788 Zenbakia 2025-03-18 / 2025-06-15

Gaiak

Futuro del trabajo y políticas de bienestar en el contexto de las tres transiciones

GOÑI RAZQUIN, Izaskun

En el marco del XIX Congreso de Eusko Ikaskuntza, en la mesa dedicada al futuro del trabajo y las políticas de bienestar, nos enfrentamos a tres grandes desafíos socioeconómicos: la transición demográfica, la transición ecológica y la transición digital. De estas, la transición demográfica destaca por su impacto inmediato, mientras que las otras dos presentan oportunidades y desafíos a medio y largo plazo. Nuestro reto es abordar estos cambios de manera coherente, para asegurar un futuro sostenible y equitativo para el empleo y el bienestar.

El impacto de la transición demográfica

La transición demográfica, caracterizada por el envejecimiento de la población, ya está afectando profundamente las políticas de bienestar. A medida que las personas viven más tiempo, aumenta la demanda de servicios de salud y cuidados a largo plazo, tanto en el sector público como en el privado. El envejecimiento no solo genera una mayor demanda de recursos, sino que también está asociado a la jubilación masiva de profesionales, especialmente en el ámbito sanitario.

Este fenómeno es especialmente relevante en las zonas rurales, donde la prestación de servicios de salud enfrenta desafíos adicionales que debemos integrar en la reflexión, en coherencia con el principio de cohesión territorial que promueve Eusko Ikaskuntza,  requieren políticas públicas adicionales que apoyen a los profesionales de la salud para que trabajen y residan en zonas rurales, asegurando la igualdad de acceso de sus habitantes a los servicios de bienestar.

En este sentido, es fundamental mejorar la productividad económica de nuestra sociedad, para poder financiar el gasto público que demandará esta creciente población envejecida. Para ello, debemos apoyarnos en las otras dos transiciones: la ecológica y la digital.

La transición ecológica: un nuevo horizonte laboral

La transición ecológica ofrece grandes oportunidades en términos de empleo, pero también implica desafíos. Según la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena), en 2022 se contabilizaron 137 millones de empleos en el sector de las energías renovables a nivel mundial, lo que refleja un auge en las industrias verdes. A medida que los países apuestan por la descarbonización y la sostenibilidad, este sector continuará creciendo. De hecho, la Agencia Internacional de Energía estima que para 2030 se crearán 8 millones de empleos en el sector de la energía limpia, mientras que los empleos en los combustibles fósiles disminuirán en 25 millones. Esto se traduce en un aumento neto de 57 millones de empleos, una cifra alentadora pero que conlleva la necesidad de gestionar cuidadosamente la transición.

Uno de los principales desafíos es que, si bien los empleos altamente cualificados en el sector verde, como los ingenieros o los gestores de carbono, suelen estar bien remunerados, lo mismo no ocurre con los trabajos menos cualificados. Sectores como el reciclaje o el transporte de mercancías no siempre ofrecen las mismas condiciones salariales, lo que puede crear desigualdades dentro del propio sector ecológico. Además, la desaparición de empleos en industrias tradicionales, como la del carbón o el petróleo, plantea problemas de relocalización laboral y capacitación.

En Europa, los sindicatos, representados por IndustriAll, han solicitado la creación de un observatorio del impacto en el empleo para monitorear los efectos de las políticas de descarbonización.

La transición ecológica ofrece grandes oportunidades en términos de empleo, pero también implica desafíos.

La transición digital: automatización y nuevos empleos

La transición digital es otra de las fuerzas que está remodelando el mercado laboral. La digitalización, impulsada por tecnologías como la inteligencia artificial y la automatización, está creando nuevos empleos, pero también está desplazando otros. Las industrias tecnológicas están demandando habilidades altamente especializadas, como desarrolladores de software, expertos en ciberseguridad e ingenieros de robótica. Sin embargo, la automatización también está reemplazando empleos rutinarios y manuales, lo que genera preocupaciones sobre el futuro de los trabajadores menos cualificados.

La OCDE advierte que, si bien la digitalización ofrece oportunidades para mejorar la productividad, es crucial que los gobiernos implementen políticas de capacitación continua para que los trabajadores puedan adaptarse a las nuevas demandas del mercado laboral. La brecha digital también representa un desafío, ya que las zonas más remotas o con menos recursos corren el riesgo de quedar rezagadas en la carrera hacia la digitalización.

Sin embargo, una de las ventajas clave de la digitalización es su impacto positivo en la salud de los trabajadores. La sustitución de tareas repetitivas, peligrosas o físicamente exigentes por sistemas automatizados no solo aumenta la eficiencia, sino que también contribuye a la mejora de la salud laboral. A largo plazo, esto implica que los trabajadores se enfrentarán a menores riesgos de lesiones y a un desgaste físico menos pronunciado. Como resultado, se espera una reducción de las bajas laborales durante su vida activa y una mejor salud en la etapa posterior a la jubilación.

Este impacto positivo de la digitalización no solo tiene beneficios económicos —al reducir los costos asociados a las bajas laborales y mejorar la productividad—, sino que también ayuda a construir una población más saludable y capacitada para enfrentar los retos futuros.

En este contexto, las empresas y los gobiernos deben colaborar para asegurar una transición justa hacia la economía digital. Las políticas deben centrarse en la capacitación y en la redistribución de los beneficios de la digitalización, de modo que toda la población, independientemente de su ubicación o nivel educativo, pueda beneficiarse.

Conclusión: la necesidad de una visión integral

Para enfrentar los retos que suponen las tres transiciones —demográfica, ecológica y digital— es fundamental adoptar una visión integral que permita mitigar los impactos negativos y maximizar las oportunidades. La creación de un observatorio del impacto de las transiciones en Euskal Herria podría ser un paso importante hacia la gestión eficaz de estas transformaciones desde las distintas administraciones que conforman nuestro país. Dicho observatorio no solo serviría para medir el impacto de la transición ecológica en el empleo, sino también para evaluar el efecto de la digitalización y del envejecimiento de la población en el bienestar social.

Además, este observatorio podría tener un impacto significativo en la eurorregión, promoviendo la cohesión social y territorial en un momento en que los cambios globales están desafiando los modelos tradicionales de trabajo y bienestar. Eusko Ikaskuntza, con su compromiso hacia la cohesión social y la cohesión territorial, está en una posición ideal para liderar este tipo de iniciativas y contribuir a un futuro más equitativo y sostenible.


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