634 Zenbakia 2012-07-20 / 2012-07-27
Cuando estamos inmersos en una nueva edición de los Juegos Olímpicos, bueno es recordar a alguien que participó, junto al pedagogo francés e historiador barón Pierre de Coubertin, (1863-1937) en los primeros pasos dentro del proceso de recuperación de este acontecimiento deportivo con proyección a escala mundial. La persona, en cuestión, es un entrerriano de clara estirpe vasca, probablemente no muy recordado en estas tierras, llamado José Benjamín Zubiaur (1856-1921) cuyo abuelo Josef Zubiaur arriba a Buenos Aires a finales del siglo XVIII procedente de Bilbao, estableciéndose en Paraná, para entonces, un conglomerado de humildes casas asentadas en lo alto de las barrancas a orillas del río Paraná.
José Benjamín Zubiaur (1856-1921).
Precisamente, en ese lugar nació el nieto de este bilbaíno, cuya familia estaba relacionada a las actividades agropecuarias, continuación de aquellas iniciadas por el vasco Josef que le permitió criar caballos, mulas y vacas y ser un generoso donante y activo colaborador de los ejércitos patrióticos en sus luchas contra el dominio español en las gestas revolucionarias. En Paraná, José Benjamín Zubiaur terminó sus estudios primarios para proseguir estudiando en Concepción del Uruguay, en el único colegio existente por entonces en la provincia entrerriana. Un colegio que llevaba el nombre de Justo José de Urquiza, el que fuera casi un patriarca en esas latitudes, y punto de partida en su carrera de abogado, finalizada posteriormente en Buenos Aires. En esa estadía a orillas del río Uruguay, fue el promotor y primer presidente de la Asociación Educacionista “La Fraternidad” integrada por los estudiantes de ese establecimiento educativo.
Cerrada en 1880 la Escuela de Derecho que funcionaba anexa al histórico Colegio Justo J. Urquiza, se vio obligado a continuar su carrera jurídica en la Universidad Nacional de Buenos Aires donde logra el título de abogado y después, el de doctor de Jurisprudencia. ¿Pero cuál es el nexo entre este joven entrerriano y el barón Pierre de Frédy de Coubertin y su relación con los inicios los Juegos Olímpicos modernos? Vayamos por partes.
Con el título de abogado bajo el brazo, el joven Zubiaur desarrolló una meritoria carrera en el Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública de la Nación que le cosechó reiterados ascensos en la jerarquía administrativa y en la docencia. Llegó a ser inspector general de Escuelas y Colegios Normales y en esa área, se preocupó por reformular la educación y sacarla de las aulas. Sus ideas pedagógicas eran renovadoras y orientadas a ampliar la enseñanza a todos los sectores sociales, haciendo hincapié en la necesidad de incorporar la educación física y las prácticas de distintas especialidades deportivas en los programas escolares. En 1886 funda, junto a otros profesores, la revista pedagógica “La educación”, donde tuvo una activa participación escribiendo numerosos artículos.
En ese marco, obtuvo una propuesta muy tentadora: viajar en 1889 a la Exposición Universal de París, creada para celebrar el centenario de la toma de La Bastilla, suceso simbólico que marcó el comienzo de la Revolución francesa. Pero, sin duda, el elemento simbólico de mayor relevancia fue la flamante Torre Eiffel, que servía como un imponente arco de entrada a la Feria.
En los muchos programas de esta magna exposición que tuvo una duración de cinco meses, uno de ellos fue el que más le interesó a Zubiaur: el Congreso Internacional para la Propagación de los Ejercicios Físicos, cuyo Secretario General era, nada menos, el barón Pierre de Coubertin, el que pasará a la historia por ser el fundador de los Juegos Olímpicos modernos y que en esos años, activo difusor de los juegos atléticos y del deporte y la higiene como una manera de alcanzar la perfección espiritual.
De este modo lo definió Zubiaur al Coubertin una vez que entablaron amistad. “Una persona progresista que recomienda públicamente el valor del deporte para que sea incluido en la currícula escolar”. Ambos estaban entusiasmados por el modelo de educación física y deporte anglo estadounidense, una novedad en aquellos tiempos y que la colectividad inglesa en Argentina estaba poniendo en práctica en algunas especialidades como el tenis, el boxeo o el futbol, entre otros pero de una manera un tanto elitista y excluyente. Algo totalmente opuesto al pensamiento de Zubiaur.
Un monolito en el Estadio Panathenaic de Atenas, donde se realizaron los primeros Juegos Olímpicos de la era Moderna, menciona a José Benjamín Zubiaur, como integrante del Primer Comité.
Foto: CC BY - Tess Watson
Esta concordancia de criterios generó un vínculo que siguió con el intercambio epistolar una vez que Zubiaur regresó a su país. Al tiempo es nombrado rector del Colegio de Concepción de Uruguay realizando en su mandato medidas importantes, como habilitar la inscripción de niñas y crear materias de actividades prácticas como el cartonado, la encuadernación y la fotografía y hasta ser el promotor del primer partido de futbol disputado en Entre Ríos, durante la celebración de los festejos patrios del 25 de mayo de 1892.
Cuando Coubertin decide constituir el Primer Comité Olímpico Internacional, con miras a recuperar los Juegos Olímpicos, allá por el año 1894 se acuerda del argentino. De esta manera, entra a formar parte de los trece integrantes de ese comité, siendo el único iberoamericano, desempeñando el cargo en el COI durante trece años, hasta mayo de 1907.
José Zubiaur por no poder acudir a las reuniones en Europa es declarado como dimisionario, es decir, lisa y llanamente expulsado del comité. Pero no olvidemos, que el vasco, era, al fin y al cabo, un empleado público sin apoyo del gobierno y los viajes anuales a Europa tenían sus costos. En 1907 el comité decidió reemplazarlo por otro argentino que vivía en París. El puesto decayó en el terrateniente Manuel Quintana, hijo del que fuera presidente entre 1904 y 1906, miembro del patriciado porteño y estrechamente relacionado con la elitista Sociedad Sportivo Argentina.
Los caminos entre Coubertin y Zubiaur terminan por bifurcarse y, probablemente, hasta con cierta discrepancia en los enfoques en relación al deporte y sus vínculos con la sociedad. Para el vasco, las prácticas deportivas estaban más dirigidas a los entornos educativos con finalidades pedagógicas, algo alejados del olimpismo del barón francés. No obstante, un monolito en el ingreso del Estadio Panathenaic de Atenas, donde se realizaron los primeros Juegos Olímpicos de la era Moderna, menciona a José Benjamín Zubiaur, como integrante del Primer Comité, algo que jamás hubiera imaginado cuando siendo un vasco de 18 años entró por primera vez para iniciar sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Concepción del Uruguay, el que había fundado otros vasco, el general Justo José de Urquiza. El primero del país de carácter laico y gratuito.