787 Zenbakia 2025-01-21 / 2025-03-15

Gaiak

Transición Energética: Importancia de realizar el proceso adecuadamente

ROJO, Teófilo

La transición energética pretende sustituir el modelo energético actual, basado abrumadoramente en combustibles fósiles, a un modelo cada vez más dominado por las energías renovables y otras tecnologías de energía limpia. Todas las transiciones energéticas tienen muchos atributos específicos, pero la que está en marcha actualmente no tiene precedentes. Se deben desarrollar energías limpias tales como las energías renovables, la energía nuclear, el hidrógeno, la bioenergía y la captura, utilización y almacenamiento de carbono de una forma tecnológicamente neutra. Esta transición llevará a cabo una reducción del efecto invernadero y permitirá cierta independencia energética a aquellos países que no disponen de recursos fósiles. Una de las principales prioridades es la obtención de energía limpia a bajos costes.

El despliegue mundial de energía limpia alcanzó nuevas cotas en 2023, con un aumento anual del 85% en la incorporación de energía solar fotovoltaica (420 GW) y del 60% en la de turbinas eólicas. Se prevé que el mundo incrementará la nueva capacidad de energía renovable en más de 5.500 gigavatios entre 2024 y 2030, casi tres veces el aumento observado entre 2017 y 2023. Esto supondría casi la mitad de la electricidad mundial producida en 2030. Estas tecnologías presentan recursos renovables, sostenibles y relativamente predecibles. No obstante, se producen impactos visuales y medioambientales asociados con las líneas requeridas para la transmisión de la electricidad, siendo también el traslado de energía muy costoso y, en especial, en el caso de las eólicas marinas. Por otra parte, como no todos los días hace sol y/o viento es importante almacenar estas energías renovables en sistemas de almacenamiento, que se centran fundamentalmente en bombeos hidráulicos y sistemas electroquímicos tales como baterías o supercondensadores. En el caso de las baterías se prevé que el mercado total alcance los 250.000 millones de euros al año en 2025, facilitado por las ventas de vehículos eléctricos nuevos que, a nivel mundial han aumentado en un 60% en los dos últimos años.

La energía nuclear será otra tecnología de la que se hablará en el futuro. La UE ha aceptado incluir la energía nuclear en su “Taxonomía Verde” y contribuye actualmente a la generación de electricidad con aproximadamente un 10%. Las tecnologías que formarán parte de la energía nuclear son la fisión avanzada y la fusión. La fisión nuclear utiliza uranio, plutonio y podría utilizar pronto torio como combustible. Los residuos nucleares y su almacenamiento son una preocupación, fundamentalmente en los países occidentales, ya que los núcleos inestables pueden ser radiactivos durante millones de años. Por el contrario, la fusión nuclear utiliza como combustible hidrógeno, deuterio y tritio generando helio, que es un gas inerte, sin producir residuos nucleares radiactivos de larga duración, con una producción de tres o cuatro veces más de energía.

El hidrógeno, como vector energético se obtiene hoy en día casi en su totalidad del gas natural y del carbón produciéndose altas emisiones de CO2.  La utilización de las energías renovables permitirá la obtención de hidrógeno limpio, conocido como hidrógeno verde, con rendimiento del 100% disminuyendo significativamente los costes de producción, a diferencia del obtenido actualmente por electrolisis que solo representa un 4% con un elevado coste económico. La bioenergía como fuente derivada de la biomasa puede contribuir también a la obtención de electricidad mediante la utilización de residuos orgánicos y acuosos (aguas residuales) y a la economía circular.

Es importante y debe analizarse en profundidad como se está llevando a cabo la transición energética actual y como se gasta el dinero público en innovación en Europa.
 

Como se comenta en el denominado Plan Draghi, recientemente presentado en el Parlamento Europeo, si los objetivos de la transición energética se acompañan de un plan coherente para alcanzarlos será una oportunidad para Europa. Pero si no coordinamos nuestras políticas, existe el riesgo de que sea contraria a la competitividad y, en última instancia, se retrase o incluso se rechace. Este proceso, obviamente tiene implicaciones en la tecnología energética, la infraestructura económica de la sociedad y la estructura social. Es por esto que, se requiere un esfuerzo conjunto entre empresas, gobiernos y asociaciones no gubernamentales para abordar las incertidumbres políticas y agilizar los procesos de permisos, construcción y modernización de las redes eléctricas y el aumento de la capacidad de almacenamiento de energía eléctrica a partir de energías renovables.

La investigación en baterías había sido una estrategia muy clara a largo plazo en Alemania. Desafortunadamente uno de los tres partidos que configuraban el gobierno y dirigía el Ministerio de Educación y Ciencia consideraba que la movilidad eléctrica es algo de la época del gobierno de Merkel, proyectando una reducción o paralización de fondos para la investigación en este campo e iniciando la financiación en fusión nuclear. Esto es bastante ridículo ya que, una paralización o reducción en la financiación de un proyecto tiene un gran perjuicio difícilmente recuperable. Un cambio producido recientemente en el gobierno o el resultado de nuevas elecciones podría paralizar o retrasar esta iniciativa. Nos jugamos mucho y en el futuro solo podremos tener éxito en el negocio mundial de baterías si Europa une sus fuerzas.

Es importante y debe analizarse en profundidad como se está llevando a cabo la transición energética actual y como se gasta el dinero público en innovación en Europa. Se dispone de una considerable financiación europea a través de los fondos” Next Generation”, pero hay importantes cuestiones a considerar tales como: ¿Cómo se ha llevado a cabo la evaluación de los proyectos presentados?, ¿Cómo se están gestionando estos proyectos? ¿Se están gastando adecuadamente los fondos asignados?. Respecto al hidrógeno verde, se están llevando a cabo significantes inversiones y es importante observar su rendimiento cuando este “suflé” se regularice. En el caso de las baterías, fundamentalmente de estado sólido para el uso del vehículo eléctrico, se analizó la posibilidad de disponer de una treinta de gigafactorias en Europa de las cuales podrían corresponder cinco a España. ¿Cómo se encuentra actualmente este tema? ¿Cuántas gigafactorias quedarán en el futuro? ¿Qué rendimiento se ha obtenido con los fondos utilizados? ¿Cómo se ha seguido el proceso de evaluación de resultados?.

Considerando todos estos datos, ¿Podemos confiar que la transición energética actual se vaya a realizar adecuadamente? Nos jugamos mucho en esta transición y, si no se realiza correctamente lo pagarán con creces las generaciones futuras. Evitemos un desastre.


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