Consumir la vida...usar el tiempo... ¡vivir! Consumir la vida...usar el tiempo... ¡vivir! María Jesús Izquierdo En el transcurso de apenas doscientos años hemos cambiado la visión del tiempo de un modo radical, pasando por tres concepciones. Previo al desarrollo industrial, el tiempo que no es sino la conciencia de que somos seres limitados, era un bien de uso que se ajustaba a los ritmos de la naturaleza. A continuación ha pasado a ser un bien de cambio, la preservación de la propia vida depende de que alguien compre por un cierto periodo de tiempo el uso de nuestra vida, el tiempo pasa a ser un bien de consumo. Más recientemente se anticipaba un futuro en que la libertad sería la cualidad dominante del tiempo. El desarrollo científico y técnico aumentaría, como de hecho ha ocurrido, la productividad del trabajo, y como consecuencia, las personas dispondrían de mucho más tiempo libre. Se anticipaba que sería el ocio, y no el trabajo, la actividad que estructuraría nuestras vidas y las dotaría de sentido. Apenas hace unos años que las expectativas han cambiado de un modo radical, nadie habla ya de la sociedad del tiempo libre. En muchas empresas se han eliminado los relojes, esos guardianes del tiempo comprado por los empresarios. Y eso ha ocurrido porque el contrato de trabajo ya no se basa en la cesión de un número de horas de la vida propia a cambio de medios para vivir, sino que ganarse la vida exige pagar el tributo de poner a libre disposición de la empresa la capacidad de trabajar. Los relojes, ya no son los celosos guardianes del tiempo que es oro comprado por el empresario, sino los chivatos que denuncian la abusiva extensión de la jornada laboral. Por eso, tienden a desaparecer de la puerta de entrada de los centros de trabajo. El reloj, en los inicios del capitalismo, fue el mejor aliado de los compradores de trabajo, ya que media el fluir de ese oro líquido que es la capacidad de generar riqueza, disciplinando su uso, orientándolo a los objetivos productivos.Cuando las relaciones laborales han quedado desreguladas eufemismo con el que nos referimos al retroceso del Estado en su supuesta función mediadora entre el capital y el trabajo el reloj no vigila al trabajador sino que denuncia el trato al que se ve sometido: su pérdida de control sobre el tiempo o lo que es lo mismo, la pérdida de control de su propia vida. Nadie tiene ya la desfachatez de decir que vamos hacia una sociedad de ocio, las jornadas laborales se alargan más allá de los límites que impone la legalidad vigente. En la misma medida en que se pierde el control del tiempo cotidiano propio, aumentan los contratos temporales, impidiendo marcarse objetivos de un cierto alcance, dado que ante los ojos se despliega la incertidumbre de cómo ganarse la vida en el futuro. Eso es especialmente cierto en el caso de las mujeres, que siendo el 39% de la población ocupada, son el 47% de los trabajadores que llevan menos de 3 meses en su empresa actual, el 42% de los trabajadores temporales, y el 51% de los trabajadores temporales, sí, temporales, que llevan 6 o más años trabajando en la misma empresa (según datos de la EPA correspondientes al 4º trimestre de 2002). ¿Trabaja más horas de las que figuran en su contrato? (13.381) Siempre 58,35 Muy a menudo 21,43 De vez en cuando 7,75 Ocasionalmente 5,99 Nunca 6,46 Datos de la encuesta de Expansión&Empleo.com de 12 de julio de 2002 El trabajo, a diferencia del ocio, tiene razón de ser porque reconocemos los límites que nos impone la realidad. Trabajo es lo que media entre el deseo, la aspiración, y la necesidad, de un lado; y la realización o satisfacción, del otro. Tiempo de trabajo es reconocer todo que no es posible, y que lo posible no se alcanza inmediata y automáticamente, sino que hay que poner medios, disciplinar conductas y esperar a que los resultados deseados se alcancen. Algo bien distinto, es que la persona, y lo que constituye el núcleo de su subjetividad:deseos, necesidades, aspiraciones, quede aplastada bajo el peso de relaciones de poder en que los deseos, necesidades y aspiraciones de unos o unas, se realizan a expensas del sufrimiento y suspensión de subjetividad de otras u otros. La desregulación de las relaciones laborales atenta directamente a la autogestión del tiempo, y gestionar el tiempo es gestionar la propia vida. Recientemente se ha empezado a admitir que la de gestión del tiempo es un problema. La promesa de una creciente disponibilidad de tiempo libre es, cuanto lo menos, una frivolidad por no decir una mentira. El modo en que se expresa esa tensión es invocando reiteradamente la necesidad de conciliar el trabajo con la vida personal ¿Qué implícitos hay tras la búsqueda de conciliación, y qué se recoge en la ley misma cuando se aborda esta cuestión? 1. Que la vida propia se desarrolla fuera del lugar de trabajo remunerado, lo que da por descontado que en ese lugar no se realiza la vida propia sino la ajena. ¿De quién?, nos preguntamos. 2. Que las personas léase mujeres que trabajan por cuenta ajena supuestamente las amas de casa no trabajan por cuenta ajena, de ahí que su actividad se denomine "sus labores" , tienen un problema si quieren conservar su empleo y quieren además cuidar de las personas de su familia. 3. Que los hombres sólo tienen subsidiariamente ese problema. 4. Que no importan las necesidades y dificultades de las personas dependientes de cuidados ajenos. Sólo son objeto de preocupación en tanto originan problemas a las mujeres a cuyo cargo se hallan, y porque los originan a las empresas que contratan a mujeres y a la política presupuestaria pública, que estar siendo restrictiva en materia de servicios sociales. Las personas dependientes más que preocupar, molestan. 5. Fundamentalmente, que la lógica de la empresa es la lógica de la productividad, la competencia y la rentabilidad. Y que a esa lógica no hay más remedio que ponerle un contrapeso porque amenaza con destruir la posibilidadde la economía de mercado: la implacabilidad del mercado no puede permitirse amenazar la posibilidad de la vida misma. De ahí la ley de conciliación. ¿Porqué no reconocer abiertamente que las relaciones de mercado han externalizado a las mujeres los costes de producción de la vida humana? La gestión del tiempo no es una cuestión de conciliación, entre dos órdenes de exigencia, la económica y la personal. No es tensión lo que hay entre el trabajo y la vida personal, sino expolio institucionalizado de las mujeres. Al atribuirles y aceptar ellas mismas lo que son responsabilidades colectivas: el cuidado de las personas dependientes sean criaturas, viejos, discapacitados o enfermos, se las está explotando. Cuando las mujeres consumen su tiempo, favorecen que los hombres tengan más tiempo disponible, ese tiempo que las mujeres les entregan ocupándose de hacer lo que es responsabilidad de todos los adultos, contribuye a que aumente el poder de los hombres sobre las mujeres. En eso y no otra cosa consiste la explotación, en usar la fuerza y capacidades del otro la otra para aumentar la propia fuerza sobre la explotada, y por tanto la capacidad de continuar explotándola. Ya sabemos que la mayoría de los hombres no explotan intencionadamente, pero como dice Joanna Russ: "los niños tiran piedras a los gatos jugando, pero los gatos se mueren en serio". ¿Cabe decir que son democráticas estas reglas de juego? La democracia es necesariamente económica, no simplemente política. Consiste en que las decisiones sobre la administración y uso del recurso más escaso que tenemos nuestra propia vida se tomen colectivamente con la participación de todas y todos los implicados. ¿No es una cuestión de democracia económica lo que está en juego ante la asesina decisión de atacar al pueblo iraquí? ¿Qué papel han tenido los propios iraquíes en la decisión de cómo gestionar su tiempo de vida? ¿Cabe hablar de democracia, cuando las decisiones que afectan al uso del tiempo de vida se toman bajola coacción de las leyes del mercado, cuando no de los poderes oligopolistas de las grandes empresas transnacionales? ¿Cabe decir que las mujeres somos ciudadanas mientras no participamos en la toma de decisiones que afectan a nuestra participación en la producción de la vida? María Jesús Izquierdo, Universitat Autònoma de Barcelona NO A LA GUERRA, !NO EN MI NOMBRE¡ Fotografías: Están publicadas en el Nº2 de la revista EMAKUNDE Euskonews & Media 208. zbk (2003 / 04 25 / 05 09) Euskomedia: Euskal Kultur Informazio Zerbitzua Eusko Ikaskuntzaren Web Orria
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