Movimiento coral y nacionalismo vasco. Movimiento coral y nacionalismo vasco Gotzon Ibarretxe Es sabido que a finales del siglo XIX y comienzos del presente, el desarrollo del movimiento coral vasco posibilitó el conocimiento y reconocimiento de un bagaje cultural, acompañado de la recopilación y difusión de unos materiales tradicionales que corrían el riesgo de quedar en el olvido; y también incidió en cierta socialización de la música, a través del canto coral. Además, con el incipiente nacionalismo, los coros vascos proyectaron de manera óptima ese ideal de pueblo vasco unido a través del canto, y para ello contaron con retóricas de carácter esencialista que habían tratado de validar la creencia en una propensión natural de los vascos hacia ese tipo de fenómenos colectivos: retóricas que se habían alimentado de frases tópicas como la de "tres vascos un orfeón", o aquélla de Voltaire refiriéndose a los vascos como "un pueblo que canta y baila". Orfeón Donostiarra (1912). Señalado con un aspa roja, su director Secundino Esnaola Ahora bien, con posterioriad, paradojas discursivas y evidencias de facto fueron avalando cada vez más la tesis de que las tradiciones corales no eran prácticas predominantes, ni mucho menos exclusivas de la cultura tradicional vasca, y el único vínculo existente entre la práctica coral vasca tal como se había desarrollado desde la segunda mitad del s. XIX hasta la actualidad y los tradicionales cantos colectivos, era el de la intermediación de ciertas voluntades e intereses de marcado carácter ideológico. También resultaba paradójico considerar las tradiciones corales pertenecientes al contexto simbólico del mundo rural como garantes de una gran tradición coral, cuando el movimiento coral vasco había surgido y se había desarrollado en el entorno urbano. Como consecuencia de esas inercias discurvas, en la actualidad, se ha llegado al punto de que los propios encargados de gestionar el movimiento coral vasco ven como perjudicial referirse aesa supuesta gran tradición coral, ya que lo consideran como algo contraproducente que sólo invita al estancamiento. En este sentido, estos últimos años, sobre todo a partir de la década de los 80 y a raíz de la conformación progresiva de la Federación de Coros de Euskalerria, se ha operado un cambio de retóricas que tratan de proyectar nuevas imágenes y nuevas narrativas. Pero esto pertenece ya al último período de, apróximadamente, los 20 años precedentes, por lo que hay que recordar etapas anteriores que, sin duda, convergen y dan sentido a esa última. Para empezar, cabría preguntarse por qué después de las primeras décadas de siglo, frente a la decadencia de fenómenos como el de la ópera vasca, se da esa continuación del movimiento coral; incluso adquiere unas dimensiones espectaculares, en comparación con eventos de igual tradición como los grupos de danza. Sin duda, hay que ver, por un lado, la estrecha colaboración de los coros con los partidos políticos de comienzos de siglo, sobre todo el PNV, ya que otros coros de la época como los fueristas o socialistas, desaparecen después de esas primeras décadas. Por otro lado, hay que considerar el apoyo de instancias eclesiásticas, no sólo interesadas en el mantenimiento de los coros parroquiales (verdaderos surtidores de voces), sino también en la participación de los coros en las actividades religiosas (Bagüés, 1993:70). Es evidente que en esta situación de proliferación coral los compositores vascos encontraron el gran escaparate donde exponer sus producciones musicales; es decir, los compositores disponían de foros donde sus piezas corales tendrían una interpretación casi segura, siempre que compusieran ateniéndose al nivel y calidad artística de los coros. No en vano casi todos los compositores vascos, nacionalistas o no, crearon para coro, llegándose así a generar un repertorio coral muy amplio y de calidad Zubikarai, 1985:68). Por ello, se puede afirmar sin exagerar que el nacionalismo musical vasco (así comobuena parte de la composición musical vasca)y la música coral se han construido mutuamente (Ibarretxe, 1996:141). Es necesario subrayar la idea de que el fenómeno coral actual "es hijo directo de la novedad surgida a mediados del s. XIX en ciertos ámbitos de las ciudades vascas" (Bagüés, 1993:68), y al amparo de Sociedades vinculadas con esa corriente decimonónica de "renacimiento cultural vasco". Algo parecido había sucedido en la primera mitad del s. XIX con los movimientos corales de muchos países europeos como Alemania, Inglaterra, Holanda, Bélgica, Francia... que se habían enmarcado dentro de las reivindicaciones de carácter nacionalista; asi sucedió, por ejemplo, con el pionero movimiento coral alemán que se circunscribió a las reivindicaciones de la unidad alemana. En el caso español, las zonas de mayor proliferación coral yorfeonística coincidieron, bien con los movimientos etnonacionalistas como los de Galicia, País Vasco o Cataluña, bien con los movimientos vinculados a la problemática obrera, como los de Asturias o Castilla León (Labajo, 1987:98). Por todo ello, es obvio que en ningún sitio el coralismo surgió, ni se desarrolló, por generación espontánea, ni como simple derivación de las tradiciones corales. Además, tampoco el argumento de las tradiciones corales es válido para explicar la supuesta tendencia innata de los vascos al canto en colectividad, ya que ese tipo de tradiciones han sido prácticas habituales en diferentes contextos culturales de tradición oral. Para verificar esto no hay más que repasar las etnografías de Teruel, Salamanca, Zamora... de Caro Baroja (1984). Con todo, aun admitiendo la idea de que el canto coral noconstituye en sí ningún hecho diferencial vasco, y ha sido una actividad impulsada desde iniciativas y opciones ideológicas determinadas; todo ello no niega como he dicho la existencia de unas tradiciones corales vascas, ni por supuesto niega todas las repercusiones beneficiosas de la expansión coral en el País Vasco, comoson: una previa recuperación, recopilación y posterior reutilización de materiales tradicionales en la composición coral; así como la eficacia de los coros en cierta socialización de la música. De hecho, es en este último sentido en el que ha evolucionado el movimiento coral. Es decir, si a comienzos de siglo se tiene constancia del papel relevante de la actividad orfeonística en actos políticos como los del partido socialista y, sobre todo, dentro de la labor propagandística en torno a los batzokis bizkaitarras; con el tiempo, ante el gran poder de convocatoria de otros medios, que desbancan definitivamente todos los modosde expresión que no tengan directamente que ver con los actuales "mass media", el fenómeno coral adquiere tintes más neutros y mayormente encaminados al fomento turístico y a la mejora en la formación de los interesados. Por tanto, se podrían distinguir tres grandes períodos, como son: 1) el que va de mediados del s. XIX hasta la primera década del s. XX, y está caracterizado por un vasquismo generalizado de los coros; 2) un segundo período que dura hasta la posguerra, y estaría dominado por la ideologización nacionalista; 3) un tercer período posconciliar que, sin dejar de tener un color predominantemente nacionalista, se encaminaría hacia un progresivo proceso de folklorización del fenómeno coral, que se intensifica en la última fase, con el desarrollo institucional, y sobre todo con las Federaciones de coros. En efecto, hay una primera fase del coralismo vasco que se inicia en la segunda mitad del s. XIX y se prolonga durante los primeros años del XX. Y es entonces cuando, en las ciudades vascas, surgen orfeones mayormente vinculados a Sociedades en sintonía con la corriente decimonónica del "renacimiento cultural vasco". A esa época nos podemos remitir cuando hablamos, por ejemplo, del nacimiento del Orfeón Bilbaíno en 1886, el Orfeón Easonense en 1865; el Orfeón Pamplonés en 1892; el Orfeón Donostiarra en 1897; el Orfeón Vitoriano; o el OrfeónDurangués en 1882, el Orfeón Eibarrés en 1883, el Orfeón de Munguía en 1896, el Orfeón Renteriano en 1898, el Centro Musical Tolosano en 1901, el Orfeón de Gernika en 1903, y así un largo etcétera. En una segunda fase del coralismo, y coincidiendo con la muerte de Sabino Arana en 1903, aumenta considerablemente el número de coros y orfeones que contribuyen inmejorablemente a los actos de propaganda del partido nacionalista vasco, como mítines, inauguraciones de batzokis, veladas conmemorativas de distintas efemérides del nacionalismo vasco, etc. De este modo, es significativa la proliferación de nombres como Laurak Bat o las cuatro una, en alusión a la unidad de las cuatro provincias del País Vasco peninsular; o "Euskeria", una de las denominaciones escogidas por Sabino Arana para englobar a las siste provincias vascas, y que no casualmente, dio nombre al orfeón fundado por Benigno Ansón en 1896, ya que entre sus filas se encontraban destacados activistas de la Juventud Vasca del PNV. Más tarde, con la dictadura de Primo de Rivera, cuando en 1923 el PNV y la Juventud Vasca de Bilbao fueron declarados ilegales, las actividades culturales y artísticas seguirían desarrollándose dentro del programa trazado por la entidad "Pizkundia", de entre las que se podría destacar la sección teatral Oldargi con sus estampas o cuadros vascos, que combinaban teatro, baile y música, siempre acompañada del Orfeón de Juventud Vasca. Luego, en los años de la guerra y posguerra la práctica coral, aunque mermada, seguiría a modo de resistencia cultural, sobre todo, con el denominado "Coro Nacional Vasco" creado por G. Olaizola en 1937, por orden del entonces presidente en el exilio del Gobierno Vasco, José Antonio Agirre. Habría que esperar a que se promulgara la constitución del Concilio Vaticano II en 1963, para que el movimiento coral vasco iniciara un gran período de cambios (el tercero y último). Y esto se debió, en parte, a que aquellos coros parroquiales que hasta entonces habían sidovivero de los coros amateurs, sufren una decadencia posconciliar derivada de la disminución del protagonismo de los coros en el culto. Tanto es así, que algunos autores establecen una correlación directa entre esa decadencia y el nacimiento de una nueva época de gran crecimiento coral. Sin embargo, en muchos casos, el trasvase no es claramente demostrable, de ahí la necesidad de estimar otras variables. En concreto, el relanzamiento coral estuvo inserto en un marco de renacimiento vasquista y nacionalista iniciado en la década de los sesenta, y que se disparó durante la década de los setenta y ochenta, cuando la ayuda proveniente de las instituciones autónomas vascas, así como la iniciativa y esfuerzo de ciertos colectivos, comenzó a canalizarse y concentrarse en torno a las federaciones de coros, y en particular alrededor de la Federación de Coros de Euskalerria. Además, las estructuras federativas que englobaban a esos coros contribuirían inmejorablemente a alimentar cierta conciencia "nacional". De hecho, en 1992 y dentro del plan de política cultural elaborado en coordinación por el Gobierno Vasco y los Departamentos de Cultura de las tres Diputaciones Forales, la Federación de Coros de Euskalerria fue declarada como una de las veintiuna entidades de "Interés Nacional". Sin embargo, se puede decir que la impronta nacionalista ha quedado camuflada entre la prioridades que alientan la gestión federativa actual; por ello, el fenómeno coral es, ante todo, rentable a efectos de promoción cultural y reclamo turístico de importancia creciente. Consciente de esta situación, la Federación sigue trabajando conjuntamente con los miembros del Certamen Internacional de Coros de Tolosa (C.I.T.) en la difusión y potenciación de la música coral vasca, en todas sus vertientes. Desde el comienzo, en el año 1969, el CIT vio la necesidad de contrastar con escuelas y técnicas diferentes, así como de renovar y ampliar la literatura coral existente hasta entonces, ya que las carenciasde esa coralidad vasca que tanto había sido alabada por su supuesta gran tradiciónal, eran cada vez más evidentes, en comparación con los coros extranjeros. Durante todos estos años, preocupado por el reciclaje de los directores y el estancamiento de los coros, el CIT ha seguido organizando también mesas redondas y ponencias en torno a la formación de directores y actualización de la técnica vocal; además de otras referidas a la formación del cantor desde la infancia, o el problema de la pedagogía musical en la escuela. Pero, sobre todo, es de destacar que, tanto los gestores como los propios directores, han introducido definitivamente los criterios de calidad en una narrativa común que se ocupa ahora de la denominada "música coral de calidad". Sin duda, ha operado un cambio de retórica fundamental, cuando son muchas y cualificadas las voces que no sólo hablan ya del mito de las tradiciones corales vascas, sino que orientan sus relatos hacia variables de trabajo y esfuerzo, nunca hacia supuestas tendencias innatas o consustanciales. En definitiva, junto a esa identidad etnonacional vasca que la Federación representa de alguna manera, el fenómeno coral vasco presenta, al igual que el mismo nacionalismo musical del que es heredero, múltiples contradicciones que nacen, justamente, de los intentos de compaginar claves de requerimiento étnico como la recuperación, supervivencia o resistencia, con criterios actuales de homologación, difusión internacional, calidad artística, etc. Bibliografía BAGÜES, JON: 1993. "La música coral entre los vascos: una tradición vigente", en Cuenta y Razón. Noviembre diciembre, 1993. CARO BAROJA, JULIO: 1965. El Carnaval (Análisis histórico cultural). Madrid, Taurus, 1984. IBARRETXE TXAKARTEGI, GOTZON: 1996. El canto coral como entramado del nacionalismo musical vasco. Tesis doctoral. UPV/EHU, 1996 LABAJO VALDES, JOAQUINA: 1987. Aproximación al fenómeno orfeonístico en España (Valladolid 1890 1923). Diputación Provincial de Valladolid,1987. NAGORE FERRER, MARIA: 1993. La Sociedad Coral de Bilbao en el contexto del movimiento coral europeo (1850 1936). Tesis doctoral, Universidad de Valladolid, Facultad de Filosofía y Letras, 1993. ZUBIKARAI, ANTON: 1985. "Nacionalismo musical vasco, un capítulo aún por cerrar".Cuadernos de Alzate, nº 2, pp. 64 70, 1985. Gotxon Ibarretxe, profesor de la Universidad Pública de Navarra Euskonews & Media 47.zbk (1999 / 9 24 / 10 1) Eusko Ikaskuntzaren Web Orria
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