557 Zenbakia 2010-12-03 / 2010-12-10
Paseando hace unos años por la parte vieja de Bilbao me encontré con la plaza Miguel de Unamuno, cercana al lugar donde nació. Era ya de noche y no podía ver el busto en su memoria, pues es muy pequeño y puesto a una altura tal, para que algunos de sus conciudadanos no lo vuelvan a tirar a la ría, donde ha ido a parar más de una vez. Pese a ello, Don Miguel sigue siendo un hombre poderoso y lleno de contradicciones a pesar de los años pasados. Sigue buscando la verdad por medio de sus contradicciones y paradojas, cosa que mucha gente de su pueblo sigue sin entender, pero que nos hace repensar en los días actuales todos los temas que aborda, política, religión o cualquier asunto que analice con su enorme capacidad reflexiva, pese al tiempo trascurrido.
Desde sus primeros escritos en los últimos diez años del siglo XIX, todo el XX y los diez primeros del XXI sigue presente, por lo menos aquí, en Chile.
Buscaba en estos días una carta escrita por Unamuno a Ross, joven escritor chileno en el año 1905, donde Don Miguel utiliza una frase muy mencionada por estas tierras sobre la creación de la República de Chile, que este año cumplió los doscientos años. Esta frase ya repetida, se ha ido deformando con el tiempo, del sentido que Unamuno le dio y es por eso que buscaba el original que está en una tesis de doctorado.1
Unamuno ha estado presente en la formación escolar secundaria chilena desde hace muchos años, como cabeza de la generación del 98 por lo que su influencia permanece en mucha gente, los ejemplos son numerosos en diferentes épocas:
Una nota que escribe Lucila Godoy Alcayaga, Gabriela Mistral, en Montpellier, agosto de 1927, muchos años antes de recibir el premio Nobel en referencia al exilio de cinco años de Unamuno:
“Los que le queremos con cariño aupado en reverencia, hemos callado con no sé qué pueril certidumbre de que un hombre unamunesco no se muere fácilmente, porque contiene metales y cauchos en que la muerte tiene para rato. Pues bien, puede morírsenos en estúpido trance de destierro nuestro viejo amado, y entonces vendrán los desagravios y los reproches de velación de difuntos.”
Mural pintado por Fernando Daza, dedicado a Gabriela Mistral, a los pies del Cerro Santa.Lucía en la Alameda de Santiago.
Guillermo Blanco, fue galardonado con el Premio Nacional de Periodismo en 1999, por sus escritos, ensayos y crónicas.
“Miguel de Unamuno, Un abuelo singular2
Poeta, novelista, profesor y filósofo, a Miguel de Unamuno le gustaba decir que él no era ‘ni literato ni humanista. Yo soy un hombre de humanidad...’ y realmente, además de su valor intelectual en sí, Unamuno es una figura que perdura por la fuerza de su personalidad, su amor a España, su capacidad de dureza en la polémica y su disposición a estar ‘contra esto y aquello’.
En este libro de reciente aparición, Guillermo Blanco, gran admirador de Unamuno, ha escogido acercarse al personaje por una vertiente muy distinta: el recuerdo de su nieto mayor, Miguel Quiroga Unamuno, huérfano a temprana edad de madre, quien fue muy cercano al escritor. Él relata facetas entrañables del león que fue su abuelo. Precisamente el título del libro alude a una foto en que aparece el escritor ‘sin gafas’ y rodeado de cuatro nietos y con una expresión amable en su mirada.
Estos recuerdos y anécdotas familiares se combinan con un estudio de la postura de Unamuno durante la Guerra Civil española, en la cual decidió estar contra nacionales y republicanos, ‘los hunos y los hotros, que descuartizaban a España’, como escribió.
Jorge Edwards, escritor, crítico literario, periodista y diplomático chileno. Premio nacional de Literatura 1994, premio Cervantes 1999.
Foto: Pedro Oyanguren.
Los episodios recogidos en el libro culminan con el famoso 12 de octubre de 1936, cuando el escritor vasco y el general Millán Astray se enfrentaron en la Universidad de Salamanca con violentas expresiones que han hecho historia (‘Muera la inteligencia’, ‘Venceréis, pero no convenceréis’). El libro relata también la muerte de Unamuno (diciembre de 1936) y recoge momentos cruciales de su vida; por ejemplo, cuando fue relegado durante la dictadura del general Primo de Rivera y su posterior fuga al país vasco francés.
Otro capítulo está dedicado a la entrevista del escritor con Nikos Kazantzakis en ese mismo año 1936. ‘Ese terrible viejo puercoespín’, decía el griego de su interlocutor.
Se recogen también algunas célebres paradojas de Unamuno y apuntes para el último libro, que nunca llegó a escribir realmente. Dice Guillermo Blanco: ‘Será un libro-no-libro parido desde esta nueva soledad, en cuyo título querrá simbolizar la angustia estéril que lo aísla: El resentimiento trágico de la vida (Notas sobre la Revolución y Guerra Civil españolas)’.
El libro no pretende ser una biografía de Unamuno ni un completo estudio de su pensamiento. Más bien, ahondar en la humanidad del personaje, aportando nuevos datos de familia a su retrato.”
“Durante el acto celebrado la noche de este jueves en la residencia de la Embajada de España en Chile, Edwards recordó que su admiración por la literatura hispana arrancó cuando, a los quince, comenzó a leer en el Colegio San Ignacio a Azorín, y luego a Miguel de Unamuno, intelectual profundamente crítico con los jesuitas, de quien el novelista chileno se declaró ‘un admirador apasionado, casi fanático’.
Precisamente dos figuras tan antitéticas como Unamuno y el sacerdote jesuita Alberto Hurtado, profesor de Edwards y quien en 2005 se convirtió en el primer santo chileno, fueron las dos referencias fundamentales en la formación del joven Edwards, confesó el escritor.
‘Miguel de Unamuno me enseñó esa cosa tan española que ha sido la libertad intelectual, la discrepancia, la disidencia, y Alberto Hurtado (Cruchaga y Larrain) me enseñó a mirar el lado miserable de la vida chilena de mi tiempo’, relató el autor de Persona non grata”.
Vemos con esto como Unamuno sigue teniendo influencia tanto en los intelectuales chilenos como en el resto de los mortales. Pese a su acendrado españolismo, nunca dejó de ser vasco por sus diez y seis costados, como otra de sus tantas paradojas3 vitales.
¿Cuál sería su visión de la Guerra Civil Española si no hubiese muerto al principio de ella, sino luego de que hubiese terminado la post-guerra?...Pienso que su análisis hubiese sido demoledor para los vencedores, como lo fue con Millán Astray y hubiese terminado exilado como tantos otros a quienes pudimos alcanzar a conocer por estas tierras de América.
1 Patricia Arancibia Clavel, La Imagen de América y Chile en Unamuno. Junio de 1985.
2 Unamuno: El león sin sus gafas- Editorial Andrés Bello, 2003, 191 páginas.
3 RAE entiende por paradoja: Idea extraña u opuesta a la común opinión y al sentir de las personas. Aserción inverosímil o absurda, que se presenta con apariencias de verdadera. Figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones o frases que envuelven contradicción.