281 Zenbakia 2004-12-17 / 2004-12-24
En esta tarde de diciembre en que mi libro de más edad cumple los veinticinco años, me he puesto delante del ordenador, para dedicarle un rato a esta efeméride y, además, para escribir unas líneas acerca de uno de los vascófilos más importantes que ha dado el pueblo de Mondragón. Porque, de hecho, mis dos objetivos tienen el mismo protagonista: Sebero Altube.
Portada del libro “Sebero Altube”. Se han cumplido ciento veinticinco años desde que nació Altube y ya que esta fecha ha pasado desapercibida para la mayoría, antes de que termine el año he querido hacer un pequeño recordatorio de nuestro personaje, vascófilo y patriota. Además, en este mes de Diciembre se cumple también un cuarto de siglo que Euskaltzaindia celebrara en Mondragón su Congreso dedicado a Altube, y todo ello bien merece este pequeño escrito.
“Sebero Altube”, mi biografía sobre el mondragonés la presenté el día de San Nicólas– pronunciado con el tilde característico arrasatearra- el 6 de diciembre de 1979, en el Ayuntamiento de Mondragón. Precisamente fue un adelanto de lo que la Real Academia de la Lengua Vasca, entre el 20 y 23 del mismo mes, organizaría en su IX Congreso. La verdad es que aquel año lo dedicó Euskaltzaindia a Altube, y el programa de actos se inició el 27 de agosto en Gernika. Aquel día, tras reunión ordinaria de los académicos, se llevó a cabo un acto en la Casa de Juntas en la que tomaron la palabra Luis Mitxelena, Juan San Martín, José Antonio Arana Martija y el firmante de estas líneas. Y al finalizar aquel acto, nos dirigimos al cementerio local para depositar un ramo de flores en el panteón de Sebero Altube.
Pero, como ha quedado dicho, la parte más importante del programa se desarrolló alrededor del IX Congreso en Mondragón. Fui nombrado vicesecretario de organización y tuve la suerte de trabajar durante unos meses a las órdenes de José Luis Lizundia, preparando un evento que despertó la ilusión en muchos de nosotros. Presentación del libro el 6 de diciembre de 1979, en el Ayuntamiento de Mondragón.
Y aunque tuvimos que esforzarnos para que el programa quedara completo, no creo que el IX Congreso pase en posición privilegiada a la historia de los Congresos de Euskaltzaindia, ya que los elementos jugaron muy en nuestra contra y no se cumplieron ni los cálculos más modestos. Por un lado, la nieve caída aquellos días cerró las carreteras al tráfico; y por otro, la Universidad del País Vasco estaba inmersa en proceso de elecciones. Por lo que las condiciones metereológicas y el ambiente enrarecido de la Universidad hicieron que la participación y, en gran medida, el contenido del Congreso se vieran reducidos.
Con la perspectiva que me da el tiempo y guiado por la experiencia de los años, he llegado a pensar si aquel Congreso no fue organizado sin muchas ganas por parte de Euskaltzaindia. Las mismas palabras de bienvenida del entonces Presidente de la Real Academia Luis Villasante reflejan algo no muy normal: “Hablando de Altube, he de añadir otra cosa, para hacer frente a los rumores que han corrido: preparándole un homenaje a Altube, por una parte, y por otra dándole una patada...” Así se expresaba el presidente y más tarde, luego de sentenciar que aunque las teorías de Altube estuvieran superadas los avances eran debidos a aquél, volvía a señalar: “Nuestra postura, por lo tanto, es clara: nada de ídolos”.
Portada del programa del IX Congreso de Euskaltzaindia. Villasante había pronunciado la palabra “ídolo”. Sucedió que, motivado porque quien iba a volver a ser la estrella de un nuevo Congreso de Euskaltzaindia – Luis Mitxelena- estaba en medio de un rifirrafe en la Universidad del Pais Vasco, los académicos creyeron oportuno hacer público un comunicado a favor del renteriano, quien propuesto para Vicerrector había dimitido antes de las elecciones. En el escrito se decía que Euskaltzaindia se solidarizaba con “quien había mostrado una actitud fiel e incuestionable para con el Pueblo Vasco”.
También las palabras en el acto inaugural del entonces alcalde de Mondragón José Antonio Ardanza dejaron perplejos a más de uno de los presentes. “Hace unos días leíamos en un periódico que al euskara lo salvará la política. Yo no estoy del todo de acuerdo, ya que preferiría decir que al euskara lo salvará la política vasca, y nadie más” En opinión de muchos, aquella declaración no había sido escrita por el alcalde.
Aún no hemos dicho que aquel Congreso fue dedicado a la sintaxis vasca. Y merece la pena resaltar que en aquellos días, al lado de los maestros consagrados comenzó a despuntar una nueva generación de investigadores. De esta manera, y aunque por las razones ya mencionadas el número de participantes en el Congreso fue reducido, fueron muy aplaudidas las ponencias de jóvenes como Miren Azkarate, Patxi Goenega, Adolfo Arejita e Ibon Sarasola. Ya que mencionamos las ponencias, confesar que todos los intervinientes excepto uno cumplieron con las normas que se habían establecido para presentación de trabajos. Esa excepción fue Alfonso Irigoyen, quien no aportó el suyo hasta última hora y los organizadores nos las vimos y nos las deseamos para sacar copias para repartir.
En el último día del IX Congreso, el presidente Luis Villasante leyó una Declaración, firmada por los académicos de número presentes. En el escrito se subrayaban los siguientes apartados: se consideraban un gran paso adelante los trabajos presentados; se comprometía Euskaltzaindia a promover grupos de trabajos sobre sintaxis; y la Real Academia se ofrecía como coordinador para todos las cuestiones que alrededor de la lengua vasca se suscitaran en adelante. Inauguración del IX Congreso. Amatiño, Haritshelhar, Ardanza, Villasante, Satrustegi. Las sesiones del Congreso se llevaron a cabo en la Escuela Politécnica de Mondragón, aunque tuvieron lugar otros actos extra académicos. Así, el 22 de diciembre, por la tarde, se procedió en el transcurso de un festival infantil a la entrega de premios del concurso literario Sebero Altube. Aquella tarde-noche, en el cine Gurea, tuvo lugar un concierto con la intervención conjunta de la Coral Andra Mari de Gernika y la Orquesta de Arrasate Musical. Interpretaron obras de Sebero Altube y otros compositores vascos. Al día siguiente, domingo, tras la sesión abierta de Euskaltzaindia en el Polideportivo de Mondragón, dio comienzo, mañana y tarde, el Campeonato de Euskal Herria de Bersolaris.