El pasado mes de diciembre se celebró en la Escuela de Ingeniería de Eibar una jornada de reflexión y debate organizada por la Fundación Basoa bajo el título "Nuestra Gestión Forestal a debate"; como es sabido, la Fundación Basoa tiene por objeto la protección y promoción de la silvicultura en la Comunidad Autónoma del País Vasco.
Impulsado por el espíritu fundacional de la Fundación Basoa y por la situación particular actual, la Fundación Basoa ve la necesidad de organizar foros de reflexión, una reflexión abierta en torno a la gestión de nuestros bosques, la función que se quiere dar a los bosques y las vías para llevarlo a cabo.
Los organizadores han tratado de reunir a agentes, profesionales, organizaciones populares, academias, etc. de diferentes ámbitos y sensibilidades para desarrollar y crear una visión más rica, evitando actitudes rígidas y simplistas.
Con cerca del 54% del territorio vasco siendo suelo forestal, el paisaje de bosques en Euskadi resulta ser envidiable para la mayoría de las regiones de la Europa atlántica y mediterránea. Esta situación, se debe en parte a una apuesta en el pasado por bosques gestionados que pudiesen producir rendimientos económicos, a través del aprovechamiento de madera y biomasa. Consecuentemente, a lo largo del siglo XX se desarrolló en Euskadi una gran industria maderera y papelera, proporcionando empleo y desarrollo en muchas zonas rurales. Sin embargo, es importante entender que la situación actual ha cambiado y que el sector forestal necesita adaptarse a nuevas oportunidades, retos y amenazas.
En los últimos años, la superficie de bosque gestionado en Euskadi ha ido disminuyendo y puede que, si no se adoptan las medidas oportunas, esta tendencia continúe en el futuro. El envejecimiento de la población rural y la migración hacia las ciudades ha acentuado el abandono del monte. Además, el descenso general del precio de la madera podría continuar en el futuro y, existen motivos plausibles para pensar que, hay una gran amenaza de que la frecuencia de plagas y enfermedades aumente como consecuencia del cambio climático. A todo esto, hay que sumar la creciente demanda de la sociedad dentro el paisaje forestal por servicios ambientales. En mi opinión, estas amenazas no son endémicas de Euskadi, ya que son muy comunes, y se encuentran en las mesas de diálogo forestal en numerosas regiones del mundo.
A pesar de estos retos y amenazas, el futuro ofrece algunas oportunidades para el sector como pueden ser el uso e introducción de especies y nuevas prácticas selvícolas que puedan ser más rentables a corto, medio o largo plazo, especies más resistentes a enfermedades y plagas, fomentar un uso múltiple o plantaciones de masas mixtas. Estas oportunidades creo que deben de tener como objetivo mantener la rentabilidad económica del monte y al mismo tiempo, aumentar los servicios sociales y ambientales proporcionados para la sociedad. Para que la gestión forestal sea sostenible, se tiene que apoyar en tres pilares fundamentales, que son la parte ambiental, económica y social. Cabe recordar que, para tener el apoyo de la sociedad, hay que demostrar y convencer a la ciudadanía de los beneficios que proporciona el sector.
Hay que hacer llegar a la ciudadanía mensajes con una base científica sobre los beneficios del sector forestal.
Aunque es muy fácil criticar la gestión y políticas adoptadas en el pasado, creo que es importante identificar factores que acentuaron la vulnerabilidad del sector. El pino radiata (Pinus radiata D.Don) durante mucho tiempo fue fuertemente promovido desde la administración debido a su corto turno de rotación y su elevada rentabilidad. Esto provocó una gran falta de diversidad de especies forestales a escala regional. En 2018, la superficie de pino radiata ocupaba cerca del 30% de todos los bosques vascos y cerca del 60% de todos los bosques de plantación. Sin embargo, esta última cifra llegó a ser cerca del 80% en 1972, y si considerásemos solamente Bizkaia o Gipuzkoa, esta cifra aumentaría todavía aún más. La diversidad a distintas escalas aumenta la resiliencia del sector hacia posibles impactos que puedan ocurrir en el futuro, como puede ser una bajada de los precios de un tipo de madera concreta, o una plaga o enfermedad que afecte fuertemente a un determinado grupo de especies, como ha sido el caso reciente de la banda marrón en Euskadi. Creo que, si desde hace varias décadas se hubiera incentivado la sustitución del pino radiata por otras especies rentables dentro de diversas familias como pueden ser Pinaceae, Cupressaceae o Myrtaceae, los daños provocados por la banda marrón y sus consecuencias futuras, habrían sido considerablemente menores.
En esta reflexión me gustaría resaltar la importancia de difundir y llegar a la ciudadanía con mensajes con una base científica sobre los beneficios del sector forestal, no solo para el propietario y el gestor, sino también para el conjunto de la sociedad. En Euskadi existen algunos falsos mitos que perjudican injustamente al sector como, por ejemplo, la afirmación de que “las plantaciones del siglo XX sustituyeron al bosque autóctono”. Finalmente me gustaría añadir que el apoyo de la sociedad resulta fundamental para la sostenibilidad del sector forestal. Creo que se puede llegar a un acuerdo entre los intereses de los propietarios forestales y los intereses de la sociedad. Existe mucho potencial para mejorar el manejo de los bosques con el fin de mantener o mejorar la rentabilidad del sector y al mismo tiempo satisfacer las demandas sociales de servicios ecosistémicos como son la producción de madera local, el valor paisajístico, el uso recreativo de los bosques, la protección del suelo y la regulación del clima y la calidad del agua y del aire.
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