El pasado mes de diciembre se celebró en la Escuela de Ingeniería de Eibar una jornada de reflexión y debate organizada por la Fundación Basoa bajo el título "Nuestra Gestión Forestal a debate"; como es sabido, la Fundación Basoa tiene por objeto la protección y promoción de la silvicultura en la Comunidad Autónoma del País Vasco.
Impulsado por el espíritu fundacional de la Fundación Basoa y por la situación particular actual, la Fundación Basoa ve la necesidad de organizar foros de reflexión, una reflexión abierta en torno a la gestión de nuestros bosques, la función que se quiere dar a los bosques y las vías para llevarlo a cabo.
Los organizadores han tratado de reunir a agentes, profesionales, organizaciones populares, academias, etc. de diferentes ámbitos y sensibilidades para desarrollar y crear una visión más rica, evitando actitudes rígidas y simplistas.
Superficie y riqueza arbolada
En la actualidad, la superficie arbolada de Euskadi abarca el 54% del territorio, cifra que sólo es superada por tres países de la UE. Las plantaciones forestales realizadas mayoritariamente sobre terrenos agroganaderos, helechales y argomales en desuso en la segunda mitad del siglo XX, suponen un 52% de esta superficie, siendo prueba del esfuerzo e inversión realizada y que se puede comprobar en las ortofotos realizadas en años sucesivos desde 1945 y que tenemos a nuestra disposición en el visor GeoEuskadi.
Esta riqueza forestal, cuya superficie ha mostrado pequeños crecimientos desde los años 70, ha duplicado su volumen de madera desde entonces, fruto por una parte de la gestión de las plantaciones hacia mayores dimensiones para el mercado de madera y por otra, del abandono o falta de gestión de algunas masas, sobre todo de frondosas autóctonas. Este aumento de volumen se sigue manteniendo hoy en día. A su vez, en estas cinco últimas décadas, la superficie ocupada por estas frondosas autóctonas ha aumentado en más de 30.000 ha en Euskadi.
Es destacable que en las últimas tres décadas, la superficie afectada por incendios se ha reducido a la décima parte (entre 100-150 ha/año de media), cuando en Comunidades limítrofes sufren altas afecciones de incendios.
Especies y mercados
Las 189.000 ha de frondosas autóctonas que tenemos hoy en día (48,3% de la superficie arbolada), provienen en una parte de las antiguas masas de frondosas dedicadas en otro tiempo a obtención de leñas o carbón y 36.000 ha de ellas del abandono de terrenos desarbolados previamente, hoy agrupadas bajo el epígrafe de Bosque mixto atlántico. El 43% de esta superficie de frondosas autóctonas se encuentra en montes de titularidad privada. El denominador común de la mayoría de estas masas es su estado de abandono y suponen un importante reto, tanto en lo público como en lo privado, por la falta de recursos y economía para los bienes y servicios generados en dichos montes.
Existe un creciente debate sobre el pago por los servicios ecosistémicos, como es el caso del proyecto SINCERE, analizando la forma de generar recursos para la gestión de los montes para fortalecer y aportar economía a esta oferta de bienes y servicios de interés general.
Pero, de momento, la única economía generada en estos montes proviene de la venta de madera, que proviene en un 85% de la superficie de pino radiata (30% superficie arbolada) y en un 10% del eucalipto (5 % de la superficie arbolada). Especialmente significativa es la práctica inexistencia de recursos generados en las 189.000 ha de frondosas autóctonas. Por ejemplo, el crecimiento anual del volumen de madera de haya es de 255.000 m3 cada año (7% crecimiento de madera total) y no hay aprovechamientos significativos de la misma, pero hay cada vez derribos más importantes de rodales enteros debido a fenómenos meteorológicos, envejecimiento e inestabilidad de la masas.
Seguimos ostentando unos de los índices de producción de energía renovables más bajos de Europa.
Gestión necesaria
El nivel de aprovechamiento del crecimiento de madera es del 50-60%, quedando muy alejados de los países europeos más avanzados en gestión de este recurso natural y renovable. Esta falta de gestión se encuentra en la base de la magnitud de los incendios de Australia, California, Portugal y muchos otros lugares.
Por otro lado, las enfermedades vegetales están aumentado en todo el planeta, alimentadas por los cambios globales de clima, movimiento de mercancías y personas y falta de gestión del territorio, por lo que nos encontramos con afecciones importantes tanto en nuestras plantaciones forestales (banda marrón, fusarium, etc.), como en las especies nativas, como el olmo, castaño, fresno, etc. En el Centro y Este de Europa hay ahora mismo más 100 millones de m3 afectados por el escarabajo de la corteza (bark beetle), al igual que desde años anteriores han sufrido los bosques de Canadá.
Y todo esto, además de suponer un nuevo e importante reto de gestión, repercute directamente a los mercados del único bien y servicio comercializado hasta el momento de estos bosques y que permite su gestión: la madera.
El mercado de la madera de Euskadi también está condicionado por la pujanza del destino de los productos con ella generada. De esta forma, en los últimos lustros, los destinos de mayor valor y los que más calidad de madera demandaban (como el caso de la fabricación de mueble con madera maciza de pino radiata), han ido decreciendo y aunque ha aparecido usos constructivos interesantes, sus volúmenes no consiguen influir de momento de una forma destacada.
Debate conservacionista
En medio de todos estos retos con los que se encuentra el sector forestal/madera, el debate de los grupos conservacionistas y equipos ligados la ecología, sigue anclado en visiones parciales valorando únicamente lo ambiental, y sin tener en cuenta aspectos sociales y económicos: debate sobre especies buenas o malas, comparaciones muy condicionadas entre plantaciones jóvenes de 12-35 años con masas muy adultas (100-150 años) sin ninguna gestión, ningún reconocimiento a aportaciones ambientales de las plantaciones, ni a la apuesta por la certificación forestal PEFC y mejoras en la gestión. Las propuestas para el aumento especies frondosas autóctonas son continuas, pero nadie ha aportado ninguna idea práctica para gestionar equilibradamente las 189.274 ha de frondosas autóctonas existentes, de las que más de 80.000 son privadas y a las que tampoco se reconoce ningún mérito.
Llevamos muchos años sin un debate constructivo sobre la gestión forestal, pero son continuos los mensajes y llamamientos muy negativos hacia la sociedad, como en el caso contra la propuesta de utilización del óxido cuproso para prevenir la enfermedad de las bandas de las acículas, en dosis que claramente no generan ningún problema ambiental, pero que es enormemente eficaz.
Y todo ello, huyendo del debate importante que deberíamos tener como sociedad, como es el tipo de economía y afección al planeta que queremos para nuestro futuro y el de nuestros hijos: ¿Basada en materiales y combustibles fósiles, no renovables y contaminantes, o por lo contrario materiales y energías sostenibles con baja huella ambiental y renovables, que además genera economía, empleo y hace disminuir nuestra dependencia del exterior?.
Mientras se pone el foco en una especie u otra, seguimos ostentando unos de los índices de producción de energía renovables más bajos de Europa y del estado español, somos los alumnos rezagados en implantar medidas de eficiencia y renovables en nuestras viviendas, y en utilizar materiales sostenibles en la construcción de nuestras casas.
¿Para cuándo el debate de cómo reducir la huella ambiental de cada uno de nosotros? ¿Cómo reducir los impactos principales generados por la construcción, responsable de la emisión del 40% de CO2 a la atmósfera? Otros países ya han tomado decisiones y caminan de forma resuelta hacia una forma de vida más sostenible; esperemos que nosotros no seamos los últimos en tomar ese tren.