743 Zenbakia 2019-10-16 / 2019-11-20

Gaiak

El Síndrome de Ulises en las migraciones vascas de ayer y de hoy

ACHOTEGUI, Joseba

Voy a plantear en este texto la relevancia de las migraciones vascas, tanto en su vertiente de emigración (los vascos que hemos marchado fuera del país) como de inmigración (los nuevos vascos que se han incorporado), así como  los aspectos psicológicos relacionados con estas migraciones. Considero que es muy importante plantear una visión global, integrada de las dos vertientes, la emigración y la emigración, así como tener una perspectiva centrada en las personas, rehumanizar el estudio de las migraciones.

1. El País Vasco. El país de las migraciones

Se podría decir que el País Vasco es el país de las migraciones. Es verdad que es un país pequeño y por esa razón no se puede decir que estas  migraciones hayan dado lugar a grandes movimientos de masas, pero en proporción a su población, muy pocos países han vivido cambios migratorios tan intensos. Si miramos los siglos pasados, XIX y XX, podemos observar que casi la mitad de la población nacida en el País Vasco emigró, mientras a la vez se instalaba otra tanta población nacida fuera de su territorio. En mis actividades docentes en  California, siempre he oído decir a los mexicanos que la frontera de Estados Unidos les atraviesa. Creo que los vascos, salvando todas las distancias,  podemos decir lo mismo, la migración (tanto en su vertiente de emigración, de marchar del país, como de inmigración, llegar al país)  atraviesa nuestra historia mucho más de lo que a veces imaginamos.

No hace falta tener grandes conocimientos en ciencias sociales para darse cuenta de que semejantes movimientos de población han tenido que afectar profundamente la propia estructura de la sociedad vasca. Sin embargo, creo que lamentablemente no se ha prestado la atención que se merece a este impresionante fenómeno social. Aunque en parte se entiende esa resistencia porque el tema es muy complejo, tiene aristas y puede levantar ampollas…pero ninguna sociedad puede avanzar sin asumir sus realidades, por complicadas o contradictorias que resulten ser.  Aunque yo creo que también hay muchos aspectos positivos relacionados con esta movilidad migratoria,  elementos enriquecedores que se pierden si no se tienen  en cuenta. Así, por ejemplo, desde la perspectiva de la emigración, tener en cuenta a los millones de vascos repartidos por todo el mundo, 12 millones según algunas estimaciones contando emigrantes y descendientes directos, en un país de 2,5 millones de habitantes, posibilitaría al País Vasco poder jugar un rol  mucho más relevante  en el contexto de este mundo radicalmente globalizado en el que vivimos.

Muchos de estas personas que marcharon o llegaron al País Vasco,  tanto emigrantes e inmigrantes,  vivieron situaciones muy difíciles que nos llevan a considerar que padecieron el  Síndrome del inmigrante con estrés crónico y múltiple, Síndrome de Ulises, concepto que describiré con detalle en el  apartado tercero de este texto. Pero es importante resaltar ya que el Síndrome de Ulises no es un trastorno mental, sino un cuadro de estrés, un duelo muy intenso que por lo tanto pertenece al área de la salud mental y no al área del trastorno mental. El Síndrome de Ulises es lo que los franceses denominan una “souffrance”, no una enfermedad.

Exilio vasco. Expedición a El Havre para embarcar a Venezuela. Año 1939.

2. Emigración e inmigración vasca

Me voy a referir a continuación de modo general a la emigración y la inmigración vasca, para enmarcar el tema y plantear de qué estamos hablando, cuáles son los términos en los que se ha dado y se da esta migración, haciendo mención especialmente a las situaciones extremas que propician la aparición del Síndrome de Ulises. 

2.1. Emigración vasca y exilio

Como un primer ejemplo de estas grandes dificultades vividas en la emigración vasca, merece ser contada la historia de José Navarro, y Antonio Azcuénaga, dos vizcaínos  que  estuvieron entre los primeros vascos que emigraron a Idaho, y les faltó poco para morir al cruzar el desierto entre Nevada e Idaho. En la primavera de 1889, estos dos hombres  que buscaban mejores pastos para sus ovejas cruzaron desde Nevada las Owihee Mountains y acabaron exhaustos, semiinconscientes, con una grave deshidratación, a punto de morir, en Jordan Walley, en el limite de Idaho con Oregón. Más adelante en el apartado 4 analizaré con detalle desde el punto de vista psicológico esta migración de los pastores vascos al oeste de Estados Unidos que vivió circunstancias extremas.

Otra forma de migración extrema es el exilio. Irujo (2012), plantea que el término vasco “erbeste” que  significa “to be in a territory or land other ahan one’s own” aparece ya en Euskal Herria entre 1745 y 1749 en la primera guerra carlista, también en 1802 tras la revolución francesa, en 1885 tras la segunda guerra carlista y en 1952 en pleno exilio vasco tras la guerra del 36. Todo esto nos muestra la historia de exilios que se han vivido en el País Vasco.

Para Irujo el exilio vasco relacionado con la guerra civil comienza ya en julio de 1936 cuando al triunfar la rebelión en Nafarroa y Araba, decenas de miles de personas huyen hacia Francia y Bizkaia para escapar  de la terrible represión. En el verano de 1936, tras la sublevación del general Mola, hay 1757 ejecuciones en Nafarroa. De suyo Bilbao doblará su población antes de su caída en manos de las tropas franquistas en 1937 y muchos niños vascos marcharán al exilio fuera del Euskal Herria viviendo circunstancias extremas.

La segunda etapa, plantea Irujo, viene tras la caída de Bilbao. Hay una tercera etapa del exilio cuando el Gobierno Vasco y miles de refugiados marchan a Barcelona. Finalmente, tras la caída de Barcelona en 1939 el Gobierno Vasco y los refugiados marchan al exilio fuera de la península, un exilio que durará los 40 años de la dictadura franquista. Muchas de las vivencias de estas personas las conocemos a través de los testimonios de sus propios protagonistas, siendo uno de los más relevantes el libro escrito por el propio presidente del Gobierno Vasco, el Lehendakari José Antonio Aguirre “De Gernika a Nueva York pasando por Berlín”. 

Como una expresión de los riesgos que supone el exilio se podría mencionar  la “misteriosa” desaparición del destacado exiliado vasco Jesús de Galíndez en marzo del 56 en  Nueva York. Es de reseñar también como una expresión de las odiseas que sufrieron estos exiliados, el viaje de dos  pequeños pesqueros vascos, el Bigarrena y el Donibane II que escaparon  en 1939 desde Ipar Euskal Herria hasta llegar a Venezuela, tras 34 días de viaje en muy difíciles condiciones (K. San Sebastián 2014).

Pero en la historia del País Vasco ha habido muchas situaciones de emigraciones muy difíciles, como las de los pescadores que se instalaron en el clima polar de Terranova llegando en pequeños barcos, en algunos casos, no mucho mayores que algunas pateras de las que llegan hoy en día  a las costas de la península ibérica.

2.2. Los inmigrantes en el País Vasco también han vivido situaciones muy difíciles

Como señalan Ruiz Olabuénaga y Blanco (1994) el  País Vasco había sido hasta el siglo XIX una sociedad emisora de emigrantes: segundones, ferreros, canteros, administradores, marinos. En la segunda parte del siglo XVIII la emigración vasca a América triplicaba la media española, siendo el 15 % del total. Pero en el siglo XIX era ya cuatro veces mayor y en  la primera mitad del siglo XX ya era cinco veces más de la media española. Se ha de tener en cuenta que 10 de los 22 presidentes argentinos entre 1853 y 1943 eran descendientes de vascos, así como  el 40 % de los diputados en Chile. Había pueblos en los que el 25 % de la población había emigrado a América.

De suyo es raro encontrar una familia vasca que no tenga familiares en el extranjero, especialmente en América, pero también en Australia o Filipinas. A esto se ha de añadir una importante migración a las grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Burdeos y París en el caso de la población de Ipar Euskal Herria. Especialmente Madrid tiene muchos descendientes de vascos hasta el punto que el segundo equipo de fútbol de la ciudad, el Atlético de Madrid, uno de los mejores equipos de fútbol de Europa, y que obtiene hace tiempo mejores resultados que el equipo madre, el Atlético de Bilbao fue fundado por la gran colonia vasca de Madrid

Obviamente, un factor que favorece mucho la migración es que ya hay alguien en el país de acogida que hace de enganche. Es la migración en cadena.

En este sentido emisor se compensó completamente en la segunda mitad del siglo XIX cuando el País Vasco, se convierte  desde la década de 1880, en un foco de inmigración constante, de forma que en la actualidad, muchos de sus habitantes son inmigrantes, hijos o nietos de inmigrantes. Así señalan los autores el 57,3% de los alaveses mayores de 18 años, el 47% de los guipuzcoanos y el 61,9% de los vizcaínos en la actualidad es inmigrantes o hijo de inmigrantes

Ruiz Olabuénaga y Blanco señalan el inicio de esta inmigración en 1841 con la creación del Alto Horno de Fundición, en 1843 con la creación de los Altos Hornos de Vizcaya  y en 1857 con la creación del Banco de Bilbao. De los 13.000 mineros  que había en las minas de hierro de Vizcaya en esa época solo el 20% eran autóctonos.

Las condiciones extremas en las que vivieron muchos mineros, en las minas de Gallarta y Ortuella llevaron al  Dr. Enrique Areilza, director del Hospital minero de Bizkaia a escribir “Estos hombres vienen aquí a trabajar y a vivir, no a morir”, tal como señala Yosu Montalbán en su libro “El Dr. Areilza, el médico de los mineros”, 2005.  Estos mineros padecieron un elevado riesgo físico en su trabajo, siendo muy frecuentes los accidentes, bastantes de ellos mortales, como recoge la novela “El intruso” de Blasco Ibáñez en las que se pueden ver también las situaciones de racismo hacia ellos. Las penosas condiciones en las que vivía esta población favorecían también la aparición de enfermedades, alcoholismo, etc.

Esta inmigración continúa con altibajos por ejemplo en la etapa de la guerra civil, pero  se incrementa mucho más a finales de los años 50 en relación al Plan de Estabilización Económica. 600.000 inmigrantes, el 32% de la población de la época llegaron en pocos años.  Yo mismo tengo grabado el recuerdo de un día de finales de los 50 en que en el barrio de Magdalena de Durango me crucé con un hombre que llevaba una gran maleta atada con cuerdas acompañado de un chaval que tendría mi edad.  Ese chico y yo nos quedamos mirando un momento, que no se me olvida, con caras de curiosidad y sorpresa. Cada uno pensaba cómo sería el otro, qué pensaría, qué sentiría. Luego acabaríamos siendo amigos, años más tarde.

Emigrar se está convirtiendo hoy para millones de personas en un proceso que posee unos niveles de estrés tan intensos que llegan a superar la capacidad de adaptación de los seres humanos.

3. Emigrar en el siglo XXI

Pero hoy mismo, entrados ya en siglo XXI estamos viviendo una nueva una inmigración en el País Vasco que padece también condiciones extremas. Hombres, mujeres, incluso  niños que emigran solos en el marco de la globalización, y que viven asustados, indefensos, lejos de sus seres queridos... en el marco de una política migratoria europea que  desde finales de los 90 del siglo pasado mantiene las fronteras prácticamente cerradas a los extracomunitarios. Y esto a pesar del enorme invierno demográfico que se cierne sobre todo Europa, incluido el Pais Vasco, con tasas de 1,3 hijos por mujer. Como decían los alemanes cuando permitieron la llegada de refugiados de la guerra de Siria: ¡son los hijos que no tuvimos!

Así podemos ver la historia de Abdeslam, un inmigrante del Camerún que cruzó todo el centro y el norte de Africa para tras llegar al Aiun cruzar en una patera a Canarias, ser internado en un centro durante meses, para finalmente ser enviado a la península y acabar en Bilbao. El viaje de este inmigrante es perfectamente comparable con el que Homero en la Odisea, pues Ulises fue desde Troya en la costa de Turquía hasta Itaca en la costa de Grecia. No es ninguna exageración decir que el viaje de Abdeslam  es también una Odisea.

Es muy importante reseñar que buena parte de la riqueza que ha generado el Pais Vasco y del bienestar que disfrutamos proviene de la aportación de estos hombres y mujeres inmigrantes que trabajaron en circunstancias con frecuencia muy difíciles.

A las repercusiones psicológicas, en el área de la salud mental, de estas circunstancias, es lo que el año 2002 investigando la salud mental de las nuevas migraciones en situación extrema del siglo XXI, denominé Síndrome del inmigrante con estrés crónico y múltiple, Síndrome de Ulises, un cuadro que explicaré a continuación.

4. Emigrar en condiciones extremas. El Síndrome de Inmigrante con Estrés Crónico y Múltiple o Síndrome de Ulises

Emigrar se está convirtiendo hoy para millones de personas en un proceso que posee unos niveles de estrés tan intensos que llegan a superar la capacidad de adaptación de los seres humanos. Estas personas sufren el riesgo de padecer el Síndrome del Inmigrante con Estrés Crónico y Múltiple o Síndrome de Ulises (haciendo mención al héroe griego que padeció innumerables adversidades y peligros lejos de sus seres queridos).

En este síndrome, los estresores más importantes son la separación forzada de los seres queridos (lo que supone una ruptura del instinto del apego), el sentimiento de desesperanza por el fracaso del proyecto migratorio y la ausencia de oportunidades, la lucha por la supervivencia (dónde alimentarse, dónde encontrar un techo para dormir), el miedo, el terror que viven los inmigrantes en los viajes migratorios (en pateras, escondidos en camiones, etc.),  las amenazas de las mafias o de detención y expulsión, la indefensión por carecer de derechos, etc.

Pero además, estos estresores de tanta relevancia y que van mucho más allá del clásico estrés aculturativo, se hallan incrementados por toda una serie de factores que los potencian tales como: la multiplicidad (a más estresores mayor riesgo, los estresores se potencian entre ellos), la cronicidad ya que estas situaciones límite pueden afectar al inmigrante durante meses o incluso años,  el sentimiento de que el individuo haga lo que haga no puede modificar su situación (indefensión aprendida de Seligman, ausencia de autoeficacia de Bandura),  los fuertes déficits en sus redes de apoyo social (el capital social de Coleman). A todos estos problemas se suma que, lamentablemente, el sistema sanitario y asistencial con frecuencia no identifica adecuadamente esta problemática del área de la salud mental, como un cuadro reactivo de estrés y se trata a estos inmigrantes como enfermos depresivos, psicóticos, enfermos somáticos, con lo que el sistema sanitario actúa como un nuevo estresor para los inmigrantes.

Desde la perspectiva sintomatológica, como es obvio, la vivencia prolongada de situaciones de estrés tan intensas afecta profundamente a la personalidad del sujeto y a su homeostasis, al eje hipotálamo-hipófisis-médula suprarrenal, y da lugar a una amplia sintomatología: síntomas del área depresiva (fundamentalmente, tristeza y llanto); síntomas del área de la ansiedad (tensión, insomnio, pensamientos recurrentes, irritabilidad); síntomas del área de la somatización como fatiga, molestias osteoarticulares, cefalea (que son tan frecuentes que para abreviar la denominamos «in-migraña»); síntomas del área confusional que pueden relacionarse con el incremento del cortisol y diagnosticarse erróneamente como trastornos psicóticos. A esta sintomatología se añade en bastantes casos una interpretación del cuadro basado en la propia cultura del sujeto. Así, es frecuente oír decir: «No puede ser que tenga tan mala suerte», «A mí me han tenido que echar mal de ojo», «Me han hecho brujería», etc.

El Síndrome de Ulises no es un trastorno mental, es un cuadro de estrés muy intenso que se enmarca en el área de la prevención sanitaria y psicosocial, más que en el área del tratamiento, y la intervención deberá ser fundamentalmente de tipo psicosocial, psicoeducativa y de contención emocional, por lo que el trabajo sobre el síndrome atañe no sólo a psicólogos, médicos o psiquiatras, sino a trabajadores sociales, enfermeros, educadores sociales y otros profesionales asistenciales. En varios estudios epidemiológicos efectuados se ha podido ver que en torno a un 15% de los inmigrantes que acuden a las consultas de salud mental tienen este cuadro del Síndrome de Ulises.

Malos tiempos aquellos en los que las personas corrientes han de comportarse como héroes para sobrevivir. Ulises era un semidiós que, sin embargo, a duras penas sobrevivió a las terribles adversidades y peligros a los que se vio sometido. Pero las personas que llegan hoy a nuestras fronteras sólo son personas de carne y hueso que, sin embargo, viven episodios tan o más dramáticos que los descritos en la Odisea: soledad, miedo, desesperanza, etc. Las migraciones del nuevo milenio que comienza nos recuerdan cada vez más a los viejos textos de Homero. Si para sobrevivir se ha de ser nadie, como Ulises ante Polifemo en la Odisea, se ha de ser permanentemente invisible, no habrá identidad, ni autoestima, ni integración social, y consecuentemente, tampoco podrá haber salud mental.

 “...y Ulises pasábase los días sentado en las rocas, a la orilla del mar, consumiéndose a fuerza de llanto, suspiros y penas, fijando sus ojos en el mar estéril, llorando incansablemente...(Odisea, Canto V, 150), 

“me preguntas cíclope cómo me llamo…voy a decírtelo. Mi nombre es nadie y nadie me llaman todos…” (Odisea Canto IX, 360).

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Joseba Achotegui
https://josebaachotegui.com/
Secretario General  reelecto de la  Sección de Psiquiatría Transcultural de la Asociación Mundial de Psiquiatría 2011-2018
Psiquiatra. Psicoterapeuta.  Profesor Titular de la Universidad de Barcelona
Director del Postgrado On line y/o semipresencial  "Salud mental e intervenciones psicológicas en inmigrantes, minorías y excluidos sociales" de la  Universidad de Barcelona en colaboración con  la Universidad de Berkeley y la Universidad París V      http://postgradoubsalutmental-migracion.com/
Director del SAPPIR (Servicio de Atención Psicopatológica y Psicosocial a Inmigrantes y Refugiados) del Hospital Sant Pere Claver de Barcelona
Cofundador de la Red Atenea, Red global de ayuda psicológica y  psicosocial a inmigrantes en situaciones extremas http://laredatenea.com
Blog “Salud mental en tiempos difíciles” en el diario “Público”  http://blogs.publico.es/joseba-achotegui/


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