137 Zenbakia 2001-09-28 / 2001-10-05

Gaiak

Nuevas aportaciones en torno a la credibilidad del cronista Esteban de Garibay

AZPIAZU, José Antonio

Nuevas aportaciones en torno a la credibilidad del cronista Esteban de Garibay Nuevas aportaciones en torno a la credibilidad del cronista Esteban de Garibay José Antonio Azpiazu Arrasate, según la descripción que nos ofrece Esteban de Garibay, se nos muestra como una villa que rompe los esquemas que la tradición nos ha transmitido en referencia a la sociedad vasca en el pasado. ¿Fue este relato el resultado del excesivo amor que el cronista profesaba por la villa que le vio nacer y de la que fue alcalde? En una aportación anterior en este medio resumí lo contenido en mi libro El acero de Mondragón en la época de Garibay, y lo hacía sobre todo bajo una perspectiva de técnica y economía. En esta ocasión abordo la defensa del cronista mondragonés basado en nueva documentación que ofrecen aspectos que afectan al bienestar material, la moda, la cultura, y la particular aportación de la mujer a la sociedad de la época. Arrasate. Casa consistorial, de estilo barroco francés, construida entre 1757 y 1756. En relación al bienestar, Arrasate muestra en el siglo XVI un carácter muy alejado de una sociedad vinculada a un entorno rural, retrasada y poco influenciada por los avances de la época. Garibay nos ofrece una visión de una sociedad mondragonesa que se ufana en mostrarse como urbana y alejada de la imagen de un mundo rural. Sus formas de vida rompen con el esquema prefijado por la historiografía para el conjunto de la sociedad vasca. ¿Resultaba el historiador tan fantasioso cuando atribuía al conjunto de la sociedad guipuzcoana, y el particular al Valle del Deba en el que se insertaba Arrasate, un talante moderno, industrial, abierto al exterior y técnicamente en la avanzadilla de Europa? En realidad, Garibay no sólo no pecó de fantasioso en sus descripciones. La calidad de vida que acontecía en aquella sociedad en su época superaba con creces el perfil que el cronista había retratado sobre la misma. De hecho, si lo comparamos con los datos que nos ofrece la documentación,las apreciaciones del Compendio Historial pecan de modestas. No sería de extrañar que sus propios paisanos se hubieran sentido molestos por un tratamiento tan modesto de los hechos. El comercio del acero había colocado a la sociedad mondragonesa en una situación privilegiada que permitía gozar de los medios materiales más estimados. El fluido mercado que se había generado a lo largo del Valle del Deba le proporcionaba víveres en abundancia, y las relaciones con el exterior le permitían acceder a las prendas de vestir más cotizadas en la época. La presencia de mercaderes europeos en Arrasate, así como de los propios mondragoneses en Europa, les permitía abastecerse de las ropas de calidad de que gozaban las sociedades avanzadas de la época. El testamento de Asencio Ibáñez de Artazubiaga, miembro de una de las grandes familias de la villa, nos ofrece una buena muestra al respecto. Partícipe activo en el comercio del acero, a través del puerto de Bilbao, Artazubiaga mantenía unas activas relaciones con Europa. En un caso había enviado setecientas barras de acero a Nantes, y como contrapartida a este envío recibe un importante cargamento de lencería. No es por tanto de extrañar que un porcentaje muy amplio de la población tuviera acceso a medios que superan el umbral del estado de necesidad que era común en aquella sociedad, adquiriendo una posición de notorio bienestar material. Testamentos, codicilos, noticias comerciales, movimientos de mercado, nos muestran una presencia muy considerable de elementos que muestran una bonanza económica muy apreciable. Garibay, que quiere acentuar el carácter urbano que apreciaba en la forma de vida de sus compaisanos, consigna que sus vestidos no son nada "labradoriegos". Las modas europeas entraban en la villa movidas por la afluencia de mercaderes del Norte que buscaban acero y ofertaban los ricos paños del Atlántico Norte. Obviamente, los mondragoneses se dejaron influenciar por la moda, signo de que habían superado el estado de supervivencia,y se distinguían por tocar sus cabezas con adornos "superfluos" pero indicativos de la buena marcha de la economía de la comunidad. En un año concreto, 1615, nos encontramos con una amplia serie de documentos en los que se repiten insistentemente las noticias de adquisición de sombreros de lujo, fabricados con materiales nobles y adornados con plumas. Se trata de diferentes tipos de sombreros con variada cantidad de plumas. A este adorno le acompañan con frecuencia otros componentes que suponían dispendios considerables, reflejos de un evidente bienestar económico. Como botón de muestra, señalo el conjunto que incluye la adquisición de un "valón de paño morado y sombrero y plumas y mangas, y medias ligas y corchetes de plata y sombrero", todo lo cual se valora en la considerable suma de quince ducados. En cuanto a la cultura, la sola presencia del cronista Garibay o del catedrático Báñez de Artazubiaga hablan a las claras del ambiente que se respiraba en la villa. Encontramos otros puntos que avalan la importancia de la cultura en aquella comunidad. Buena muestra de ello constituyen las ricas bibliotecas que aparecen inventariadas en la documentación, e incluso las noticias que hablan del transporte de libros a lomos de mulas, libros que acompañaban a los maestros cuando éstos cambiaban de domicilio o viajaban a la Universidad o a la Chancillería. Pero hay un detalle en el que se conjuntan bienestar económico y cultura: se trata de la presencia en Arrasate de artistas autóctonos como ensambladores, estofadores, pintores, etc., que ejercen en una amplia comarca que alcanza Nafarroa y Araba. Estos artistas necesitaban contar con fuertes capitales para ejercer su oficio, como lo muestra los siete mil panes de oro empleados en las obras de la iglesia de Zumaia, o los importantes gastos que ocasionaban los arreglos de diferentes iglesias en las que ofrecían sus buenos oficios. Un aspecto muy curioso de la modernidad del Arrasate de Garibay queda reflejado en la importantepresencia social y económica de la mujer. Más en concreto, llama poderosamente la atención que las mujeres solteras adquirieran en esta población un relieve social impropio de una sociedad que negaba al mundo femenino todo tipo de protagonismo. Sobre todo cuando aquella sociedad dirigía a la mujer hacia la maternidad y el monacato, considerándose la soltería como una maldición que conducía al desamparo. Ante este panorama global que anatematizaba a la población femenina que no entraba por los caminos del matrimonio o del convento, nos encontramos con que un amplio colectivo de mondragonesas se erige en protagonista de fenómenos sociales y económicos que desafían las normas el orden establecido aportando trabajo, eficacia y audacia, particularmente en la confección y venta de prendas de vestir. Estas mujeres reciben frecuentemente la denominación de "mujeres libres", término que se adecua al concepto de liberadas y autosuficientes. De hecho, se habían ganado el respeto de la sociedad en un mundo en el que la mujer no gozaba ningún protagonismo público. Fuese por unas circunstancias que permitían alcanzar estas posiciones, fuese porque la sociedad mondragonesa veía con naturalidad este estatus no habitual en la mujer, lo cierto es que la presencia y actuación de la mujer en esta villa rezuma una peculiar modernidad. Garibay no se extiende excesivamente en estas cuestiones, de hecho algunas no merecen su atención, y se muestra más bien modesto a la hora de establecer determinadas valoraciones, que resultan más humildes de lo que la realidad social y económica nos permite apreciar. A la luz de lo que nos muestran los documentos, el cronista bien pudo haberse mostrado más eufórico en referencia a los valores de sus paisanos coetáneos, sin por ello haberse arriesgado a ser tildado de mostrar un excesivo amor por su pueblo. Las pretendidas ensoñaciones infantiles que fijaron en su imaginación un retrato exagerado y supervalorado de Arrasate fueron más bien apreciaciones prudentes.La visión ofrecida por el cronista en relación a su pueblo y región debe apreciarse como correcta y nada exagerada. Más información en las siguientes publicaciones: El acero de Mondragoón en la época de Garibay El historiador Esteban de Garibay Esteban de Garibay y Zamalloa. 'Discurso de mi vida' Las "Memorias" de Esteban de Garibay y Zamalloa . "Los siete libros de la progenie y parentela de los hijos de Estevan de Garibay" Estos libros los encontrará en: http:// José Antonio Azpiazu, historiador Fotografías: Enciclopedia Auñamendi Euskonews & Media 137.zbk (2001/9 28/10 5) Eusko Ikaskuntzaren Web Orria