104 Zenbakia 2000-12-22 / 2001-01-05

Gaiak

Profesión secretario

SAENZ DE URTURI, Isidro

Profesión secretario Profesión secretario Isidro Saenz de Urturi Los ayuntamientos de la montaña alavesa estaban muy escasamente poblados, pocos superaban los cuatrocientos habitantes y en otros no llegan al centenar. Como eran pequeños y de pocos recursos con un secretario cubrían varios ayuntamientos. Estas plazas estaban siempre vacantes, por lo cual a la convocatoria contestaban poniendo las bases y condiciones que les suponían unos ingresos adicionales. Los ediles o justicias como se les conocía, trabajaban pensando en el bienestar del pueblo aunque les supusiera hacer cosas extra y no estipuladas por la ley. Si en la iglesia había órgano o harmonio debía saber música y saberlo tocar. Dar clases de música, tocar los festivos, vísperas y funerales. En pequeños ayuntamientos encontramos bandas municipales unas de viento y otras de cuerda. Se forman pequeñas bandas municipales como en Bernedo, Lagrán, Santa Cruz de Campezo Maeztu, Peñacerrada, etc. Esta última era de cuerda y llegó a tener cincuenta componentes. También se formaban pequeños grupos de tres a cinco componentes: eran éstos la mayoría de cuerda formados por algunos antiguos componentes de bandas desaparecidas y otros compuestos por acordeón, batería y saxofón o trompeta. Muchos de estos grupos siguieron funcionando hasta que vino la emigración a la ciudad. La vida de estas bandas era efímera. Cuando el secretario fallecía o dejaba el puesto, al ser la mayoría interinos, la banda duraba poco al no tener sustituto. La única que duró fue la de Santa Cruz de Campezo, pero esta tenía Director. En las clases de música podían entrar con diez años. Las clases o ensayos eran dos o tres días por semana. Los instrumentos musicales los compraba el ayuntamiento. Si la banda tocaba fuera del ayuntamiento cobraban a los mozos que la contrataban, repartiendo el dinero según tenían estipulado. El que más cobraba era el Director. El ayuntamiento retenía parte del dinero para comprar instrumentos. Los que aprendieron atocar algún instrumento musical se fueron voluntarios a las bandas militares; otros formaron parte en bandas de capital alternando con el puesto en la fábrica o en otros trabajos. Otros secretarios daban clases a adultos desde Noviembre hasta la semana anterior al domingo de Ramos, llamada semana de pasión. Las clases eran nocturnas para adultos varones de mas de quince años y para asistir a ellas tenían que saber las cuatro reglas y gramática, pues en caso contrario debían ir a las clases de adultos que daba en la escuela el Maestro. Las clases se daban en los locales del ayuntamiento, lo mismo que las de música. El ayuntamiento corría con los gastos de luz, petróleo o leña. Por los años 20 se puso la luz eléctrica en varios pueblos. El motivo por el cual empezaban las clases en Noviembre era la pasa de las palomas (en la montaña la mayoría eran cazadores) y la siembra de temprano (cereal). Las clases las pagaba el ayuntamiento según acuerdo. Si algún adulto daba más clases de lo estipulado lo pagaba la familia por lo general en especie. Esto sucedía cuando alguien despuntaba. Gracias al buen hacer de los rectores de los pequeños municipios, tenían hombres de cultura. Muchos de estos ocuparon puestos relevantes. MAESTRO MUNICIPAL O DE FUNDACION Muchos pueblos de la montaña alavesa preocupados por el saber de sus hijos contrataban maestros. En otros pueblos tienen escuela de fundación patrocinados por algún hijo del pueblo que emigró a América, que hizo fortuna, dejando unas rentas o fincas para pagar al maestro. La mayoría de los maestros eran de la provincia, pocos eran de lejos. El concejo o ayuntamiento los contrataba por temporada, les proporcionaba vivienda si eran casados. A los solteros hospedaje. Lo hacían por renque (de casa en casa), pero la mayoría se quedaban fijos en una casa de patrona. En algunos pueblos grandes contrataban maestra para las niñas. Esta, aparte de enseñarles a leer y escribir tenía que dar las clases de costura y bordado. La escuela solíaestar en una sala del ayuntamiento o concejo. Estos locales se mantienen aun cuando pasaron posteriormente a escuelas nacionales. La mayoría de las nuevas escuelas públicas de la montaña se construyen en el período de la República. Las escuelas de Fundación solían tener edificio propio. Casi todas han acabado en ruinas. Para acceder a la plaza, tenían que hacer un examen. En algunas plazas se presentaban varios maestros. En los pueblos pequeños las escuelas eran mixtas. Los examinadores eran el cura, el secretario, el alcalde y otra persona de la Junta. Estos dos últimos a veces no saben leer ni escribir. Es curiosa el acta que levanta el secretario de una villa: entre otras cosas manda poner por orden del alcalde: "lo que nosotros no sabemos, que aprendan nuestros hijos". Las rentas que cobraba el maestro eran en especie. Por cada niño un celemín de trigo, una cantidad de dinero, media foguera, una huerta y exento de veredas. Los concejos y ayuntamientos se preocupan de la enseñanza y si el maestro no responde a lo esperado lo cambian. El concejo pone sanciones a los padres que no mandan a los hijos a la escuela por causa justificada; las sanciones se pagan en especie. Si miramos la contrata de los pastores, en muchos pueblos pequeños hay una diferencia grande de pago en grano, más que el maestro. Otra diferencia se nota en la casa vivienda del maestro, casi ninguna tenía cuadra, sólo un pequeño corral para gallinas. La del pastor cuadra y un pequeño pajar. No es extraño que en algunos casos el maestro se presente al concurso de pastor. A principios del siglo XX, por los años veinte, un maestro de una fundación se hace pastor, donde continuó hasta que lo dejó por viejo. Comentaba que de maestro no ganaba para comer. Fue uno de los mejores pastores de la Sierra Brava de Badaya. La gente mayor de la zona aún lo recuerda. Lo quisieron contratar otros concejos de pastor. Para que no se marchase del pueblo le arreglaron la vivienda, le dieron foguera entera a pie de casa,huerta, le sembraban dos fanegas de tierra, labradas y sembradas de vereda, 30 fanegas de trigo, 200 ptas. anuales, un zamarro y unas botas, 20 fanegas de menuncias, y podía tener dos cerdos y unas cabras. Para poder subsistir muchos compaginaban el oficio de maestro con el de sacristán y se contrataban para relojeros públicos. Algunos hacían de secretario de concejo, con lo que ganaban unas fanegas más de grano y unas pesetillas. La mayoría de las escuelas pasan a maestros nacionales a principios del siglo XX. Las fundaciones van desapareciendo, según van bajando las rentas. De muchos de estos edificios que construyeron los indianos, hoy sólo quedan el recuerdo o las ruinas. El oficio de maestro no ha sido económicamente rentable. Los maestros las pasaban canutas. Como se decía "pasa mas hambre que un maestro de escuela". Gracias a la generosidad de los vecinos los maestros subsistían. En los pueblos pequeños era costumbre llevarles el presente. Cuando se mataba el cerdo les llevaban una morcilla, un trozo de tocino y algún hueso. Si en las batidas mataban varios jabalíes al repartir la carne, un trozo era para el maestro. En la recolección de las legumbres solían llevarle un zorronico. Al catar los enjambres les llevaban un trozo de panal o un tarro de miel y agua de miel para hacer hormigos. Un informante me cuenta una anécdota sobre la leña para la estufa de la escuela. La leña de la escuela se cortaba de leña muerta, árboles secos o, derribados por el viento. La solían bajar de vereda, por renque o los dos vecinos que les toca poner la yugada. Estos se niegan porque alegan que no tienen niños en la escuela. Ese año los niños al ir a la escuela tienen que llevar cada uno "dos leños para la estufa". Gracias a la tenacidad de nuestros pueblos, de la montaña salió gente culta. Tenían mejores maestros que en otras zonas procurando pagarles más. En los pueblos que compartían la escuela sufragaban los costos a partes iguales. Los concejos ponían sanciones a los que faltabanmas de dos días a clase sin justificar, pagando el padre en especie. En cambio, podían faltar a clase si tenía mas de doce años y si ese día a la casa le tocaba acompañar al "boyero", pastor de bueyes. En los cursos 1893 y 1914 vemos el grado de enseñanza que tenían comparados con otras zonas. Los censos son de mayores de 25 años. En 17 ayuntamientos de la montaña alavesa en 1883, con un censo de mil novecientos dieciocho varones, no saben leer doscientos veinticuatro. En el censo de 1914, de mil setecientos tres varones, no saben leer ciento ochenta y ocho. Sólo un pueblo de la montaña destaca, Santa Cruz de Campezo: en el censo de 1.893 de 250 censados (varones), 74 no saben leer. En 1.914 de 244 censados (varones), 52 no saben leer. En 19 ayuntamientos de la Rioja alavesa el censo de 1893 es de 3.170 varones. No saben leer 717. El censo de 1.914 es de 2.923 varones, no sabiendo leer 507. En la siguiente Tabla se indica una nuestra de la diferencia de la Montaña a la Rioja alavesa en diez pueblos: MONTAÑA ALAVESA AÑO 1.893 1.914 Censo No Censo No AYUNTAMIENTO Varones saben % Varones saben % leer leer ARLUCEA 103 9 8.7 78 8 10.2 ARRAYA 103 14 13.6 189 18 9.5 BERNEDO 149 16 10.7 151 2 1.3 CORRES 31 2 6.5 38 6 4.3 LAGRAN 112 18 16.1 125 9 7.2 LAMINORIA 137 2 1.5 101 11 10.9 PEÑACERRADA 225 22 9.8 197 18 9.1 MARQUINEZ 81 8 9.9 60 4 6.7 OTEO 30 3 10 29 6 20.7 ORBISO 80 7 8.7 77 2 2.6 TOTAL 9.6 8.0 RIOJA ALAVESA AÑO 1.893 1914 Censo No Censo No AYUNTAMIENTO varones saben % Varones saben % leer leer BAÑOS DE 103 24 23.3 93 23 24.7 EBRO CRIPAN 76 15 19.7 76 8 10.5 ELCIEGO 354 98 27.7 345 45 13.0 EL VILLAR 182 48 26.4 149 18 12.1 LABASTIDA 435 115 26.4 368 70 19.0 LAGUARDIA 546 118 21.6 499 121 24.2 SAMANIEGO 132 24 18.2 65 10 15.4 VILLABUENA 103 11 10.7 103 9 8.7 YECORA 109 13 11.9 127 11 8.7 BARRIOBUSTO 95 9 9.5 94 10 10.6 TOTAL 22.2 16.9 Isidro Saenz de Urturi Fotografías: Enciclopedia Auñamendi Euskonews & Media 104.zbk (2000 12 22 / 2001 1 5) Eusko Ikaskuntzaren Web Orria