567 Zenbakia 2011-02-18 / 2011-02-25

KOSMOpolita

Dos historias de la Pelota Vasca con tintes políticos

OYANGUREN, Pedro



El 18 de Septiembre de 1970 se inauguraba el Campeonato Mundial de Pelota Vasca en el antiguo frontón de Anoeta en Donosti. Presidía la ceremonia Francisco Franco.

Cuando entraba la delegación chilena, cayó desde la galería un hombre con una ikurriña y envuelto en llamas. Uno de los pelotaris de este equipo, con su chaqueta le apagó las llamas. Este hombre que caía del cielo y que se había lanzado en señal de protesta era Joseba Elosegi, quien luego diría: “Quería llevar aquel fuego que destruyó Gernika a la vista de quien lo provocó. No pretendí matar a Franco, hombre ya caduco cuyos partidarios lo sostenían a la fuerza de pie para mantener el mito. Era una mera figura decorativa”.

Años después le contábamos la historia al propio Elosegi, que en aquel momento era senador por el PNV, en Euzko Etxea de Santiago. Joseba desconocía esta parte de su propia historia. Al saber que estaba con nosotros en aquel momento Mikel Arana, nos contó otra historia: Elosegi fue condenado por aquel acto a siete años de cárcel y su compañero de celda fue Sabino Arana, hermano mayor de Mikel. Al salir libre, Elosegi le dejó su guitarra. Esta historia también era desconocida. Fue una noche memorable para los que allí estuvimos, Elosegi traslucía lo que era, un hombre sencillo y bueno.

Donostia-San Sebastián. Joseba Elosegi, ex gudari y residente nacionalista vasco yace envuelto en llamas en la cancha del frontón público, entre el cual una nutrida representación de franquistas y el mismo Franco. 18 de septiembre de 1970. A la derecha, Joseba Elosegi en 1977.

En 1978 se inauguraba el Campeonato Mundial de Pelota Vasca en Biarritz. Se recibió desde París una nota de parte de los exiliados de la Unidad Popular, amenazando boicotear la inauguración si la delegación chilena desfilaba con su bandera. En vista de ello, el comité a cargo de la inauguración decidió que ninguna delegación utilizaría su propia bandera. Solo se utilizaría una y fue la ikurriña. Seguramente la mano de Maurice Abeberry estuvo detrás de aquella decisión. Esto aún era un acto inaudito en aquella época al otro lado de la frontera y seguramente en el presente también lo sería.

Solamente en Cuba pudimos años después, ver la ikurriña en otra inauguración de un mundial de Pelota, pero esta vez de contrabando, porque solo el equipo de exhibición de la Federación Vasca llevaba en la mano una camiseta con ella y curiosamente entre el público, pequeñas banderas en manos de una multitud de niños.

Maurice Abeberry fallece el 21 de febrero de 1988 en el monte Larrun. Se contaba con él, como el siguiente presidente de la Federación Internacional de Pelota Vasca y por sus antecedentes previos, otra historia mejor hubiese sido con él a la cabeza de esta institución.

Es esto lo que nunca terminamos de aprender, elegir solo a los mejores para que dirijan nuestras instituciones, cualquiera que ellas sean.