744 Zenbakia 2019-11-20 / 2019-12-18

Gaiak

Hallazgo de un tramo de una vía romana en el Camino de Santiago por la costa a su paso por Galdakao

ORUE-ETXEBARRIA, Xabier ARTARAZ, Joseba APELLANIZ, Estibaliz ZARRABEITIA, Rufino

Es muy probable que por el territorio del actual Galdakao pasaran caminos importantes desde épocas muy antiguas. Se conocen numerosos datos que inducen a pensar que estas vías de comunicación que enlazaban con enclaves importantes de la costa vasca ya existían, al menos, desde los primeros siglos de nuestra era. Uno de ellos sería el camino por la franja costera, en dirección a Galicia, citado, entre otros, por Orue-Etxebarria et al. (2015). Además, habría otros caminos que conectarían la llanada alavesa con lugares estratégicos desde el punto de vista comercial, como los puertos de Bermeo y Bilbao, cerca de los cuales existía una gran cantidad de yacimientos de mineral de hierro de gran riqueza, en una época en la que el hierro era un mineral muy estimado para su utilización para distintos fines. Algunos de estos caminos fueron utilizados posteriormente por los peregrinos para dirigirse a Santiago.

Entre los datos que se podrían utilizar para confirmar esta hipótesis, se pueden citar los numerosos restos arqueológicos que se han descubierto estas últimas décadas, así como la distribución de villas, casas torre, etc., pero uno de los soportes más importantes, en nuestra opinión, es el de la toponimia que, como dice Fernández Mier (2006), puede suministrar una información muy interesante acerca de la existencia de edificaciones ya desaparecidas o de aspectos de la organización social de otras épocas, de los que carecemos de noticias a través de otras vías de investigación. A pesar de las discrepancias existentes entre los especialistas, se pueden tener en cuenta numerosos topónimos que denotan antigüedad. Así por ejemplo, los terminados en –ain, -ano, -ana, junto con el de estrata/estarta, están considerados como latinos por la mayor parte de ellos. Hay otros que acaban en –iz, -ona, -oña, -ño, -ica, sobre los que no existe acuerdo acerca de si son de época romana o anteriores y también existen sufijos como –ico, -ama, -amo, que están considerados como prelatinos.

El Camino de Santiago por la costa

Existen opiniones encontradas acerca del denominado “Camino de Santiago por la costa” a su paso por Bizkaia. Algunos historiadores niegan su existencia, arguyendo la ausencia de documentación o manifestando que nunca hubo un camino bien establecido por la zona costera, aunque una gran mayoría presentan datos a favor, apoyándose, además, en vestigios encontrados de este camino en distintos lugares de Cantabria y Asturias. Finalmente, también hay quienes consideran que aún queda mucho por investigar (van Damme, 2014).

Uno de los primeros peregrinos jacobeos de los que se tiene constancia es el Obispo Gotescalco quien, a mediados del siglo X, se dirigió a Santiago de Compostela y aunque no se sabe el itinerario seguido, González García y González Collado (2014) recogen que pasó por Gipuzkoa. Entre los establecimientos que daban asilo en la ciudad de Oviedo, de los Toyos (2004) hace referencia al hospital de San Juan fundado en el año 1096 por Alfonso VI para servir de “hospitalis domus peregrinorum”. Por otra parte, en la Historia Compostelana se cómo el Obispo Diego Gelmírez envió a Roma a su amigo Hugo, Obispo de Oporto, para tratar de conseguir del Papa Calixto II que Compostela fuera sede arzobispal y que regresó a Santiago en 1120 (xacopedia.com/Gelmírez_Diego). En dicha Historia Compostelana se recoge el paso de Hugo “per Ispuciam et per Navarra et per Vizcayam”, por lo que cabe pensar que, el denominado camino por la costa, era una ruta de caminantes y peregrinos (Orella Unzué, J. L., Kortadi, E. et al., 1985). También se puede citar al obispo Mártir de Azerbaiján, que en 1489 salió de Armenia, para pasar por Roma, París, Baiona, San Sebastián, Portugalete – donde descansó cuatro días –, Santander, San Vicente de La Barquera, San Salvador de Oviedo, Betanzos y Santiago. A la vuelta caminó a lo largo de la Cornisa Cantábrica, pasando por Bilbao y desde allí a Guetaria tardando 27 días” (Barreda et al., 1993). Según González-Paz (2010), el cosmógrafo veneciano Bartolomeo Fontana, entre 1538 y 1539, también utilizó el camino primitivo para llegar a Compostela. En un Atlas acerca de todos los caminos de España (Villuga 1946), también aparece un camino por la costa norte de la península.

Además, se puede pensar que, con la presencia de los musulmanes en la península,  la parte más segura para acceder a Santiago sería la franja costera del norte. El geógrafo árabe Al-Idrisi atestigua, en el siglo XII, la existencia de una ruta marina costera de Santiago a Bayona que “lo hacen los viajeros en trece días poco más o menos, y Bayona está en el extremo del golfo, donde la costa da cara al Poniente” (de los Toyos, 2004).  Por otra parte, hay un dato interesante, en nuestra opinión, y es la descripción que hizo el cronista García de Salazar (1471-76) en relación a Sancho III el Mayor, rey de Castilla, Pamplona, Aragón etc., cuando dice “Este rey mudó el camino francés, que venía por Guipuzcoa e Vizcaya e Asturias e Oviedo, e lo fizo por Navarra e a Logroño e a Burgos e a León, por donde agora es, e ganó grandes tierras ……”. Del mismo modo, se puede citar un texto de Vázquez de Parga et al. (1948-49) en el que se recoge el paso del camino desde el territorio vizcaíno hasta Cantabria, en relación al Hospital de San Lázaro de Teas, en Pontones, cerca de Santander y en el que aparece una referencia a peregrinos que llegan desde Bizkaia. Dentro de las vías terrestres de peregrinación a Oviedo y Santiago, de los Toyos (2004) cita el camino litoral o Camino de la Costa, que arrancaría en Irún, para atravesar el litoral del País Vasco, Cantabria y Asturias y adentrarse por Mondoñedo hacia Compostela. Otro autor que señala un camino a través de la costa atlántica, pasando por Lapurdi, Gipuzkoa y Bizkaia, es Bottineau (1965).

A estos datos habría que añadir el del peregrino enterrado en la iglesia de Santa María la Real en Zarautz, así como el del supuesto peregrino genovés Bartholomeus Cassanu que, en 1586, robó varios objetos en la iglesia parroquial de Zarautz y que posteriormente fue detenido en Asturias, también por robo (Vázquez de Parga et al., 1948). Asimismo habría que mencionar los numerosos albergues/hospitales que existieron en Bilbao, Galdakao, Larrabetzu, Gernika, Bolivar (Cenarruza), Markina-Xemein, Deba, Zumaia, Orio, Hernani, Donostia, Renteria, Oiartzun e Irun, entre otros.

Por lo que respecta a datos a favor del camino por la costa entre Bermeo y Bilbao, se podría citar, en primer lugar, una Real Provisión de 1659 por la que se prohibía la entrada en el Señorío de Vizcaya a los peregrinos franceses que se dirigían a Santiago de Compostela, sin poseer licencia ni pasaporte para poder hacerlo (AHFB/BFAH Instituciones). Además, son varios los casos de peregrinos que mueren en su tránsito por Bizkaia, como el de dos hombres de Burdeos que fallecieron en Bermeo, uno en 1659, en el Hospital del Espíritu Santo, en el que se acogía a los peregrinos y el otro en 1734, a su regreso de Santiago de Compostela (Fernández y Prado, 2001). A estos habría que añadir el caso del peregrino que apareció muerto en el convento de San Francisco de la villa de Bilbao, en el año de 1530 (Iturriza y Zabala, 1885) y el de otro peregrino extranjero ahogado en Deusto en 1726 (Fernández y Prado, 2001).

Datos a favor del Camino de Santiago entre Larrabetzu y Bilbao

Como ya se ha indicado en alguna otra ocasión (Orue-Etxebarria et al., 2015), el camino de Santiago por la costa no discurriría, tal y como se postula actualmente, por el valle del Txoriherri, para subir desde Zamudio al Monte Abril y bajar posteriormente a Bilbao, sino que lo haría por la ladera sur de la Sierra de Ganguren, pasando cerca de la iglesia románica (siglo XII) de Andra Mari de Elexalde (Galdakao). Son numerosas las casas torre con sus ferrerías, situadas entre Larrabetzu y Bilbao, que nos están indicando la existencia de este camino antiguo. Así mismo, la distribución de una gran parte de las caserías de Galdakao que aparecen documentadas en el siglo XIV, se encuentran próximas a este camino.

Se pueden citar numerosos datos que apoyarían la existencia de este camino de Santiago entre las dos localidades:

1.- Según el trazado actual, cuando el camino llega a lo que fue la villa de Larrabetzu se desvía hacia el Txoriherri, aunque, en la mayor parte de los casos, la calle principal de las nuevas villas se superponía a un camino o calzada ya existente (González Cembellin, 1993). Si se atraviesa la única calle de la villa antigua en dirección a los barrios de Artola y Gumucio (Galdakao), nos encontramos con el primer dato de interés, la existencia de un hospital a la salida de la villa, al lado derecho del camino (Arana, a), tal como se indica en un reparto entre Larrabetzu y Galdakao de 1488, en el que se recoge “Otrosi mandamos que la casa del hospital que aya e herede en los dhos exidos por una casa entera.”

Fig. 1.- Imagen del retablo renacentista de Andra Mari de Elexalde del siglo XVI con numerosas veneras (conchas de Santiago) en los laterales.

2.- La existencia de numerosas veneras (conchas de Santiago) en el retablo de la iglesia de Andra Mari de Elexalde (Fig. 1), que quizás nos estén indicando la importancia de esta iglesia en el camino de la costa, aunque Plazaola (2003) considera que se trata de una decoración plateresca.

3.- La información que nos ha llegado, gracias a la transmisión oral, recogida a través de dos personas que nacieron y vivieron una en la casa cural y otra en la de Obispoetxe (Fig. 2), ambas muy antiguas y situadas al lado de la mencionada iglesia. En ambos casos se trata de relatos acerca de cómo los peregrinos dormían en la iglesia de Andra Mari.

Fig. 2.- Aspecto de los alrededores de la Iglesia de Andra Mari a mediados del siglo pasado. Al lado de la iglesia se pueden observar la casa cural (a) y el caserío denominado Obispoetxe, nombre que recibía porque en él se alojaban, en los primeros tiempos, el Obispo o los Visitadores cuando realizaban la visita a dicha iglesia.

4.- También se conocen referencias de la existencia de un hospital en Galdakao, tal como aparece en el testamento del bachiller Martín Sáenz de Isasi, de 1514 (Enriquez Fernández et al., 2005). Posteriormente, su hijo, el bachiller Gaspar de Isasi, perteneciente como el anterior al linaje de los Isasi de Galdakao, cuya casa torre y los restos actuales de la misma se encuentran en el barrio de Olabarri (Galdakao) (Orue-Etxebarria et al., 2016), también indica en su testamento “Yten mando al hospital de santa cruz de esta dicha anteiglesia que es junto a cavala tres ducados del descargo de mi conciencia …” (Tomado de un pleito de 1569/Sala de Vizcaya, Caja 2600,4). Parece lógico pensar que la existencia de este hospital, que se encontraba cerca del actual Ayuntamiento, tendría relación con los peregrinos que iban a Compostela.

5.- Otro dato muy importante es el de un peregrino francés que, gracias a la documentación de un juicio celebrado en Bilbao sabemos que, a su vuelta de Santiago en dirección a San Sebastián, fue asaltado en este camino, a su paso por Galdakao, en el monte que llaman Gumucio, en 1685.

6.- La existencia de la escritura de un caserío que se localiza próximo al camino propuesto y en el que se indica que limita con el camino antiguo que iba a Gernika.

7.- Pero hay otro testimonio que, en mi opinión, es muy interesante y que corresponde a un tramo de un camino antiguo que se ha conservado en la ladera del Ganguren, entre los barrios de Padrola y Altamira, en Galdakao. Se trata del antiguo camino que, partiendo de la villa de Larrabetzu y después de pasar por Artola, se dirigía al monte de Gumucio (actual Erletxe), para discurrir posteriormente por la iglesia de Andra Mari (Galdakao), barrio de Aperribai y San Antonio de Etxebarri, llegando a Bilbao a través de Begoña. Hay varios datos, algunos señalados anteriormente y otros que se describirán a continuación, que apoyan la antigüedad de este camino.

Fig. 3.- Moneda romana (oricalco) encontrada en el barrio de Urreta, en Galdakao (a). En uno de sus lados se aprecia la imagen de una cabeza humana (b).

¿Existencia de un camino romano por la costa?

Hay que suponer que en época prerromana ya hubieran existido numerosos caminos por la península ibérica y que muchos de estos, quizás la mayor parte, habrían sido modificados y mejorados por los romanos, creando una red viaria más amplia y mejor adaptada a sus necesidades, de tal modo que muchos de estos fueron posteriormente utilizados por sus legiones. Pero, ¿que sabemos de los caminos romanos en Hispania? Los especialistas suelen acudir a diferentes fuentes escritas para intentar conocer la existencia de las vías romanas. Entre estas se pueden destacar el Itinerario de Antonino (Itinerarium Provinciarum Antonini Augusti), el más mencionado y utilizado, la Tabula Peutingeriana, a la que le falta un fragmento que correspondería a las vías por Hispania y este hecho es el que da un gran valor a otro documento como es la Cosmographia del Anónimo de Rávena, que recoge datos de la península que no aparecen en el del Itinerario, así como los llamados Vasos de Vicarello y las Tablas de Lépido (Alonso Trigueros, 2014). Por último, El Breviario de Augusto “que era una descripción del Imperio, redactada con fines administrativos y estratégicos, acompañada de cuadros de las calzadas militares, con su longitud en millas”. (Andrés-Gallego et al., 2003).

El Itinerario de Antonino, redactado en época de Caracalla (197-217 d.C.), recoge 372 vías terrestres, de las cuales 34 corresponden a Hispania, pero se sabe que no incluía todas las vías romanas que existían. Teniendo en cuenta, principalmente, que en dicho Itinerario no se recoge ninguna vía que transcurriera próxima a la costa cantábrica y basándose en las dificultades orográficas de dicha costa y en la falta de datos arqueológicos, la mayor parte de los historiadores niegan la existencia de un camino romano por la costa o ponen en duda su existencia (López Alsina, 1994). Pero a pesar de que el Itinerario de Antonino está considerado como la fuente clásica más interesante para un estudio de las vías romanas, ahora se sabe que se trata de una recopilación de caminos del Imperio Romano que tiene sus limitaciones. Así, por ejemplo, no se sabe si se trata de una recopilación oficial o particular, no se recogen todas las rutas importantes, ni las vías más notable pasaban siempre por las ciudades señaladas, a lo que hay que añadir que la localización de algunas ciudades propuestas está equivocada (Alonso Trigueros, 2014). De las fuentes escritas anteriormente mencionadas, es en el Anónimo de Rávena donde, según Magallón (1997), se cita una vía que iría bordeando el litoral de la Península, desde Bracara Augusta (Braga) hasta Ossaron (Irún) pasando por Bricantia (A Coruña).

Fig. 4.- Aspecto que presenta el tramo de la vía romana, amplio y con muy poca pendiente, que se ha conservado entre los barrios de Padrola y Altamira. Las personas que aparecen en la figura son Joseba Artaraz, uno de los autores de este trabajo y Eugenio Ereño quien, entre otras cosas de interés, me informó acerca de la antigüedad de este camino que, durante su infancia, era el único existente en esa ladera del Ganguren.

Además, hay otros datos interesantes que apoyarían la existencia de este camino. Como ya hemos señalado anteriormente hay un topónimo muy importante que es el de estrata/estarta y cuya existencia se debe a que los romanos llamaban strata (empedrada) a la vía romana, un término que ya aparece en los miliarios del siglo III y cien años más tarde se recoge en los textos literarios (Ponte, 2007). Hoy en día se conservan en los idiomas actuales palabras que designan a las carreteras con nombres como street en inglés, straat en holandés, Straße en alemán, strada en italiano, estrada en gallego y portugués, etc.

¿Qué otro tipo de datos se conocen para pensar en la posibilidad de un camino romano por la costa? Hay varios documentos en los que aparece el término strata que apoyarían la existencia de este camino, en muchos casos, relacionado con una ruta de peregrinos hacia Santiago. Así, por ejemplo, en un documento del año 885, al referirse al camino de Santiago por la costa se dice “strata per quam euntes et redeuntes cives Gallecie soliti sunt ambulare” (Barrau-Dihigo, 1919). Posteriormente, Alfonso VII hizo una donación de una heredad, en 1142, en el territorio de Oca (Burgos) “a Juan de Quintana Ortuño, más tarde San Juan de Ortega, para protección del camino francés y amparo de los peregrinos”, indicando que, por una parte, limitaba con la “strata de Beati Jacobi” (Uría Ríu, 2006 ; López Mata, 1939) y también se puede citar la referencia a la “strata Sancti Iacobi” como el itinerario europeo de peregrinos mas representativo (Carrasco, 2011). Además, cerca del hospital de San Marcos en León, había una señal que indicaba un camino por la “Strata Sancti Salvatoris” hacia Oviedo (Avello, 2010), una ruta que se supone que tomó el peregrino italiano Bartolomeo Fontana en 1539, y en el camino de Oviedo a Santiago por el puerto del Acebo se cita, en 1181, el “hospitali quod est in strata” (López Alsina, 1994). En otras ocasiones, para referirse al Camino de Santiago como ruta de peregrinos se utiliza la expresión “in strata publica peregrinorum” (Vázquez de Parga et al., 1948).

Hay numerosos investigadores como Caro Baroja (1980) que, teniendo en cuenta los enclaves costeros estratégicos citados por autores romanos, como los de Flaviobrica, Amanum portus, Vesperies, Menosca, Morogi, Oiasso, plantearon la posible existencia de un camino terrestre próximo a la costa, que discurriría más o menos paralelo a la ruta marítima de cabotaje. Otros historiadores como Balparda (1924) en la Historia Critica de Vizcaya, o Echegaray (1911-25) en su trabajo Provincia de Vizcaya, mencionan una calzada romana que iría por Balmaseda, Bilbao y Guernica para terminar en Bermeo. También Vázquez de Parga et al. (1948) recogen el trabajo de Balparda (1924) en el que se planteaba la posibilidad de un camino antiguo, quizás romano, que pasaba por Bilbao, continuando posteriormente por Larrabetzu y Gernika para llegar a Bermeo. En épocas más recientes, hay quienes han relacionado este camino con la Vía Agrippa, como ocurre con Fernández y Prado (2001) que, al referirse a otros trabajos, citan la posible existencia de esta vía como una ruta de comunicación terrestre próxima al litoral. Hay otros investigadores como Rodríguez Almeida (2001), Urteaga (2009) y Urteaga y Arce (2011), que consideran que en el Segmentum I de la Tabula Peutingeriana reconstruido a partir del mapa “Orbis Pictus” de Agrippa, se coloca a Oiasso (Irún) como el punto de confluencia de tres vías, una de las cuales iría por la costa procedente de Brigantium (A Coruña). Recientemente, Orue-Etxebarria et al. (2015) han dado a conocer la posible existencia de un tramo de esa Vía Agrippa entre Larrabetzu y Galdakao. También se han citado indicios, sobre todo en Asturias, de un posible camino romano próximo a la costa, que podría ser la Vía Marítima de Agrippa.

Además, también habría que citar otras aportaciones interesantes en este sentido. Es el caso de Pedro María de Soraluce quien el 22 de abril de 1898 presentó una comunicación verbal en la Real Academia de la Historia, relatando varios hallazgos arqueológicos “basco-romanos” en Gipuzkoa. En dicha presentación destacaba la existencia de varios tramos de una calzada romana que aparecía en la Bahía de Pasaia, que ya habían sido citados anteriormente por Gómez de Arteche (1873). Soraluce (1898) destacaba diferentes aspectos de esta calzada, tales como su estructura, su denominación como estrata, etc., que permitían suponer que se trataba de la célebre Vía Marítima de Agrippa. Por otra parte, Barandiarán (1976) relata: “En territorio guipuzcoano debieron existir varias calzadas en época romana. Una de ellas a lo largo de la costa, por la que luego (según piensan Lacarra, Uría y Lecuona) pasaría un ramal del camino de Santiago, de la que algunos tramos —por ejemplo, el que va entre Zarauz y Guetaria— fueron considerados como romanos por  Gonzalo Arias (1968)”.

Fig. 5.- Imagen de un tramo del camino romano en el que se puede observar la parte superior o capa de rodadura del mismo, constituida por pequeños fragmentos de roca arenisca obtenidos en los materiales de los alrededores.

Un camino romano entre Bermeo y Bilbao

Por lo que respecta a restos romanos relacionados con el camino entre Bermeo y Bilbao, hay que decir que, afortunadamente, durante las últimas décadas, los arqueólogos están obteniendo datos muy interesantes relacionados con la presencia y actividad romana a lo largo de dicho trayecto. Por lo que respecta a datos romanos y de forma resumida se pueden citar:

En Bermeo, han aparecido varios fragmentos de terra sigillata y cerámica, en la ermita de Kurtzio (Martínez-Salcedo, 1997), unas monedas encontradas en el puerto (Azkarate y Unzueta, 1987), una moneda romana del siglo III en la iglesia de Albonica (Erkoreka, 1997) y una necrópolis considerada de época romana en las laderas del Sollube (Cepeda y Cortés, 2016). Siguiendo hacia Gernika, se han citado un asentamiento en Portuondo, donde podrían atracar las embarcaciones o barcazas que comerciaban por la Ría de Urdaibai (Martínez-Salcedo y Unzueta, 1995; Unzueta, 2007) y unas monedas romanas de bronce en Sukarrieta (Cepeda, 1997). Un lugar especial en cuanto a restos de época romana es Forua, donde se encontró un ara romana con su inscripción, así como terra sigillata, cerámica común, vidrio, etc. (Fernández y Morillo, 1994). Asimismo, hay que mencionar los numerosos restos encontrados en las excavaciones desarrolladas en las cercanías de la ría y en la iglesia de San Martín de Tours (Bizkaiko Foru Aldundia, 2010), así como en la cueva de Ginerradi (Martínez-Salcedo y Unzueta, 1988), en donde aparecieron restos de cerámica, vidrio, monedas y una pequeña figura de bronce de la diosa Isis. Además, en sus cercanías, Iturriza y Zabala (1885) cita el hallazgo de una moneda de plata con la efigie del Emperador Tiberio Cesar. También se han encontrado restos romanos en Gernika, cerca de la ermita juradera de Santa María de la Antigua (Prado y Fernández, 2002) y en el alto de Kosnoaga (Fernández y Morillo, 1994). En Sakona (Errigoiti), se encontró un tesorillo de monedas de bronce romanas (Ocharan, 1989). Siguiendo hacia Bilbao hay que mencionar las lápidas romanas encontradas en la ermita de San Esteban de Gerekiz, en Morga (Arregi, 1994). Dejando al margen los datos de Galdakao, que se citarán en el siguiente apartado, hay que reseñar los descubrimientos realizados en Bilbao, tales como monedas romanas halladas en la Ría (Ybarra y Bergé, 2003) y una moneda de Adriano del siglo II d.C., encontrada en un solar de la calle Ribera (García Camino, 1996).

Como ya hemos indicado anteriormente, otra valiosa fuente de información para intentar conocer el emplazamiento de las vías romanas es la de la toponimia. En el trabajo realizado por (Yarza, 2015) sobre toponimia de origen romano en Bizkaia, se citan numerosos sufijos de propiedad (-ana, -anum, -ica, -ici, -ona). Otros investigadores que se han ocupado de este tema son Caro Baroja, Mitxelena e Irigoien. Pero, tal como se ha mencionado anteriormente, quizás el más interesante de los topónimos en relación a caminos romanos sea el de estrata/estarta, que se puede encontrar en el barrio de Demiku en Bermeo y también en Forua como estratamosu, en Morga como estarta, en Larrabetzu donde aparece en la documentación como estrataburueta/estartaburueta (Arana, b) y en Galdakao (se tratará en apartado propio). Por último, habría que citar el caserío de estrata en Begoña, cerca de Trauco (Orue-Etxebarria, et al., 2016).

Por lo que respecta a topónimos con sufijos que tienen relación con términos latinos, se podrían citar, entre otros, los terminados en –ica y en -iz. Según Salaberri (2011), la mayor parte de los antropónimos que están en la base de estos topónimos vascos son de época romana, idea que ya fue adelantada por Omaetxebarria (1957) y corroborada por Gorrotxategi (2002). De acuerdo con Irigoyen (1984; 1986) “aunque el número de topónimos en -ica es considerable, de ahí no se puede sacar la conclusión de que todos pertenezcan a un estrato de época romana”. Curiosamente, donde hay una mayor abundancia de este tipo de topónimos es en los alrededores del estuario del Urdaibai y por nombrar, únicamente, de forma resumida, los de la margen izquierda, cabe citar: Albonica (Almica) y Artica, en Bermeo, Baldatica, en Forua, el propio Gernica, pero también, en dirección a Bilbao, Barandica en Muxica, Mechica, en Rigoitia, Esquerica, en Morga, Amarica, en Larrabetzu, etc. En cuanto a los terminados en –iz, se pueden mencionar Tribiz, en Bermeo, Goitiz, en Mundaca, Munitiz, en Sukarrieta, Allotiz, en Forua, Abaliz, en Gernica, Aiz, en Errigoiti, etc.

Otros topónimos de interés que pueden apoyar la existencia de un camino romano son los terminados en -ano, que designarían al dueño de una propiedad. Investigadores como Caro Baroja (1985) o Mugica (1978), consideran que el sufijo -ano procede de la evolución del sufijo latino -anum, del mismo modo que el de -ño (Abendaño, Toloño) proceden de un sufijo -nium, topónimos que estarían relacionados con los nombres de propietarios de villas agrícolas o fundos. A diferencia de aquellos terminados en –ica o en –iz, que pueden estar más o menos alejados del camino, los topónimos que lo hacen en -ano parece que se encuentran relativamente cerca del mismo. Se pueden encontrar varios de estos términos a lo largo del camino que proponemos como Mendeca(n)o en Mundaka, un caserío que aparece en la documentación como Abadiño(diano)ne, situado en Larrabetzu, cerca de la ferrería de Sarricolea, que posteriormente pasó a denominarse Abendañoena (Arana, c) o las caserías que existían en diferentes lugares de Galdakao (Orue-Etxebarria, et al., 2015).

Fig. 6.- Aspecto que presenta la pared que sujeta un tramo del camino. Como se puede observar dicha pared está constituida por piedras de arenisca de gran tamaño (en la base de la pared se puede observar un martillo de geólogo que nos sirve de escala). También se pueden apreciar en la parte baja de la pared aliviaderos para la salida del agua.

Un tramo de un camino romano conservado en Galdakao

En primer lugar hay que señalar que, a la hora de recabar datos que apoyaran la existencia de este camino romano, además de investigar las fuentes escritas como son los trabajos publicados en revistas y libros, tesis doctorales, documentación en archivos, etc., hemos acudido a otros campos que, curiosamente, han proporcionado la información más interesante. Se trata de conversaciones mantenidas con personas mayores que nacieron y vivieron cerca del camino, pero quiero destacar sobre todo el trabajo de investigación realizado en el campo, en la búsqueda de estructuras y de topónimos antiguos. Pero ¿qué datos tenemos a lo largo de este camino por Galdakao que nos puedan indicar su relación con una vía o un camino romano?

Además de los topónimos antes citados en relación con caminos romanos, creemos que hay otros dos muy interesantes, que han sido poco o nada utilizados hasta ahora. Uno de ellos es Altamira, término que aparece de forma frecuente en el tramo de camino romano que hemos investigado entre Bilbao y Bermeo. Se encuentra en Bilbao, Galdakao, Larrabetzu, Morga, Gernika-Lumo, Busturia, Mundaka y Bermeo, pero también aparece en otros lugares como Zaratamo o en zonas más lejanas como es el caso de las cuevas de Altamira (Orue-Etxebarria et al., 2016), en Cantabria, en relación con caminos antiguos. No está claro el significado de este topónimo. Según Irigoyen (1984) se trataría de una forma románica muy extendida en el País Vasco. Otros especialistas consideran que Altamira es un topónimo romano compuesto de altum/i y mirus/a/um o de altum y mirari.  Por otra parte, en su trabajo sobre hidrónimos prerromanos, Pedrero (1996) considera que el término mira es un elemento prerromano. Según Dolezalova (2007) tomado de Celdrán (2006), mira/mir sería un topónimo preindoeuropeo que significa “cabezo o cerro”.

El segundo de los topónimos es miraflores, que podría ser de época romana o anterior y que también aparece relacionado con el camino propuesto. Existía una casa con este nombre en Larrabetzu, al lado de la villa antigua (Arana, d), además, en Elexalde (Galdakao) hay un caserío que se llamaba Miraflores (AHFB/BFAH Judicial, a), cerca de la iglesia de Andra Mari y del camino antiguo que pasaba próximo a él y, por último, el que se encuentra en Bilbao, en lo alto del camino entre Bolueta y Atxuri. Pero, además de estos casos, hay, al menos, otras tres localidades, Murueta Bermeo y Morga, en las que aparece, actualmente, el término flores, aunque, de acuerdo con la documentación, se sabe que en las dos primeras ya existía un caserío (AHFB/BFAH Judicial, b) y un término (AHFB/BFAH Judicial, c), ambos de nombre miraflores en el siglo XVII. Así pues, no sería raro que con el caso de Morga haya sucedido algo parecido. Además, es curioso que existan varios topónimos con el término mira (Altamira, Miraflores, Miravilla, Miravalles, etc.).

Por lo que respecta al camino a su paso por Galdakao, hay varios topónimos que llevan el sufijo -ano y restos romanos de interés. En Larrabetzu, cerca del límite con Galdakao, existe un caserío que se conocía como Abadiño(diano)ne y poco después de entrar en el término de este municipio nos encontramos con el barrio de Altamira, que hasta hace pocos siglos fue simplemente un robledal. Por otra parte, el nombre de la iglesia de Andra Mari es el de Santa María de Galdacano y anteriormente fue el de Albagano, y, además, cerca de ella se encontró una estela de época romana con tres figuras humanas y una inscripción, en la que según Rodríguez Colmenero y Carreño (1981) se puede interpretar la existencia de la “gentilitas” de los “Conerionum o Conerdianum”. Siguiendo en dirección a Bilbao, y a poca distancia de la iglesia, nos encontramos con el que fue el caserío Miraflores, hoy conocido como Artatza y, más tarde, en el barrio de Urreta, en donde apareció una moneda romana que, por su colorido y composición, parece corresponder a un “oricalco” (Fig. 3). A continuación, llegamos al barrio de Bengoetxe, donde existieron tres caseríos con los nombres de Chancano, Alacano y Ugasano, este último conocido como Usabo y recientemente derribado. Además, existía un caserío conocido como estarta, al lado del puente de Mercadillo que, probablemente, fue un paso que ya existía en época romana Orue-Etxebarria et al. (2015; 2017). La abundancia de topónimos romanos en este barrio es probable que se deba al cruce de dos caminos de esta época por este lugar.

Fig. 7.- Imagen de la zona de salida del agua en la alcantarilla encontrada en el camino romano (a). En su interior se puede observar que está construida con grandes bloques de arenisca, dispuestos vertical y horizontalmente (b), recubiertos en su parte superior por un mortero muy duro.

Pero la prueba más importante de la posible existencia de un camino de época romana por la costa es que, en un intervalo de más de 200 metros de longitud, parece que se ha conservado un tramo de este camino en Galdakao (Orue-Etxebarria, et al., 2015). Se trata de una vía de unos 4 m. de ancha (Foto 4), con muy poca pendiente, muy bien conservada y que presenta una estructura característica semejante a la descrita en otros lugares, en los que se han excavado este tipo de caminos (Moreno Gallo, 2004; 2010). Posee una base de piedras, una zona intermedia de arcilla con arena bien prensada y, en la parte superior, fragmentos de arenisca de un tamaño comprendido entre 5 y 10 cm, que forman la capa de rodadura (Foto 5). Se trata de areniscas obtenidas de niveles con este tipo de litología, frecuentes en los alrededores. Esta vía sería semejante a las rutas conocidas como “vía glarea strata” que era un camino que en su parte superior tenía un empedrado realizado con guijarros y gravas de pequeño tamaño, apisonadas sobre una base de arcillas arenosas (Gil Montes, 2004). Este suelo, con cantos de arenisca incrustados en un sustrato arcilloso, presenta un aspecto uniforme a lo largo del trazado anteriormente citado y se nota que no es natural sino construido, ya que, si no fuera así, se observarían variaciones en las características del suelo apareciendo una alternancia de los niveles mas compactos con otros más blandos de lutitas, que es lo que se observa al borde del camino. Las características del camino aquí descrito, le asemeja con una de las vías descritas por (Chevallier, 1997), en otras regiones.

Como consecuencia de nuestras investigaciones sobre este camino, con el fin de intentar localizar nuevas pruebas a favor de su antigüedad, en 2013, en el tramo del camino anteriormente citado, comprendido entre los barrios de Padrola y Altamira, conseguimos encontrar dos estructuras especialmente significativas, separadas entre sí unos 100 metros. Se trata de una llamativa pared construida con grandes piedras de areniscas (Foto 6), probablemente, cogidas de los alrededores, que sujetan el camino, protegiéndolo de posibles desprendimientos y una alcantarilla muy bien construida, con grandes piedras cubiertas por otras losas horizontales (Foto 7), todas de arenisca, por la que discurre un pequeño arroyo que pasa bajo el camino. Se trata de un riachuelo que apenas lleva agua y que incluso en los momentos de fuertes lluvias se puede atravesar de un salto. Hay que decir también que esta alcantarilla se encuentra revestida en su parte superior, por un mortero, muy resistente, que protege y refuerza la estructura. Ninguna de estas dos construcciones tendría sentido, ni sería necesaria, en un camino de monte para el paso exclusivo de personas o animales. De acuerdo con el trazado y con las características antes citadas del camino, se puede pensar que estas dos estructuras fueron construidas para facilitar el tránsito de carros, es decir que este sería un camino tanto para el paso de las tropas romanas como para el comercio, que también fue aprovechado por los peregrinos.

Pero hay otro detalle muy importante que llama la atención y es que la pared y la alcantarilla antes citadas presentan, además, una característica muy especial y es que, para su construcción, se empleó en ambas un mortero singular, semejante a los que se utilizaron tanto en época romana como medieval. Pero lo más curioso es que la arena empleada en el mortero presenta fragmentos de conchas de organismos marinos: bivalvos, gasterópodos, erizos de mar, esponjas, briozoos, etc., que podemos encontrar hoy en día en las arenas de playa. Además, estos fragmentos conservan sus colores característicos, por lo que sabemos que no están fosilizados, es decir, para hacer el mortero utilizado en la pared y en la alcantarilla emplearon arena de playa. Ahora bien, teniendo en cuenta la cantidad de rocas areniscosas en los alrededores del camino, de las que podrían haber obtenido toda la arena necesaria para hacer el mortero, ¿porqué se molestaron en traer hasta esa zona de Galdakao una arena de playa? Pues bien, hay que tener en cuenta que para hacer el mortero es necesario arena, pero también agua y cal (óxido de calcio). Sabemos que entre los cantos que componen la arena de playa predominan los de naturaleza carbonatada, que corresponderían a los restos de organismos marinos con conchas calcíticas antes citados, lo que garantizaría una mejor cohesión del mortero una vez fraguado y una mayor resistencia al paso del tiempo, en comparación con las arenas que se podrían obtener a partir de las areniscas existentes en las laderas del Ganguren, que son predominantemente silíceas. ¿Quiénes podían tener semejante conocimiento en aquellas épocas? Este y otros datos invitan a pensar en un mortero y un camino utilizados por los romanos. Así pues, parece lógico suponer que el propio camino, la alcantarilla y la pared se construyeron en época romana. En nuestra opinión, con todo lo descrito hasta ahora, sería posible plantear una hipótesis acerca de la existencia de una vía romana a través de Galdakao, que se podría corresponder con la “Vía Marítima de Agrippa”.

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