76 Zenbakia 2000-04-28 / 2000-05-05

Gaiak

Los artistas navarros en los años sesenta

MANTEROLA, Pedro

Los artistas navarros en los años sesenta Los artistas navarros en los años sesenta Pedro Manterola ¿Por qué hablamos de décadas? En los últimos años se está generalizando la mala costumbre de dividir la historia del arte en periodos de tiempo cada vez más cortos. Los artistas, por lo menos algunos, duran más. En todo caso, ¿quién sabe cuando empieza realmente una década?. Uno de los deberes que el historiador parece cumplir más a gusto, es el de formular y resolver de un tajo tales preguntas; prender la historia (como ocurre con las mariposas en la colección de un lepidopterólogo) de alfileres en forma de acontecimientos más o menos memorables. Aunque haya que reconocer que hay algunas fechas que parecen especialmente dispuestas para encarnar, de manera premonitoria en este caso, esa dignidad. Una de ellas es la del 8 de octubre de 1955, día en el que se inauguró el "Centro de Estudios" de la Caja de Ahorros Municipal de la calle García Castañón con una exposición de Benjamín Palencia. Realmente el periodo que recorremos al hablar del arte en Navarra de los sesenta es el que media entre la inauguración de esta sala, y la de la Sala de Cultura de la otra Caja, la de Navarra, el 22 de Octubre de 1969. José Mª Ascunde "Tierras (Valle de Egüés)", 1967. Óleo sobre lienzo. En lo que a los artistas se refiere, sería necesario hacer una lista, imposible de cerrar, que empezaría por los de más edad, José Ulibarrena y J. Mº Ascunce y terminaría con los más jóvenes, Javier Morrás y Rafael Bartolozzi. En la década anterior, la de los cincuenta, un gran número de estos artistas residieron fuera de Pamplona: Ulibarrena en Burgos y Valencia; Ascunce, Muñoz Sola, Martín Caro, Baquedano, Lasterra, Beunza, Eslava, pasaron, en el transcurso de diez años, por la escuela de San Fernando de Madrid; en Madrid también y en su casa de Elizondo, Ana Mª Marín; otros y por los más diversos motivos, más lejos: Echauri en Uruguay, hasta su regreso en 1964, y Buldain en París hasta 1969. En laprimera mitad de la década de los cincuenta, la vida de los jóvenes artistas que residían en Pamplona, giraba en torno a la Escuela de Artes y Oficios y a las exposiciones que se celebraban en la Sala Ibañez de la calle Zapatería, una memorable galería privada que prestó un inestimable servicio a la ciudad desde 1950 hasta 1963. José Ulibarrena "Felipe de Murieta", 1961 Yeso patinado 32 x 26 x 25 cm. En este estado de cosas, la sala abierta por la Caja de Ahorros Municipal en un semisótano de su oficina central, situada en la calle García Castañón, constituyó todo un acontecimiento. En primer lugar, prometía poner al alcance de los aficionados navarros la obra de algunos pintores que sólo conocíamos por referencias y después, proporcionaba un espacio estable y bien preparado para que los artistas locales pudieran celebrar sus propias exposiciones. Este era un asunto básico para el desarrollo del pequeño mercado artístico de la ciudad, ya que, excepción hecha de la citada Sala Ibañez, no existía en Pamplona otro lugar para exposiciones. El espacio que al mismo objeto destinaba el Museo de Navarra en su primera planta tenía una escasa aceptación, tal vez porque estaba alejada del centro de la ciudad y porque su programación era pequeña, irregular, casi reducida a exposiciones colectivas y a la obra de aquellos artistas navarros que habiendo recibido algún tipo de ayuda de la Diputación (becas de estudio, bolsas de viaje, etc.) debían dar cuentas de ella. A veces las mismas normas que dictaba la Diputación para regular su concesión añadían innecesarios obstáculos al desarrollo de la actividad en esta sala. Por ejemplo: el año 1963 algún funcionario, rebosando "navarridad", tuvo la ocurrencia de exigir el pago de un canon de 1.000 pts a todo aquel artista que solicitara la sala del Museo y no tuviera la fortuna de ser navarro. Resultado: aquel año se celebraron tres exposiciones. No crean Vds. sin embargo que este tipo de actitudes eran atributo exclusivo de una administraciónpaternal, muchos otros personajes de notoria influencia social se conducían de igual manera. Recuerdo muy bien, a este respecto, la recomendación que el Director de un importante periódico de Pamplona hizo en 1965 a un inexperto crítico de arte para ayudarle a desempeñar su función. Le dijo más o menos así: "A los de casa trátalos bien; a los de fuera puedes darles a tu gusto". No hay que pensar sin embargo que tamaño patriotismo fuera exclusivo de los dirigentes navarros. Muy al contrario: actitudes del mismo tipo se adoptaron en todo el País y a menudo dieron lugar a las más absurdas situaciones. Una nueva generación Aunque no se puede referir, ni someramente, la pequeña historia del arte en Navarra en la década de los sesenta, sin recordar el melodrama que constituyó la malograda "Escuela de Arte Vasco" y concretamente la del grupo Danok, en el que debían encuadrarse los artistas del viejo Reino; éste asunto con las mil reuniones y peleas que suscitó, como el enésimo proyecto de una "Escuela de Artes Comparadas" la vieja idea de Jorge Oteiza que el escultor de Orio diseñó también para Pamplona y que estuvo a punto (casi, quizá,... pero seguramente no) de constituirse con el apoyo de la Diputación Foral, primero en la Ribera de Curtidores, extramuros de la ciudad y luego en centro de la Navarrería, en la vieja y silenciosa calle de la Compañía , no puede relatarse sin contar con algo más de espacio y coraje del que dispongo. Insensiblemente para los más viejos, durante la década las cosas cambiaban muy deprisa. Nada tan incomprensible como los desastres que ocasiona el transcurso del propio tiempo. Poco a poco fueron apareciendo otros nombres. otros rostros, otras voces. Se decían pintores, se les otorgase o no tal crédito. No eran sólo más jóvenes, eran distintos. Parecían vivir en una ciudad desconocida, con nuevos gustos, en nuevos lugares abiertos sobre los lugares de siempre que ahora desconocíamos, en un ambiente más ligero, más serio sin serlo y más alegre.En suma con todas las señales de una nueva generación. Parecían girar en torno a la Escuela de Artes y Oficios, a la que acababan de acceder algunos profesores nuevos menos vinculados a los sistemas de un aprendizaje tradicional y mejor informados. Enseguida reparamos que algunos (a mi me parecía que todos) tenían un extraordinario talento combinado en ocasiones con ciertas actitudes personales que no comprendíamos. No nos gustaban su música, sus costumbres... pero nos gustaba su pintura. Xabier Morrás "Estación de metro en la calle Holborn", 1969 Xabier Morrás "Nueva York 42 street", 1968 69 El grupo más numeroso fue relacionándose a través de a la sazón profesora de la Escuela de Artes y Oficios, Isabel Baquedano. Uno de sus miembros principales era Javier Morrás que por entonces trabajaba en la Caja de Ahorros de Navarra, pero quería estudiar Bellas Artes en la Escuela de San Jorge en Barcelona. Junto a él, aunque tal vez separados de él, un grupo cruzado de personalidades más próximas entre sí. Pedro Osés y Juan J. Aquerreta que desde finales de 1967 trabajaban juntos , justificaron sobradamente esta colaboración con una exposición inolvidable titulada Pinturas de Pedro Osés y J. Aquerreta, pero que todos conocemos con el nombre de "París Mayo, 1968" porque estaba inspirada en aquellos sucesos. Esta obra que ilustraba la "vuelta a la realidad" de lo que fue llamado "Arte Testimonio", fue presentada en la Sala de Cultura de la Caja de Ahorros de Navarra en Marzo de 1970. Con ellos un grupo de pintores y amigos que con frecuencia utizaban un mismo estudio: Pedro Salaverri, Mariano Royo, Joaquín Resano, Luis Garrido, Pello Azqueta... . Todos, con la excepción de Mariano Royo que falleció prematuramente en 1985, continúan formando parte de la nómina más distinguida de artistas navarros. En aquellos días practicaban una pintura figurativa con ligeras influencias "pop" y un difuso surrealismo. La mayoría sentía cierto rechazo por el expresionismo dominante en la pinturade finales de la década y un anhelo de naturalidad en la mirada y en las manos, que les permitiera atravesar sin peligros la espesa "artisticidad" académica que con tanta frecuencia separa la obra de la experiencia común. A ellos, aunque no conociera a todos, se refirió J. M. Moreno Galván cuando en abril de 1970 y en las páginas de Triunfo alumbró aquella celebrada y efímera criatura que él mismo bautizó con el nombre de "Escuela de Pamplona". Juan José Aquerreta "Muchacho", 1967 Óleo sobre lienzo 95 x 87 Museo San Telmo Había también otros, de edad parecida pero de gustos quizá más cosmopolitas. Nos hubieran podido enseñar jamás aprendimos a ser un poco extravagantes y provocadores. Rafael Lozano Bartolozzi, hijo de dos ilustres pintores Pedro y Pitti, era el referente de este grupo en lo que al arte se refiere. Desde muy jóven ayudó a sus padres a pintar los murales que estos realizaban en muchos pueblos de Navarra. Pero su decidida inclinación a la pintura no le supuso ningún impedimento para emprender las más diversas actividades. Le gustaba el teatro en el que solía participar lo mismo como actor que como escenógrafo. Montó su primer estudio con un excelente aficionado Jesús Artieda, El Chino, en la calle Mercaderes. Con él un grupo de amigos entre los que se solía ver un personaje raro, de procedencia desconocida, pintor de paredes y de cuadros, llamado Francisco Molina, Paco. Fue éste, seguramente, el primero que disfrutó escandalizando las severas costumbres locales. Le gustaba cortarse el pelo como un recluta y pasear por los lugares más concurridos vestido de color rosa. Acaso en su memoria, Bartolozzi y sus amigos alquilaron la Casa Rosa, un edificio situado cerca del Seminario y pintado de ese insólito color que se hizo célebre. Rafael Bartolozzi "Salto mono", 1967. Óleo sobre tela 81 x 81 La década 1960 / 1970, terminó en Navarra con la apertura de la Sala de Cultura de la Caja de Ahorros de Navarra, en la calle "Mártires de la Patria". Su inauguraciónse celebró con la exposición de Javier Morrás, titulada "Londres". Trece cuadros en total, que además de causar una profunda sensación en los artistas y aficionados de aquellos días, auguraban una década mejor. Pedro Manterola, profesor en la Facultad de Bellas Artes de la UPV/EHU Euskonews & Media 76.zbk (2000 / 4 28 / 5 5) gratuita | Abonnement gratuit | Free subscription Numéros précedents | Previous issues Eusko Ikaskuntzaren Web Orria webmaster@euskonews.com http://ikaskuntza.org/cgiBanner/banner.cgi?datos=bizkaia&link=www.bizkaia.net/bizkaia/Euskara/Foru Aldundia/Kultura/eu cultu.htm http://ikaskuntza.org/