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La Bascongada dedica un ensayo a Juan Larrea e Ignacio Ellacuría
L Juan Larrea Celayeta.
a Delegación en Madrid de la Real Bascongada de Amigos del País ha promovido la edición de un libro en el que diversos autores estudian la personalidad de Juan Larrea e Ignacio Ellacuría. El volumen recoge las ponencias presentadas en sus cursos anuales de cultura vasca, que dirige Pablo J. Beltrán de Heredia. El que corresponde al libro, se hizo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Con el sello de Biblioteca Nueva publica ahora un ensayo –Vascos universales del siglo XX. Juan Larrea e Ignacio Ellacuría– que ofrece una nueva aportación al conocimiento de ambos intelectuales. En ambos coincide, aunque su trayectoria sea tan dispar, el escenario principal de su acción intelectual, América, y desde luego, su interés y vivencia, tanto en el poeta como en el filósofo y sacerdote, por y en la teleología.
El grueso de este ensayo está dedicado en su primera parte al poeta Juan Larrea (1895-1980), y presenta dos estudios, uno de Félix Maraña, el más extenso, sobre la significación del exilio cultural, y la relación especial de Larrea con Pablo Neruda, y otro, de Paz Cabello Carro, que incide en la tarea de Larrea como americanista. Maraña hace especial hincapié en la significación histórica del autor de Versión celeste, y su papel de vanguardia, no sólo en la consideración de la poesía nueva, sino en la proyección de empresas culturales, tanto en España (iniciación del Museo de América, a partir de la colección por él donada en 1937), como en la preparación, promoción y ejecución de revistas (España Peregrina, Cuadernos Americanos) y ediciones de libros de gran significación en el exilio cultural republicano.
El autor destaca de manera particular, y con aportación de datos y circunstancias que lo evidencian, la intervención o influencia de Larrea en la construcción intelectual de Neruda, particularmente a partir de la publicación por parte del vasco de su libro El surrealismo entre viejo y nuevo Mundo (1944), que inclinó al chileno, más que su propia decisión o su ideología, como se ha dicho, a iniciar el rumbo americanista de Canto general. Maraña pone énfasis a su vez en la forma con que los estudiosos del chileno pasan sobre puntillas no sólo sobre esta relación, que fue intensa, cordial, crítica y distante a la vez, sino sobre la Oda insultante que Neruda dedicó al poeta vasco. Paz Cabello por su parte hace un pormenorizado detalle de la conducta americanista de Larrea, que le nace con anterioridad a su viaje a Perú, de donde trajo una excelente colección, hoy en el Museo de América de Madrid. Larrea quedará, como también arguye Maraña, como el autor más incisivo de cuantos realizaron estudios sobre los grandes poetas de América: Rubén Darío, Vicente Huidobro, César Vallejo o Neruda.
Ignacio Ellacuría. Juan Antonio Ellacuría, Alfredo y Juan José Tamayo y Antonio González, aportan sendos testimonios para el retrato del filósofo, político, sacerdote jesuita y teólogo de la Liberación, Ignacio Ellacuría (Portugalete, 1930), asesinado en El Salvador en 1989, por una agrupación del terror. Ellacuría era un pensador preocupado por dar sentido a su tarea en América, centrando su labor en el abrazo a los pobres. Desde que él fuera rector de la UCA, la Universidad que en su día sólo era reducto de la alta burguesía, abrió sus puertas a los ciudadanos de toda condición. Su permanente oposición al atropello en que vivía la población, animó al gobierno de turno a planear su asesinato, junto con otros compañeros jesuitas y empleados del centro. Destaca en este nuevo ensayo que presenta la RSBAP, además del testimonio de su hermano, la aportación del jesuita donostiarra Alfredo Tamayo, retrato certero para comprender su pensamiento y su acción pública: “En religión –afirma Tamayo– nunca se está lejos de la política”. Y es que Ellacuría entendía que para intervenir en la construcción de un mundo mejor, es más efectiva la acción que la contemplación. La publicación del libro coincide con el momento en que se discute la posibilidad de traer al País Vasco el legado documental del poeta Juan Larrea, que representa unas de las referencias fundamentales del exilio intelectual republicano español.