391 Zenbakia 2007-04-20 / 2007-04-27
Félix Bilbao nació en el caserío Aguinaga de la localidad vizcaína de Zamudio el 7 de Marzo de 1917. Félix es sin ninguna duda uno de los últimos gudaris supervivientes de la Guerra Civil Española que reside en los Estados Unidos, si no el último. Ferviente abertzale, tal y como se confiesa, vive con gran incertidumbre la realidad política vasca a pesar de la distancia y de 56 años fuera de Euskal Herria. Está casado con Begoña, también de Zamudio, tiene cuatro hijos, María Amada, Luis Mari, José Félix, y David (éste nacido en América), cuatro nietos y tres biznietos.
Tres días después de cumplir 90 años le entrevisté en la ciudad de South San Francisco en el marco de los preparativos de la conmemoración del 70 aniversario del bombardeo de Gernika que está llevando a cabo la comunidad vasca de la Bahía de San Francisco y que tendrán lugar en su buque insignia, el Centro Cultural Vasco, entre los días 17 y 26 de Abril. Allí mismo Félix celebró su cumpleaños entre familiares y amigos. Félix Bilbao.
“Me jubilé con 62 años. Y con todo lo que he pasado, decía, si llego a los 65 voy bien. Y aquí estoy todavía. Gracias a Dios, que cosas, ¿no? Yo te digo la verdad, estoy a gusto aquí y la mujer también”.
De indomable fortaleza (tan sólo hace un año dejó de conducir) y de conversación amable, sus palabras nos transportan a un mundo cada vez más alejado de nuestra inmediata memoria colectiva. Su presencia e historia personal nos acercan a uno de los momentos claves de la historia contemporánea de Euskal Herria.
Félix es el tercero, hermano mayor de siete, de los cuales solamente Ramón y Mari siguen con vida. La madre, Florentina Dañobeitia falleció cuando Félix tenía seis años de edad, y se criaron con los abuelos y con el padre, Francisco.
“No había escuela, cuidar vacas, cortar hierbas, helechos, y así empezamos a trabajar. Era un caserío grande. Todos trabajábamos en el caserío”.
Félix creció y trabajó en Zamudio hasta el estallido de la guerra del 36. La historia de Félix es la historia de una generación que sacrificó todo por la defensa de la democracia y la libertad y cuya singladura personal refleja la de miles de vascos que también se vieron obligados a dejar Euskal Herria en búsqueda de un nuevo comienzo. A la edad de 19 años la vida de Félix como la del resto del país, fue drásticamente interrumpida por la sublevación militar contra el gobierno de la República en Julio de 1936, la cual desencadenó una brutal guerra fratricida y una posterior dictadura militar encarnada en la figura del General Francisco Franco y que se perpetuó durante cuatro décadas.
“En casa éramos todos puros nacionalistas, siempre con los de Mendigozale. Estalló la guerra y con la escopeta de mi padre, yo y un viejo fuimos a hacer controles de carretera en el pueblo, con relevos de cuatro horas, y así durante tres meses, y luego me fui a la guerra”.
Félix pasó a formar parte del Batallón “Guernica” del recién constituido Eusko Gudarostea o Ejército Vasco (Octubre 1936-Agosto 1937). Tras una breve estancia de dos meses en Gernika y un muy breve adiestramiento en Lekeitio, pidió ser trasladado como voluntario al Batallón “Leandro Carro” situado en Orduña y cuyo objetivo era retomar la peña de Orduña, como vía de comunicación natural hacia Vitoria.
“Pidieron trescientos voluntarios y me fui voluntario porque había que retomar la posición 11, y bien que la cogimos. Después de avanzar 5 kilómetros nos dieron el alto al fuego, pero podíamos haber ido hasta Vitoria. Pero no supe lo que pasó allí, yo entonces no entendía y menos en cuestiones de guerra, no había experiencia de guerra. Era joven y no había salido mucho. Decíamos ‘¿Pero por qué nos han mandado parar?’ Ya habíamos roto el frente”. Félix Bilbao en la Fiesta Nacional Vasca de Elko, Nevada, 1974.
En diciembre de 1936 le dieron permiso para pasar la Navidad con su familia en Zamudio, y fue entonces cuando solicitó su traslado al Batallón “Amayur” donde se encontraban su hermano mayor Víctor, Sargento de la 5ª Compañía de Ametralladoras, y el hermano inmediatamente más joven, Basilio, del Cuerpo de Zapadores. Félix se incorporó el 6 de Enero de 1937 en Otxandiano a la 5ª Compañía de Enlaces y Transmisiones del “Amayur” bajo las órdenes del Comandante Agapito Urarte Susaeta2. Félix pasó a ser conocido como Bilbao “Txikito” para diferenciarlo así de sus hermanos. Recuerda como en Febrero fueron llevados a Asturias en un intento de cercar Oviedo. En esta operación no solamente participaron el “Amayur” sino también otros batallones, entre ellos “Eusko Indarra”, “Perezagua” y “Lehenago Hil”.
“Intentamos cerrar Oviedo cortando la carretea gallega, pero no pudimos. Fuimos a carne de cañón. Allí no se veían más que bombas de mano y fuego, parecían las fiestas del 4th of July de aquí”.
Tras Asturias les dieron ocho días libres, pero al cabo de dos fueron llamados a Otxandiano. El frente de Álava estaba a punto de sucumbir ante los intensos bombardeos de la aviación nacionalista bajo el mando de la Legión Cóndor. Las poblaciones de Durango, Elorrio, Sondika, Lamiako, Bilbao, Galdakao, Eibar y Gernika habían sido bombardeadas. El Batallón “Amayur” se encontraba en Ondarroa cuando Gernika fue destruida.
“Estábamos en la Ermita de Zamaioa cuando vinos pasar los aviones, iban hacia Gernika. Tras el bombardeo de Gernika nos dieron la orden de retirada. Al día siguiente llegaron los italianos, pero hubo orden de no disparar. A la mañana siguiente los aviones tiraron tantas bombas incendiarias que se fastidio todo allí. Atacaban la retaguardia y desmoralizaban a las tropas. No hubo nada que hacer”.
Bilbao cayó un año después del alzamiento nacionalista. El “Amayur” inicio su retirada hacia Santander. Félix y sus compañeros fueron detenidos por las tropas italianas como resultado del llamado “Pacto de Santoña” de Agosto de 1937 entre el Partido Nacionalista Vasco y el General Mancini, aliado del bando golpista. La guerra había finalizado en Euskal Herria pero continúo en el resto del Estado por otros dos años más.
“Iniciamos la retirada a Santander, hacia la costa. Iba a venir un barco para llevarnos a Méjico, creo. Yo quede en Laredo y allí estuvo José Antonio [de Aguirre] también y salió en una avioneta a eso de las once y media. Yo le había visto ya en Artxanda porque yo siempre estaba con la plana mayor. Yo era enlaces y transmisiones. Nos detuvieron los italianos, y tuvimos suerte de no ser apresados por los falangistas, porque nos hubieran fusilado a todos”.
Félix junto a sus compañeros fueron llevados a Castro Urdiales, y desde allí por tren a Miranda de Ebro. Así comienza un nuevo episodio en una larga tragedia colectiva y que supondrá a Félix dos años de trabajos forzados a lo largo de la geografía española como parte del Batallón Canero Número 21 y de la Intendencia del Cuerpo del Ejército Marroquí, Novena Compañía. Su hermano Víctor fue conducido a Galicia, mientras que su hermano Basilio logró escapar aunque posteriormente cayó en el frente de Alcañiz, provincia de Teruel, en 1939. La buena fortuna de Félix y sus instintos de supervivencia harán que regrese a Zamudio a mediados de 1939. Pero al de dos meses Félix y Víctor fueron llamados de nuevo a filas. A Félix le dieron a elegir entre las Brigadas Azules de apoyo a Adolf Hitler en el frente ruso, trabajos forzados -Víctor eligió el Batallón de Trabajadores, donde se licenció- o la legión. Félix optó por la legión donde estuvo durante tres años; uno en Melilla y los otros dos entre Gibraltar y Algeciras.
“Cuanta miseria, hambre y enfermedades. Fueron años terribles. Yo sobreviví porque me hicieron caballista del comandante y acabe siendo jefe de cocina, y así no pasaba hambre. Lo único que aprendí en la legión fue a cocinar”. Félix Bilbao.
En 1944 tras licenciarse en el ejército Félix regresó a Zamudio, pero su resistencia contra el bando nacionalista continuará hasta 1948 cuando se disipa cualquier posibilidad de reorganizar el ejército vasco.
“Yo pagaba cinco duros todos los meses y así durante casi tres años para sostener a los batallones, a la resistencia, hasta que me dijeron que no había que pagar más porque todo se había acabado. En 1973, yo y mi mujer realizamos un viaje por toda Latinoamérica. En Chile fui a visitar al Comandante Andoni Ormaetxe, uno de los organizadores de todo aquello. Habían pasado dos días después del golpe militar de Augusto Pinochet contra Salvador Allende”.
En 1948 Félix se caso con Begoña. Y antes de su partida hacia Estados Unidos en Julio de 1951, trabajó en el ferrocarril, en el muelle de Bilbao, en la papelera de Aranguren y Arrigorriaga y en la jabonera de Derio. Finalmente invirtió en el alquiler del Café Marina de Castro Urdiales, pero el negocio no funcionó, y las dificultades financieras se hicieron insostenibles. Tenía dos hijos, de tres y dos años, y su mujer se encontraba embarazada del tercero, y no tuvo más elección que emigrar.
“Allí me fui a cuidar ovejas a Estados Unidos. La única salida que había en España”.
A través del hermano de un cuñado, Alberto Iñaurrieta (fallecido en Febrero del 2007) quien había trabajado en Estados Unidos como pastor, contactó con Calbert McPherrin ranchero de Marysville en California. McPherrin le facilitó el pasaje de avión y un permiso de trabajo permanente. Durante dos años Félix trabajo para el rancho McPherrin, principalmente como cocinero, desde las cinco de la madrugada hasta las ocho de la noche, siete días a la semana. De los 150 dólares que cobraba al mes, 100 mandaba a la familia. Sin esperanza de aumento de sueldo decidió probar suerte en San Francisco. Se hospedó en el Hotel du Mini, situado entre las calles Broadway y Powell, uno de los muchos hoteles y pensiones vascas que existieron en las décadas de los 50 y 60 en San Francisco. Gabriel de Sujes, un guipuzcoano que también se alojaba en el mismo hotel, le hablo de la posibilidad de conseguir un trabajo de limpieza en Los Altos Golf & Country Club, California. Empezó cobrando 150 dólares, pero incluía comida y alojamiento. Al cabo de dos años, le ofrecieron trabajar de jardinero en los campos de golf. Sin pensárselo dos veces Félix pasó a ser jardinero, función que realizó durante 17 años. Tras sus ocho horas de trabajo hacia por su cuenta los jardines de varios clientes del Country Club, entre ellos la compañía Hewlett Packard.
“La limpieza era mal trabajo. De jardinero me pagaban 200 dólares pero deberían de haber me pagado 2.000 dólares si hubiera sabido bien el inglés. Experiencia ya tenía en el campo pero el no saber escribir o leer inglés bien me fastidió. Todos los días me levantaba a las cinco de la mañana y así durante casi veinte años, y no perdí un día de trabajo”.
En 1956, Begoña y María se unieron a Félix, y en un principio vivieron en casa de los Silverman, en Los Altos Hill, donde Begoña y la hija se encargaban de la limpieza y Félix de los jardines. Begoña comenzó cobrando un dólar la hora. En 1959 Luis Mari y José Félix llegaron a Estados Unidos. Por fin la familia estaba reunida por primera vez después de ocho años. Compraron una casa y dejaron de vivir con los Silverman en 1963.
“Los hijos se adaptaron bien. Empezaron la escuela enseguida pero fueron malos tiempos porque no hablaban nada de inglés y fue muy duro para ellos a lo primero, muy duro. En casa hablábamos euskera, castellano, de todo. Cuando los chicos vinieron aquí sabían euskera, pero aquí se cambio todo, y yo no estaba mucho en casa porque me iba a las cinco de la mañana y venía a las siete o las siete y media de la noche. La mujer trabajo mucho limpiando casas. Tenía tres casas, la de un abogado y las de las dos hijas de Jack Silverman. Ya aguantó ya, trabajo mucho”.
En 1963, José Mari Etxamendi de Erro, cedió a Félix y Begoña el Hotel du Mini de San Francisco, y lo regentaron durante diez años hasta que el lekeitiarra Luis Elu dueño del Hotel España compró el du Mini en 1970, mientras Félix estaba de viaje por Euskadi, y se lo cedió a Felipe Cerdán, también de Erro, en 1973.
“El hotel tenía 50 dormitorios, un restaurante y un pequeño bar, y a pesar de no tener licencia para la venta de licores vendimos alcohol. Si no hubiera sido por los tragos, con la comida no hubiera sido posible. Toda la familia estuvo trabajando en el du Mini. David prácticamente se crió en la pensión. Nos fue bastante bien. Me levantaba a las 7 y muchas veces me iba a las 2 a dormir. Era muy duro. La mayoría de nuestros clientes eran pastores vascos, pero el restaurante estaba abierto al público. A lo primero cocinamos yo y Begoña. Cobrábamos 3 dólares por la cena y todos los días había un menú diferente”. Reportaje que cubría la noticia del hotel de Felix Bilbao publicado en la revista Look Magazine. Vol, 34, No. 10 (19 Mayo 1970) pp. 98-99. Alston, Elizabeth “Boardinghouse reach Basque style”. Fotografias de Marvin E. Newsman.
Tras una década de intenso trabajo, Félix y Begoña viajaron por Méjico, Guatemala, Panamá, Costa Rica, Colombia, Perú, y Chile, regresando a Euskadi por dos meses en Navidad. Nada más llegar a Madrid el Almirante Luis Carrero Blanco muere asesinado por ETA. El país “continuaba en guerra.” A su regreso a San Francisco, Félix decidió regresar al mundo de la hostelería, y abrió por cinco años el café “Bilbao’s Basque Corner” en la céntrica calle Market.
Su hijo Luis Mari continua hoy en día con la tradición hostelera de la familia y es dueño del restaurante “Katrina’s Café” en la localidad californiana de Auburn. La hija Mari se jubilo de la compañía eléctrica de San Francisco. David trabaja como contratista en la construcción, y José Félix está a punto de jubilarse como Sargento de la policía de San Francisco. Jubilado hace casi tres décadas, Félix disfruta de la familia, de los eventos que organizan regularmente las instituciones vascas, y de los campeonatos de mus. Recuerda que la lucha por Euskadi no se ha terminado y sueña con la unión de todos los partidos abertzales. Pedro J. Oiarzabal es Doctor en Estudios Vascos, Ciencias Políticas, por la Universidad de Nevada, Reno, y es investigador asociado con el Programa de Historia Oral de la Universidad de Nevada. Es coautor del libro La Identidad Vasca en el Mundo. En la actualidad se encuentra investigando la historia del Centro de Estudios Vascos de Reno cuya monografía será publicada este otoño por el Programa de Historia Oral de Nevada, y la historia de la comunidad vasca de San Francisco para una futura publicación en la colección Urazandi del Gobierno Vasco. Sitios Web relacionados con su trabajo: http://euskaldiaspora.com; y http://euskalidentity.com. Agapito Urarte Susaeta es autor del libro, Los últimos días del Batallón Amayur (Caracas, Venezuela, 1956).