135 Zenbakia 2001-09-14 / 2001-09-21

Gaiak

Situación del sector de la animación: causas y consecuencias

BARINAGA, Eduardo

Situación del sector de la animación: causas y consecuencias Situación del sector de la animación: causas y consecuencias Eduardo Barinaga En el sector de la animación se dan una serie de factores que son característicos. Por una parte está la excesiva atomización de los profesionales que en él se mueven y por otra la ausencia de auténticos proyectos o planteamientos empresariales. Además concurren también otra serie de variables similares a otros campos de creación caso del cine o de la industria audiovisual en general, como son la cuestión de la financiación en el que se incluye la política de las subvenciones, la competencia de la industria americana o la organización sector por citar los más significativos a mi entender. Pero vayamos por partes. Ha sido una constante a lo largo del tiempo la proliferación de pequeñas industrias, unipersonales en muchos casos, surgidos entorno a un profesional que de una manera autodidacta había adquirido una formación aceptable en la producción de animación y que tras participar en un proyecto de mayor envergadura, fiaba su suerte empresarial a uno nuevo liderado por él. Buenos animadores o artistas, pero con nula experiencia en la gestión empresarial. Las consecuencias no se hacían esperar. La necesidad apremiante de financiación para acometer el nuevo proyecto tanto en su vertiente empresarial como creativa limitaba ya de salida las posibilidades del mismo, dejando casi siempre en manos de un tercero la viabilidad del mismo. Si a esto añadimos la incertidumbre sobre el futuro que se preveía al haber fiado todo al éxito de un solo proyecto, no es de extrañar que el nacimiento y desaparición de empresas o el baile de nombres que un día estaban aquí y mañana allá, haya sido la tónica general del sector. En estas circunstancias es difícil augurar un buen futuro para un sector en el que la realización de un producto requiere de importantes inversiones iniciales y donde la recuperación de inversión realizada, necesita un tiempo considerabley disponer del máximo de derechos de explotación no cedidos en coproducción. En estas circunstancias la mayoría de las empresas dependen de terceros para pervivir en el sector. Terceros que bien pueden ser determinadas cadenas televisivas, productores inversionistas o la suerte aleatoria de la obtención de una subvención oficial. Situaciones todas ellas difíciles de prever para organizar un entramado empresarial solvente. En un sector en el que la mayoría coincide al calificarlo como en crisis, la búsqueda de soluciones es una tarea que preocupa a quienes tratan de desarrollar su labor profesional dentro del mismo. Entre los problemas más importantes tanto por su complejidad como por la dificultad para encontrar alternativas está el de financiación, situación que por otra parte es determinante en su necesaria evolución. En cualquier caso entre las posibles vías a explorar la diferencia de criterio se ha puesto manifiesta desde el principio. El camino emprendido para tratar de abordar una posible solución se ha encontrado con opiniones contrapuestas que dificultan aún más la búsqueda de una alternativa única y consensuada. Así, nos encontramos con aquellos que reclaman la ayuda institucional ante lo que denominan auténtica colonización cultural de los EE.UU. y Japón el 95% de la animación que se ve en España proviene de estos países equiparando la animación a lo que se hace en otros campos como el teatro, los museos o la ópera, con el añadido de que los niños son una parte importante tanto cualitativa como cuantitativa de una población; y con los que aducen que el estar esperando siempre a la subvención oficial adocena a los profesionales y limita la competitividad creativa. Seguramente los dos criterios tengan su punto de razón y es probable también que puedan convivir ambos planteamientos o posturas intermedias. Se puede hablar de ayudas y no de subvenciones. Ayudas en forma de créditos blandos u otras posibilidades de financiación tanto para la producción como parael capítulo de inversiones. O también explorando nuevos terrenos abriendo el dinero de los planes de pensiones y los fondos de inversión a nuevos negocios, en fin que si existiera voluntad por parte de las instituciones y una mínima garantía organizativa dentro del sector las posibilidades se incrementarían de manera notable, pero a día de hoy faltan las dos cosas. Aunque no hay tampoco porque descartar la vía de las subvenciones. Experiencias al respecto existen y con resultados satisfactorios. No hay que olvidar que Cartoon está subvencionado y no ocurre ninguna rebaja de calidad. Algo parecido se puede decir de la National Film Board de Canadá donde para nada se puede hablar de una merma de la calidad, o la animación de los países del Este, donde la animación es un sector protegido por el estado, y su índice de producción y de calidad es un referente en Europa. En fin que siendo como es un mundo complejo las posibles alternativas son también complejas pero no por ello dejan de ser necesarias y en su caso urgentes. Ya hemos citado en más de una ocasión a lo largo del trabajo que una de las carencias del sector es su total falta de organización, aspecto este que ha acompañado a la animación desde sus inicios y que ha sido su mal endémico. Esta peculiar manera de entender el trabajo, o mejor dicho, esa falta de conciencia y sentido empresarial ha dificultado enormemente la posible consolidación del cine de animación. En un sector donde no se sabe a ciencia cierta cuanto se produce, que volumen de exportación se maneja, que volumen de dinero entra del extranjero en las empresas de servicio o simplemente el número de empresas y trabajadores que aglutina, es difícil poder ofrecer una alternativa o ser referente para desarrollar una dinámica más acorde con las exigencias propias del mercado o de las ayudas institucionales. Recientemente se ha constituido AEPA (asociación española de productores de animación que pretende erigirse como elemento aglutinador y representativodel sector de cara a una posible negociación con la Administración. No es el primer intento y probablemente tampoco será el último, pero si es cierto que de momento es el más serio al respecto. El hecho de que entorno a esta asociación se hayan agrupado las empresas más fuertes del sector es ya un síntoma cuando menos de interés. Otra cosa es, como ya lo ha dicho alguien, que se convierta en una asociación de empresarios y deje de lado a los animadores e intercaladores. Tiempo al tiempo aunque justo sea esto de lo que menso se dispone en el m mundo de la animación. Si la nueva asociación sectorial es capaz de hacer oír su voz ante los políticos y lograr un apoyo institucional por el valor cultural y económico que la animación representa, la situación del sector mejorará de manera notoria. Existe un potencial creativo importante, pero es necesario apoyarlo sobre una estructura empresarial firma capaz de abordar todos los campos de la producción, desde la oferta de servicios hasta la creación de series propias de calidad. La alternativa pasa por fortalecer sus estructuras industriales, renovar su equipamiento tecnológico y plantearse una política de adecuación del sector en cuanto a su dimensionameinto y capacitación de sus integrantes, que hagan posible dotarse de una infraestructura que permita afrontar proyectos a medio y largo plazo con la garantía de su competitividad internacional. Euskonews & Media 135.zbk (2001 / 9 / 14 21) Eusko Ikaskuntzaren Web Orria