427 Zenbakia 2008-02-08 / 2008-02-15
Un camino polvoriento, principios del siglo XIX. Una carreta apenas se discierne en el horizonte plano excepto por la tierra que levanta a su paso. Mientras se afianza la tarde el carruaje se detiene. Bajo su reparo Doña Loreta de Elía daba a luz a su hijo Hilario. El lugar tenía por nombre Fraile Muerto, en la Provincia de Córdoba. La fecha, el 14 de enero de 1807. Doña Loreta de Elía y su esposo, Don Mariano Ascasubi habían iniciado el viaje desde la ciudad de Córdoba hacia Buenos Aires.
Esa irrupción en el mundo marcaba el destino de una vida singular. Una historia al límite de la leyenda.
Iglesia y Convento de San Francisco, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. De pequeño, comenzó sus estudios en el convento de San Francisco en Buenos Aires. En su temprana adolescencia Hilario Ascasubi abandona las letras y su hogar. Se embarca como grumete en un navío con destino la Guyana Francesa. No muy lejos de su destino la nave fue apresada por los portugueses y tanto Hilario como el resto de la tripulación fueron llevados a Lisboa en calidad de prisioneros. Logra fugarse, recorre varios rincones de Europa hasta ser atrapado por el encanto de París. De todos modos abandona el viejo continente y marcha rumbo a los Estados Unidos de América, donde se establece hasta 1822.
Ese mismo año regresa a Argentina, previo paso por Bolivia, donde se establece por un corto tiempo, luego se radica en Salta y trabaja como impresor editando junto a José Arenales La Revista De Salta. Aquí publica “Canto a la Victoria de Ayacucho” entre otros versos, por primera vez como poeta autodidacta.
Hacia fines de 1825 se desata la guerra con el Imperio del Brasil. Hilario no duda en tomar las armas incorporándose bajo las órdenes del general José María Paz y participar del conflicto bélico que dura tres largos años. Participa a su vez bajo el mando del general Lavalle en las campañas de la Banda Oriental.
Luego de estas contiendas fue apresado por dos años debido a sus ideas y participación en el bando unitario. Tras la intervención del Obispado en 1832 es liberado y huye a Montevideo. Allí se establece. Forma su familia y se convierte en un reconocido panadero. Ya un hombre de fortuna se reencuentra con sus convicciones y mediante agudos versos castiga al bando federal cuyo máximo exponente era el gobernador Juan Manuel Ortiz de Rosas bajo el pseudónimo de “Paulino Lucero”.
En esta etapa se destaca el poema “La Refalosa” en el cual describe la suerte de los prisioneros unitarios en manos de los federales:
Mirá, gaucho salvajón,
que no pierdo la esperanza,
y no es chanza,
de hacerte probar qué cosa,
es Tin tin y Refalosa.
Ahora te diré cómo es:
escuchá y no te asustés;
que para ustedes es canto
más triste que un Viernes Santo.
Unitario que agarramos
lo estiramos:
o paradito no más,
por atrás,
lo amarran los compañeros
por supuesto mashorqueros,
y ligao
con un maniador doblao,
ya queda codo con codo
y desnudito ante todo.
¡Salvajón!
Aquí empieza su aflición [...]
La impronta unitaria fue encausada bajo el mando del Gral. Justo José de Urquiza, de quién Ascasubi no tardó en ser su edecán. Se convirtió en jefe y promotor periodístico de la campaña.
La pluma era un arma afilada y sumamente peligrosa en manos de Ascasubi. Era un gran observador de los hechos y muy habilidoso a la hora de manipular los conceptos generando vuelcos en la opinión popular.
El ejército unitario bajo la figura de Urquiza y aliado a los ejércitos del Imperio del Brasil y de Uruguay, el 3 de febrero de 1852 derrota en la batalla de Caseros a Ortiz de Rosas.
Una vez concluida la contienda y afianzado Urquiza en el poder, Ascasubi es nombrado teniente coronel. Fue jefe de la Ayudantía de la Boca y más tarde del cantón Lorea. Capilla de San Roque, compartiendo el atrio con la iglesia y Convento de San Francisco.
Ascasubi no demoró en percatarse de que Urquiza resultó ser más tirano y lujurioso que aquel a quien derrocó. En virtud de esto el 19 de mayo de 1853 el gauchi-poeta da a luz el periódico Aniceto el Gallo que con diez afilados números despertó la ira de su antiguo admirado líder y se convirtió en el principal detractor del régimen urquicista.
En el ejemplar N.º 4 de esta publicación escribe:
“… el señor Director se presumió que porque los Porteños, ya cansados de las guerras, para que se acabasen, le juyeron en Caseros, acá en el pueblo le han de recular, y afuera le han de sufrir la helada, mientras que su Ecelencia noche por noche se lo pasa en las casas de San José de Flores, calientito, bailando con las muchachas...”
El coronel payador adopta ahora el pseudónimo de Aniceto el Gallo como único y definitivo.
A partir de 1860 y hasta su muerte vive alternativamente entre Buenos Aires y París donde entabla amistad con celebridades de la política y la literatura.
Ascasubi se vio muy afectado tras la muerte de su hija. Vio entonces la trascendencia de su legado en la obra de su reciente amigo Estanislao del Campo, el fabuloso “Fausto”.
Hacia 1871 parece establecerse definitivamente en la capital francesa y en 1872 da a conocer sus “Obras Completas”. El 1º tomo llevaba por nombre “Santos Vega o Los Mellizos de la Flor” conteniendo un extenso poema de 13.000 versos de lenta elaboración. Aquí el gauchi-poeta relata la historia de dos hermanos mellizos en la estancia La Flor en el siglo XVIII evidenciando los usos y costumbres de la época. El 2º tomo se llamó “Aniceto el Gallo” y el 3º “Paulino Lucero”.
Tras esta publicación retorna a Buenos Aires e invierte una buena fortuna en la construcción del antiguo Teatro Colón que como empresa fue un fracaso total.
Hilario Ascasubi fallece el 11 de noviembre de 1875. Entre sus poemas más reconocidos se destacan: “La Escuchetada” e “Isidora, la generala y mazorquera”.
A partir de su obra inspirada en el rioplatense Bartolomé Hidalgo más allá de superarla abre las puertas para el “Fausto” de Estanislao del Campo y la obra cumbre de la poesía gauchesca “Martín Fierro” de José Hernández, este descendiente de vascos deja un legado magnífico en la literatura del Río de la Plata. Referencias:
1) Fraile Muerto. Desde fines del siglo XVI se lo conocía como “Paraje de Fraile Muerto”; como “Estancia de Nuestra Señora de la Limpia Concepción de Fraile Muerto” en el siglo XVII; simplemente como “Posta” en el siglo XVIII y “Pueblo y Organización Municipal en el siglo XIX“ para ser luego considerado “Ciudad” en el siglo XX bajo el nombre “Fraile Muerto-San Jerónimo-Bell Ville”; más conocido en la actualidad como “Bell Ville”.
2) Unitarios y federales. Unitarios es el nombre con que se conoció al partido de tendencia liberal, aliado a Gran Bretaña, que sostenía la necesidad de un gobierno centralizado en las Provincias Unidas del Río de la Plata, llamadas Provincias Unidas en Sud América en la Declaración de la Independencia, después llamada República Argentina, en el siglo XIX.
Federales: El original Partido Federal fue un grupo que luchaba para establecer el sistema federal en la República. El federalismo proviene desde tiempos de la revolución de Mayo, y tiene a su líder máximo en la figura de José Gervasio de Artigas, fundador de la Liga de los Pueblos Libres, posteriormente Liga Federal. Hasta la segunda mitad del Siglo XIX continuó en lucha con el Partido Unitario para decidir sobre la organización política del país.
3) Juan Manuel Ortiz de Rosas: Conocido como Juan Manuel de Rosas, nació en Buenos Aires el 30 de marzo de 1793. se convirtió en un gran estanciero de la Pampa bonaerense, se casó con Encarnación Ezcurra y Arguibel, con quien tuvo tres hijos: Juan, María y Manuelita, nacida en 1817, que luego sería su compañera inseparable. Fue un político, gobernador de Buenos Aires en los períodos 1829-1832 y 1835-1852. Amado por sus seguidores, y tan odiado como temido por sus opositores, quienes lo llamaron tirano y dictador. Estuvo en el poder por más de 20 años, con facultades extraordinarias otorgadas por la legislatura provincial, tratando de ordenar el país contra la anarquía política.
Luego de la batalla de Caseros, Rosas se exilió en Gran Bretaña, en una granja en las cercanías de la ciudad de Southampton. Murió en el exilio el 14 de marzo de 1877 acompañado por su hija Manuelita. Sus restos fueron repatriados a la Argentina el 1 de octubre de 1989 y reposan actualmente en el panteón familiar del Cementerio de la Recoleta. 4) Justo José de Urquiza. (Entre Ríos, 18 de octubre de 1801 - 11 de abril de 1870) fue un militar y político argentino, varias veces gobernador de la provincia de Entre Ríos y presidente de la Confederación Argentina entre 1854 y 1860. Su padre, Joseph de Urquiza, era un inmigrante vasco que, junto a su esposa Cándida García, se radicaron en la provincia de Entre Ríos, dedicándose a la actividad rural y a la función pública. Luego de la Revolución de Mayo, en 1810, emigraron a la Banda Oriental para seguir siendo fieles al Reino de España. Urquiza que inicialmente era partidario del accionar de Juan Manuel de Rosas experimentó un cambio en su pensamiento y se tornó el principal adversario de la política rosista que según afirmaba, significaba acentuar y prolongar indefinidamente los desencuentros argentinos. Lo derrotó en la batalla de Cepeda aliado a fuerzas extranjeras. Fue el primer presidente constitucional de los argentinos.