Archivos musicales en Euskalerria Archivos musicales en Euskalerria Jon Bagüés La música occidental fue concibiendo a lo largo de la edad media una escritura compleja y propia que le permitiera fijar la altura y duración de los sonidos de las diversas obras creadas por los que habrían de llamarse los compositores en música. Esta escritura, realizada en distintos soportes y presentaciones, desde el pergamino al papel y modernamente al ordenador, en forma de partitura de dirección, partes, guiones, etc., ha generado una documentación inmensa en nuestra cultura occidental. Por otra parte la música necesita casi siempre el concurso del intérprete para servir al público la música contenida en esas partituras, lo que ha generado unas estructuras humanas, primero en el ámbito religioso y más tarde en el civil, tanto profesionales como aficionadas. Son las Capillas de Música de las iglesias, las Orquestas, Bandas, Coros, Teatros, etc. La documentación generada por estas estructuras musicales ha sido conservada y organizada en los archivos musicales. Los archivos musicales religiosos No hemos tenido mucha suerte con la preservación de los archivos religiosos en Euskal Herria. Sin grandes núcleos urbanos, solamente Pamplona y Bayona dispusieron de catedral en el Antiguo Régimen. La catedral significaba mayores posibilidades de efectivos musicales, y así lo muestra el rico archivo musical de la catedral de Pamplona que afortunadamente se conserva. Nada sabemos de la importancia que tenía la música en la de Bayona. Bilbao, Vitoria y San Sebastián han de esperar hasta el siglo XIX para tener catedral con lo que la música religiosa estaba al cargo de unas Capillas musicales de alcance más modesto. Poco han conservado Bilbao y San Sebastián y no así Vitoria que conserva un rico archivo con música desde el renacimiento tardío hasta nuestros días. Los monasterios y conventos tuvieron, en lo que sabemos, unos comportamientos desiguales en cuanto al cultivo de la música. Todo pareceindicar que fue la orden franciscana la que propició un mayor desarrollo, sobre todo en los conventos de San Mamés de Bilbao (documentación hoy perdida) y Aránzazu que conserva un rico archivo, fundamentalmente de música barroca. Los archivos musicales civiles El siglo XVIII significa para el País Vasco el despertar a la modernidad cultural. En música se escuchan por vez primera óperas y sinfonías, logrando reunir la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País un archivo musical sinfónico importante hoy también perdido. El nefasto bélico siglo XIX hace esperar la aparición de entidades musicales generadoras de archivos. Surgen así en el último tercio del siglo las bandas, los orfeones. El Orfeón Pamplonés, la Sociedad Coral de Bilbao o el Orfeón Donostiarra son algunas de las entidades corales que desarrollan unos importantes archivos musicales. Las bandas, sin embargo, con unos materiales frágiles por su uso al aire libre, han tenido unos archivos musicales de conservación más irregular. Es en este siglo cuando las orquestas han podido desarrollar una cierta actividad regular. Los problemas en cuanto a funcionamiento tienen su clara consecuencia en unos archivos poco definidos. Pocos teatros han podido subsistir el paso de los tiempos, con lo que se ha perdido mucha documentación musical en el terreno lírico. Lo mismo ocurre con agrupaciones creadas en este siglo para amenizar las veladas de casinos y cafés. La documentación que se conserva, muchas veces fragmentaria, se conserva ahora en bibliotecas y otros centros documentales. Los archivos personales La débil historia de la imprenta musical en Euskal Herria es un importante factor a tener en cuenta a la hora de valorar los archivos personales de los compositores. La mayor parte de su producción artística solamente se conserva en las partituras manuscritas originales o en copias de copistas profesionales. Pocos compositores vascos han sido objeto de un archivo público al estilo del de Manuel de Falla, en Granada,Erik Satie en Paris, o Benjamin Britten en Aldenburgh. El Archivo del P. Donostia, en Lekaroz, es el más importante, gracias a los desvelos del P. Jorge de Riezu. El Archivo del P. Otaño, en Loyola, contiene importante documentación. Son casos aislados. Los archivos personales de los compositores vascos quedan, en el mejor de los casos, recogidos en las bibliotecas de conservatorios y centros documentales como el Archivo Municipal de Pamplona (P. Sarasate), el de Loyola, el de Belloc (J. Urteaga) y principalmente ERESBIL (25 archivos de compositores). Los archivos audiovisuales El siglo XX ha producido con respecto a la música una revolución técnica sin parangón en siglos pasados. La posibilidad de la música grabada, la creación de instrumentos electrónicos y la tecnología digital ha dado un vuelco también a la documentación musical. Surgieron así los archivos sonoros, principalmente en emisoras de radio y más adelante en las compañías discográficas. Desgraciadamente las emisoras de radio (algunas de ellas datan de los años veinte) no han dado una dimensión patrimonial a sus archivos. Muy poco es lo que se conserva de documentación sonora original en las radios, que se limitan en general a gestionar la fonoteca de uso para los programas radiofónicos. Ultimamente la desaparición de las colecciones de discos de vinilo ante los modernos soportes digitales, está producioendo cesiones y cambios de depósito de colecciones fonográficas con vistas a su preservación documental. En el caso de las casas discográficas, en general de tamaño reducido y difícil historial, con absorciones y rápidas desapariciones, es poco lo que sabemos de sus propios archivos. Depósitos de archivos La existencia de instituciones de documentación ha posibilitado la conservación de archivos tanto personales como de instituciones musicales que de otra manera se hubieran perdido. La Catedral de Pamplona acoge en su archivo musical otros archivos personales de músicos vinculados a la propia capilla musical.Algo parecido sucede con el archivo P. Otaño en Loyola que acoge en este momento fondos de compositores y colegios jesuitas. Las bibliotecas de los conservatorios recogen por su parte fondos personales de compositores e intérpretes vinculados a su historia o a la historia de la respectiva localidad. La Escuela de música de Getxo tiene el archivo Andrés Isasi; el Conservatorio de Vitoria varios fondos como los de Dimás Sotés, José Rada; el Conservatorio de Donostia los archivos de la Banda Municipal, de la Orquesta del Casino entre otros. En 1974 surge en Rentería ERESBIL dedicado a recoger y difundir principalmente la obra de los compositores vascos. En estos veinticinco años tiene entre sus fondos más de setenta fondos documentales, entre los que sobresalen los archivos personales de 25 compositores, 7 coros, 15 intérpretes o 5 colecciones y archivos sonoros. La situación actual es, pues, esperanzadora en el sentido de que nunca los archivos musicales habían tenido como hasta ahora la posibilidad de conservarse aun en el caso de que desapareciera la entidad generadora de documentación. Justo es decir que mucha es la labor y pocos los medios, pero aun así tenemos la posibilidad de preservar la memoria musical de este siglo que está a punto de dar el relevo a uno nuevo que tendrá un importante reto ante la elección de soportes documentales. Jon Bagüés, Técnico de Eresbil
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