98 Zenbakia 2000-11-03 / 2000-11-10

Gaiak

Bilingüismo histórico y Bilingüismo actual. Patrimonio cultural de Navarra

CIERBIDE, Ricardo

Bilingüismo histórico y Bilingüismo actual. Patrimonio cultural de Navarra Bilingüismo histórico y Bilingüismo actual. Patrimonio cultural de Navarra Ricardo Cierbide 1. Época antigua Euskal Herría fue, sin duda, tierra de paso obligado y la ruta natural de las invasiones procedentes del centro y norte de Europa, debido a su fácil acceso por el extremo occidental de los Pirineos. Por ello, resulta normal el encontrarnos huellas de la existencia entre nosotros de pueblos celtibéricos o célticos a lo largo del territorio vasco, como lo demuestran nombres de persona y de lugar, como muy bien pueden ser las mismas denominaciones de Vascones, Várdulos, Caristios y Autrigones, aplicadas a los vascos por los invasores indoeuropeos. Estas gentes que se asientan en los territorios navarro y alavés, procedentes del centro y norte de Europa en oleadas sucesivas desde el siglo XV a de C. hasta el III a. de C., se distribuyeron en sentido sur oeste, siguiendo las rutas y cuencas de los ríos, repartiéndose a lo largo y ancho de la geografía alavesa y navarra y con preferencia al sur de la misma. 1.2. Aspecto lingüístico Nuestra región, según los historiadores grecolatinos como Estrabón, Ptolomeo, Polibio, Plinio el Viejo, P. Mela, etc., estuvo poblada inmediatamente a la colonización romana, por cinco tribus: Vascones, Vardulos, Caristios, Autrigones y Berones. Los nombres de las poblaciones asentadas a lo largo del Iter XXXIV a su paso por Alava, como Veleia, Suessatio, Toullonium, Alba, etc.; así como otros al sur del mismo, como Trition Metallon y los nombres de persona de clara procedencia no latina, como Amboto, Segontius, etc., demuestran, al decir de Untermann, "una fuerte población celtibérica asentadaa en la frontera entre Navarra y Alava". Para L. Michelena "éstos y otros nombres hacen inevitable la conclusión de que hubo entre nosotros, y más concretamente en zonas alavesas, núcleos de población de lengua indoeuropea, al parecer céltica, mientras que el pueblo autáctonoeuskaldún seguía conservando su lengua propia". Por otra parte sabemos que a lo largo de toda la cordillera pirenaica se habló el euskera o lenguas euskéricas, así como a ambas vertientes del sistema montañoso. La lengua vasca fue la única que se salvó y sobrevivió cuando las oleadas de pueblos indoeuropeos cubrieron Europa y la fuerte romanización se impuso sobre las lenguas indígenas que se hablaban en el Imperio Romano. La Rioja sería el límite de la extensión de la lengua vasca, presente allí a causa de un asentamiento de vascos en una época anterior a Roma o bien como resultado de una población temprana durante los siglos IX y X, provocada por la retirada de las invasiones musulmanas. El retroceso del vascuence habría que situarlo ya en época prerromana y sería debido al empuje por el norte de los Galos, por el este del Ibérico y por el sur de los dialectos indoeuropeos hispánicos. El pueblo vasco para autodenominarse se basó en el factor lingüístico, llamando euskaldunak 'los que hablan euskera' a sus habitantes y Euskal Herria 'el pueblo del euskera' a la colectividad. 2. Época romana La romanización avanzó en la Península como una marea, de este a oeste, paralelamente a los Pirineos, y desde las Galias hacia Hispania, de norte a sur, así como dentro de Hispania. El único espacio que con seguridad no llegó a ser completamente anegado fue el territorio situado en el rincón del golfo de Vizcaya. La colonización romana ejerció un influjo importante en todas las esferas del vivir del pueblo vasco, desde el cultural, económico, lingüístico al racial. En efecto, a través de las rutas que atravesaban el país de norte a suroeste, o la que subía el Ebro desde Tarragona para adentrarse en territorio vascón hasta llegar a Oyarzun, Roma colonizó la tierra centrando su labor en varios productos básicos, como el aceite, el trigo y los minerales. De acuerdo con la descripción ofrecida por Ptolomeo, casi todas las gentes que vivían en Alava, así como sus núcleos cercanos, pertenecíanal Convento jurídico de Clunia, mientras que los Vascones estaban adscritos al Cesaraugustano. Desde el alo 179 a. C. hasta la crisis del siglo IV, no cesó de ejercerse la influencia de Roma. La romanización se dejó sentir desde el punto de vista lingüístico en dos direcciones. La primera en la implantación del latín en el ager vasconum o zona sur de Navarra y muy probablemente en lo que hoy llamamos Rioja Alavesa, así como en los núcleos urbanos fundados por colonos y legionarios. La segunda en la aportación importantísima de voces latinas en la propia lengua vasca. La romanización fue mínima en Guipúzcoa a causa, sin duda, de la dificultad de su orografía, el escaso interés económico que ofrecía para los ocupantes y su muy reducido número de habitantes. Esta introducción de voces latinas no debió detenerse con la caída del Imperio, prolongándose dicha influencia a través de los romances castellano, navarro aragonés, gascón bearnés, occitano languedociano y más modernamente, el francés. En una palabra, no puede sostenerse la idea del aislamiento absoluto del país. El euskera resistió a la nivelación lingüística , sin duda debido a la romanización incompleta de su territorio, la oposición al dominio franco visigótico y muy probablemente a la ocupación por parte de sus habitantes de un territorio aíslado. 2.1. Cristianización La introducción del cristianismo, portador de elementos lingüísticos de tipo latino, penetró en Euskal Herria en gran parte desde Calahorra, que aparece como sede en el año 465 y que estaba en relación con otras ciudades romanas del Ebro y su zona de influencia, como Cascante, Tarazona, Vareia, Tricio, Livia y Briviescca. Dentro del país habría algunos núcleos con comunidades cristianas asentadas en el eje de las vías principales. Lo cierto es que todo son conjeturas, ya que apenas si sabemos nada del proceso de cristianización en los territorios vascos más al norte. Referente a Navarra, no cabe duda de que la fe cristina y su continuada romanizaciónarraigarían en Cascante y la zona influenciada apor Calahorra. Pamplona, enclavada como un islote en un área uniformemente euskérica no tuvo fuerza de irradiación. Como es sabido, la tradición de San Fermín como primer obispo de Pamplona es pura leyenda y su culto no fue originario de Iruña, sino traído por los mercaderes o francos oriundos de Toulouse (Francia) que se asentaron en San Cernin hacia el 1080. Otro tanto habría que decir de San Saturnino, que recibió el nombre occitano de San Cernin, que como es de sebra conocido, fue oriundo de Toulouse y cuya devoción la trajeron los francos citados a fines del siglo XI. 3. Epoca medieval: Lengua escrita y legua hablada Durante el período medieval se dio en Euskal Herría un claro divorcio entre lengua escrita y lengua hablada, como advierte J. Mª Lacarra cuando dice: "... al historiar la Edad Media del País Vasco nos asalta constantemente la preocupación de estar reconstruyendo el pasado de un pueblo que se expresa por escrito en un idioma que no es el que habla y que el suyo se le escapa a través de los documentos". Durante la Edad Media el euskera fue una lengua que no se escribe, o si se escribe, se hace en un registro informal. Es razonable pensar que ello se debe a que al ser hablada en un ámbito estrecho y por un número reducido de personas no podía aspirar a convertirse en lengua de relación o común entre gentes de lenguas maternas diferentes. La más hablada o empleada en un contexto mayor acaba siempre por prevalecer imponiendo su supremacía. De hecho el euskeldún tan pronto como ampliaba el círculo de acción, se veía obligado a comunicarse en algún romance, al norte en gascón y al sur en romance de Navarra o en castellano. 3.1. Lenguas romances A lo largo de los siglos, tres fueron las variantes románicas que se formaron dentro del país y que, por lo tanto, constituyen parte indivisa de su patrimonio cultural. Del lado norte (territorios de Lapurdi, Basse Navarre o Nafarro beherea y Züberu Soule, así comoen San Sebastián y Pasajes), tenemos el gascón, sustituido a fines del s. XVIII por el francés. Del lado sur, en Navarra y parte de Alava (la Rioja Alavesa), el romance de Navarra y el subdialecto riojano absorvido por el castellano a partir del s. XV, y en territorios occidentales o provincias vascongadas, el propio castellano, convertido en español durante los siglos XVI y XVII. A estos romances habría que añadir el occitano languedociono implantado en las villas navarras del Camino de Santiago a partir de la segunda mitad del s. XI y que dejó de escribirse a fines del s. XIV, absorvido a su vez por el romance de Navarra. La razón de la adopción del gascón en los territorios vascos al norte del Pirineo fue su prestigio como romance escrito para la redacción de documentos públicos y privados y como lengua hablada en sus relaciones con los no euskaldunes, similarmente en la Vasconia peninsular con el romance navarro aragonés y el castellano. El hecho de haber sido el gascón la lengua del poder y de la administración durante cerca de siete siglos, motivó que se hablara en Bayona, Biarritz, Donibane Lohitzun, Donibane Garatzi, etc., cuando la población rural se expresaba exclusivamente en euskera. Mucho más tarde, la escolarización obligatoria en francés, su uso generalizado en los medios de comunicación y en la administración, así como el asentamiento creciente de personas fuera del país y que sólo se expresaban en francés, acabaron por colocar al euskera en una situación difícil de cara a su mantenimiento. Por lo que respecta al romance autóctono de Navarra, éste compartió el espacio humano junto con el euskera. A estos dos bloques propios de la sociedad navarra medieval, habría que agregar el languedociano unificado por los propios "francos", el hispaano árabe dialectal de los mudéjares o moriscos navarros de la Mejana Tudelana asentados en esta tierra desde el 715 y que permaneció mucho después de la conquista de Tudela en 1118. Asimismo tenemos a los judíos de lasaljamas de Tudela, Estella, Pamplona, Laguardia y pequeños grupos en Olite, Tafalla, etc., de cuyo empleo del hebreo nos han quedado numerosos documentos preferentemente en el Archivo General de Navarra. La modalidad del romance de Navarra presenta, al parecer, una progresiva similitud con el castellano en la zona occidental del reino, en oposición con la ofrecidaa por los textos medievales de la oriental, mucho más próxima al aragonés. El conjunto de las villas realengas, dejando a un lado las comunidades de origen occitano de los burgos de San Cernin y la Población de San Nicolás de Pamplona, de Sangüesa, Estella y Puente la Reina, se expresaría en romance de Navarra y no parece aventurado pensar que representaría este tipo de población acaso un 20% o un 30%, frente al de hablantes vascos de la zona media y las aldeas del saltus o zona montañosa. Esta población de hablaa romance que pertenecía a la clase de labradores del rey o ruanos, se convierte a partir del s. XIII en la fuerza económica y política más importante del reino, alcanzando su lengua el estatus de lengua oficial en 1350, como lo proclama Carlos II de Evreux con motivo de su coronación en Pamplona. A propósito del occitano, en las villas jacobeas navarras, al contrario de lo sucedido en Logroño, Belorado, Burgos, Sahagún, León, Astorga o el propio Santiago de Compostela, donde no tenemos pruebas escritas del uso de dicha lengua, en nuestro caso son cientos y cientos de documentos que lo prueban hasta fines del s. XIV. De este modo llegaron a ser cuatro las lenguas que se hablaban en estos burgos: de una parte el occitano junto con el romance de Navarra, el euskera y el hebreo. Este occitano caracterizado por sus rasgos arcaizantes, se asemeja poderosamente al languedociano meridional, unificado por los propios hablantes según unas pautas preferentemente de la zona de Toulouse, Rouergue y Quercy. Su suerte corrió pareja a los cambios operados en la sociedad navarra del s. XIV, ya que al pasar el romancede Navarra a ser lengua del reino y extenderse los privilegios reales a otras villas, terminaron estos antiguos occitanos por fundirse con la población. Por lo que respecta del romance de Navarra, éste se vio más y más influenciado por el castellano, en el que acabaría por fundirse sin violencia alguna, como el azúcar en un vaso de agua y esta operación debió ser una realidad a nivel de lengua escrita para fines del s. XIV o, acaso, en el XV. 4. Conclusión El hecho de que el euskera constituya la lengua de Euskal Herría no es razón para que los vascos miremos como extraño al castellano, ya que éste se formó, en parte, dentro de su propio territorio y bajo la influencia de vascohablantes. Como sería igualmente absurdo que los catalanes o los gallegos consideraran extraño a su propio patrimonio cultural sus propias lenguas, porque sus antepasados forjaron estos romances a partir de un idioma el latín que les fue impuesto por Roma. A ambos lados del Pirineo, en Euskal Herria, no resulta fácil preveer cuál será el futuro de la lengua vasca. Parece más esperanzador en el sur, pero en gran medida dependerá del buen saber hacer de todos, euskaldunes y herdeldunes, dentro de un clima de mutua y real estima. En estos tiempos en que nos ha tocado vivir, de distensión y negociación, cada vez menos dogmáticos y progresivamente prácticos y funcionales, tenemos que partir de un doble principio: Participar dentro de una comunidad de intereses cada vez más amplia y conservar nuestra propia identidad. Un país tan reducido como Euskal Herria y en nuestro caso de Navarra, a caballo entre dos estados tan extensos y dotados de una dinámica tan pujante, de los cuales formamos parte, y cuya historia ha sido el resultado de varias lenguas y culturas, sólo podrá sobrevivir y desarrollarse con sentido de futuro, aceptando su propia historia y profundizando en su capacidad de adptación y renovación, por la vía de la ductilidad y de la apertura. Seamos optimistas en cuanto a su futuro, porquetodo pueblo con vida acaba por encontrar su camino. Ricardo Cierbide, catedrático de la UPV EHU Euskonews & Media 98.zbk (2000 / 11 / 3 10) Eusko Ikaskuntzaren Web Orria