311 Zenbakia 2005-07-29 / 2005-09-02

Gaiak

La ruta de los puertos

ZABALA, Aingeru



La costa Bizkaina, como toda la costa vasca, está llena de localidades con carácter portuario, alguna de ellas de origen antiguo, otras más recientes. De entre las primeras incluso las hay, como Forua que, con el tiempo, perdieron su condición de puerto. De modo que se hace preciso optar por un criterio que nos permita alcanzar una cierta visión coherente y completa de los mismos. Ese criterio, tan válido como otros, puede ser el de acercarnos a los puertos de pesca activos al día de hoy. Puertos que, desde luego no son todos los que en el pasado ejercieron tal actividad, pero que si representan ampliamente la realidad portuaria Bizkaina del presente.

De modo que, comenzando por el Este, este somero itinerario va a referirse a los lugares de Ondarroa, Lekeitio, Elanchove, Bermeo y Santurce, este último dentro ya de las actuales instalaciones del gran puerto comercial de Bilbao en el Abra exterior.

Ondarroa, justo en el límite oriental de la costa Bizkaina, en la frontera con Gipuzkoa, es uno de los puertos que, sin paliativos de ninguna clase, puede ser calificado rotundamente como un puerto de pescadores. Su importante flota, ampliamente modernizada, es la base de la economía actual de esta villa que naciera cobijada tras la hermosa mole de su Iglesia de Santa María y que hoy se desparrama por todo el litoral e incluso remonta el curso del río hacia Berriatua. A la antigua trama urbana, acodada sobre un alto muro, antaño mirador sobre la Ría, trama de calles angostas y abrigadas, trazado casi medieval, sucede ahora una ocupación del suelo más lineal, alargada sobre el trazado de las vías de comunicación, como si de un pulpo se tratara. Ondarroa (Bizkaia) en 1917. A la izquierda los astilleros de Urresti y de Arriola. Ref. T. Guiard, La industria naval vizcaína.

Pero el puerto, que no hace mucho, allá por los mediados del siglo XIX , estaba constituido por los muelles que encauzaban los últimos metros del Artibai, es ahora el gran protagonista del lugar, ocupando prácticamente todo el frente marino, y desarrollando una costosa trama de muelles y atraques que, año a año, va dando soporte a la principal actividad económica del lugar: la pesca y las industrias derivadas, desde la conservera a la del mantenimiento de las embarcaciones que se dedican a faenar por todos los mares. Ondarroa (Bizkaia). Iglesia parroquial de Santa María, gótica, del siglo XV. 1975.

En este espacio algunos hitos son ineludibles. Visitar la Iglesia de Santa María, pasear por su ronda, contemplar su renovada fachada, que no es sino el Ayuntamiento que la villa construyó a fines del XVIII y que está considerado como una magnífica obra neoclásica, (actualmente el Ayuntamiento está en otro edificio), rememorar, abajo, en la orilla del río, junto a la torre de Likona, la de la familia de la madre de Ignacio de Loyola, la arrolladora personalidad del fundador de la Compañía de Jesús, o transitar por el puente de hierro y por su compañero, el bello paso que diseñara no hace mucho Calatrava, son invitaciones que esta villa hace gustosa a los visitantes. Playa de Arrigorri (Ondarroa, Bizkaia), la más cercana, y, en último término, punta y playa de Saturraran (Mutriku, Gipuzkoa). 1971.

Con todo, no hay que olvidar que Ondarroa no termina en sus calles; en los montes que la rodean pequeñas ermitas nos refieren a mundos pasados, también relacionados con la pesca y con sus insólitas dos cofradías de pescadores simultaneas, o con otras tradiciones. Pero donde no se puede dejar de acudir es a la personalísima playa de Saturraran que, aunque en territorio Gipuzcoano, ha sido siempre un lugar de referencia para los ondarreses. Lekeitio (Bizkaia) y desembocadura del río Lea. 1967.

Mas al oeste, justo a continuación, en la desembocadura del Lea se asienta Lekeitio. Durante siglos, un puerto relevante no sólo por su actividad pesquera sino también por una navegación de altura que sus lugareños supieron llevar con regularidad hasta la lejana América. Hasta el siglo XVIII Lekeitio fue un puerto de comercio además de un importante abrigo de pescadores. La Villa; que ha conservado en su subsuelo unos vestigios romanos que nos atestiguan lo antiguo de su condición portuaria y que tiene en su jurisdicción el yacimiento arqueológico de la cueva de Santa Catalina donde se han encontrado pruebas de la actividad recolectora de frutos de mar de nuestros predecesores (pescadores de litoral) en el mas que remoto Paleolítico Superior, tras su fundación en 1325 se desarrolló, a pesar de los diversos incendios, de una forma magnífica, dando lugar a un amplio patrimonio arquitectónico. Lekeitio (Bizkaia). Iglesia parroquial de Santa María de la Asunción y el monte Lumentxa. 1979.

En el mismo puerto se alza la hermosa iglesia, una vez más bajo la advocación de Santa María, templo construido en diversas épocas pero que en lo sustancial se identifica como uno de los edificios góticos más emblemáticos de Bizkaia. En su interior no sólo el retablo principal llama la atención del visitante, otros retablos, cuadros y esculturas son dignos de consideración.

Lekeitio (Bizkaia). Casa natal de Resurrección María de Azkue. 1987. El patrimonio cultural de esta localidad, pueblo natal de D. Resurrección María de Azkue, el ilustre vascólogo y folklorista, no se acaba en su Iglesia matriz sino que se amplía en un extenso patrimonio eclesiástico y un no menos copioso patrimonio civil.

En el Campillo, frente a Santa María, el convento de las clarisas y la torre de los Uriarte, son un referente obligado; por las calles de la villa, el colegio de los jesuitas, la antigua escuela de náutica o los palacios de Susunaga y Oxirando, nos remiten a los ilustrados más conocidos de Bizkaia, los Villareal de Berriz, Ibáñez de Rentería, o los Bengolea, por citar tan sólo a unos pocos. Lekeitio fue cuna de muchos más.

Esta Villa marinera, como cualquier visitante puede apreciar inmediatamente no se acaba en su historia ni en su tradición de cazadores de ballenas y pescadores afanados, sino que tiene otra vertiente, está más vinculada a la construcción de navíos, de cuyo pasado quedan algunos astilleros de madera, como el de Insusnza, junto al hermoso puente que lleva su nombre. Palacio de la emperatriz Zita de Austria, en Lekeitio (Bizkaia).

Pasado banquero como el que atestigua el monumento a Uribarren el notable local que abriera un banco de éxito en el Paris del XIX, a quien sucederían sus familiares los Abaroa, quienes hablarían de la villa a Napoleón y Eugenia de Montijo, precursores da la Emperatriz Zita.

Y pasado Notable con la Tierra Llana Bizkaina, como el que sitúa la impresionante casa de Zubieta, la mansión de los Adan de Yarza a quienes tanto debe la economía del caserío vasco del siglo XX, justo en los límites de la villa en la jurisdicción de Ispaster. Palacio de Zubieta, en Ispaster (Bizkaia), de los Adán de Yarza. Aquí plantó Mario Adán de Yarza el primer pino insignis que trajo de Monterrey en 1878. Fot. Iñaki Linazasoro-1984.

Referir los valores patrimoniales de esta villa en unas pocas líneas es imposible; pero Lekeitio no es una población grande, sus calles, que en lo sustancial conservan su vieja trama, son fácilmente recorribles y a lo largo de ellas, la historia se va desgranando poco a poco.

Si Ondarroa es industriosa y Lekeitio inusitadamente monumental y elegante, Elantxobe es fundamentalmente pintoresco. Colgado de la ladera en la que la iglesia de San Nicolás hace las veces de ancla, el pueblo, al abrigo de la peña de Ogoño, se escalona, desde el nivel del mar, hasta encaramarse a la jurisdicción de Ibarrangelua. Es cierto, como cualquier visitante puede suponer, que su mejor vista es desde el mar; pero dejarse llevar por la inercia de sus pendientes para bajar desde la plaza a los muelles de su encantador puerto no es baladí. Vista aérea de Elantxobe (Bizkaia).

Elantxobe es una visita obligada en la costa Bizkaina, una etapa que nunca decepciona. Tanto más si visitamos lo alto de la impresionante roca que cobija, por un lado su puerto y por otro la playa da Laga, la peña de Ogoño. O si nos llegamos hasta San Andrés de Ibarrangelua, templo sencillo que alberga unas pinturas del siglo XVI que nos indican hasta qué punto estos aparentemente remotos lugares de nuestro país estaban, en aquellas fechas, conectados con las corrientes estéticas de su tiempo. Playa de Laga, en Ibarrangelu (Bizkaia), y cabo de Ogoño. 1985.

El siguiente puerto en esta ruta, que ha obviado el pequeño y singular lugar de Ea, y que ahora deja atrás la desembocadura del Urdaibai, su puerto de Mundaka y la isla de Izaro al frente, es Bermeo. Aquí pesca, industria, historia y monumentalidad se dan cita como en pocas ocasiones.

Sus instalaciones portuarias son extensas, y su flota, que cuando está en puerto es un espectáculo en sí misma, es la mayor; sus fábricas de conservas y otros productos son abundantes. Y su historia, manifestada a través del urbanismo y los monumentos del lugar, importante. Bermeo (Bizkaia).

La que fuera “cabeza de Bizkaia” (Caput Bizkaye) tuvo, y a pesar de los numerosos y devastadores incendios del pasado, retuvo. Desde el Arco de San Juan, vestigio de la antigua muralla que rodeaba la villa, y la Iglesia Juradera de Santa Eufemia, que conociera cuando acudió a ella a jurar los Fueros de Bizkaia la Señora Isabel I (la Católica), vestigios importantes de una Edad Media Próspera, hasta el impactante racionalismo de la arquitectura plenamente contemporánea del “Batzoki”, las calles del Bermeo actual está colmadas de edificios monumentales: El Convento de San Francisco, con su claustro Gótico (uno de los tres claustros de Bizkaia); La Torre de Ercilla, solar del autor de “La Araucana” una de las obras cumbres de la literatura del siglo XVI; La imponente iglesia de Santa María, el mejor ejemplo de templo neoclásico, obra de Silvestre Pérez, de todo el País Vasco... Y eso sin salir de las calles de la villa, pues extramuros de ella, las visitas a San Juan de Gaztelugatxe y a los dos faros de Matxitxako, a las ermitas de Albóniga y Mañuas, al igual que a la de San Pelayo, son también visitas obligadas. Iglesia de Santa María en Bermeo (Bizkaia).

Esta ruta, que ya ha obviado lugares entrañables, se ve obligada a un nuevo salto que deja de lado puertos encantadores como Arminza, lugares también importantes para nuestra historia como Plencia o espacios verdaderamente insólitos como el puerto viejo de Algorta. Y aún ha de dejar de lado un puerto tan representativo como Portugalete, con su más que espléndida iglesia de Santa María (que alberga un extraordinario retablo de Beaugrant y dos pinturas flamencas dignas de ser contempladas), antes de llegar hasta Santurce. Santurtzi (Bizk.). Complejo portuario. En la ladera del monte la barriada de San Juan. Pues Santurce es hoy el último puerto Vizcaíno con matrícula de pesca. Sus fiestas del Carmen y su larga tradición de muelles proveedores de Bilbao, hacen de éste “concejo”, que hoy es, mas netamente portuario-comercial y lugar dormitorio que un neto puerto de pescadores, la última visita de este breve itinerario. La Cofradía, aún ahora, conserva el atractivo que siempre le ha caracterizado, y el puerto, en verano y en invierno, invita a un paseo contemplando los siempre variopintos colores de las embarcaciones que faenan en el Abra exterior, e incluso más allá de sus imponentes muelles.