Un instante de eternidad Un instante de eternidad Antxon Aguirre UN INSTANTE DE ETERNIDAD Dentro de unos días una determinada hora, sea del reloj de la Puerta del Sol de Madrid, el del hotel de turno, o el de la casa de cada uno marcará un instante eterno. Ese instante que hay que cuidar ritualizándolo. Hay que tomar doce uvas, brindar, llevar alguna ropa interior roja (moda de reciente introducción entre nuestra gente joven) y besarse. Hay que ser féliz. Todo esto se supone ayudará a que dicha felicidad quede de forma permanente entre nosotros. No importa que hayan sido los gobernadores o papas los que por decreto hayan decidido como se regula el calendario y el tiempo. No importa que en otras latitudes sea antes, o después. Que el calendario no sea igual para judios, musulmanes o budistas. E incluso rizando el rizo ni que el reloj esté adelantado o atrasado. Este ritual del instate eteno no sólo se da en el momento del cambio de año. A lo largo de la vida de los hombres actuales hay muchos otros instantes eternos. Así por ejemplo en cada cumpleaños, será el reloj a las 00.00 h. Del día en que nació (supuestamente, ya que nunca se tomará en consideración si se ha cambiado de hora por ser verano, o invierno, o si estamos celebrándolo en la Península o en Canarias) a partir del cual felicitamos a nuestro ser querido con un Felicidades hoy por tu cumpleaños. Instatntes eternos son cuando el sacerdote bautiza al niño. Instantes eternos que obligan a la creación de todo un ritual que nuestra sociedad obliga a cumplir: tal o cual ropa, invitados, celebraciones y regalos. E igual ocurrirá el día de la primera comunión, con la despedida de soltero o soltera, realizando los rituales marcados en cada tiempo de acuerodo con las modas del momento. Vendrá la boda que de nuevo nos obliga a perpetuar nuevos instantes eternos que hay que plasmar en foto y/o video par el recuerdo. Y es que gracias a la fotografía se han establecido mayor número de instantes eternos. Si en un principioel momento cumbre podía ser cuando el sacerdote decía: Yo es declaro marido y mujer. O cuando el novío y la novía decían: Sí, quiero. Hoy, sin que deje de ser ese momento uno de los más importantes, han nacido otros intantes eternos.: lo son cuando se dan el primer beso como casados, el partir la tarta, el primer baile, etc. Tampoco podemos olvidar que dentro del cristianismo el creyente se salva o se condena si el instante de su muerte está en gracia de Dios, o en pecado mortal. Es un instante eterno. Antaño eran los solsticios los que marcaban esos instantes eternos. Cristianizado el solsticio con la festividad de San Juan: Era creencia popular que el amanecer de dicho día las aguas de las fuentes, manantiales, ríos e incluso las de rocío tenían propiedades curativas, por lo que el pueblo se mojaba con ellas para prevenirse contra toda enfermedad cutánea. O curarse si la padecía. El amanecer de dicho día era lo que nosotros hemos bautizado como instantes etermos. En los primeros años de nuestra era se creía que Adán habría vivido mil años, pero por su pecado murió antes, incluso que la vida en el paraíso era de mil años. Que en el año mil retornaría Cristo y se acabaría el mundo. Esta creencia iniciada en el siglo II fue defendida por personajes relevantes de la iglesia como San Paías de Hierápolis, San Justino, San Ireneo, y otros. Tuvo que ser la propia iglesia quien saliera al paso de la herejía milenarista para condenarla y proclamar que lo que se indicaba en la Biblia referido a los mil años era algo simbólico solamente. La entrada del año 2.000 ha creado entre otros un curioso fenómeno digno de destacar. Por una parte mantenemos el ritual del instante enterno. Amsterdam para el 31 de diciembre contará frente al Palacio Real , en la Plaza de Dam con un reloj a 55m. de altura suspendido de una grúa, formado por 45.000 bombiillas . Algunos ayuntamientos de Holanda casarán por la noche a quien lo desee, previo pago de 1.000 dólares. Se celebrarán macrofiestas enmil lugares distintos y las cadenas de televisión preparan espacios especiales. Para ser los primeros (antropológicamente unido a los conceptos de "mejor que", "más que ") en entrar al nuevo año muchas personas gastarán enormes fortunas en ir a las islas de Toraja, Fiji o Nueva Zelanda. Incluso algunos celebrarán el cambio de año en cruceros, globos, o en el Concorde. Todos con el sano fin de buscar el instante eterno. Todo por celebrar el nuevo milenio, aunque todos sepamos que el nuevo milenio empiza el primer día del año 2001. Junto a esto, nace un sentido milenarista esta vez unido a las catástrofes que se provocarán en el mundo por culapa de la informática (el mundo creencial está en decadencia y se sustituye): ascensores que se detendrán, ordenadores que perderán su memoria, cajeros automáticos anulados, incluso se nos amenza con que no funcionara la lavadora de casa. Miles de artículos, entrevistas, e incluso programas y reprogramas para evtiar la catástrofe de los tres ceritos. Me recuerda mocho a las supersticiones de muchos países de Asia, en los que creen que los números redondos traen mala suerte y por ello jamás se regala nada, ni se inicia ningún viaje en una fecha que termine en cero. Y es que estemos en el siglo II, o en el XX, el ser humano sigue siendo en elemento frágil e inseguro. A pesar de estar rodeado de tecnologïa, su comportamiento es el mismo. Y es que sólo es un ser humano, un maravilloso ser humano (aunque a veces parezca que lo olvidamos). Antxon Aguirre Sorondo, miembro de la sección de Antropología de Eusko Ikaskuntza Euskonews & Media 59.zbk (1999 / 12 / 17 24) Eusko Ikaskuntzaren Web Orria
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