Propuestas para un nuevo urbanismo: experiencias innovadoras en el planteamiento urbanístico Propuestas para un nuevo urbanismo: experiencias innovadoras en el planeamiento urbanístico Isabel Velázquez / Aurora Justo En los últimos años y a velocidad casi de vértigo, nuestra sociedad está cambiando en sus roles y en sus relaciones sociales. La mujer viene siendo el motor de buena parte de estos cambios, incorporándose al trabajo exterior a gran velocidad, tratando de conseguir a marchas forzadas su parte de responsabilidad en la gestión de este planeta, haciéndose ver en todas las situaciones en las que, hasta ahora, tenía un papel secundario o escondido, mejorando la forma de relacionarse en la sociedad y, en definitiva, cambiando la cultura, si por cultura entendemos el sistema de normas, valores, creencias y actitudes que tiene en común la mayoría de los miembros de una sociedad. A pesar de esta evidencia, la ciudad, que es el escenario principal de nuestro modo de vida, no se acomoda tan fácilmente a estos cambios. De forma sutil y continuada su diseño y forma de funcionar afecta, más de lo que normalmente se percibe a simple vista, a nuestra actividad y percepción cotidiana. El espacio tiene esa peculiaridad de ser envolvente e inevitable, lo que lo hace a veces invisible a nuestros ojos (Pernas). La realidad construida viene determinada por los antiguos modos de vida, y la que estamos construyendo ahora no termina de reflejar los nuevos. Aunque a veces, sin una reflexión previa, no se perciba a simple vista, el espacio construido siempre refleja la estructura de poder y de valores que conforma nuestra sociedad. Y, en coherencia con esa estructura, la posición de las mujeres refleja lo poco que se ha avanzado en la igualdad real. En las últimas décadas, se ha conseguido legitimar el derecho a la igualdad, pero se ha avanzado poco en ese camino. Bajo el camuflaje de la neutralidad, el espacio de nuestros pueblos y ciudades responde con exactitud a la estructurade poderes e interacciones que rige nuestra sociedad. Si profundizamos en esta imagen de opaca neutralidad que envuelve el entorno urbano, vemos que no existen prohibiciones explícitas de acceso a determinadas zonas de la ciudad (como sí existen en otras categorías de ciudadanos, por ej. de clase: urbanizaciones privadas, equipamientos privados, incluso centros comerciales de acceso restringido,...). Las barreras invisibles son tan fuertes que no necesitan de apoyos materiales. El control real de la ciudad es poderoso. Los espacios que las mujeres usan realmente están bien delimitados en el mapa mental de todas las ciudadanas, con especificidad de lugares y de tiempos. Si hiciéramos un balance del espacio/tiempo útil, en contraste con el construido, en las zonas urbanas utilizables por las mujeres (y por aquellos que no recurren a la violencia como modo de relación con sus semejantes), saldría a la luz la superposición de mapas diferentes que definen el territorio de la ciudad. Cada mujer aprende desde la infancia cuales son los lugares y los tiempos en los que no puede hacer uso de la ciudad. Algunos jueces se encargan de puntualizar de tiempo en tiempo, en caso de duda, estos espacios prohibidos en sentencias inauditas que salpican extemporáneamente, la corrección política de nuestro lenguaje. Hemos superado la época en que la calle estaba formalmente prohibida para todas las mujeres, salvo las 'mujeres de la calle', pero queda mucho para que tomemos posesión de todo el espacio de la ciudad. Las ciudades y pueblos son símbolos de la acción humana sobre el planeta; en muchos casos, testimonio de los más grandes logros en la creación de espacios de convivencia de excelente factura. En otros, son el testimonio en piedra de las diferencias, de las desigualdades o de los fracasos en nuestras relaciones cotidianas. La ciudad es una amalgama de espacios creados mediante la alquimia política, económica y social de sus habitantes, sobre la base de proyectos y planes elaboradospor técnicos y por los contados elementos en los que los ciudadanos y ciudadanas delegamos nuestro poder de decisión. El economista J.K.Galbraith describe la sociedad actual como una 'tecnoestructura', una suerte de burocracia en la que el control de la 'toma de decisiones' se concentra en una casta de 'técnicos especializados'. En esta tecnoestructura o tecnocracia, hasta ahora el poder ha estado en manos mayoritariamente de varones. Existen mujeres urbanistas, incluso en mayor proporción que en otros sectores, pero los puestos más altos del escalafón siguen teniendo perfil masculino. Como ocurre en casi todos los ámbitos del poder empresarial, político o social, se diseña desde una aparente pretensión de universalidad, desde un colectivo muy sesgado hacia una determinada forma de vivir la ciudad y escuchando poco o nada a una parte mayoritaria de la población: las mujeres. Hay voces con altavoz y voces con sordina. Voces con altavoz como las de algunos representantes de los sectores económicos potentes, voces con sordina como las de las ciudadanas, los mayores, los niños, etc. Ello se traduce en desequilibrios claros a la hora de introducir criterios que definan la intervención en la ciudad. Por ejemplo, se priman todos aquellos aspectos relacionados con lo laboral, con el trabajo exterior. O se desdeñan los problemas relacionados con la seguridad o con aspectos vinculados a la reproducción y al mantenimiento doméstico. Sobrevalorando todos los datos relacionados con el trabajo exterior y olvidando la otra parte de la vida, se consigue una ciudad a medida del grupo de ciudadanos volcado en el trabajo, que se desplaza en coche, que no hace uso de los espacios públicos, que viaja a menudo en avión... La cultura de la eficacia y de la velocidad impregna los proyectos y las decisiones que van creando espacio urbano. Se ha conseguido una ciudad para moverse más que para vivir. La ciudad se diseña según un patrón masculino implícito e inconsciente de usuario: personas independientes,motorizadas, sin ningún problema de discapacidad o salud, volcadas totalmente en el trabajo, sin responsabilidades de cuidado de niños o mayores, ajenos a los procesos de mantenimiento tanto de la propia ciudad como de su hogar. ¿No coincide esta visión con el perfil de técnicos o políticos de alto nivel, es decir, exactamente de aquellos que toman las decisiones de hecho en la 'tecnoestructura' de la que hablaba Galbraith?. Esto es producto de un sector en el que predomina el género masculino. A veces incluso, las pocas mujeres que van accediendo a puestos directivos no contribuyen a mejorar la situación. Acceder al sancta sanctorum del poder exige de las incautas o tenaces profesionales que lo logran el pasar por un proceso de asimilación de tal dureza que, a menudo, se pierde la conciencia de su propia condición, y de su diferencia. Como las antiguas vestales, muchas veces el acceso al templo se consigue a costa de olvidar ciertas posibilidades inherentes a la condición femenina. Estas circunstancias hacen de nuestras compañeras una especie de conversas al mundo masculino que intentan evitar la mínima referencia a su género, incluso llegando a masculinizar su título o profesión o separándose lo más posible de cualquier referencia a su esencia como mujer. Afortunadamente las últimas estadísticas reflejan un aumento rápido de las mujeres en carreras técnicas, que redundará en un inminente equilibrio en los puestos de trabajo, y, esperamos que, en una actitud de las técnicas 'coronadas' respecto del resto de las mujeres. Con un número importante de mujeres en puestos técnicos y, esperemos, en puestos directivos la situación cambiaré. Por otra parte, ha saltado en pedazos para siempre la regla que asignaba a las mujeres la responsabilidad del espacio interior, y a los hombres el control del exterior. Las mujeres no pueden ser ajenas a la creación y gestión de un espacio que utilizan y habitan como sus compañeros masculinos. Por otra parte, los derroteros que ha tomadola vida en las ciudades en los últimos tiempos no legitima la actuación de aquellos que han tenido un papel importante en el proceso de toma de decisiones respecto de su construcción, Los problemas sociales, ecológicos y económicos se acumulan en las zonas urbanas de nueva creación, incidiendo más en las periferias de nuestras ciudades que en los barrios más antiguos, en la ciudad clásica. Las soluciones planteadas por los urbanistas no hace tanto tiempo se han convertido en los problemas actuales. Por ello se propone dar una oportunidad a aquellos grupos escasamente representados en la participación habitual de los ciudadanos, escasamente involucrados en la toma de decisiones y los vericuetos del poder y escasamente oídos por los políticos. Posiblemente su visión de la ciudad sea más interesante que la que los grupos de presión, unidos a urbanistas tecnócratas y políticos escasos de proyecto, nos han brindado hasta el momento. Ampliar el círculo de personas que opinan, se replantean o profundizan en el modelo de ciudad sí ayudaría a mejorar enormemente la actual situación y sus tendencias. Para ello hay que reflexionar sobre las incomodidades, disfunciones, inconvenientes, inseguridades y molestias que se acumulan en la vida cotidiana de todos gracias a una planificación que no tiene en cuenta las necesidades de muchos grupos de ciudadanos, entre otros las mujeres, Se argumentará que las mujeres no somos un grupo homogéneo: es cierto. Existen mujeres con y sin trabajo profesional, amas de casa, mayores, jóvenes, con y sin dinero...Sin embargo existen invariantes o características que se pueden aplicar a casi todas las mujeres y determinan su visión de las cosas: por ejemplo, la mujer no utiliza la violencia como modo de defensa en el espacio público. O, hoy por hoy, y en espera de tiempos más igualitarios, las mujeres se ocupan mayoritariamente del cuidado de niños, de mayores y de todos los elementos más débiles de la sociedad. Las mujeres son, en cuanto madres, lasintérpretes primarias de las necesidades de los niños y niñas. La total responsabilidad, cuando no el trabajo en sí, derivada de las tareas de mantenimiento, limpieza y avituallamiento de las casa recae sobre sus hombros. Las mujeres son pues, la voz de los otros grupos infrarrepresentados, sin voz. Evidentemente, no debemos permitir que esta situación por injusta, permanezca en el tiempo, pero sí tratar de que, a le vez, que se vayan cambiando las pautas de relación entre género, se sea consciente de que la situación actual es la que describimos aquí y tratar de que el espacio facilite en vez de agravar la asunción de estas responsabilidades, ya sea para las mujeres o para ambos géneros como pretendemos que sea en el futuro. No es sólo para las mujeres para quienes la ciudad no funciona, también para los otros sectores débiles de la ciudad: el recorte de libertad y autonomía de los niños en nuestra sociedad urbana no tiene precedentes en la historia. Hace no tanto tiempo los niños jugábamos en la calle solos, íbamos a la escuela sin necesidad de adultos como acompañantes. Actualmente los niños han desaparecido de la escena pública. En un estudio realizado a principios de los 90 en Inglaterra se analizaban las costumbres infantiles en esta actividad diaria: ir al colegio. Los resultados reflejan claramente como ha aumentado la dependencia en los últimos 20 años. En 1971 iban solos al colegio un 80% de los niños de 9 años y un 90% de los de 11 años de edad. En 1990, el porcentaje del primer grupo había descendido al 30% y el grupo de niños de 11 años que aun conservaba su autonomía no llegaba al 55%. La reclusión forzosa de los niños va acompañada de la reclusión de los padres, o, para ser más precisos de las madres sobre las que sigue recayendo la mayoría del tiempo de cuidado infantil. Cuidado que ha pasado de ser una tarea compartida por toda la comunidad a ser una carga asumida a duras penas por los padres. Esta situación repercute asimismo en la formación de losniños: conocer por sí mismos el entorno, jugar, explorar sin tener a un adulto encima era un elemento importante en el proceso de formación infantil. Actualmente se sustituye la riqueza del entorno por el ordenador o la televisión, sin poder imaginar qué consecuencias tendrá en el futuro. Otro tanto podríamos decir de otros grupos simplemente centrando nuestro pensamiento en ello: los mayores, los parados, la gente con algún tipo de minusvalía o discapacidad. La ciudad que estamos creando no funciona y esta disfunción se hace más patente en su impacto sobre las vidas más complejas, o más alejadas del modelo implícito que los planificadores tienen en mente. Decíamos que el espacio, si se analiza en profundidad, está surcado por líneas de poder: es una cristalización de la sociedad y de su división en roles desiguales. La construcción de uno u otro tipo de ciudad facilita o impide el camino a la igualdad. Hay que repensar la ciudad del mismo modo que se ha comenzado a repensar la historia, incorporando a la mayoría olvidada, a las mujeres. El espacio construido delimita, moldea, condiciona o potencia las actividades que se realizan en él. Si queremos que la ciudad sirva al modelo de autonomía, de igualdad, de ciudadanía con todos sus derechos, hay que encontrar el modo de hacer oir nuestras necesidades específicas y concretas como mujeres en el proceso de construcción de la ciudad. El urbanismo de los últimos años se basa en una serie de errores que, no por ser suficientemente reconocidos en los círculos técnicos, han dejado de ser los ejes de diseño urbano en la actualidad, por mera inercia y porque responden muy bien a las expectativas económicas de la máquina productiva. El primero es la división estricta de funciones urbanas en oposición a la complejidad y a la mezcla de usos y personas que caracterizaba la ciudad tradicional. En aras de solucionar problemas higienistas y de contaminación industrial, la Carta de Atenas y su mentor Le Corbusier, diseñan el urbanismomoderno, en el que proponen una ciudad disgregada en la que las diversas funciones: habitar, trabajar, comprar, divertirse.... se ubican en zonas predeterminadas para ese uso exclusivo. Su desarrollo dará lugar a la ciudad de los polígonos (residencial, industrial,...) o a su último desarrollo con los actuales hipermercados y centros de ocio en medio del campo. Esta división de funciones implica grandes desplazamientos entre una y otra actividad, y se vuelve subsidiaria del vehículo privado como mejor forma de solventar las distancias. Los ciudadanos, y sobre todo las ciudadanas deben simultanear a lo largo de la jornada las diversas funciones. Con este modelo, necesitan emplear en estos desplazamientos de una parte a otra de la ciudad una cantidad ingente de tiempo y energía. La ciudad disgregada que genera un urbanismo dependiente del automóvil se muestra hostil a todas las personas frágiles o sobrecargadas de trabajo: a las mujeres con doble jornada, a los mayores, a los que tienen alguna discapacidad o enfermedad. Es decir, a la mayoría de los ciudadanos. Este modelo urbano se basa necesariamente en la dependencia del coche privado y en grandes inversiones en carreteras y otras infraestructuras del transporte. El espacio público, básico para valores ciudadanos como la convivencia y el intercambio, se ha visto invadido por el automóvil y sus consecuencias (ruido, contaminación, ocupación física por el aparcamiento, imagen de la ciudad). Algunos autores piensan qu el hecho de destinar básicamente el sistema de calles y plazas de las ciudades a la circulación rodada ha sido el error de fondo que ha dado lugar al declive actual de nuestras ciudades. El modelo urbanístico que, como decíamos, se sigue utilizando inercialmente, está generando unos espacios decepcionantes en su calidad urbana al precio de un consumo ingente de recursos y energía y de producir un máximo de residuos inutilizables en los ciclos naturales. ¿Cómo cambiar la forma de hacer ciudad? Estamos enun proceso, sin tener aún soluciones claras y testadas de cara al futuro, pero empiezan a concretarse algunos principios que debieran devenir en cambios profundos en el planeamiento y en al intervención en la ciudad, que llevarán seguramente a mejores resultados. Hasta ahora, el urbanismo se ha centrado en un par de objetivos claros: la producción inmobiliaria y de infraestructuras del transporte y el reparto equitativo de los beneficios de la urbanización entre los propietarios del suelo. En el caso del urbanismo progresista, la tendencia es concebir la función del urbanismo a modo de dique de contención de una tendencia irreprimible a la especulación. Debiéramos salir de este urbanismo defensivo, para centrar los objetivos en crear o recuperar ciudad para todos y todas. Salvar este planteamiento de visión estrecha de la realidad que se reduce a repartos de plusvalías y solución de problemas infraestructurales. Cuando se estudian los espacios urbanos, surge la duda de cómo se puede llamar ciudad al tiempo al tejido vivo que todos conocemos, que acumula experiencias y vivencias múltiples, que refleja unos acuerdos mínimos de la gente que convive en ellos; y, a la vez, a esta creación fría y simple en la que difícilmente se conseguirá la complejidad suficiente para una convivencia agradable. Repensar las ciudades: un nuevo urbanismo Como comentábamos antes, con toda la autoridad que nos da el no haber sido como colectivo las mujeres responsables de la deriva del urbanismo reciente, proponemos unas nuevas premisas para repensar las ciudades del futuro: El uso de la ciudad es diferente por parte de los diversos grupos de ciudadanos. En el momento actual, la división de trabajos y roles sociales hace que el uso de la ciudad por parte de hombres y mujeres sea muy distinto. En el futuro esperamos que esta situación cambie, pero siempre seguirá habiendo diferentes modos de vivir la ciudad. Una primera medida sería lograr que la información urbanística reflejara esa diversidad.Que los planes generales hablen de habitantes, en vez de grupos específicos de ciudadanos con necesidades diferenciadas es un error grave que se traduce en inadecuación de los espacios planificados a posteriori. Partiendo de la perspectiva de género, que constituye el tema de esta intervención, destaquemos que existen pocas estadísticas o información en la que el uso de la ciudad se refleje según el sexo del encuestado. Las pocas estadísticas segregadas dan fe de la situación desigual que comentábamos. Incorporar al urbanismo y al diseño de la ciudad un enfoque de género. Las antropólogas feministas americanas utilizan un concepto muy interesante: el 'urbanismo situado'. Es decir, hacer salir a las prácticas urbanísticas de los temas de producción de suelo e infraestructuras y reparto de beneficios para centrar su campo en conseguir unos espacios que inciten a la convivencia y favorezcan el desarrollo y el buen vivir de todas las personas que van a habitarlos. Partir de la vida cotidiana y de todas las actividades y necesidades que se desarrollan en su seno para definir los espacios que los albergarán, sin olvidar aspectos tan importantes como el cuidado de pequeños o demasiado mayores, la seguridad, el ocio... dar valor a temas que actualmente quedan relegados. La incorporación de la mujer al trabajo remunerado o exterior ha supuesto cambios en la forma de concebir todas las formas de trabajo y la organización de la vida en el hogar: son necesarias transformaciones en ambos que favorezcan el reparto del trabajo no remunerado, que inciten a la socialización, que eviten situaciones de soledad o de estrés. Para ello hay que incorporar nuevos planteamientos básicos a los pliegos de condiciones de proyectos e ideas para la ciudad. Son necesarias acciones positivas que favorezcan proyectos innovadores. Es bueno reflexionar sobre las herramientas y normas que utilizamos a la luz de ese nuevo prisma para ver en qué aspectos son válidas y en qué aspectos convendría cambiarlos.Para incluir este nuevo enfoque que parte de la realidad de toda la vida cotidiana, es necesario primero hacer aflorar la parte de esa vida cotidiana que es poco visible en los estratos técnicos o incluso en los medios de comunicación. Son necesarios estudios específicos sobre la realidad de la vida cotidiana que no se refiere a los temas laborales. Pero, sobre todo, es necesario dar voz a las propias mujeres para que sean ellas las que expliquen cual es su relación con el espacio de la ciudad, las disfunciones que conocen, los problemas que tienen o los espacios que les resultan especialmente adecuados para desarrollar su vida compleja intentando compaginar tantos perfiles como advertíamos en las primeras páginas. Como ciudadanas, el modo sería apoyar en todo momento la reflexión colectiva sobre la ciudad, sobre el espacio, abriendo cauces, tanteando instrumentos para la participación ciudadana, haciendo surgir propuestas específicas que se puedan integrar en el proyecto de ciudad o de territorio. En un símil muy adecuado a la visión femenina del mundo: 'El que no llora, no mama'. Si no nos quejamos, si no planteamos nuestra incomodidad en el espacio urbano, lo más probable es que siga haciéndose a medida de los que sí que influyen, hablan... Como técnicas, impulsando los procesos urbanísticos de modo que incorporen procesos de participación en los que se oiga la voz de aquellos y aquellas que participan en menor grado en los procesos habituales. Exigiendo información desagregada según los diferentes tipos de ciudadanos y ciudadanas. Abriendo espacios de participación para los diversos grupos, de modo que el urbanismo de la diferencia, de la multiculturalidad aparezca con toda su fuerza. Incorporando premisas al diseño que valoren los aspectos escondidos de la vida cotidiana: la seguridad, la convivencialidad, el disfrute de la naturaleza, el ocio, el cuidado de aquellos que lo requieren, la tranquilidad, el silencio, la calma, el disfrute.... De este modo, escuchandoy valorando lo diferencial como mujeres, podremos incorporar propuestas específicas para integrar en el proyecto ciudad. Reconvertir los instrumentos de planeamiento existentes de modo que reflejen los resultados de procesos profundamente democráticos, en los que se refleje la participación de los diversos grupos que componen la ciudadanía. Ampliar la gama de asociaciones que intervienen en la ciudad, en la actualidad centrada únicamente en las asociaciones de vecinos cuando existen. Para verificar si estas propuestas corresponden a lo que las mujeres o aquellos que, en un mundo más igual, se ocupen de lo que actualmente recae sobre nuestros hombros, sería interesante iniciar procesos de verificación de los nuevos instrumentos: por ejemplo elaborando indicadores para evaluar la habitabilidad de la ciudad desde el punto de vista de las mujeres o de los diferentes grupos que componen el urbanismo de la diferencia. Los indicadores tienen una doble función: por una parte sirven para medir y verificar la idoneidad de una acción o instrumento para corregir una tendencia. Pero tienen otra función importante: la de ser instrumentos de sensibilización sobre una situación dada, acelerando la puesta en marcha de mecanismos de intervención. Otro sistema puede ser la puesta en marcha de otros sistemas de evaluación, como puede ser la redacción de Estudios de Impacto Social, con metodología paralela a los Estudios de Impacto Ambiental. Por ejemplo, de cara a un proyecto concreto, un informe de estas características podría estudiar a quien beneficia y a quien impacta cada una de las intervenciones que componen el proyecto. En este proceso de virar el urbanismo de las plusvalías hacia un urbanismo de las personas, el modelo de ciudad tendría que basarse en ideas fuerza como la proximidad y complejidad de todas las actividades que se desarrollan en el entorno urbano, la legibilidad y accesibilidad de los espacios, la seguridad y convivencialidad en absolutamente todas las zonas urbanas,la permeabilidad y accesibilidad a todos los equipamientos o focos de atracción no solamente en coche, sino sobre todo a pie o en modos de transporte no motorizados, con especial atención a las personas de movilidad reducida. Y sobre todo, fomentar la mezcla de usos de forrma que se pueda conseguir la deseada proximidad y accesibilidad que facilite la realización de las diversas tareas que compondrían una vida compleja y completa para ciudadanos y ciudadanas. En resumen, Profundizar en las necesidades reales de todos los grupos de población y utilizar estos conocimientos para desarrollar políticas de uso del suelo y de transporte que aseguren un acceso igualitario a los recursos existentes , al tiempo que recojan las necesidades no satisfechas. Reconocer las diversas formas de exclusión o tratamiento desigual que existe de hecho en la sociedad (tanto para minorías como para mayorías). Activar la participación activa de aquellos sectores de la población cuyas voces son difícilmente percibidas en los procesos urbanísticos. PREMISAS PARA REPENSAR LAS CIUDADES DESDE EL GÉNERO Información urbanística Incorporación de nuevos planteamientos, "El urbanismo situado": En los pliegos de condiciones de proyectos e ideas para la ciudad En la normativa y herramientas urbanísticas Acciones positivas que favorezcan proyectos innovadores Estudios específicos Participación en los procesos Procesos de verificación/ evaluación: Indicadores Estudios de impacto social ACCIONES POSITIVAS Alemania. Bergkammen. 1991. Promoción de 25 apartamentos realizados de acuerdo a las necesidades de las mujeres "Mujeres replanifican" Hamburgo (Alemania) 1993 Proyecto subvencionado por la Administración en el que mujeres urbanistas y usuarios trabajan juntos para adaptar su construcción a las necesidades de las mujeres y sus familias. "La fábrica de chocolate" Berlín 1984 87. Después de un proceso de planificación y negociación, los grupos feministas se hicieron cargo delos edificios de una sociedad inmobiliaria municipal, Se recupera una vieja fabrica en el que se albergan numerosas actividades para las mujeres: guarderías, apartamentos, talleres,.. Experiencias de planeamiento municipal alternativo en Noruega. Una perspectiva de las mujeres en el planeamiento municipal (1989 92). Realizado por la Asociaciación de Administración Local de Noruega y un equipo Interministerial (de seis ministerios). ESTUDIOS ESPECIFICOS "La ciudad amable de Tokio" (Japón), 1993. El Comité de Arquitectos para las mujeres y la ciudad elaboran un estudio para mejorar las condiciones los viajes en transporte público "Remodelación del Centro Urbano de Birminghan" (Reino Unido). 1994. Se trata de un trabajo de una organización comunitaria de base popular montada por mujeres y para mujeres. Surge a partir de la iniciativa del Consejo del Gran Londres y de la organización Amigos de la Tierra, para planificar las ciudades pensando en sus habitantes y no en los coches. Estudios sobre "Puntos negros" PARTICIPACIÓN TALLERES EASW : fomento de la participación de la mujer en los procesos de planificación de la ciudad : Otra mirada sobre Pamplona: la interpretación de la ciudad desde el punto de vista de las mujeres . Concejalías de la Mujer y Urbanismo . 1997 II Jornadas de Urbanismo: Pamplona con mirada de mujer, Taller sobre indicadores de ciudadania e igualdad: "Las mujeres seguimos el Plan", Ayuntamiento de Pamplona : Concejalías de Urbanismo y de la Mujer. 1998 Participación de las Mujeres en la creación del espacio habitable de Lorca . Concejalía de la Mujer y Concejalía de Urbanismo del Ayuntamiento de Lorca. marzo 2000 Avilés,la ciudad que proponen las Mujeres. Concejalía de la mujer del Ayuntamiento de Avilés. Noviembre 2000 "Foro de Mujeres sobre Transporte y Desarrollo".Sheffield (Reino Unido).1993. Se creo un Foro de Mujeres sobre Transporte y Desarrollo. Mujeres técnicas de la Administración quisieron crear un mecanismo que permitieraque les permitiera mantener un dialogo continuado con las mujeres de la Comunidad, y que pudieran asesorar en la política de planificación y transporte. Se han desarrollado campañas sobre Seguridad Vial, contaminación, etc. "Remodelación del Centro Urbano de Birminghan" (Reino Unido). 1994.Se trata de un trabajo de una organización comunitaria de base popular montada por mujeres y para mujeres. Surge a partir de la iniciativa del Consejo del Gran Londres y de la organización Amigos de la Tierra, para planificar las ciudades pensando en sus habitantes y no en los coches. PROYECTOS Proyecto "METRAC":Toronto (Canadá).1989. Guía para realizar auditorias sobre la seguridad d"Proyecto Abrete Sesamo". Haringiey (Reino Unido). Proceso en el que se buscaba la participación de la comunidad en el entorno construido. Se elaboró una encuesta sobre los temas de accesibilidad a comercios, equipamientos, etc, concienciando al barrio sobre el papel de la mujeres como cuidadoras. VAC Comité Asesor de Mujeres para temas de construcción de vivienda. Surge después de la Segunda Guerra Mundial (1946 hasta la actualidad) en 300 municipios con motivo de las labores de reconstrucción, para evaluar las necesidades de vivienda, su accesibilidad, seguridad, flexibilidad. INDICADORES. PAMPLONA 1998: DE IGUALDAD DE SEGURIDAD DE ACCESIBILIDAD DE SOSTENIBIILDAD DE RELACION DE HABITABILIDAD DE LA VIVIENDA Isabel Velázquez/Aurora Justo, Colectivo "Mujeres Urbanistas" Jornadas "Arquitectura, Urbanismo y Vida Cotidiana" organizadas por Emakunde en septiembre de 2001 Fotografías: Están publicadas en la revista EMAKUNDE Nº37 Euskonews & Media 208. zbk (2003 / 04 25 / 05 09) Euskomedia: Euskal Kultur Informazio Zerbitzua Eusko Ikaskuntzaren Web Orria
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