54 Zenbakia 1999-11-12 / 1999-11-19

Gaiak

Apuntes sobre el vascoiberismo actual

ARTETXE, Karmele

Apuntes sobre el vascoiberismo actual Apuntes sobre el vascoiberismo actual Resumen del ensayo realizado para el curso Jakitez 1998/1999 * Traducción al español del original en euskera Karmele Artetxe Según los principales vascólogos, el euskera por el momento no está genéticamente emparentado con ninguna otra lengua viva o muerta. Pero tal afirmación no deriva de la falta de esfuerzo, pues las propuestas sobre la procedencia y filiación del euskera existen ya desde el siglo XVI. Desde dicha época en adelante se ha buscado el parentesco del euskera en casi cualquier familia lingüística, bien de Europa, bien de los otros continentes. Al ser la única lengua no indoeuropea que se encuentra en Europa, el euskera ha atraído tanto a los lingüistas más académicos como a los entusiastas de las lenguas raras. Como consecuencia, la producción historiográfica existente sobre este tema es enorme. Las teorías más fantasiosas han tratado de establecer vínculos entre el euskera y el minoico, el etrusco, el picto, el sumerio o el guanche. Últimamente, sobre todo debido a las propuestas de Ruhlen, han aparecido iniciativas que tienden a relacionar el euskera con otras islas lingüísticas actuales, formando superfamilias que agrupan a numerosas lenguas desconocidas. La adaptación vasca de Ruhlen la ha realizado Martinez Lizarduikoa. De todos modos, ha habido empresas en la vinculación del euskera mucho más interesantes, tales como las que han intentado relacionar el euskera y el antiguo europeo o el indoeuropeo. Los idiomas más empleados en el afán de emparentar el euskera han sido: el euskera y las lenguas semíticas y camíticas, desarrollada principalmente en los siglos anteriores; y el euskera y las lenguas africanas durante el siglo XX. H. Schuchardt (en la imagen), por ejemplo, relacionó el euskera y el beréber, puesto que si el euskera era igual al ibérico, y si éste provenía de África, el origen y los allegados del euskera tenían que estar ahí. La tendencia de emparentar el euskeracon algunas o con la totalidad de las lenguas caucásicas tiene lugar dentro de este último siglo. Los trabajos realizados por los vascólogos más importantes en torno a ese supuesto parentesco han tenido una mejor calidad que cualquier otra comparación lingüística. Pero Mitxelena, al estudiar el corpus de semejanza entre dos lenguas y manifestar que la lista de palabras afines era fruto de la casualidad, dio por zanjada la cuestión. Para terminar, hay que mencionar la ecuación que defiende la igualdad entre el euskera y el ibérico. Uno de los primeros que trató de establecer un vínculo entre ambos fue Poza (1587), bajo la teoría del tubalismo o, mejor dicho, de la ideología política. El tubalismo hay que considerarlo como una teoría ideológica, dado que la oligarquía intelectual vasca lo convirtió en el símbolo de una ideología vasca con fines jurídicos y políticos. En el tubalismo al euskera se le otorga la condición de lengua babilónica, es decir, de una de las 72 lenguas que según el Génesis surgió tras el caos de Babel y que Tubal, hijo de Jefat, traería a la Península Ibérica. De este modo, se fusionan dos tradiciones bíblicas; por un lado la de las lenguas babélicas y por otra la tubálica. A la teoría de Tubal que explica el poblamiento de la península se le agrega además la ideología del vascocantabrismo; es decir, de que las provincias de Álava, Gipuzkoa y Bizkaia, junto con los territorios cántabros, fueron tierras invencibles que se enfrentaron a la opresión romana. A partir de mediados del siglo XX, bautizó la teoría propuesta por W. v. Humboldt (1767 1835) en la imagen con el nombre de vascoiberismo, denominación que posteriormente obtendría un éxito absoluto. El vascoiberismo fue en muchos aspectos prosélito del tubalismo, y al mismo tiempo reformador. Lo que el vascoiberismo abstraía del tubalismo en concepto de préstamo puede resumirse del siguiente modo: por una parte el concepto de antigüedad, tanto de la lengua como de la población, y por otrael método, basado en la etimología de los antiguos topónimos que ya venían siendo utilizados por los apologistas del siglo XVI. El vascoiberismo reforma el tubalismo en cuanto que niega la procedencia babélica del euskera, y metodológicamente se asienta en el estudio comparativo, pasando el análisis lingüístico sobre el euskera del mito a las antepuertas de la ciencia. El vascoiberismo del siglo XX ha tenido todo tipo de representantes; locos (Cejador de Frauca), los de aspecto serio (P. Beltran, D. Fletcher,...), pero todos han quedado sobradamente superados gracias a los trabajos de los investigadores críticos (Mitxelena, Tovar, Caro Baroja, Untermann). No obstante, de 1985 en adelante, y por causas aún sin esclarecer, el vascoiberismo que nunca ha sido del todo postergado vuelve a hacer su aparición renovado, de la mano de los siguientes autores: Edelmio Zamanillo Lectura y traducción de la lengua de los iberos (1988) , Roman del Cerro El desciframiento de la lengua ibérica (1990) y El origen ibérico de la lengua vasca (...) (1993) y Jorge Alonso. Detengámonos pues en cada uno de ellos. Zamanillo, más que un autor vascoiberista, es un grecófilo. Partiendo del bilingüismo de Cogul, y adaptando el signario de Gómez Moreno, llega a la siguiente conclusión: al principio el euskera y el ibérico estaban unidos, y el nivel de desarrollo de esta lengua ancestral es comparable al del griego antiguo. Pero como consecuencia de la colonización griega, dicha unidad se hizo trizas y emergieron dos ramas distintas: una del euskera, y otra del ibérico. De este modo, el ibérico resultaría de la relación entre el euskera y el griego. Esta hipótesis en torno a la evolución de las mencionadas lenguas estaría basada en el estudio de diversos textos: el bronce de Botorrita, los esgrafiados de las cerámicas de Liria, la inscripción de Cabeço das Fraguas, Yatova,... Es decir, que ha reunido textos que comprenden lenguas indoeuropeas y no indoeuropeas para decir algo sobre éstas últimas.Dejando de lado los miles de errores lingüísticos e históricos, el intento de Zamanillo por relacionar el griego y el ibérico no es gratuito, dado que la finalidad del autor se orienta a la equiparación del mundo ibérico con la cultura más civilizada de aquel momento histórico, es decir, la helénica, para elevarla a su mismo nivel. Zamanillo sostiene que todas las expresiones culturales de la península tienen sistemáticamente carácter griego. Por una parte, en el nivel lingüístico, el ibérico y el euskera están emparentados con el griego; por otra parte, en el nivel de la organización política, parece ser que existe una organización griega similar al kleros; los ibéricos tienen el carácter "democrático" que se dice es propio de los griegos, y en el nivel religioso se puede hablar de un Olimpo ibérico. Por lo tanto, los íberos, los habitantes de España, están tan evolucionados como los griegos; con lo cual la cultura desarrollada en España en la antigüedad sería igualmente avanzada y grande en tanto en cuanto se asemejara a la griega. Así, el vínculo existente entre el ibérico y el euskera no es sino un asunto colateral que sirve para fundamentar la unidad original de España. Esa antigua España unida vivió su plenitud hasta la llegada de los romanos. Las dos obras de Roman del Cerro han tenido gran repercusión en diversos diarios, a pesar de que contienen un gran número de errores. Lo cierto es que su teoría vascoiberista está mejor planteada que la de los otros tres autores, pero aun y todo sus propuestas se pueden rechazar sin ningún problema. No es Roman del Cerro el único que ha reivindicado el vascoiberismo en Valencia. Aquéllos que han defendido el valencianismo, es decir, quienes que mantienen que la lengua de Valencia no tiene nada que ver con el catalán, han trabajado sobre el vascoiberismo para demostrar esa diferencia los ejemplos más claros son P. Beltrán y D. Fletcher . Poco se puede decir sobre Jesús Bergua, ya que su signario básico no proporciona unalectura fidedigna; la cientificidad del método es muy discutible, dado que mantiene que hacer las adaptaciones necesarias a la hora de equiparar el euskera y el ibérico es lícito; en el campo de la lingüística tampoco acierta; emplea anacronismos por ejemplo, la palabra España provendría de la palabra .SPANE. ; etc. Los trabajos de J. Bergua, más que una aportación, suponen un perjuicio. Jorge Alonso es el más productivo de los vascoiberistas. En numerosas obras escritas ofrece una inusual perspectiva de la península de la época prerromana. Al parecer, ha conseguido descifrar el ibérico, el tarteso, el etrusco y el minoico. El libro El origen de los vascos y otros pueblos mediterráneos (1998), redactado junto con el catedrático de la Universidad Complutense de Madrid Arnaiz Villena, es uno de los más conocidos. Este trabajo en común puede calificarse como una jugada brillante, ya que además de vender muchos ejemplares y obtener una gran repercusión en los diarios sin criterios críticos, puede considerarse como un ensayo de amoldamiento de la tesis vascoiberista a los tiempos "modernos". Como consecuencia de esa adaptación del vascoiberismo, el binomio ibérico igual a vasco ha tomado forma de trinidad, es decir, ibérico tarteso igual a euskera, igual a genes (haplotipos HLA). Arnaiz Villena, junto con Cavalli Sforza, defiende que la relación entre las lenguas se refleja de igual modo en los genes. Por el contrario, P. Sims Williams indica que la reciprocidad entre la genética y la lingüística está aún por demostrar. En su opinión, todavía no se ha conseguido encontrar las correlaciones regulares entre los genes y la lengua. Por tanto, los vascoiberistas, al no haber realizado ninguna aportación científica, no tienen eco alguno en el nivel académico. La academia no ha asumido los trabajos de estos autores por estar repletos de errores y por carecer de valor. Para empezar, o no emplean ningún método, o incluso valiéndose de alguno, el método no prevé ningún discriminador,con lo cual se posibilita otorgar a cualquier palabra ibérica una equivalencia vasca. Unos muestran más una actitud estereotipada que un método; cualquier cosa tiene forma vasca, las palabras se descomponen de cualquier manera para su prueba, y tienen todo tipo de absurda etimología. Por otra parte, los vascoiberistas mencionados a excepción de Roman del Cerro no son lingüistas de formación, tan sólo aficionados autodidactas en el tema. Así, su ignorancia los lleva a proclamar la carencia de sintaxis y morfología tanto del euskera como del ibérico. Por eso prueban la relación entre el euskera y el ibérico únicamente en el nivel semántico. Pero incurriendo en el error también ahí, por desconocer la lingüística histórica del euskera, y por considerar las palabras latinas o, lo que es peor, las prestadas del romance al euskera como ibéricas castizas. En cualquier caso, nada de esto hubiera sucedido si conocieran la bibliografía básica (Mitxelena, Tovar, Untermann, De Hoz, Gorrochategui,...). Mas hay una salvedad, porque "al menos" conocen los diccionarios vascos, principalmente los de Azkue. Por tanto, las aportaciones del vascoiberismo actual respecto al tema del euskera y el ibérico resultan vanas desde cualquier perspectiva. Casualmente, o puede que no, ningún lingüista vasco importante defiende el vascoiberismo tras las investigaciones de Mitxelena. Algunos pueden argumentar que esta postura responde a causas políticas, pero ¡qué lingüista vasco no desearía emparentar el euskera con alguna otra lengua! Y es que la fuente de información proveniente de la reestructuración interna empleada hasta ahora es en todo caso limitada, y si el euskera guardara algún tipo de relación con alguna lengua incluso si se tratara de una sola , los lingüistas estarían bien contentos. Sin embargo, el euskera sigue estando tan aislado como siempre, y la única relación genética aceptable es la del aquitano de hace 2000 años, por ahora el antepasado más claro y único del euskera. KarmeleArtetxe Sánchez, Licenciada en Historia y miembro de Eusko Ikaskuntza Sociedad de Estudios Vascos Euskonews & Media 54.zbk (1999 / 11 / 12 19) Eusko Ikaskuntzaren Web Orria