67 Zenbakia 2000-02-18 / 2000-02-25

Elkarrizketa

Francisco Javier Zubiaur: "El museo de Navarra es la cabeza del iceberg"

GURUZIAGA, Marta

Elkarrizketa: Francisco Javier Zubiaur Francisco Javier Zubiaur, Director del Museo de Navarra y Jefe de la Sección de Museos, Bienes Muebles y Arqueología del Gobierno de Navarra "El museo de Navarra es la cabeza del iceberg" * Traducción al español del original en euskera Marta Guruziaga Reparaz "A la chita callando" y sin armar escándalo. Así es como, según Francisco Javier Zubiaur, se trabaja en Navarra con respecto a los museos. Integrados en una única red, tienen como fachada el que dirige, una institución que, a su juicio, no es sino "la cabeza del iceberg" y que su responsable pretende situar en un momento de expansión. Zubiaur afirma compartir la ilusión por abrir un hueco en Pamplona al arte contemporáneo aprovechando, eso sí, infraestructuras ya existentes , la inquietud por el futuro del Museo Jorge Oteiza un centro "difícil" y la expectación por la apertura del Julio Caro Baroja, un espacio "necesario" que hará justicia a una constatada demanda social. El Museo de Navarra es un centro mixto, que alberga tanto la colección arqueológica como la de Bellas Artes. ¿No juega esa heterogeneidad en contra de su proyección exterior? Es el depósito del patrimonio histórico de Navarra y, por lo tanto, ha estado condicionado a la marcha de las investigaciones sobre éste, especialmente desde la creación de la Institución Príncipe de Viana. Por eso podemos encontrar un buen fondo, que hay que relacionar con esta labor iniciada en 1940 y desarrollada de forma sistemática a través de excavaciones arqueológicas, restauraciones de iglesias, rescate de pinturas murales... Lógicamente, todos estos materiales se exhiben aquí, aunque se trata de dar una visión general de nuestro patrimonio, también a través de las bellas artes y las artes decorativas. Quizás sea insatisfactoria, y yo lo reconozco, en cuanto que es una visión limitada, porque limitados son los metros útiles disponibles, ahora mismo 7.000. Esto es más sensible cuando nos referimos a algunos aspectos concretosde la historia del arte, por ejemplo, al arte contemporáneo. El número de autores se ha disparado y no disponemos de espacio para la exhibición permanente. Ahora bien, lo que hacemos es suplir esta carencia a través de muestras temporales. Todos los años hay una o dos antológicas o retrospectivas. A partir de este mes, por ejemplo, vamos a organizar, utilizando nuestras obras de creadores del siglo XX, montajes selectivos, complementarios de las grandes exposiciones temporales, en la denominada Galería Azul. ¿Cómo valora el hecho de que haya jóvenes navarros que no lo hayan visitado todavía y, sin embargo, conozcan ya el Guggenheim de Bilbao? Nosotros somos conscientes de ello. Hay gente, sobre todo universitarios, que no han venido todavía al Museo de Navarra. Queremos llegar a ellos involucrando en primer lugar a los profesores, pero también haciendo de este centro un lugar ameno, agradable, versátil, que presente selecciones atractivas. En ello estamos. Vamos a mejorar la instalación permanente con la introducción de obras nuevas. Queremos dotar a las salas de una información complementaria, de tipo gráfico, para que las piezas puedan entenderse mejor. Es cierto que todavía no hemos llegado a controlar ese campo de hipotéticos usuarios, que tenemos que llegar a esos colectivos que todavía están un poco de espaldas a nosotros. ¿Por qué van antes al Guggenheim que al Museo de Navarra? Hombre, las comparaciones son odiosas. La dimensión del Guggenheim es muy superior a la nuestra, en todos los sentidos. Es otro producto. Se ha hecho una gran inversión publicitaria, existe el atractivo de la propia construcción. En ese sentido, se puede decir que su apertura ha tenido unas consecuencias positivas, al tirar, en general, de todos los museos y quizás también de los más próximos, aunque no puedo afirmar que eso se haya materializado en un aumento de visitas al de Navarra. El incremento del último año hemos tenido 5.000 más que el anterior se ha debido al plan de exposicionesy al trabajo de comunicación. Lo que ocurre con el Guggeheim es que se ha puesto de moda y las personas, y los jóvenes, siguen las modas. No obstante, hay quien no aprecia reclamo suficiente en el que debe ser el principal museo de la Comunidad y se ha criticado la inexistencia de un proyecto cultural que asegure una mayor proyección social de la institución. Yo siempre digo que es la "cabeza del iceberg" y el cuerpo que está bajo las aguas es muy grande. Es el soporte de una Sección la de Museos, Bienes Muebles y Arqueología, de la Dirección General de Cultura que realiza una labor muy polifacética. Coordinamos la red de museos; los inventarios de bienes muebles artísticos, arqueológicos y etnográficos; se efectúan seguimientos de obras públicas; realizamos nosotros mismos excavaciones en diversos yacimientos; concedemos licencias... Ahora mismo, los fondos del Museo de la Encarnación de Corella van a ser restaurados y van a recibir un tratamiento de conservación; nosotros nos responsabilizamos de la contratación, de la inspección. Estamos con la restauración del Retablo Mayor de la Catedral de Tudela, que es una obra contratada por el Gobierno Foral con la colaboración del Instituto del Patrimonio Histórico Español y el apoyo de Guardian Navarra; todo esto ha requerido la elaboración de un proyecto que nos ha llevado un año de estudios; nos exige inspecciones continuas. Hemos rescatado, también con una adjudicación nuestra, todas las pinturas murales del Castillo Palacio de Marcilla... La cosa de los museos está en ebullición, lo que pasa es que, en cuanto a personal, contamos con la misma dotación de hace unos años y nos vemos en tensión. Pero, al mismo tiempo, estamos muy ilusionados, porque nos parece que se valora nuestro trabajo y porque, además, se está dando solución a una creciente demanda cultural de la sociedad. El Museo de Navarra es, por tanto, la fachada. Debe comprenderse que para dinamizarlo estamos haciendo un esfuerzo humano muy grande. Otra cuestiónes que la Administración, por mucho que se dinamice, siempre es rígida. Nosotros no tenemos autonomía para funcionar. Carecemos de la flexibilidad de un Planetario, por ejemplo. En cualquier caso, estamos en ese empeño por lograr un mayor conocimiento de nuestro patrimonio y una mejor educación de la sociedad. En nuestra página de Internet, hemos registrado casi 5.000 visitantes. En la web de la red, unos 120.000. Estamos haciendo un importante esfuerzo publicitario. A falta de recibir las memorias de los centros de la red, puede adelantarse que hemos tenido en ésta unos 400.000 visitantes. En una comunidad pequeña como Navarra, es una cantidad bastante estimable. Unos 13.000 escolares vienen aquí de manera continuada. Hemos implantado un plan de guías voluntarios que está funcionando bien. Estamos viendo cómo mejorar el trabajo con la Tercera Edad. Estamos muy satisfechos del trabajo desarrollado con las personas discapacitadas, a través de exposiciones específicas y talleres. Lo que sí es cierto es que debemos intensificar nuestra relación con el colectivo de universitarios. Además de fortalecer la línea divulgativa, ¿qué otros proyectos de futuro tiene el Museo de Navarra? ¿En qué momento se encuentra en cuanto a sus instalaciones y actividades? Por parte de la dirección, y de los técnicos, de los que siempre hablo porque son los que me apoyan y realizan la actividad, pretendemos que sea un momento de expansión. Queremos aumentar la calidad de nuestras actividades. Vamos a mantener y mejorar el nivel de exposiciones y, de hecho, estamos impulsando acciones en este sentido. Recientemente, hemos exhibido fondos del Museo de Bellas Artes de Bilbao, con firmas de importancia, hemos traído los de la Real Academia Catalana de Bellas Artes de San Jordi, sacando de Barcelona piezas muy mal conocidas en el resto del Estado. El plan de este año es ambicioso y estamos, incluso, trabajando para la temporada del 2001, con la preparación de una muestra sobre la moneda en Navarra,que, a mi juicio, debe ser un hito expositivo no ya en la ciudad de Pamplona, sino en el Estado e, incluso, internacionalmente, porque la colección de numismática que tenemos es muy completa. Vamos a poner en funcionamiento un programa sobre artistas navarros del siglo XX, partiendo de los materiales que hay en almacén y que no son muy conocidos. Con respecto a la infraestructura, hemos efectuado recientemente obras de saneamiento para evitar corrientes subterráneas, hemos aislado mejor la capilla y lo que ahora queremos es replantearnos toda la iluminación y remodelar la sala de Prehistoria. En 1998, la Fundación Beaumont ofreció al Ayuntamiento de Pamplona su colección y las instituciones comenzaron a hablar de la posible creación de un museo de arte contemporáneo ¿En qué términos valora la Administración foral esta posibilidad? Qué duda cabe que esta ilusión que hay por parte de diferentes colecivos y sectores es compartida también por el Gobierno de Navarra. Lo que ocurre es que hay que dar cauce a esas iniciativas y ver finalmente qué se hace. Desde mi punto de vista técnico, creo que hay que unir voluntades. Los museos son centros muy caros. Requieren de grandes inversiones, no solamente para su constitución, sino también para mantenerlos y para asegurar su buen funcionamiento. No estamos en condiciones de que el Ayuntamiento impulse uno por su parte y el Gobierno de Navarra otro. Yo estimo que lo más conveniente, lo más efectivo y también más apropiado, por lo que supone de administración de fondos públicos, es crear un único recinto, aportando cada entidad su colección en depósito, sin renunciar a su propiedad. Como responsable de éste, como pamplonés y como persona que está tratando de dinamizar un centro en el Casco Antiguo, que es un entorno que está luchando por su supervivencia, sería partidario de que fuera una ampliación del actual Museo de Navarra, en el sitio donde está, mejorando sus actuales condiciones para la exhibición y ampliando su superficie.Esto traería ventajas económicas, humanas y técnicas. Por de pronto, ya tenemos aquí un grupo de personas competentes, debidamente seleccionadas, que, quizás ampliando la plantilla, pueden asumir responsabilidades. Disponemos, por otra parte, de unas instalaciones apropiadas: biblioteca, centro de documentación sobre arte contemporáneo, laboratorio, personal técnico capacitado. Todo esto nos permitiría mejorar el estado general del edificio y abrir más espacios para exposiciones temporales. La inversión necesaria sería menos fuerte que la requerida en el caso de levantar una construcción de nueva planta. En Pamplona, por otra parte, tampoco hay muchos solares en el centro de la ciudad y una infraestructura así debe estar en el centro. En este momento, estamos en los 35.000 visitantes. Y no es nuestro techo. Esa es gente que se acerca al Casco Antiguo y le da vida. Es, pues, una posibilidad que se ha barajado. Por parte del Gobierno de Navarra se ve como posible y, quizás, como aconsejable. De suyo, en los presupuestos de este año hay una asignación económica que posibilitaría la redacción de un proyecto arquitectónico. Quizás, a día de hoy, la originalidad de Navarra radique en contar con un importante número de museos en relación con su población y extensión territorial. ¿No le parece que habría que destinar más recursos a sostener y promocionar esa rica oferta local? Sí, por supuesto. Y se está empezando a hacer. Lo que pasa es que los fondos económicos disponibles hasta ahora no han sido todo lo necesarios para modernizar e impulsar la red. En cualquier caso, desde el pasado año se está haciendo un esfuerzo notable. Se está remodelando el Museo de la Encarnación, con una inversión superior a los 80 millones en este año; la cifra destinada al de la Fundación Jorge Oteiza va a superar los 1.500 millones de pesetas; se está trabajando intensamente en lo que será el Museo Etnológico de Navarra... En general, el estado de los centros es satisfactorio, lo que no quitapara que deba continuarse en ese empeño por mejorar. Por ello se van haciendo inversiones pequeñas pero que, como son continuas, tienen su incidencia en la marcha de la red. Esperamos que el panorama cambie bastante en tres o cuatro años. De hecho, se ha ido incrementando el presupuesto, sobre todo, y de una forma notable, en este año 2000. Evidentemente aquí ni se ha hecho ni se prevé hacer una inversión multimillonaria, sino tomar una serie de medidas tendentes a perfeccionar la distribución de los museos por toda la geografía, diversificar temáticamente éstos y que los costes globales respondan a las dimensiones de una comunidad uniprovincial, con un presupuesto determinado y 520.000 habitantes. Hay que ser realista. Nosotros vamos un poco a la chita callando. Navarra tiene una tradición de buena administración y va haciendo las cosas poco a poco, sin escándalo, de una manera cotidiana pero efectiva. Yo confío en eso, en un desarrollo conjunto, armónico, y en un crecimiento sostenido de toda la red. El peligro de una gran obra es que distraiga medios económicos para un sólo objetivo, quedando otros en un segundo plano o abandonados. ¿Qué futuro vislumbra en torno al Museo Jorge Oteiza? Para muchos, la incógnita es el proyecto intelectual que albergará el recinto... Ese proyecto hay que desarrollarlo. Debe todavía determinarse qué piezas son las que se exponen de forma permanente y hacerse con mucho cuidado. Entiendo que debe darse una visión panorámica de la creatividad de Oteiza a lo largo de toda su vida y atender a sus diferentes trabajos, porque ha sido un hombre muy inquieto y presenta muchas caras. El plan de difusión y educativo está definiéndose todavía. Hay que trabajar muy bien y no de una forma aislada, sino en conexión con otros centros, universitarios, sociales y museísticos. Tenemos que ver cómo ayudarnos, cómo coordinar las visitas al Museo de Navarra y al Jorge Oteiza, pese a que la presencia de éste en el extrarradio de Pamplona es, en principio,un handicap. Veremos cómo superarlo. Hay que prever, sobre todo, la obtención de recursos para su funcionamiento. Yo lo veo en una situación un poco crítica no en el sentido peyorativo de la palabra , más que nada por encontrarnos en una coyuntura en la que hay que diseñar su proyección y eso pasa también por elegir las personas adecuadas para llevarlo adelante. En principio me parece un museo difícil por su contenido, porque la escultura de Oteiza es de tipo muy intelectual es, en definitiva, arte vanguardista, un arte que hay que explicar. Hay que realizar un trabajo divulgativo muy importante y dirigido como, por otra parte, es voluntad de Oteiza, a los niños, al ámbito educativo... Cuidar también el aspecto internacional. A mi modo de ver, como ocurre con el Gustavo de Maeztu, que tiene una actividad modélica en ese sentido, tiene la ventaja de ser monográfico, en consecuencia más fácil de abarcar y flexibilizar, y materialmente pequeño, más fácil por tanto de dinamizar. Por otra parte, carecerá de la carga administrativa que tiene el nuestro. ¿En qué momento se encuentra el proyecto de Museo Julio Caro Baroja? Desde su puesta en marcha, han ido efectuándose inversiones muy cuantiosas para ir adecuando el espacio, se ha ido haciendo acopio de materiales, han ido inventariándose. Hoy, al cabo de seis o siete años, el Museo Etnológico tiene 9.000 piezas y otras tantas fichas informáticas. Hemos podido rescatar unas colecciones que quizás dentro de unos años no se hubieran podido adquirir. Tenemos recogidos prácticamente todos los talleres artesanales y disponemos de conjuntos muy valiosos, como una magnífica colección de forja artística, otra muy completa de alfarería, instrumentos y aperos de labranza... A partir estos elementos han podido realizarse investigaciones sobre el patrimonio etnográfico de Navarra y, gracias a que no se ha abierto pero sí se trabaja, seguimos coleccionando. Ahora lo que hace falta es que con el presupuesto de este año, se prepare elproyecto de remodelación del edificio y el 2001, empiecen las obras para poder abrise al público en el 2003. Se ha llevado a cabo una labor, sobre todo organizativa, importantísima. Y se ha hecho justicia a una constatada demanda, porque en Navarra ha habido intentos por configurar un museo etnográfico desde prácticamente comienzos de siglo. Es un espacio necesario, porque se va a ver en él la diversidad de modos de vida, y de ser y de pensar, del navarro. Estamos convencidos de que va a traer una expectación enorme. No hay más que ver el éxito de las muestras etnográficas organizadas con motivo de fiestas de pueblos o cómo son visitadas las exposiciones temáticas que organiza, en Arteta, el Museo de la Fundación Mariscal Don Pedro de Navarra. ¿Qué relación existe entre la red navarra de museos y la de la Comunidad Autónoma Vasca? La relación con la Comunidad Autónoma Vasca o, por lo menos, el encuentro de los técnicos en este campo se produce desde hace varios años y de forma regular en la Red de Museos Pirenaicos. Después, los contactos son puntuales, de centro a centro. La que tenemos, por ejemplo con el Museo de Bellas Artes de Bilbao es muy buena, a nivel personal, profesional, técnico, funcional. Con San Telmo hemos intentado hace poco poner en marcha una red de exposiciones en torno a la estela discoidea funeraria, haciendo petición conjunta de unas ayudas europeas que al final se han malogrado. Es una pena porque pretendíamos establecer un itinerario, no sólo en el País Vasco y Navarra, sino también incluso en Portugal y otros lugares. En general, existe una buena relación, aunque tampoco es excepcional con respecto a otros ámbitos. Fotografías: Luis Azanza Euskonews & Media 67.zbk (2000/ 2 / 18 25) Eusko Ikaskuntzaren Web Orria