI de España. Editores,S.A. Madrid 1970, pg.123)
Cuando conocí a José Ramón Zubizarreta Oteiza natural de Algorta y gudari en la guerra civil española de 1936 además de un profesional en la construcción y en el canto pues era tenor, comprendí que en él convivían dos pertenencias: la de Euskal Herria y la de Brasil con sus correspondientes características culturales expresadas en los dos idiomas que las representan además del ya sabido castellano. Quedé sorprendida por su personalidad y opté por su compañía es decir vivir a su lado. Desde entonces me ha ocurrido una transformación detrás de otra. Su inevitable pérdida ocurrió en 1999. Desde 1982 hasta 1990 conviví con él en Taboão da Serra, Rua dos Jasmins 36, São Paulo-Brasil. En este período fallecieron primero mi hermana con 46 años y después mi madre con 84, viviendo posteriormente las insospechadas consecuencias de esta difícil transformación raíz. Disfruté de mi padre a nuestra vuelta del Brasil durante seis meses hasta que descansó definitivamente.
Nuestra casa era un caserío vasco construido por Joxerra en cuyo frete lucía un lauburu junto con un nombre: Gerizpe. Casi todos los domingos frecuentábamos la Euskal Etxea del cual había sido cofundador. Un buen día me presentó a una vecina que era maestra y en ese mismo instante le pregunté por Paulo Freire. Me dijo que había vuelto del exilio en 1980 y daba clases en la Pontificia Universidad Católica de São Paulo. Fui a buscarlo y tras una mutua presentación me concedió junto con los alumnos de su clase la extraordinaria oportunidad de asistir a la misma con la siguiente frase: Es un honor para mí. Además de aquel curso asistí a tres más de post-graduación considerando que era una oportunidad única en mi vida profesional.

Desde entonces mi transformación personal ha ocurrido como una nueva reconstrucción de la vida en la que caer en la cuenta de que nada ni nadie es neutral para bien o para mal, fue el necesario punto de partida. Me fui haciendo más consciente de mi forma de ser personal y profesional esta vez integradas como nunca hasta entonces las había vivido. Es lo que tiene la pedagogía freireana cuando nos dejamos tocar por ella. Sigo dejándome sensibilizar por la entrañable sabiduría de este profesor singular a quien tuve el privilegio de conocer dentro y fuera del aula, en el entorno a una mesa y hoy en día en su palabra escrita donde la memoria de la experiencia pedagógica vivida hace que en ocasiones me vuelva a emocionar.
En aquel entonces Vanessa era una colegiala adolescente, estilizada de cabellos largos, porte distinguido, responsable y buena estudiante que llamaba mi atención por su correcto comportamiento, siempre cómplice con su hermano Diego dentro del ambiente familiar que Joxerra y yo degustábamos en la casa de Izilda y Orival (sus padres), sita también en Taboão da Serra.
Arantxa:
Vanessa cuando he pensado que quería dialogar contigo hay dos palabras que han acudido a mi mente como si fueran una sola educar/transformar.
Te agradecería que te presentaras.
Vanessa:
Soy muchas Vanessa. Soy Vanessa, la compañera de Eduardo. Soy Vanessa, la madre de Enzo y Manuela. Soy Vanessa, la profesora de lengua extranjera de adolescentes. Soy Vanessa, la coleccionadora de memorias en forma de fotos y textos. Soy Vanessa, la amante de la artesanía y del deporte. En realidad, podría estar toda la charla presentándome de esta forma no tan convencional pero no es más que una forma de empezar a hablar de lo que me propones.
Oficialmente mis acreditaciones son: Vanessa Clemente de Souza Ingegneri, Bachiller y Licenciada en Filología Portuguesa y Castellana por la Universidad Pública de São Paulo. Especializada en la enseñanza del castellano a brasileños. Trabajo como profesora hace 21 años de los cuales 16 en la enseñanza básica en las escuelas privadas de São Paulo, siempre con adolescentes. Tengo también experiencia como escritora de libros didácticos.
Arantxa:
Podríamos comenzar, si te parece, aproximándonos a lo que la palabra transformación nos sugiere.
Vanessa:
Lo queramos o no, pasaremos por inúmeras transformaciones a lo largo de nuestras vidas. Físicamente los cambios son notables y nadie te los va a negar. Sin embargo, psicológicamente, puede que encuentres a alguien que te diga que, desde siempre, ha sido de una u otra forma y no va a cambiar nunca. En cambio, otros ansían transformaciones, pero se sienten inseguros y no quieren arriesgarse. Y a otros les parece inviable no estar continuamente transformándose. Pertenezco a este último grupo. De todas formas, desde mi punto de vista, aunque nos cueste, es imposible no transformarse. Las experiencias que la vida nos proporciona producen cambios más o menos profundos que dependen de la experiencia misma y también de cómo permitimos que nos toque y nos transforme. En resumen: no vamos a morir de la misma forma como nacimos, bajo ningún aspecto. Somos obra inconclusa y necesitamos esta eterna construcción y eso es lo que me parece más bello de la vida.
Empiezo este diálogo hablando de lo más evidente, es decir, de lo que se ve a simple vista: las características de la “juventud” versus las de la “vejez”. Nos dicen, por ejemplo, que la belleza y la diversión pertenecen a la primera. Como queremos ser “bellos” y “divertirnos”, eso simplemente no nos permite envejecer en paz (pongo los dos términos entre comillas, pues son muy subjetivos). La publicidad nos machaca con cánones absurdos y hay miles de procedimientos estéticos que intentan retrasar los rasgos naturales de la edad, como si fuera posible parar el reloj o hacer desaparecer unas cuantas hojas del calendario…
Pero… ¿quién nos metió en la cabeza que esa transformación física no es buena? Hace unos dos años me siento profundamente identificada con los árboles. A veces estoy conduciendo y aparco mi coche para deleitarme con uno de esos árboles floridos que hay aquí en São Paulo. Una semana después este mismo árbol está sin ninguna flor y sigue igual de precioso con sus ramas de distinto grosor y formato. Con eso quiero decir que estos árboles me enseñan que hay belleza en todas las estaciones de la vida.
Ahora para hablar de las transformaciones interiores (que muchas veces se ven afectadas por el exterior y viceversa), para estas, no hay fuerza de la naturaleza que las estampe en la cara. Hay que permitirse y hay que querer mostrarlas. Muchas veces hay que buscarlas, incluso.
Hay momentos más marcados por ciertas transformaciones, como cuándo dejé la casa de mis padres, cuándo me gradué, cuándo nacieron mis dos hijos o cuándo enfrenté un cáncer. Sin embargo, el contacto con algunas personas, el ser profesora, la práctica de un deporte, me han transformado de forma más sutil e igual de importante. Quiero transformarme siempre porque es vida.
Arantxa:
Siguiendo la práctica pedagógica de Paulo Freire en la alfabetización de adultos quisiera elegir como Palabras Generadoras de tu “universo vocabular” (terminología freireana) de palabras escritas: Cambio, Construcción y Cánones. Deseo que expreses qué palabras acuden a tu mente cuando pronuncias Cambio, cuando pronuncias Construcción y cuando pronuncias Cánones.
Vanessa:
Coincidentemente, las tres Cs, son palabras muy potentes y se relacionan íntimamente. Me parecen elementos fundamentales en la historia que escribimos. Cuando hablo de cambio pienso en algo muy positivo. Sin embargo, es un reto cambiar. No es fácil, pues muchas veces tenemos que romper los cánones que están ahí, quizá, hace siglos y ya no traducen la realidad (a lo mejor, algunos nunca lo han hecho, pero alguien nos los impuso). De ahí, la importancia de reevaluar si nos sirven y promover los dichos cambios tan importantes y eso es una gran aventura, pues hay que dejar nuestra zona de confort y nadar contra corriente. Empieza desde adentro, ¿sabes? algo nos molesta y nos dice que aquello no está bien ¿y qué hacemos? ¿lo ignoramos? Ojalá, no.
Te pido permiso para insertar una nueva palabra en la lista: reflexión. Es decir, hacernos preguntas todo el tiempo. No aceptar simplemente porque nos dicen que así debe de ser, que siempre ha sido de una determinada forma, que tienes que encajar ahí, que tienes que ser, que tienes que estar, etc… Si escuchamos este “ruido”, debemos cambiar lo que no está bien y entonces, entraremos en el proceso continuo de construcción de lo que somos y deseamos ser.
Arantxa:
Veo que con las tres Cs más la palabra generadora reflexión has elaborado lo que podríamos considerar el inicio del tema a tratar desde tu propio “universo vocabular”. Voy a intentar desglosarlo en las concretísimas palabras generadoras que descubro en tu exposición:
Cambio: Positivo y reto.
Cánones: Siglos, realidad, imposición, reevaluar.
Reflexión:Preguntarnos, siempre, escuchar, ruido.
Construcción: Confort, contra corriente, dentro, molestia, ignorar, proceso continuo.
A partir de este “universo vocabular” y teniendo en cuenta lo que han generado las palabras denominadas generadoras sería bueno que comenzáramos a conversar sobre la educación como cambio, los cánones que la conforman en la actualidad, la reflexión a la que nos lleva y la posible construcción continua de la misma.
Vanessa:
La educación es un tema polémico, aunque no lo parezca. Primero porque todos creemos que entendemos profundamente del tema. Y la verdad es que no. Es un asunto tan delicado como la medicina, en donde nadie se atreve a decir que es un experto si no ha estudiado para eso. Las secuelas de la educación no son solo físicas, son también del alma. Por eso, está en boca de todos los políticos, por lo menos los de Sudamérica que yo sepa. Las personas saben que la instrucción les va a proporcionar mejores oportunidades financieras, pero más que eso (y eso no está claro para todos), la educación nos hace comprender más y mejor el mundo que nos rodea.
Como profesora, para cada clase que imparto, en cada material que elaboro, tengo en cuenta qué tipo de reflexión quiero proporcionarle a mi alumnado. ¡Mira qué súper poder tengo en las manos! Sin embargo, cada educando y educanda es un mundo y trae consigo una experiencia única y entre todos los presentes, vamos construyendo pequeñas reflexiones que sabe Dios qué impactos pueden tener. Es decir, llego con un plan a la clase, pero, con todos estos años que llevo en esta carrera, sé que muchas veces el camino por el que me lleva mi grupo es otro y eso es estupendo.

Este fue un mural que montamos en mi clase después de una secuencia
didáctica sobre Velázquez.
Cuando hablamos de cánones de la educación, aquí vemos uno clarísimo. Hay mucha burocracia en este universo: un contenido que debemos cumplir, documentos que llenar, cuerpos que domar. Permitir que dejemos que la personalidad de cada grupo y de cada cual nos lleve adonde deseen, es un problema para las instituciones educativas que tienen que presentar para los “expertos” en educación que estamos cumpliendo nuestro rol.
El año pasado, cuando empezó la reclusión por lo de la pandemia, todos los involucrados en la educación hemos sufrido mucho. Las pérdidas para los educandos han sido grandes, pero, créeme, aunque he aprendido mogollón de recursos tecnológicos, he perdido lo que más a mí me importa: el contacto directo con mis educandos y educandas.
Tras la primera clase online que impartí, cuando cerré la pantalla, empecé a llorar. ¡Me sentí tan distante de lo humano de la educación! En sus casas, los alumnos no ponían sus cámaras, yo sólo veía cuadros negros. Ya no había interacción. Perdí la mirada interesada, la mirada cuestionadora, la mirada dudosa. Me perdí. Sólo reforcé concretamente lo que todos sabemos: la sala de clase no existe sin el juego entre el profesor/profesora y su educando/educanda.
Enseñar a distancia ha sido el mayor desafío profesional que he enfrentado. Estoy muy abierta a los medios como recurso en la sala de clase, pero la mayor herramienta siempre seremos los profesores y profesoras partiendo de un recurso inicial: lo que aportan los educandos. Y así nos retroalimentamos.
Vimos cómo la tecnología fue fundamental para que algo de contacto mantuviéramos en este período, pero la ausencia del encuentro físico les quitó a los educandos el protagonismo. Ellos se encerraron en sus casas en todos los sentidos. Creo que hay muchos factores que influyeron en eso pero con la distancia se les hizo más difícil querer estar en el escenario.

Los alumnos escribieron la palabra que fue más significativa para ellos
sobre la obra de Velázquez.
Yo particularmente creo que la escuela debe cambiar en su organización interior, pero definitivamente no debe ser a distancia.
Resumiéndolo y retomando las palabras generadoras de nuestra charla: la escuela necesita cambiar en su estructura para permitir el verdadero protagonismo de los alumnos no sólo en un bonito discurso, sino en la práctica, porque educar es construir en conjunto. Un lindo trabajo reflexivo en grupo. Hay que romper viejos cánones y hay que mantener otros.
Arantxa:
En tus palabras percibo un reto positivo relacionado con el cambio que no es otro que el de asegurar el protagonismo de los educandos/educandas en la búsqueda del conocimiento como parte esencial del mismo.
Construir en conjunto exige cuestionar el propio confort, en ocasiones nadar contra corriente, experimentar molestias dentro y fuera del ámbito educativo o simplemente ignorar la realidad de lo que está pasando. Esta construcción grupal de la que tú me hablas supone un auténtico proceso transformador continuo.
El aula en palabras de Paulo Freire es el “primer texto a ser leído”, quien dice el aula o la clase, en mi opinión, cualquier encuentro entre educadores y educandos sea cual sea el espacio en el que se dé, teniendo en cuenta que en definitiva la familia y la sociedad entera somos partícipes y protagonistas en el quehacer de la educación de manera más o menos consciente directa o indirectamente. Esto fue lo que yo experimenté en aquellas clases con el profesor Paulo Freire:
(…) Ahora, ya nadie educa a nadie, así como tampoco nadie se educa a sí mismo, los hombres se educan en comunión, mediatizados por el mundo. (…) (Pedagogía del oprimido. Siglo XXI de España Editores, S.A. Madrid 1970, pg. 90.)
De ahí la complejidad que tu mencionas a la hora de acordar, evaluar y programar. Una construcción y reconstrucción permanente en toda regla.
Reflexionar sobre el poder de la enseñanza es algo que tienen muy en cuenta los gobiernos. Quizás nosotras como partícipes de la misma no analizamos tanto cómo manipulamos el conocimiento hacia un lado u otro, sabiendo que nada es neutral y sin hacernos la pregunta de qué aspecto de la vida potenciamos con nuestro magisterio y aprendizaje concreto. Dicho más escuetamente a favor de qué o quién/en contra de qué o de quién ejercemos la enseñanza/educación.

"Cuando la educación no es liberadora el sueño del oprimido
es transformarse en opresor".
Los cánones aunque necesarios en la construcción grupal, están inevitablemente llenos de ruido. La pregunta reflexiva anterior con su correspondiente respuesta, aterriza intencionadamente en la burocracia que propicia la doma necesaria. No todo es ruido ni doma naturalmente. Aquí es donde entra el saber discernir hacia dónde sí y hacia donde no, sabiendo que nada ni nadie es absolutamente ruido y doma y nadie es neutral.
La pandemia creo yo que ha sido la explicitación mundial más real sobre el hecho de los y las que podemos participar como protagonistas de la historia y de los y las que no tienen la más mínima opción. El trágico espectáculo mundial está servido para quien lo quiera ver, como tu muy bien dices, con la mirada del alma y poder cambiar la cara de la educación y más concretamente de la escuela.
Arantxa:
Vanessa ¿por qué optaste ser profesora de castellano para brasileños?
Vanessa:
Como te mencionaba antes, estamos en construcción. Fíjate que cuando elegí estudiar filología, pensaba ser profesora de literatura brasileña y portuguesa. Sin embargo, la facultad me posibilitaba elegir más de una formación. Así que elegí estudiar castellano y literatura española e hispanoamericana. Resumiendo la historia, nunca en la vida he trabajado con portugués, sea lengua o literatura. Siempre he sido profesora de castellano. De ahí, que quiera llamar la atención sobre la importancia que tiene el dar opciones a nuestros educandos y educandas. A veces creemos que sabemos lo que queremos, pero en medio del camino algo nos puede sorprender. La verdad es que no me veo como profesora de portugués.
Ser profesora de lengua extranjera significa mucho para mí. Significa presentar a mis educandos y educandas otras realidades, ampliar su visión de mundo, romper estereotipos, porque creo también que conocer otras culturas nos ayuda a aprender sobre nosotros mismos y que aprender sobre nuevas culturas nos hace reflexionar sobre la nuestra. Por eso, me encanta ser profesora de lengua extranjera. Me encanta ver cómo esta cortina se abre delante de nuestros ojos y acompañar este proceso de maduración. En definitiva ser profesora para mí es acompañar el trayecto.
Específicamente ser profesora de lengua castellana fue obra del destino. Tengo familia española y desde siempre me he identificado con este universo que incluso se amplía a toda Hispanoamérica.
Ahora te pido permiso para hacer un pequeño comentario sobre lo que mencionabas antes y que puedes relacionar con todo lo que acabo de contarte sobre mi elección personal de ser profesora. De hecho, con mi formación inicial, podría ser redactora, revisora, traductora pero nunca he dudado que quería ser profesora de lengua.
Está claro que la lengua es un organismo vivo y reflejo de la sociedad en la que vive. Los términos de la misma se van poco a poco ajustando a las necesidades emergentes, hay palabras que se dejan de usar, otras se inventan, otras que estaban olvidadas resurgen, otras las tomamos prestadas… Como hablantes de un idioma, siempre estamos reflexionando cuál es el término adecuado para una determinada situación. Lo elegimos con lupa, aunque algunos crean que es involuntario.
Me gustaría proponer una reflexión sobre el verbo aprender y la preposición que en ocasiones le precede. Uno puede aprender, de o con, aparentemente formas que nos llevarían a un mismo lugar. Sin embargo, esta elección ingenua es muy reveladora. Cuando se aprende de, se presupone que hay un punto de partida desde donde emana el conocimiento. Cuando se aprende con, no se está sólo, el conocimiento se establece conjuntamente y fluye entre los participantes.

Montamos este altar para el día de los muertos. Eduardo (mi marido) hizo la estructura
de madera y colocamos en él los retratos de los “muertos inmortalizados”
que estudiamos en el curso. El tapete rojo de ganchillo lo hizo mi abuela.
Arantxa:
Muy gráfico el ejemplo. En realidad tanto el de como el para (que indica a quién está dirigido) podríamos decir que están implícitos en el con. Existe siempre una comunidad de partida y una comunidad de llegada y es eso lo que el con explicita de manera clara. Esta reflexión alberga esa cualidad pedagógica inherente al conocimiento en la que discernimos que la sabiduría y el conocimiento no son propiedad exclusiva de nadie.
Leer tu respuesta me ha llevado directamente a una frase de Paulo Freire (como no podía ser de otra manera pues estamos en Brasil):
(...) Agora mesmo, no momento exato em que escrevo sobre isto, quer dizer, sobre as relações pensar, fazer, escrever, ler, pensamento, linguagem, realidade, experimento a solidariedade entre esses diversos momentos, a total impossibilidade de separá-los, de dicotomizá-los.(...) (PROFESSORA SIM tia NÃO cartas a quem ousa ensinar. Ed. Olho d’Água. São Paulo 1997, pg. 7).
(...) Ahora mismo, en el mismo momento en que escribo sobre esto, quiero decir, sobre las relaciones pensar, hacer, escribir, leer, pensamiento, lenguaje, realidad, que experimento la solidaridad entre esos diversos momentos, la total imposibilidad de separarlos, de dicotomizarlos. (…)
Teniendo en cuenta la actualidad de la sociedad brasileña ¿qué te gustaría comentarnos? ¿Cuál sigue siendo tu sueño?
Vanessa:
La verdad es que me da mucha pena cuando pienso en lo potente que es la sociedad brasileña y el camino que estamos siguiendo. Veo una sociedad polarizada y eso no me parece nada bueno. Políticamente hablando, no creo que haya un salvador de la patria y, de alguna forma, la gente espera a que llegue alguien que va a ser perfecto y resolverlo todo. Los políticos se aprovechan, como en todas partes, y juegan muy bien a este juego. Así que vence la mejor propaganda.
Te confieso que a veces me alejo de las noticias y me reduzco a mi reducto personal y profesional para protegerme y seguir creyendo en lo que soy capaz de hacer. He tenido experiencias intensas en los últimos años y la verdad es que veo la vida con otros ojos. Tengo una mirada más profunda y más empática que nunca. También creo que eso tiene que ver con los años que colecciono aquí.
Mi sueño es tener sabiduría para poder aprovechar cada momento con la intensidad que se merece y no perder el tiempo con bobadas. Quiero estar con los míos en momentos embebidos en risas y llenos de salud mental y física. Todo lo demás, es consecuencia. Por eso, intento poner las cosas siempre en perspectiva.
Deseo una sociedad que tenga más discernimiento sobre sus elecciones que sea más justa y la educación tiene mucho que ver con todo esto.
Arantxa:
Creo que estamos llamados y llamadas a CRECER, biológicamente, psicológicamente, culturalmente, históricamente, en la educación, en la política, en la estética, en la ética…
(…) Que o saber tem tudo a ver com crescer, tem. Mas é preciso, absolutamente preciso, que o saber de minorias dominantes não proíba, não asfixie, na castre o crescer das imensas maiorias dominadas. (PROFESSORA SIM tia NÃO cartas a quem ousa ensinar. Ed. Olho d’Água. São Paulo 1997, pg. 127).
(...) Que el saber tiene que ver absolutamente con crecer, tiene que ver. Pero es preciso, absolutamente preciso, que el saber de las minorías dominantes no prohíba, no asfixie, no castre el crecer de las inmensas mayorías dominadas.)
Vanessa muy agradecida, un gran abrazo lleno de saudade brasileña.
Vanessa:
Soy yo la que agradezco esta linda oportunidad que me ha ayudado a organizar mis ideas y reflexionar sobre mi práctica pedagógica. Comparto mi e-mail para los que quieran continuar esta conversación: vanessa.ingegneri@gmail.com

Vanessa, Eduardo, Manuela y Enzo.