141 Zenbakia 2001-10-26 / 2001-11-02

Gaiak

Manuel Irujo, del final de la Guerra Mundial a la muerte de Aguirre (1945-1960)

MEES, Ludger

Manuel Irujo, del final de la Guerra Mundial a la muerte de Aguirre (1945 1960) Manuel Irujo, del final de la Guerra Mundial a la muerte de Aguirre (1945 1960) Ludger Mees Durante el periodo histórico señalado, Manuel Irujo fue uno de los líderes nacionalistas más destacados e influyentes. Fueron varios los elementos que confluyeron en su persona para convertirle en un dirigente de primera fila: su aversión a cualquier tipo de pasividad y derrotismo; su inagotable capacidad de trabajo e iniciativa política; su flexibilidad mental que le permitía alejarse de dogmatismos estériles y adaptarse a situaciones nuevas; su capacidad de autocrítica; y finalmente, su carácter vital, directo e impulsivo, que también le creó más de un problema. Desde la perspectiva histórica, la labor de Irujo sobresale sobre todo por dos hechos: primero, el haber compaginado su papel de líder político con una autonomía intelectual con respecto a las autoridades de su partido, con las que le unía una relación de solidaridad y lealtad, pero también de crítica y distanciamiento cuando le parecía pertinente. En segundo lugar, cabe destacar que la biografía del propio Irujo entre 1945 y 1960 refleja en miniatura si bien con importantes matices la evolución que el nacionalismo vasco del exilio emprendió en este periodo: la superación de la apuesta aislacionista y radical en pos de una estrategia aperturista, flexible y colaboracionista. Terminada la guerra, Irujo realizó una espectacular evolución política observada también por sus compañeros de partido. Abandonó el "campo de irresponsabilidad jagi jagista" con palabras de los miembros del EBB de Londres Etxeberria y Arredondo para convertirse junto con Aguirre en el principal valedor de la cooperación con el republicanismo en la lucha contra el régimen de Franco. A petición de Aguirre ocupó una de las carteras más importantes del reconstruido Gobierno Republicano piloteado por Giral, la de Navegación, Industria y Comercio. En 1946 y 47,cuando la vía republicana todavía prometía éxito, Irujo y sus colaboradores pretendieron lográndolo en gran medida no sólo colaborar con el gobierno, sino controlarlo para asegurarse una favorable posición en el momento de la caída del franquismo. Tras la dimisión de Giral, Irujo siguió los pocos meses que duró el nuevo gabinete de Llopis, pero ahora volviendo a una cartera menos importante, al Ministerio de Justicia, lo que ya reflejó las crecientes dudas de su partido ante el republicanismo. Cuando Prieto y los socialistas retiraron la confianza al gobierno Llopis para explorar la vía monárquica, Irujo quedó fuera del gobierno. Posteriormente, el navarro participó activamente en el polémico debate interno dentro del PNV que necesitaba urgentemente posicionarse ante el "Plan Prieto" de pacto con los monárquicos de Don Juan. Irujo defendió la continuidad de la apuesta republicana "vigilada por nosotros" rechazó al "Plan Prieto", y se declaró antiseparatista y federalista europeo. Pudo conseguir que en la célebre "Declaración Política" que el PNV publicó en marzo de 1947 el partido se reafirmase en su apuesta republicanista, aunque abriese al mismo tiempo la puerta a la cooperación con Prieto y los monárquicos. Al darse cuenta de que, a raíz de los progresos que parecía conseguir Prieto en su entente con Don Juan, su postura republicanista estaba quedando en minoría dentro del PNV, Irujo pasó a colaborar en la confección de un documento oficial que concretó la postura de los nacionalistas vascos ante el Plan Prieto. Así, en el tratamiento del problema de Navarra en las "Bases para una situación transitoria vasca" se impuso el criterio de Irujo, según el cual en la fase transitoria vasca hacia la democracia Navarra debía estar integrada en el ente preautonómico que se exigía, para poder después decidir democráticamente sobre su permanencia o su desvinculación. Irujo, aún incómodo ante estas Bases, en las que se llegó a ofrecer el sacrificio del Gobierno Vascoy su sustitución por una "Diputación General" con menores competencias legislativas que el Gobierno del 36, no se opuso a su aceptación. Sin embargo, cuando se planteó la posibilidad de que el PNV entrase en el Comité de Enlace de socialistas y monárquicos, Irujo hizo constatar en acta su postura contraria. Tras el fracaso del "Plan Prieto", Irujo recuperó un contacto más directo con las instituciones republicanas, ostentando el cargo de Portavoz de la Minoría Parlamentaria en el parlamento del exilio. Pese a su actuación a veces espontánea, abiertamente favorable a la cooperación con los demócratas españoles y no siempre del gusto de la dirección del PNV, en la década de los 50 el político navarro volvió a desempeñar un papel destacado en el exilio nacionalista, pues fue uno de los impulsores de la "europeización" de la política jeltzale a través del Movimiento Federalista y de la Internacional de los partidos democristianos. Manuel de Irujo. Fotografía realizada en la Exposición "Manuel de Irujo Ollo. Lizarra/Estella 1891/9/25 Iruñea/Pamplona 1981/1/1 Ludger Mees, UPV EHU Fotografía: Enciclopedia Auñamendi Euskonews & Media 141.zbk (2001/10 26/11 2) Eusko Ikaskuntzaren Web Orria