699 Zenbakia 2015-07-01 / 2015-09-02
El Chaco fue un territorio conquistado al indígena que se convirtió en Gobernación en 1872, en Territorio Nacional en 1884, y en Provincia en 1951. Desde entonces goza de los mismos derechos que las provincias primigenias que constituyeron la Nación argentina. El Chaco se hizo con el indígena, con el criollo, y con una cantidad de inmigrantes arribados de distintas partes del mundo con un caudal porcentual que no tiene parangón en América Latina.1
No fueron muchos los vascos inmigrantes, pero sí los de este origen que han dejado su impronta en el Chaco. No existen registros oficiales, y son muy escasas las publicaciones que nos orientan a saber a ciencia cierta, cuántos y quiénes fueron los vascos que arribaron a este territorio. En los censos realizados no se especifican a los vascos como grupo especial, sino que aquellos que arribaron de Eukal Herria figuran en los mismos como españoles o franceses, de acuerdo con la vertiente del Pirineo de su procedencia.
En este trabajo describimos la vida de los vizcaínos Pío Goicoechea Recalde y Severiana Lorra Uriarte, quienes llegaron al Chaco a fines del siglo XIX con el objetivo de asentarse en este agreste y difícil territorio, donde llevaron una vida de trabajo y esfuerzo, y en el cual tuvieron una gran descendencia. Completamos el relato con las historias de vida de su hijo Marcos y su nieta Nilda, destacados miembros de la sociedad chaqueña, que han dejado una impronta por su fructífera vida pública, conocida y respetada en la provincia, que constituyen un ejemplo y merece ser difundida.
Utilizamos bibliografía general y específica sobre inmigración vasca e historia chaqueña, pero fundamentalmente información directa basada en el testimonio de Nilda Goicoechea, y papeles y notas familiares que nos facilitó, para reconstruir de alguna forma la historia familiar de estos vizcaínos que arribaron a la ciudad de Resistencia cuando ésta era apenas una aldea, y colaboraron a forjar la ciudad más pujante del nordeste argentino. 2. Chaco. Generalidades
La provincia del Chaco es un estado federal, unidad político administrativa con una superficie de 99.633 kilómetros cuadrados, ubicada dentro de una región mayor llamada Gran Chaco, y dentro de una dimensión continental inscripta en la cuenca del Plata que más allá de las fronteras nacionales, se extiende también a las vecinas repúblicas del Paraguay y Bolivia.
Limita al sur con la provincia Santa Fe, al oeste con Santiago del Estero y Salta, al este con Corrientes, y al norte con Formosa en el cauce del Río Bermejo. El gran factor de diferenciación del medio chaqueño es la diversidad climática, que incide en la disponibilidad de agua que alimenta la red hídrica, en la diversificación de los suelos y en el tapiz vegetal que presenta un bosque cerrado al oeste, un paisaje abierto de parques y sabanas en la zona central y un horizonte de esteros y bañados enmarcado por selvas en galería al oriente. Todo ello implica un mosaico de posibilidades muy diferentes ofrecidas a la instalación y actividad humana (Bruniard, 1986).
El territorio que hoy ocupa la provincia del Chaco está habitado desde hace más de cinco mil años por distintas parcialidades aborígenes, que han sido divididas en tres grupos étnicos-linguísticos: Guaycurú, Mataco-Mataguayo y Lule-Vilela.
Los conquistadores españoles tocaron territorio chaqueño a principios del siglo XVI, pero la ocupación efectiva se dio recién en 1582, con la fundación de las encomiendas de Matará y Guacará y, un año más tarde, la ciudad de Concepción del Bermejo. La agresividad de los indios de la región obligó al abandono de la misma en el año 1631, cuando atacaron el enclave colonizador y los habitantes debieron huir a la ciudad de Corrientes.
A partir de entonces se dieron esporádicos intentos de ocupación del Chaco sin resultados positivos, traducidos generalmente en la creación de reducciones de indios: Reducción de San Fernando del Río Negro —1750— y Reducción de San Buenaventura del Monte Alto —1860—.
A fines del siglo XIX comenzó en Argentina la conquista y colonización de los territorios que aun permanecían en poder de los aborígenes: en primer lugar se ocupó la Patagonia y posteriormente el Chaco. Esta última región, indefinida en sus límites y que abarcaba desde el Norte de la provincia de Santa Fe hasta el Río Pilcomayo, y desde el Paraná en el Este hasta territorio santiagueño y salteño en el Oeste, estaba habitada por parcialidades tobas, mocovíes y wichís.
Con la creación de la Gobernación del Chaco en 1872, por decreto del presidente Domingo Faustino Sarmiento, comenzó un proceso de poblamiento sistemático. Este proceso fue acompañado por acciones militares cuyos objetivos eran someter al indígena y otorgar seguridad a las colonias que se iban estableciendo (Echarri, 1997).
La provincia del Chaco en Argentina.
Las campañas del ejército se desarrollaron entre 1870 y 1912. Este año, el Comando Divisionario al mando del Coronel Enrique Rostagno, realizó un movimiento de avance contundente hasta llegar a los límites con Paraguay y Bolivia. Se logró de esta forma el control absoluto de la región. A partir de entonces, el indio no constituyó un peligro importante para el proceso colonizador.
Ya a fines del siglo XIX se fundaron pueblos y colonias a una distancia relativamente corta de la capital. Estos primeros asentamientos humanos fueron los siguientes: Resistencia (1878), Barranqueras (1880), Las Palmas (1880), Colonia Benítez (1882), Presidencia Roca (1884), Puerto Bermejo (1884), La Sabana (1887), General Vedia (1888), Basail (1888), Margarita Belén (1882), Tirol (1900) y La Verde (1901), que acrecentó la población chaqueña a un total de 10.422 habitantes (Osuna, 1976).
El desarrollo de la industria forestal fue un factor fundamental en el crecimiento demográfico, elevando las cifras poblacionales a 46.274 habitantes en 1914 (Osuna, 1976).
Para 1920, el censo nacional nos revela un notable crecimiento poblacional del Chaco, y nos da un total de 60.564 habitantes (Ministerio del Interior, 1923).
En forma paralela a la explotación forestal comenzó a desarrollarse, además de los cultivos de manutención, el cultivo del algodón, que lentamente se fue imponiendo como el principal factor de crecimiento económico y demográfico del Chaco.
El siguiente censo territorial se realizó en 1934, el cual arrojó la importante cifra de 214.160 habitantes. Esto indica que en 14 años, el Territorio Nacional del Chaco aumentó su población en un 253,6%.
El censo nacional de 1947 nos da una cifra que supera los 400 mil habitantes, lo cual indica el importante caudal inmigratorio arribado al territorio y convirtiendo al Chaco en un caso paradigmático en este sentido, sin parangón en América. A partir de entonces, el aumento vegetativo y la inmigración de provincias vecinas, permitió llegar a una cifra actual que ronda el millón de habitantes. 3. La inmigración
En menos de cien años, entre 1846 y 1938, más de 50 millones de personas emigraron de Europa: 38 millones fueron a Estados Unidos, 7 millones a Argentina, 7 millones a Canadá, 4,5 millones a Brasil, y unos 2,5 millones a Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica (Beck, 2001).
Es de destacar algunos de los factores que llevaron al abandono de sus países de origen: las crisis económicas, la escasez de tierras, persecuciones políticas fundamentalmente contra minorías étnicas, facilidades en medios de transportes, los estímulos que daban los países de destino en virtud de políticas inmigratorias, necesidad de mano de obra en muchos de estos estados, el llamado de familiares , etc.
A partir de 1857 y hasta 1880 la inmigración en la Argentina fue de lento crecimiento. Desde entonces el arribo de europeos se hizo más numeroso, teniendo picos muy importantes como el ocurrido entre 1887 y 1890, donde el saldo positivo fue de 120 mil personas al año. A partir de 1904 y hasta 1914, el saldo fue de casi 150 mil inmigrantes anuales que totalizaron casi 1,5 millones. El Censo Nacional de 1914 arrojó sobre un total de 7.885.237 habitantes, la cantidad de 2.357.952 extranjeros, lo que representa casi el 30% del total. Estos inmigrantes se concentraban fundamentalmente en Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. El grupo mayoritario correspondía a españoles e italianos con casi el 80% del total. Los italianos eran piamonteses, lombardos, friulanos, napolitanos y sicilianos; mientras que el grupo español estaba constituido por valencianos, gallegos y del levante. Obviamente que los vascos vinieron en gran número, pero la mayoría de los autores los incluye dentro del grupo español y/o francés.
Según dijimos, de acuerdo a los censos registrados en el Chaco, al población iba también en constante aumento debido a la inmigración. En 1895: 10.422 habitantes; en 1914: 46.274 habitantes; 1920: 60.564 habitantes; 1934: 214.160; 1947: 400.000 habitantes; 1986: 778.500; alcanzando el millón de habitantes en la actualidad.
En 1935, la composición de la población es interesante por la cantidad de extranjeros que se encontraban ubicados y trabajando en distintas actividades: 9.323 paraguayos, 5.532 españoles (obviamente no están discriminados los vascos en este grupo), 2.813 italianos, 2.557 rusos, 2.095 polacos, 1.628 checoslovacos, 1.434 yugoslavos, 1.425 alemanes, 1.325 búlgaros, 451 húngaros, 395 uruguayos, 337 árabes y sirios, 288 rumanos y 283 franceses (Guía del Chaco, 1935). Obviamente que no se incluyen los hijos de inmigrantes nacidos en Argentina entre los grupos de extranjeros. Teniendo en cuenta esta condición como parte de una colectividad, la italiana tenía en ese entonces el mayor porcentaje. 4. Presencia vasca en el Chaco
No contamos con datos fidedignos respecto de la cantidad de inmigrantes vascos arribados al Chaco. Los que venían directamente de Iparralde estaban catalogados como ‘franceses’, y los de Hegogalde como ‘españoles’. De igual forma, los nacidos de matrimonios vascos o mixtos en Argentina, pertenecientes ya a la segunda y tercera generación, eran argentinos para la ley local. Por ello la mejor fuente para la investigación genealógica de sus orígenes euskaros lo representa el apellido.
José Uriarte, en ‘Los Baskos en la Nación Argentina’, editado en 1919, menciona que en la administración del Territorio Nacional del Chaco se encuentran los siguientes nombres de ‘origen’ vasco: Aguirre, Uriburu, Atorresagasti, Urtizberea, Arribálzaga. Y entre los comerciantes: Garaikotxea, Unzué, Echebarría, Mendiondo, Aguirre, Aramburu, Zumelzú, Arrubarrena, Arayola y Uriburu.
Sabemos a ciencia a cierta que no fue masiva la inmigración vasca en el Chaco, comparando con otras provincias argentinas como Buenos Aires, La Pampa, Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba. Pero si podemos asegurar que el protagonismo que llevaron a cabo ha sido fundamental en la historia chaqueña.
Es importante el número de gobernadores de origen vasco, y la labor que hicieron. De igual forma se destacaron muchos en la vida política, social, periodística, cultural y científica, haciendo que fuera una comunidad sumamente respetada y valorada por las demás colectividades y el pueblo en general.2 Vascos en una reunión social en Resistencia, Chaco en la década de 1940.5. Los Goicoechea en el Chaco 5.1. Pio Goicoechea Recalde y Severiana Lorra Uriarte
Pío Goicoechea nació en Bilbao en 1843, del matrimonio compuesto por Antonio Goicoechea y María Josefa Recalde. Desde joven fue arrantzale: pescador de bacalao en el Golfo de Bizkaia. Sin embargo, y a pesar de la buena situación de la industria pesquera en la segunda mitad del siglo XIX, él decidió buscar un nuevo trabajo y destino en el Río de la Plata.3
A fines de la década de 1870 llegó a Buenos Aires, presumiblemente llamado por un compatriota para trabajar con él en un pueblo o paraje de la frontera sur, aun entonces en poder del indígena. En esta primera etapa de su vida en Argentina se desempeñó como dependiente de almacenero.
Al pasar por la zona el ejército del General Julio Argentino Roca cuando se dirigía a realizar la campaña de conquista y colonización de la Patagonia, Pío se incorporó para trabajar como despensero de las tropas: fue el encargado de suministros y vituallas para los soldados. Una vez finalizada esta campaña en el sur, el plan nacional fue incorporar el extenso territorio chaqueño a la República.
El desempeñarse como despensero por varios años y perfeccionándose en el rubro, y dadas las conexiones de Pío con el ejército, decidió venir a la ciudad de Resistencia y emprender un negocio por su cuenta. Esta ciudad, que había sido fundada por colonos italianos —mayoritariamente provenientes de la región del Friuli—, en 1878, fue durante el resto del siglo XIX y las primeras dos décadas del XX, apenas una aldea, donde los habitantes carecían de servicios esenciales e infraestructura básica, y se dedicaban a la producción primaria.4 Pío Goicoechea Recalde y Severiana Lorra Uriarte, con sus hijos en Resistencia.
Pío abrió aquí un almacén de Ramos Generales en el cual trabajó durante el resto de su vida.
El comercio se instaló en la esquina de las calles Pueyrredón y 25 de Mayo, y lo llamó ‘La bola de oro’. Fue muy importante para la ciudad, pues los productores y colonos del interior que venían a la misa de la catedral —ubicada a escasos 200 metros—, se concentraban allí para hacer sus compras luego de finalizada la ceremonia religiosa.
Tal como se acostumbraba en esos tiempos, antes de venir a Argentina, Pío había hecho un compromiso de casamiento, de palabra, con Severiana Lorra, que entonces tenía apenas 14 años, y era oriunda de la localidad de Bakio, más precisamente del caserío Orube. Sus padres eran José Lorra y Martina Uriarte, y había nacido el 20 de mayo de 1864. Una vez arribado e instalado en el Chaco, decidido a cumplir el compromiso contraído, y le propuso que viajara a Argentina. Ella aceptó y vino primero a Rosario donde tenía familiares. Una vez allí, y para que pudiera venir sola a Resistencia, se casaron por poder en 1891. Realizó el viaje al Chaco en barco hasta el puerto de Barranqueras, en una época en la cual aun no había llegado el ferrocarril, y desde allí en sulky hasta su casa.
Tuvieron 9 hijos, y al decir de su nieta Nilda,
‘...vivió para criarlos, porque su marido era tan celoso que no la dejaba asomar ni siquiera la nariz al negocio’.5
Sus hijos fueron: Antonio Sabino —1892/1896—, fallecido a los 8 años de difteria, Marcos —1893/1972—, casado con Helga Winter, Pablo —1895/1964— casado con Isabel Rudaz, y su mellizo Ciriaco fallecido al nacer, Juana Ramona —1896/1979— casada con Rafael Solitro, Ángela —1899/1978— casada con Remo Lanzoni, Rosa —1901/1988— casada con Pedro González, Julián —1905/1978— casado con Nélida López, y José Lino —1907/19876—.
Pío arribó con un capital para poner su negocio, le fue bien y progresó en poco tiempo. Así pudo adquirir dos terrenos de un cuarto de manzana en la ciudad capital. Estos se ubicaban en las esquinas de Santa Fe y Pueyrredón, y Corrientes y Remedios de Escalada —aquí construyó su casa familiar y aun vive parte de la familia—.
El euskera fue la lengua materna de Pío y Severiana, pero lo hablaban solamente entre ellos, no transmitiéndolo a sus hijos. Una actitud inexplicable que tuvieron muchos de sus compatriotas inmigrantes en Argentina.
Severiana Lorra Uriarte con sus nietos nacidos en el Chaco.
Pío Goicochea falleció en Resistencia el 5 de noviembre de 1916, a la edad de 73 años después de una larga enfermedad, y cuando su hijo mayor, Marcos, contaba con 22. Éste dejaría de lado su trabajo de maestro para tomar la responsabilidad de cuidar de su madre y hermanos.
El diario local ‘El Colono’ sostuvo:
‘El día 5 del actual falleció en esta capital el antiguo vecino don Pío Goicoechea. Era uno de esos vascos de antiguo cuño, laborioso y honrado, constante, sencillo y franco. Se lo estimaba como amigo y como vecino de los viejos del Chaco donde residía desde hace 25 años. Presentamos a la familia nuestras sinceras condolencias’.7
Su esposa Severiana vivió muchos años más, siempre atendida por sus hijos y ocupándose de sus nietos.
Su nieta Nilda recordaba sobre su abuela:
‘La recuerdo siempre sentada en una silla muy pequeña, con un misal y un rosario en sus manos, pero nunca la ví ir a misa. Y me decía siempre: ‘cuando yo me muera, rezá por mí’. Yo creo que aquí los curas hablaban en italiano a principios del siglo XX cuando ella vino, así que los españoles y vascos formaron su grupo aparte. Quizás también mi abuelo pudo ser anticatólico y no le permitía ir a misa...puede ser. Ella era una mujer muy dulce, muy buena, que no había perdido muchas de sus costumbres, como la de asar castañas en un bracero en Navidad a pesar de que la temperatura aquí llega fácilmente a los 40 grados en ese período del año. Cuando se puso viejita tenía muchas reminiscencias de su pasado en Euskadi, pero no mantuvo contacto con su familia de allí.’
Pío Goicoechea y Severiana Lorra fueron dos vascos que dejaron el Golfo de Bizcaia para venir a vivir a la Argentina. Llegaron al Chaco casi sin querer, como lo hicieron la mayoría de los vascos que se adentraron en un territorio agreste y difícil. Pero aquí supieron trabajar y ganarse un espacio en la sociedad local. Tuvieron hijos y nietos que transmitieron sus valores y hoy forman parte de la colectividad vasco-chaqueña.5.2. Marcos Goicoechea Lorra
Nació en Resistencia, Chaco, el 7 de octubre de 1893, del matrimonio entre Pío Goicoechea Recalde y Severiana Lorra Uriarte.
Sus estudios primarios los realizó en la Escuela Nº1 Benjamín Zorrilla de Resistencia. Pero para continuar el colegio secundario, tuvo que ir a la a la Escuela Regional de la vecina ciudad de Corrientes, a la orilla opuesta del río Paraná, Allí se quedaba durante todo el año viviendo en una pensión, y volvía a Resistencia en diciembre.
Se recibió de Maestro Normal Nacional en 1912; profesión que abrazó con enorme orgullo. A fines de marzo de 1913 fue designado para trabajar en la Escuela Nº16 de la localidad de Las Palmas, por apenas dos meses y para cubrir una licencia. Esa primera experiencia docente fue recordada por Marcos, pues dejó escritas unas Memorias que cuentan sus días allí:
‘Fue una experiencia muy interesante porque fue el primer desempeño en mi profesión. Las clases se daban por la mañana, así que disponía de toda la tarde para otras distracciones. Una de ellas consistía en visitar al Comisario de Policía, que era un antiguo amigo de mi familia: don Floro Díaz Arnesto y muchas veces, a su pedido, le ayudaba a hacer los sumarios, por lo que al verme tan frecuentemente en su oficina el personal policial me trataba con mucho respeto y reverencia’.8
Su padre Pío le obsequió un viaje a Buenos Aires en las vacaciones de 1915. En ese momento recibió una comunicación del Consejo Nacional de Educación, en la que expresaban que lo designaban director de la Escuela Nº28 de Corral Quemado, un lugar del que ni siquiera tenía referencias. Entonces se presentó en forma inmediata en la Inspección General de Territorios, donde fue recibido por el reconocido docente Raúl Basilio Díaz, quién le comunicó que su escuela se encontraba sobre la margen derecha del Río Teuco, y cercana a la localidad de El Pintado. Volvió inmediatamente a Resistencia, y el 2 de abril se dirigió en barco desde Barranqueras hacia Formosa, pues le dijeron que por allí era la forma de llegar a esa remota escuela del Chaco, ubicada a mas de 600 kilómetros de la capital del Territorio y en una zona agreste y poco poblada. Desde Formosa partió en ferrocarril hacia Pozo del Tigre, última localidad a dónde llegaban las vías. Desde allí abordó una jardinera tirada por mulas que prestaban el servicio postal, pero llevaban pasajeros si se lo pedían, hasta un paraje conocido como Km.612 —siempre en la margen izquierda del Bermejo-Teuco. Él fue montado en una mula, siguiendo la jardinera, pero junto con un compañero la perdieron en la espesura del monte. Fueron tras las huellas de la misma y al anochecer vieron las tenues luces del pueblo. De esto recordaba:
‘Lo primero que hice al llegar, previo saludo y presentación de rigor, fue pedir un jarro de agua, pues tenía una sed desesperante. Mientras me traían el agua aflojé la cincha de la montura y arrojando ésta a tierra me acosté a descansar. Bebí el agua que me trajeron, casi un litro, y me quedé dormido hasta las 6 de la mañana.’9 Marcos Goicoechea Lorra.
Desde allí a San Camilo realizó el trayecto en una embarcación, y llegó al día siguiente. Cruzó a El Pintado —Territorio del Chaco— en canoa. Su escuela de Corral Quemado estaba ya a tan solo tres kilómetros. Se encontró con un poblado de cuatro familias, y un total de 20 alumnos, algunos de los cuales vivían en el monte y venían de lejos. Él se alojó en un precario rancho cercano a la escuela.
Pasado este ciclo escolar, que dejó huellas lindas y profundas en su vida, volvió a su casa paterna para pasar las vacaciones, y se encontró con su padre muy enfermo. Pío Goicoechea falleció a los pocos días, y éste hecho frustró la carrera docente de Marcos.
La larga enfermedad de su padre insumió grandes recursos para la familia, y había que buscar otras alternativas económicas al almacén de Ramos Generales. Es así que junto a su hermano Pablo adquirieron tierras en la localidad de Presidencia de la Plaza para dedicarse a la ganadería. Les tocó vivir esta etapa en la época que Cáceres gobernaba el Chaco, y los actos de cuatrerismo eran moneda corriente. Unas sequías posteriores aumentaron la crisis productiva, y obligaron a la venta de las tierras a comienzos de la década de 1930.
Marcos se casó con Helga Winter en 1924, y un año más tarde nació su hija Helga Nilda. Luego le seguirían Selma Hilda en 1929 y Marcos Héctor en 1935.
Pero al mismo tiempo que ejercía su trabajo de productor pecuario para mantener a su familia, Marcos ejerció su vocación de periodista, siendo corresponsal de varios diarios chaqueños como ‘El Chaco’ y ‘La Voz del Chaco’, y de Buenos Aires en el interior del Chaco: La Razón, La Nación, La Opinión, etc.
En Presidencia de la Plaza fue también miembro de la Comisión de Fomento y trabajó en la empresa desmotadora que dirigiera Bruno Winter, abuelo de su esposa. Fundó el Club de Comercio de esa localidad del interior chaqueño.
Luego de las vicisitudes pasadas en el interior, decidió volver a la ciudad de Resistencia. En ese momento estaba como Comisionado Municipal Juan Ramón Lestani, quien lo llamó para ofrecerle la Contaduría del municipio, cargo que ejerció durante varios años, hasta que asumió como gerente de la Sociedad Rural del Chaco. Esto lo llevó a organizar las primeras exposiciones de esta institución.
Su amistad con el gobernador del Territorio entre 1933 y 1938, el socialista José Conrado Castells, le trajo el ofrecimiento para ser Juez de Paz, pero Marcos declinó ese honor: quería dedicarse a la actividad privada.
Sin embargo, cuando el hijo de su amigo Martín Farías, Atenor, fue nombrado como Gobernador del Territorio Nacional del Chaco durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón, le pidió que lo acompañara en la gestión como Jefe de Policía. Marcos decidió aceptar; pero pronto se arrepentiría: tuvo problemas con conocidos y amigos de muchos años por tener que hacer cumplir la ley. En esta función le tocó intervenir en la Colonia de Leprosos de la Isla del Cerrito, cuando éstos se revelaron contra sus autoridades.
Su hija Nilda nos contaba:
‘En una oportunidad tuvo que poner en la cárcel a un grupo de gitanos. Nosotros, sus hijos, le rogábamos que de alguna forma los dejara en libertad, porque teníamos todo el día en la puerta de casa a unas gitanas llorando y clamando porque sus maridos quedaran libres’.
Marcos trabajando en su oficina.
Pero para Marcos, su deber estaba sobre los pedidos de su familia. En determinado momento tuvo que asistir a Buenos Aires a una reunión nacional de Jefes de Policías de Territorios Nacionales, convocado por las autoridades del Ministerio del Interior de la Nación. Nunca supieron qué pasó en esa reunión, porque él guardó silencio. Pero lo cierto es que se presentó en la jefatura dos días después de su arribo a Resistencia, y un agente no lo dejó entrar: le informó que el General Perón lo había relevado del mando y había designado a otro en su reemplazo. La intransigencia de Goicoechea en su deber de hacer cumplir la ley y no dejarse manipular políticamente, le costó el puesto.10
Continuó su trabajo en la actividad privada, siendo representante en el Chaco de molinos harineros de la ciudad de Rosario, donde tenía familiares que se dedicaban a ese rubro. De esta forma se dedicó al comercio de harina, levadura y otros productos derivados. Comenzó a hacerlo en su casa, pero luego instaló un negocio en la calle Vedia al 200, y que continuaría su hijo.
Fue miembro de las comisiones fundadoras de la Escuela de Comercio de Resistencia, de la Universidad Popular, de la Cámara de Comercio, de la Asociación de Viajantes, ejerció el cargo honorífico de tesorero de la Escuela Nº42 por 25 años, presidió la Liga Chaqueña de Fútbol, y participó de muchas otras asociaciones civiles. Entre ellas cabe destacar que fue partícipe del grupo fundacional del primer Centro Vasco del Chaco a mediados de la década de 1940 junto a Bautista Echazarreta, Julio Perrando, Altube y otros. Su hija Nilda recordaba cuando se juntaban en la quinta de don Bautista todos los 31 de julio para festejar la fiestas de San Ignacio de Loyola.
Pero además, como había cursado la carrera de Teneduría de Libros, pudo ejercer la docencia en la Universidad Popular, que era en definitiva su verdadera vocación.
Marcos falleció en la ciudad que lo vio nacer, el 1º de julio de 1972. El diario ‘El Territorio’ del día siguiente, expresaría:
‘Con la desaparición del señor Goicoechea pierde el Chaco a uno de sus hombres de más relevantes virtudes morales y cívicas, caracterizado por una profunda religiosidad, que demostró en cada momento de su vida.’11
Marcos Goicoechea Lorra fue un hombre honesto y probo. Docente de vocación, comerciante por obligación, periodista y funcionario público. Tuvo convicciones que supo mantenerlas con firmeza, soportando las presiones del poder. Participó activamente en la sociedad civil, brindando su tiempo en forma gratuita para el engrandecimiento del Chaco. Nacido aquí, Marcos estaba orgulloso de sus raíces, consciente de que representaba a un pequeño pueblo de los Pirineos en esta tierra. 5.3. Helga Nilda Goicoechea Winter
Tal como mencionáramos, Marcos Goicoechea Lorra contrajo matrimonio con Helga Winter en 1924.
Bruno Winter —abuelo de Nilda—, nacido en Lubeck, Alemania, en 1877, llegó a Argentina cuando tenía 18 años. Se instaló en Corrientes a fines del siglo XIX. Tenía conocimientos de telegrafía, por lo cual pudo conseguir trabajo en una empresa ferroviaria. En la localidad de Empedrado se casó con Josefa Domínguez, hija de un veterano de la Guerra de la Triple Alianza. El matrimonio tuvo 10 hijos.
El empresario Gustavo Lagerheim fundó una compañía taninera en Puerto Tirol —Chaco—, y le ofreció trabajar con él. En 1901 Bruno decidió entonces venir al Chaco con su mujer y sus dos hijas nacidas en la provincia vecina. Los restantes serían chaqueños.
Según sostiene Nilda, esa empresa ‘parecía la Sociedad de las Naciones’, pues trabajaban varias familias de inmigrantes de distintos países europeos, junto con criollos e indígenas.
Unos años después la compañía fue vendida a capitales ingleses, y al declararse la Primera Guerra Mundial, prescinden del trabajo de Bruno por su origen alemán. Con el dinero de la indemnización, emprendió un negocio de curtiembre en La Ligura, Resistencia. No tuvo suerte: primero fue engañado por un socio y luego se incendió el establecimiento. Se dedicó entonces a ser representante de empresas de Buenos Aires en la región.
Su tercera hija fue Helga, quién nació en 1902. Siendo jovencita, y mientras sus padres aun vivían en Puerto Tirol, ella junto a algunos de sus hermanos se trasladaron a Resistencia para poder continuar con sus estudios —los 10 hermanos Winter se recibieron de maestros en la Escuela Normal Sarmiento—. Su pensión estaba muy cerca de la casa de los Goicoechea, así que no tardó en conocer a Marcos y contraer matrimonio.
Al recibirse de maestra, y como su esposo consiguió trabajo en el interior, Helga se desempeñó como docente: primero en la localidad de Quitilipi y luego, como directora, en Presidencia de la Plaza.
En 1925 nació Helga Nilda en Resistencia. Luego le seguirían sus hermanos Selma Hilda en 1929 y Marcos Héctor en 1935, quién estudió Profesorado de Educación Física y trabajó como tal durante unos años, hasta que falleció su padre en 1972, y se hizo cargo del negocio familiar.
Nilda recordaba una infancia feliz, junto a sus hermanos y primos. Su abuelo Bruno Winter había construido una enorme casa en Resistencia, que concentraba a todos sus nietos, a los cuales el alemán prodigaba enorme cariño.
Helga Nilda Goicoechea Winter.
Realizó sus estudios primarios y secundarios en la Escuela Normal Superior Mixta Sarmiento de Resistencia, de la cual egresó como maestra en 1943. Comenzó a desempeñarse como docente casi inmediatamente en la escuela primaria de Puerto Vilelas.
Llegar a su escuela, en esos tiempos no era tarea fácil. Nilda esperaba en el puerto de Barranqueras a su compañera de tareas que cruzaba desde Corrientes en vaporcito. Desde allí las llevaba un vecino, a quien habían contratado para eso, en su camioneta, por un camino de tierra que bordeaba el riacho. Pero cuando había crecida y no se podía ir en vehículo, debían caminar cinco kilómetros por las vías del ferrocarril para poder dar clases. Ella se jactaba de no haber faltado un sólo día a pesar de las circunstancias. Allí trabajó durante varios años, con alumnos que vivían ahí mismo —hijos de obreros de la fábrica de tanino—, y otros que venían de la Isla Santa Rosa, cruzando en canoa diariamente.
Una de las vicisitudes más grandes que pasó fue la del incendio de la escuela, por lo cual tuvo que dar clases en una casilla de madera que al mismo tiempo funcionaba como panadería en un sector, y peluquería en otro. De esto recordaba:
‘Me da gracia cuando escucho hoy que los docentes no quieren dar clases porque les falta cualquier cosa, cualquier pequeñez, y nosotros dábamos clases con todas las adversidades encima, hablando fuerte porque la música que ponía el peluquero estaba a todo volumen. Para mí fueron los años más felices de mi vida.’
Se vinculó mucho con la Iglesia, y estudió profesorado de Religión, bajo la dirección del recordado historiador chaqueño Monseñor José Alumni. Fue éste quien la impulsó a ser docente de Religión en el Colegio Nacional después de sancionarse la ley que establecía la obligatoriedad de la enseñanza religiosa en las escuelas.
Luego fue trasladada a la escuela Numero 73 de Resistencia, y mientras continuaba sus estudios. Al abrirse la Facultad de Humanidades en la ciudad de Resistencia, decidió estudiar Profesorado en Historia, cumpliendo así, como ella dice, el sueño de su padre.
Fue parte de la primera promoción de esa carrera. Inmediatamente dejó la docencia primaria, tomó algunas horas en el secundario del Colegio Don Bosco y el Nacional —aquí sumó 30 años de servicio—, y comenzó a ejercer la docencia universitaria como Auxiliar en Historia Argentina. El titular era el Doctor Ernesto Maeder, y ella estaba convencida de que con él aprendió mucho en investigación histórica. El primer trabajo que le encargó fue la realización de un índice en el Instituto Geográfico Militar de la Nación, lo que le demandó pasar varios días en Buenos Aires. Durante su carrera, Nilda publicó varias de sus investigaciones en Folia Histórica del Nordeste y Encuentros de Geohistoria Regional. También enseñó Historia Contemporánea Universal e Historia Regional en la carrera de Bibliotecología de la Universidad Nacional del Nordeste, Historia de la Iglesia Universal e Historia de la Iglesia en el Chaco en el Seminario Interdiocesano ‘La Encarnación’- casa de formación sacerdotal-. Fue directora del Instituto de Historia de la Facultad de Humanidades. Además, terminó la Licenciatura en Historia con una investigación sobre Arias Hidalgo —un expedicionario del Chaco de principios del siglo XIX— de la cual se siente muy orgullosa. Lamenta eso sí, el haber perdido esos originales, porque se publicó sólo una parte de la misma.
Estuvo muy vinculada a la iglesia, y cree que pudo ser por la influencia de su abuela. Participó desde niña en Acción Católica, trabajando por la gente humilde en barrios de Resistencia. Por ello se dedicó también a la investigación sobre la evangelización y la iglesia en el Chaco.
Nilda estaba desencantada con la enseñanza actual. Entendía que se perdió el respeto hacia el profesor, tanto de parte de los alumnos como de los padres y las autoridades.
Ella nos decía que le hubiera gustado viajar a Bilbao y Bakio, los pueblos de sus abuelos; y sostenía que era una deuda pendiente. También manifestaba su orgullo de descender de vascos y alemanes, como de haber vivido en el Chaco y trabajado por su gente.
Entendemos, sin embargo, que es el Chaco quien debiera sentirse orgulloso de haber parido hijos como Nilda. Una persona que siempre tuvo la mano tendida para ayudar a sus semejantes, a sus alumnos cuando recurrían a verla para que los guiara en sus estudios o una investigación. Una docente de alma, de otra época, como hoy ya se ven pocos. Una maestra que podía caminar kilómetros sobre las vías para llegar a una paupérrima escuelita y aportar su saber para educar chaqueños.
Nota del Autor:
Con Nilda habíamos quedado en encontrarnos luego de un viaje que realicé a Euskadi, entre Octubre y Noviembre de 2011. Ella iba a entregarme un escrito que tituló ‘Carta a mi abuela’ para completar este trabajo, y yo algunas fotos que sacaría en el Golfo de Bizkaia y la ermita de San Juan de Gastelugatxe que se ve desde Bakio, de donde era su abuela. Lamentablemente no pudo ser: nos dejó a fines de octubre de 2011, cuando yo aun me encontraba allí. Bibliografía:
1- BECK, Hugo Humberto. (2001). Inmigrantes europeos en el Chaco. Resistencia, Chaco: Instituto de Investigaciones Geohistóricas.
2- BRUNIARD, Enrique. (1978). El Gran Chaco Argentino.Ensayo de Interpretación Geográfica. Resistencia, Chaco: Instituto de Geografía, Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Nordeste.
3- ECHARRI, Fabio Javier. (2007). Vascos en el Chaco. Protagonismo individual y colectivo. Guregandik Nº3. Revista del Centro de Estudios Vascos “Arturo Campion”. Buenos Aires, Talleres Gráficos Su Impres. Pp. 19-41.
4- EL COLONO. Periódico. 1916. Resistencia, Chaco.
5- EL TERRITORIO. Periódico. 1972. Resistencia, Chaco.
6- FUNDACIÓN VASCO ARGENTINA “JUAN DE GARAY”. (2000). Los vascos en Argentina. Familias y Protagonismo. Buenos Aires: Lara Producciones Editoriales.
7- GOBIERNO VASCO. (1986). Presencia vasca en América. Euskal Presentzia Ameriketan. Donostia, Euskadi: Eusko Jaularitza.
7- GOICOECHEA, Nilda. (2011). Testimonio personal.
8- GOICOECHEA, Marcos. Memorias personales. Original facilitado por su hija Nilda Goicoechea.
9- GUIA DEL CHACO 1935 - 1936. (1936). Resistencia: Ed. Juan Moro.
10- LÓPEZ PIACENTINI, Carlos P. (1979).Historia del Chaco. Resistencia: Editorial Región.
10- MINISTERIO DEL INTERIOR. Asesoría Letrada de Territorios Nacionales. (1923). Censo General de Territorios Nacionales. República Argentina. 1920. La Pampa, Misiones, Los Andes, Formosa y Chaco. Buenos Aires: Establecimiento Gráfico A. de Martino.
11- MAEDER, Ernesto. (1997). Historia del Chaco. Buenos Aires. Editorial Plus Ultra.
12- MIRANDA, Guido. (1955).Tres Ciclos Chaqueños. (Crónica Histórica Regional). Resistencia. Editorial Norte Argentino.
13- MONTERO, Manuel. (2005). Historia del País Vasco. De los orígenes a nuestros días. San Sebastián: Editorial Txertoa.
14- OSUNA, Lilia Juanita. (1976). El Chaco y su población (1895-1970). Folia Histórica del Nordeste Nº2. Resistencia. Instituto de Historia. Facultad de Humanidades. U.N.N.E.
15- URIARTE, José. (1919). Los Baskos en la Nación Argentina. Buenos Aires.
1Este artículo fue publicado en Guregandik Nº10. Revista del Centro de Estudios Vascos “Arturo Campion” del Centro Vasco de Laprida, Provincia de Buenos Aires. 2014.
2Ver en: Echarri, Fabio Javier. (2007). Vascos en el Chaco. Protagonismo individual y colectivo. Guregandik Nº3. Revista del Centro de Estudios Vascos “Arturo Campion”. Buenos Aires, Talleres Gráficos Su Impres. Pp. 19-41.
3Sobre este tema puede consultarse: 1- López Losa, Ernesto. “La pesa en el País Vasco. Una visión a largo plazo (Siglos XIX y XX)”. Itsas Memoria. Revista de Estudios Marítimos del País Vasco, 3, Untzi Museo – Museo Naval, Donostia-San Sebastián, 2000. Pp.239-276. 2- Escudero, Luis Javier. “La industria transformadora de la pesca. Implantación, desarrollo y afianzamiento del sector en el País Vasco: 1841-1905.” Itsas Memoria. Revista de Estudios Marítimos del País Vasco, 3, Untzi Museo – Museo Naval, Donostia-San Sebastián, 2000. Pp.289-327.
4Ver: 1- López Piacentini, Carlos P. (1979). Historia del Chaco. Resistencia. Editorial Región. 5 T. 2- Maeder, Ernesto. (1997). Historia del Chaco. Buenos Aires. Editorial Plus Ultra.
5Testimonio de Nilda Goicoechea.
6Del árbol genealógico de Nilda Goicoechea.
7Diario “El Colono”. 7 de noviembre de 1916.
8Marcos Goicoechea. Memorias. Original facilitado por su hija Nilda Goicoechea.
9Ídem.
10Cuando falleció Marcos, en 1972, el Jefe de la Policía del Chaco, Horacio Frissone, redactó una Disposición de adhesión al duelo, en la que expresaba: “ ...durante el desempeño de sus funciones, el señor Goicoechea, se granjeó la simpatía y amistad de sus subordinados, merced a su sensibilidad y capacidad para tratar los problemas emergentes del complejo quehacer policial… el lamentable de quien fuera meritorio funcionario público enluta a toda la familia policial”. En: Diario “El Territorio”. 2 de julio de 1972.
11 Diario “El Territorio”. 2 de julio de 1972.