Actividad turística en la Costa Vasca Actividad turística en la Costa Vasca: características, obstáculos y oportunidades F. Javier Blanco Parece fuera de toda duda que, con independencia de las presiones y amenazas demográficas y ambientales que se ciernen sobre las costas de la Unión Europea, la actividad turística alejada de enfoques de sostenibilidad pueda seguir contribuyendo a deteriorar aún más el capital natural y ambiental de dichas zonas. Un fenómeno que se anuncia especialmente comprometido para la región mediterránea. Este previsible deterioro del patrimonio natural costero supondrá, a su vez, un enorme obstáculo para el propio desarrollo de la actividad turística. Pese a la alta densidad de población existente en el País Vasco y, en particular en alguna de sus localidades costeras ( cerca de un 20% de la población vasca reside en la franja costera o, lo que es igual, en un 13% de la superficie total de la Comunidad Autónoma), el País Vasco es un destino de reducida oferta de alojamiento turístico, realidad acrecentada en el espacio geográfico costero (6.100 plazas hoteleras, 300 plazas de agroturismo y 9.000 plazas de campings, en datos de 1.998). En términos comparativos, si en el conjunto de Euskadi se dispone de 16 plazas de alojamiento por cada 1.000 habitantes, en Comunidades autónomas próximas, como el Principado de Asturias, se llega a las 43 plazas, ratio que se dispara notablemente en destinos de diferente magnitud como, por ejemplo, en las Islas Baleares uno de los paradigmas del "sol y playa" donde se registran 489 plazas de alojamiento por cada 1.000 habitantes. Si atendemos al número de plazas de alojamiento por kilómetro cuadrado, observamos cómo también el País Vasco presenta un índice realmente bajo de presión hotelera sobre el territorio, con 4 plazas de alojamiento por kilómetro cuadrado,es decir, la mitad, por ejemplo, del índice registrado en la vecina Comunidad de Cantabria. Resulta casi obvio recordar que la ya dilatada y orgullosahistoria del turismo vasco está ligada muy estrechamente, en sus orígenes, al fenómeno del balnearismo en un principio, y a los denominados "baños de ola", poco después. Las largas estancias veraniegas en torno a un mar con propiedades terapéuticas como elemento central de atracción de numerosos viajeros modelaron, sin duda, pueblos, actividades y costumbres. Prueba de la pujanza del turismo vasco en el pasado siglo y en el primer tercio del actual es el número de hoteles en Donostia San Sebastián, que ya registraba hace setenta años nueve hoteles más que en la actualidad, fenómeno extensible a otras localidades costeras, especialmente guipuzcoanas. Bien es cierto que esta reducida oferta de alojamiento hoy existente, más notoria en los meses punta del verano, se complementa con una considerable oferta de segundas residencias y viviendas turísticas vacacionales de alquiler (estimamos en 25.000 el número de viviendas secundarias y de alquiler turístico que existen actualmente en la C.A.P.V.), lo que provoca un mayor movimiento en el sector turístico del que se deduce "prima facie" de las estadísticas oficiales de movimiento turístico basadas exclusivamente, hasta ahora, en los establecimientos hoteleros. A este turismo con fuerte carga residencial se añade en torno a la costa vasca un muy apreciable fenómeno excursionista de naturaleza eminentemente endógena, que se proyecta desde el Bilbao metropolitano a las playas y localidades costeras vizcaínas y desde las localidades del interior del territorio guipuzcoano a las playas y a la ciudad de Donostia San Sebastián. El segmento estratégico de "costa", como forma diferenciada del más genérico y tradicional de "sol y playa", continúa presentando un fuerte atractivo en el mercado de viajes mundial, pese a vislumbrarse su progresivo aunque lento debilitamiento en favor de otros segmentos y productos. La mayor consideración que paulatinamente presentan las vacaciones activas, así como la influencia positiva de la diversificaciónde opciones de ocio en este segmento de costa, refuerza la posición competitiva del País Vasco para el inmediato futuro si organiza, estructura y distribuye correctamente sus productos. Ya hoy el peso económico del segmento de costa dentro del conjunto del sector turístico vasco no resulta nada desdeñable ( estimamos en aproximadamente 50.000 millones de pesetas los ingresos totales turísticos, en cifras de 1994, según las "Tablas input output del turismo vasco" elaboradas por el Departamento de Turismo del Gobierno vasco). La muy positiva aceptación del "paisaje" como se desprende invariablemente de todas las investigaciones realizadas en los últimos años sobre la demanda turística vasca , entendido como aspecto visible y perceptible del espacio, en el que se integran otros aspectos más definidos como "naturaleza", "entorno rural", pero también "playas" y "costa", aventura un vasto campo de trabajo y claras oportunidades para aquellos productos que se estructuren y asocien a la marca común "costa vasca" que, con independencia de algunas acciones aisladas de promoción e imagen propiciadas por entidades territoriales en algunas ferias de turismo, no se encuentra hasta el momento debidamente estudiada en su diseño o en su posición en los mercados. El País Vasco cuenta con numerosos recursos turísticos de alto valor, también dentro de los asociados a la costa. Así, determinados espacios naturales de interés, recursos paisajísticos o recreativo deportivos, etc.., pero esta buena condición de la materia prima turística no se corresponde, hoy por hoy, con el nivel de productos introducidos en el mercado, pese a reconocer la indudable evolución positiva constatada desde los primeros años de la presente década, donde al nacimiento de nuevas empresas receptivas se han venido uniendo interesantes iniciativas públicas en los ámbito local y comarcal (Getxo, Bidasoa, Donostia San Sebastián, Zarautz, Lea Artibai, entre otros muchos ejemplos de buenas prácticas) y, consiguientemente,diseño y programación de nuevas actividades en el entorno costero ( piragüismo, submarinismo, surf, wind surf, vela, parapente, ala delta, rutas y excursiones marítimas, etc....) . Sin embargo, la escasa oferta de alojamiento hotelero especialmente de pequeños establecimiento singulares bien integrados en los cascos urbanos de las localidades costeras o en el medio próximo ; el todavía incipiente proceso de afloramiento de viviendas turísticas vacacionales de alquiler ; la fuerte competencia de otros destinos costeros cercanos del Cantábrico y del propio País Vasco francés ; la todavía débil inversión privada en estructuras turísticas ; el insuficiente impulso en favor de la actividad turística desde algunos municipios costeros con potenciales ventajas para competir ; los problemas en la calidad de las aguas , en los sistemas de saneamiento y en la saturación cada vez menos episódica de algunas playas ; las dificultades de accesibilidad a algunos núcleos costeros (carreteras y aparcamientos) ; la insuficiente infraestructura existente para la navegación deportiva o, incluso, la climatología adversa que acorta la ya estrecha temporada de baños, son algunos ejemplos de factores que, en nuestra opinión, no favorecen precisamente el claro despegue del turismo de costa en Euskadi. La necesidad de ofrecer respuestas correctas y concretas en torno al crecimiento de esta actividad desde parámetros de sostenibilidad y responsabilidad compartida, en lo ambiental, social y económico, que contribuya a mejorar el empleo y la calidad de vida de la población local, pone de manifiesto la importancia capital de los instrumentos y herramientas de ordenación y planificación de estas áreas costeras y de la actividad turística desarrollada en las mismas, una de las grandes asignaturas pendientes de nuestro turismo. Este es el momento para que las comarcas y el conjunto de agentes públicos y privados de las mismas acierten en el diseño y organización global de su destino, combinando enel caso del turismo de costa la actividad propia asociada al mar y a las playas con el entorno urbano y su área de influencia, con el objetivo de ofrecer una satisfactoria experiencia a los potenciales clientes del destino, que genere fidelización, y nuevos ingresos que impulsen decididamente el desarrollo local. Además del camino que se recorre día a día con el trabajo de todos los implicados en la compleja y heterogénea actividad del turismo, el enfoque para una acción amplia, responsable y eficiente que se debe impulsar más pronto que tarde y sostener desde instrumentos propios como el "Plan Territorial Sectorial de Ordenación de Recursos Turístico de Euskadi" previsto en la Ley de Ordenación del Turismo de 1994, y los consiguientes "Planes Estratégicos Comarcales" , o como un nuevo y necesario instrumento estratégico para la promoción/comercialización, abre nuevos retos y oportunidades para seguir avanzando entre todos. F. Javier Blanco Herranz, Letrado del Parlamento Vasco y Ex viceconsejero de Turismo del Gobierno Vasco
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