Meteorología y medios de comunicación Meteorología y medios de comunicación Onintze Salazar Pérez Según cuentan nuestros antepasados, Mari (Basko Mari, Aralarko Damea, Anbotoko Dama) provocaba tempestades a su antojo. Las ofrendas que los baserritarras le hacían evitaban las graves consecuencias que estas tormentas acarrearían. También cuentan que si durante las misas que se celebraban en las simas donde Mari habitaba, ella se encontraba en el lugar, estaba garantizado que ese año no granizaría. Y no sólo Mari poseía ese poder. En casi todas las culturas del mundo a los fenómenos meteorológicos se les ha atribuido un carácter divino. Las grandes inundaciones, las extensas y prolongadas sequías, los violentos huracanes y un sinfín de adversidades llegadas del cielo se creía que eran fruto de la ira de los Dioses. Hoy en día, la culpa del "mal tiempo" no necesariamente entendido por cada uno de nosotros de la misma forma parece que la tienen los meteorólogos/as e incluso los presentadores/as del tiempo. Todos sabemos que no es una acusación seria ni fundada pero, lo cierto es que sí se les acusa de no "acertar". Para poder entender por qué se "equivocan", por qué no es posible saber el tiempo que hará dentro de quince días o por qué ante un mismo pronóstico no todo el mundo entiende lo mismo o lo que debería, el papel de los medios de comunicación es de suma importancia. En estos últimos veinte años la información meteorológica ha cobrado un interés cada vez mayor y es que a muchos nos interesa el tiempo que va a hacer el fin de semana, en vacaciones o en un día señalado. Todos hemos visto alguna vez el espacio del tiempo en televisión o hemos encendido la radio para saber si debemos abrigarnos o debemos coger el paraguas. A unos más, a otros menos, pero lo cierto es que a todos nos interesa conocer con antelación el tiempo que nos espera. La meteorología, hoy en día, está muy ligada al ocio y no tan sólo, como ha ocurrido toda la vida, a las labores del campo o dela mar. Para satisfacer esos deseos pero, sobre todo, para evitar pérdidas humanas o económicas derivadas de los fenómenos meteorológicos, los expertos se afanan cada día en elaborar sus pronósticos. Modelos numéricos, imágenes de satélite y de radar, medidas de temperatura, humedad, viento, presión, etc., conocimiento del terreno, de la orografía, de los fenómenos locales, la experiencia acumulada y un toque personal son las herramientas con las que trabaja el meteorólogo/a. Después, necesita un lenguaje científico propio y unívoco, en el que cada término tenga un único significado, para plasmar su pronóstico en un pedazo de papel. El uso de este mismo lenguaje por parte de los distintos medios de comunicación no desvirtúa el contenido del pronóstico, pero sí dificulta su comprensión. Es decir, la jerga meteorológica, algunas definiciones y la terminología propia de la materia son, a menudo, demasiado técnicas e "incómodas" para que puedan entenderse por el gran público con facilidad. Si en lugar de utilizar este lenguaje tan estricto el presentador/a del tiempo adecua el pronóstico a su estilo propio con el fin de hacer el espacio del tiempo más ameno y más personal (generalmente ocurre en las televisiones), entonces nos podemos encontrar ante un problema de pérdida parcial o tergiversación de la información original. Hay que comprender que los comunicadores/as precisan de un lenguaje adecuado al público no especializado, más ameno, sencillo y cercano. Encontrar este lenguaje y no variar el significado o el mensaje original es una tarea difícil que no siempre se consigue. Tanto los pronósticos como los avisos meteorológicos por fenómenos adversos necesitan de los medios de comunicación para su rápida y eficaz difusión. La radio es el medio que más rápido accede a una mayor población. Posee la facilidad y flexibilidad de poder cortar la emisión y dar los avisos urgentes que sean necesarios. En televisión, esto es más complicado y lleva más tiempo su preparación, aunquese cuenta con la herramienta visual que ayuda a entender mejor y a hacer más amena la información meteorológica. Por otro lado, en la prensa escrita los avisos por meteorología adversa de última hora no tienen cabida. Además de estos tres grandes medios, también contamos con Internet, un medio que cada día se utiliza más y un claro potencial para la difusión tanto de pronósticos como de avisos meteorológicos. Un problema que se plantea en las televisiones, y en cierta medida también en las radios, es la falta de tiempo en los espacios dedicados a la información meteorológica. Se necesitan más minutos de emisión para que el presentador/a pueda dar una información completa y detallada. Pero uno de los handicaps de estos espacios informativos es el poco tiempo que el espectador/a medio "aguanta" prestando atención a la pantalla de televisión. Además, éste tiende a fijarse sólo en el símbolo que aparece sobre su localidad y muchas veces no presta atención a las explicaciones que se le dan. El mapa que se presenta, tanto en las televisiones como en la prensa o en Internet, sirve para acompañar a la explicación, no para sustituirla. Hay que tener en cuenta que resulta difícil sintetizar la situación prevista en una amplia zona para todo un día en tan sólo un símbolo gráfico, de ahí que los comentarios del comunicador/a sean, la mayoría de las veces, necesarios. Algunas televisiones contratan a presentadores/as para los espacios del tiempo, mientras que sólo unos pocos se valen de los propios predictores/as para transmitir tal información. Se siga una línea o la otra, existen corrientes diferentes a la hora de presentar la información meteorológica. Unos utilizan un lenguaje estrictamente científico, no realizan comentarios subjetivos, ni se muestran más o menos contentos ante ascensos o descensos de la temperatura, ante la llegada del buen tiempo o de la nieve. Otros, y son la mayoría, siguen una corriente más cercana al gran público, utilizando un lenguaje más sencillo ypermitiéndose valoraciones subjetivas. Esta segunda corriente puede no resultar adecuada si no se aplica con la debida seriedad profesional. Es decir, los términos meteorológicos deben utilizarse correctamente y los comentarios subjetivos deben hacerse con cuidado. Los medios de comunicación, a veces por necesidad de suplir la falta de noticias importantes, y otras veces en respuesta a un interés suscitado entre la población, resaltan como noticia importante algún pronóstico (como por ejemplo, la primera nevada del invierno) o algún episodio ocurrido el día anterior, que en términos meteorológicos no tendría tal relevancia. En estos casos y en otros más, los medios de comunicación contribuyen negativamente a la correcta divulgación de la meteorología debido a la falta de formación de los propios periodistas o presentadores/as. Bastaría con un pequeño curso de formación dirigido a los profesionales de la comunicación que trabajen en estos temas para así poder evitar, por ejemplo, la eterna y mil veces repetida confusión entre meteorología y climatología, o tiempo y clima. Este mismo desconocimiento de aspectos básicos de la meteorología (y no me refiero a complicadas fórmulas o procesos físicos) lo sufre la gran mayoría de la población. Para comprender por qué no siempre se "acierta" el tiempo que va a hacer es necesario saber, entre otras cosas, que los pronósticos no son más que probabilidades de que cierta situación se produzca. A veces la probabilidad es alta y otras, no tanto, y es que el carácter caótico de la atmósfera es el que manda. Otro punto importante, que no mucha gente tiene claro, es el alcance temporal de las previsiones meteorológicas, es decir, para cuántos días es posible hacer un pronóstico con ciertas garantías de acierto. La gente sigue preguntando qué tiempo hará dentro de quince días, incluso durante toda una estación. El avance en el desarrollo de modelos numéricos que simulan el estado de la atmósfera y el avance tecnológico sólo permiten realizarpronósticos con un buen grado de fiabilidad para cuatro días. En cuanto a los pronósticos estacionales, salvo que se tenga fe en las témporas y en otros métodos no científicos, hoy en día no existen modelos operativos mínimamente fiables para poder predecir el tiempo que hará en los próximos meses. Estos ejemplos y otros muchos indican un desconocimiento en esta materia que podría ser perfectamente solventado por los medios de comunicación. Y para lograr este objetivo, debe existir una estrecha relación y colaboración entre los servicios meteorológicos o los meteorólogos y los diferentes medios de comunicación. Onintze Salazar Pérez. Meteoróloga Euskonews & Media 204. zbk (2003 / 03 / 21 28) Euskomedia: Euskal Kultur Informazio Zerbitzua Eusko Ikaskuntzaren Web Orria
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