208 Zenbakia 2003-05-04 / 2003-09-25

Gaiak

Ciencia - conocimiento, ¿al servicio de quién?

ALVAREZ LIRES, Mari

Ciencia conocimiento, ¿al servicio de quién? Ciencia conocimiento, ¿al servicio de quién? Mari Álvarez Lires Escribo sobrecogida por los gritos que me llegan, a través de la radio, procedentes de un mercado de Irak sobre el cual ha caído un misil "inteligente" dotado de no sé qué tecnología punta que ha producido una matanza y un sinfín de personas heridas. No puedo dejar de preguntarme qué ha sido de aquel ideal del Siglo de las Luces, la aspiración ilustrada según la cual la ciencia y la técnica deberían servir para alcanzar el progreso y el bienestar de los seres humanos. Es verdad que ese ideal ha sido deturpado a lo largo de los siglos transcurridos pero también lo es que, desde que EEUU lanzara sobre Hiroshima y Nagasaki la primera bomba atómica, nunca había estado el mundo tan próximo a la barbarie más absoluta y nunca había sido tan pertinente la pregunta, ciencia y conocimiento, ¿al servicio de quién? En la situación mundial que atravesamos, ¿quién será capaz de mantener que la ciencia es neutral? Hace tres años, Flora de Pablo, investigadora del CSIC escribía sobre la "pobrísima política científica que sufrimos" y comentaba el plan nacional de I+D para los años 2000 2003 señalando que mientras que los gastos en material militar habían subido aproximadamente un 40% anual, los gastos en investigación y desarrollo tecnológico genuinos habían subido un "ramplón" 7%. Añadía nuestra investigadora, preocupada por el papel de las mujeres en la ciencia: "¿a quién sino a un grupo de varones ultraconservadores se le puede ocurrir disfrazar el gasto militar como inversión estatal en investigación y desarrollo?" En esta misma línea, en el último trimestre de 2002 se dio a conocer un manifiesto, promovido por Mayor Zaragoza, en el que un millar de personas, pertenecientes a la comunidad científica, se declaraban objetoras de la investigación militar. Así pues, ¿dónde está la igualdad? ¿dónde la utópica neutralidad científico tecnológica? ¿qué posibilidades hay de investigarfuera de las líneas prioritarias de I+D? ¿prioritarias para quién? Valga como ejemplo el testimonio una famosa investigadora del Instituto Tecnológico de Massachussets, quien en 1991, después de la guerra del Golfo, confesó que solamente habían organizado una conferencia sobre la guerra porque la mayor parte de las subvenciones para investigación del MIT procedía del estamento militar y una oposición a la intervención armada hubiera supuesto un recorte drástico de presupuestos. Lise Meitne r(1876 1968) Pero podemos remontarnos a un pasado más lejano. Lise Meitner (1876 1968), una física austriaca, que había conseguido estudiar e investigar tras salvar graves obstáculos, que tuvo que huir de la Alemania nazi, fue propuesta tres veces para Premio Nobel de Física y de Química, sin que nunca llegaran a concedérselo; pionera en el descubrimiento e interpretación de la fisión del Uranio, rechazó trabajar en el proyecto Manhattan que conduciría a la fabricación de la bomba atómica. Meitner tenía la esperanza de que el proyecto resultara imposible y de que la fisión nuclear se aplicase con fines pacíficos. En 1944, su compañero de investigación Otto Hahn recibió el Premio Nobel de Química por el descubrimiento de la fisión nuclear. Ella, que también había sido propuesta por la misma razón y que había proporcionado, además, la explicación del proceso, no obtuvo ni siquiera una mención. Su condición de mujer y su posición crítica y opuesta al militarismo la habían apartado del famoso galardón. En otras ocasiones he escrito sobre ciencia y género y he señalado que la ciencia es androcéntrica, que las comunidades científicas son masculinas como lo son la mayoría de las organizaciones del espacio público, que el sexismo de estas organizaciones, la solidaridad entre varones que tienen una genealogía en común, las redes informales de las que suelen estar ausentes las mujeres, por no hacer referencia a la doble jornada, dificultan el acceso de éstas a los puestos en los que se diseñala política científica. Pero tal vez sea hora de pensar de otra forma, ¿por qué el modelo tiene que ser el definido por los hombres?, ¿no sería preferible un modelo de investigación científica menos absorbente que permitiese una vida más equilibrada? El informe ETAN 2000 de la UE ha puesto de manifiesto la desigualdad de mujeres y hombres en puestos científicos de relevancia, en detrimento de ellas. Un estudio realizado en Suecia, en 1997, mostró que las mujeres tenían que ser 2,2 veces más productivas que los hombres para obtener el mismo grado de recursos económicos y que existían sutiles mecanismos de discriminación en cuanto a salarios y espacio. En mi opinión, y aceptando todo lo anterior, el mayor obstáculo con el que nos encontramos las mujeres en las comunidades científicas es que nuestras opiniones son infravaloradas, tanto por los varones como por las mujeres. Únicamente las redes, la solidaridad y el apoyo entre nosotras será capaz de hacernos avanzar en esa igualdad todavía tan lejana. Pero todo ello será insuficiente si no trabajamos a favor de una tecnociencia al servicio de la humanidad y no de la destrucción y del militarismo más atroz. Otro mundo es posible y la ciencia debe contribuir a lograr esa utopía necesaria. Mari Álvarez Lies, Universidad de Vigo Fotografías: Mikel Arrazola. Publicadas en la revista EMAKUNDE Nº 49 Foto Lise Meitner: http:// Euskonews & Media 208. zbk (2003 / 04 25 / 05 09) Euskomedia: Euskal Kultur Informazio Zerbitzua Eusko Ikaskuntzaren Web Orria