
KOSMOpolita
Zamba de mi esperanza
En la mañana de alguno de estos días me llegó de manos de una amiga y a ritmo de cueca chilena con pañuelito al viento esta zamba que por primera vez escuché a Jorge Cafrune y que siempre perdura en mi memoria como una canción inolvidable.
Zamba de mi esperanza amanecida como un querer.
Sueño, sueño del alma que a veces muere sin florecer.
Zamba a ti te canto porque tu canto derrama amor.
Caricia de tu pañuelo que va envolviendo mi corazón.
Estrella tú que miraste tú que escuchaste mi padecer.
Estrella deja que cante deja que quiera como yo sé.
El tiempo que va pasando como la vida no vuelve más.
El tiempo me va matando y tu cariño será, será.
Hundido en el horizonte tu polvareda que al viento va.
Zamba ya no me dejes yo sin tu canto no vivo más.
Escuchándola de nuevo una y otra vez he logrado rescatar algo de esperanza porque me está resultando difícil esperar en la pura espera, cosa que no es posible mientras existe la guerra, la hambruna, la violación, el crimen y hasta la propia muerte. Yo sólo quiero que todo esto pare porque nada lo justifica pero nada para.
Sueño con otra mañana amanecida como un querer y pido a la estrella que me deje querer como yo sé. Espero que esta infame polvareda se la lleve el viento y sigamos soñando sin fallecer, Zamba ya no me dejes yo sin tu canto no vivo más.
Mientras tarareaba esta canción me llegó un mensaje de José Alcibar Imaz desde Guaquil (Ecuador), este profesional de la comunicación y director de producción me arrancó de la quietud mórbida y colocó mi pesadumbre en un diálogo cargado de esperanza de la manera más sorprendente y sencilla.
Arantxa
José, cuando he recibido esta zambacueca he sentido la energía chilena que experimento entre las gentes de ese país desde mi primer renacer en esas tierras allá por la década de 1970 y que se va repitiendo en el tiempo hasta el aquí y ahora. El folklor chileno me fascina, me mueve el alma y alegra mi vida. En Euskal Herria prácticamente no se escucha música chilena y yo noto su falta.
En ese país aprendí a discernir mejor, lo muy bueno, lo peor y lo mediocre, es como que está más diáfano personal y socialmente para mí, dándome así la oportunidad de experimentarme en un abanico de oportunidades. Esto me resulta fantástico para así poder honrar mejor mi propia vida porque en definitiva es imposible dejar de seguirla.
En tu comunicación insinúas el deseo de un nuevo diálogo informativo. Pues aquí me tienes dispuesta a compartir lo que en estos momentos ahoga mi esperanza en la condición humana, la guerra en Ucrania. No siento a través de mis contactos chilenos, colombianos y brasileños que estéis muy afectados por esta realidad tan europea. ¿Qué ocurre en el fondo? ¿Cuál es la distancia real? ¿De qué nos sentimos responsables o no? Además de denunciar la guerra ¿qué tenemos para poder compartir y para poder anunciar? Todas estas preguntas me tienen atrapada. Quizás este ejercicio dialógico entre tú y yo sea un mecanismo más clarificador para mí que tanta información sobre lo bueno y lo malo, el bueno y el malo, cuando todas y todos sabemos que la carrera armamentística no cesa para beneficio de unos y dolor y muerte para otros.
José
Muy buenos días desde la mitad del mundo, el paraíso en la tierra que se llama Ecuador.
Arantxa
Verdaderamente la realidad como se ve en estas imágenes es un auténtico Sí a la vida pero en medio de una cotidianidad que es pura supervivencia para la mayoría de ese país, como consecuencia de arbitrariedades perversas en las que la gestión de lo auténticamente humano parece excluido por el desastre de malos gobiernos y creencias estériles de las que una minoría saca partido.
José
Siento que en esta parte del planeta, la vida es tan precaria tan dura que la gente no tiene tiempo para pensar ni sensibilizarse con temas que le son absolutamente lejanos, es decir, la gente no sabe que va a cenar hoy, no tiene ni idea y menos puede ponerse a pensar en problemas tan complejos abstractos, lejanos y sobre todo que no son tan inmediatos como los que tienen los habitantes de esta parte del mundo.
Esto es lo que genera la pobreza, precariedad por todos los lados, desde que te levantas no sabes qué vas a desayunar, como tienes que sacarte las castañas del fuego porque aquí trabajo estable solo tiene el 30% de la población, es decir ir a trabajar a las ocho de la mañana tener un jefe y al final del mes tener un sueldo alto o bajo con el que contar. Esto quiere decir que el 70% de este país estamos a final de mes no sabiendo lo que va a pasar.
Hay gente como yo que lo tiene más fácil porque el negocio es más sofisticado, no lo sé en último término puede ser porque he tenido suerte, pero la inmensa mayoría salen a la calle a buscarse la vida y dependen de cómo les vaya en algo a veces irrisorio. En su día a día les come tanto lo diario que todos los problemas que vayan más allá del hoy no les importa les supera. La mente humana tiene una capacidad de abstracción sobre todo de negación que es un mecanismo de defensa en el que si yo veo algo que me supera lo bloqueo, no me interesa.
Con el tema de Ucrania es lo que está pasando, aquí lo único que nos afecta es que sube el precio del petróleo, está extremadamente alto. Sería positivo si ese dinero lo reinvirtiesen en la sociedad para que fuera más equitativa, pero no es el caso. Ucrania queda tan lejos como Siria, Yemen, solo aparecen en los medios de comunicación alineados con un discurso occidental. Lo que se está haciendo es posicionar una idea: “Putin es malo”, con esto no estoy queriendo decir que sea bueno. Esta información interesada resulta muy evidente en estas partes del mundo donde no existen muchos otros espejos. Cuantos más espejos tengamos en una sociedad para mirarnos mejor pero en Latinoamérica en general nos limitan los espejos en que mirarnos y solo nos miramos en los espejos que los gringos quieren, somos un anexo de ellos y pensamos y consumimos la vida como ellos desean que lo hagamos.
Arantxa
Aquí ocurre algo similar, todos estamos anexados a algo y a alguien e intentamos mirarnos en los espejos que nos convienen por H, B ó C. También consumimos vida aunque la solidaridad y la generosidad aparecen para que no decaiga totalmente algún tipo de esperanza. Ahí también hay mucha solidaridad supongo.
José
“Percepción es realidad” puede ser una de las premisas que no hay que olvidar y la otra que los gringos son expertos en llevar guerras muy lejos de su territorio porque no quieren ni saber que eso ocurra en Manhattan en Cansas o en California. Aquí estamos consumiendo esta realidad como algo muy anecdótico, se dice “qué malo que es Putin, estos rusos son unos miserables, pobres ucranianos”… y es que el día a día te come, incluso ocurre también en las clases altas y clases medias que son las menos (no representan más que a un 25% de la población, el resto vive en la pobreza o extrema pobreza). La población va creciendo con estas políticas neoliberales y lo ve todo lejano, la inmensa mayoría no tiene ni idea de dónde está Ucrania. Rusia es como si se la hubiera posicionado todo el mundo pero Ucrania no lo sé.
Arantxa
Me llama la atención el lugar explícito en el que colocas el verbo consumir en su correspondiente tiempo cuando te refieres a la vida y a la realidad. De hecho consumir se refiere a usar, disfrutar, servirse de algo…, cuando hablamos de consumir información estamos hablando de la capacidad comprensiva de cada cual y el posible poder manipulador ejercido sobre la realidad, condicionantes que hacen posible o no, usar, disfrutar y servirnos mejor de nuestra propia vida.
La pregunta fundamental es para qué consumir o qué ocurre después de la información y la consecuencia irremediable no es otra que algún tipo de transformación. En este caso siento que ante tanta destrucción hay una transformación incomprensible como la vida misma y no es otra que la muerte, hermana inseparable de la vida muy a pesar nuestro.
Ante esta evidencia recurro al arte y concretamente a la poesía musicalizada por Xabier Lete cantautor vasco en su “Xalbadorren heriotzean”/“En la muerte de Xalbador”, cuya letra traducida por él mismo al castellano transcribo a continuación, para finalizar este diálogo escuchando la canción en la voz de Erramun Martikorena.
Había un amigo entrañable y sensible transfigurado por las alas de la poesía, por los versos surgidos de un profundo sentimiento.
Un cantor que iba por las plazas aterido de soledad, que había aprendido con dolor a tejer palabras y a expresarse contenidamente desde la insobornable verdad de su ser interior.
Dónde estás hoy, en qué praderas pastor de Urepele, tú que huiste hacia las altas cumbres, hacia el mañana que perdura en el recuerdo.
Liberaste tu canción demoliendo el cerco, buscando la libertad más allá de las ataduras y los límites de tu cuerpo
Convirtiendo tu último aliento en el verso más profundo, en el grito contundente de las verdades ocultas que jamás se pueden expresar
Xalbador y Erramun ambos pastores, excelentes trovadores.
Xabier Lete, poeta y cantautor, transmisor de una información que transciende hasta lo intangible. Toda una manera de honrar la vida.