39 Zenbakia 1999-06-25 / 1999-07-02

Media

Turismo en el País Vasco y medios de comunicación

MORATA, Pablo

Turismo en el País Vasco y medios de comunicación Turismo en el País Vasco y medios de comunicación Pau Morata El fenómeno turístico hay que considerarlo siempre desde sus dos vertientes: la emisora y la receptora. A nivel mundial, tanto uno como otro tipo de turismo tienen un antes y un después, ligado a un hecho clave, que fue la aparición de los aviones a reacción de uso comercial para transporte de pasajeros. Antes de esa sutil frontera, existía el turismo y el País Vasco constituyó un paradigma receptor evidente como actividad vacacional, de veraneo fundamentalmente, cuyo disfrute estaba limitado y restringido a unas minorías o élites sociales. Tras la irrupción y desarrollo de la aviación a reacción para transporte comercial de pasajeros, el fenómeno turístico se popularizó en Europa, América y Asia y se ha ido generalizando de forma progresiva, hasta desembocar en los niveles actuales "de masas" (en sentido neutro, y por lo tanto no despectivo) en que una buena parte de la población de los países y territorios desarrollados son mercados emisores importantes y, en algunos casos, también receptores. Una mirada retrospectiva El País Vasco conviene siempre no olvidar la historia conocida fue famoso en tiempos remotos por sus balnearios y baños de mar, juegos de azar en alguna de sus localidades y, al igual que ahora, su gastronomía. Estudiosos hay que han proporcionado buenas páginas sobre lo que aconteció en esta tierras a principios del siglo pasado, o sea hace casi doscientos años atrás en las hojas de los calendarios. Balnearios como el de Zestoa marcaron un hito, para la entonces incipiente demanda turística y de veraneo de las poco afortunadamente denominadas "clases acomodadas" de la época, que imitaban socialmente el comportamiento de terratenientes mesetarios y burgueses de elevado poder adquisitivo. Tanto en la costa como en el interior piénsese en la ciudad de Orduña, tan cerca de la Meseta y de Castilla, donde también hubo un famoso balneario seacogió el flujo turístico emisor procedente de fuera de las tierras vascas. Aunque sea a modo de inciso, cabe señalar aquí que de la misma manera que el avión incrementó notablemente la actividad turística, también en su momento la introducción de los ferrocarriles significó un impulso cuantitativamente muy elevado para la recepción de turistas en las tierras vascas, hasta ese momento al alcance de un medio de transporte tan precario como reducido que había sido la diligencia o el coche de caballos. Los medios de comunicación han ido dejando testimonio del turismo, y las hemerotecas contienen en esta como en tantas otras cosas valiosos retratos de una sociedad y de unas épocas que han ido cambiando con el paso del tiempo y los relevos generacionales. Pasado, presente y futuro Sin desmerecer de ningún otro lugar de la costa o del interior, y también a modo de evocación, resulta casi obligado referirse a San Sebastián/Donostia, paradisiaco sitio que, independientemente de los momentos puntuales en que el entorno socio político ha dificultado el flujo de turistas hacia ella, es uno de los destinos que más asombran al visitante llegado de cualquier lugar de la Tierra. Sus playas, su singular conjugación del mar y la tierra, la sitúan entre las escasas ciudades destino que merecen la pena figurar en una antología turística mundial. ¿Y qué decir de Orio, Bermeo, Guetaria... Zarautz y tantos otros puertos o playas vascas? Pero no sólo de veraneo se constituye el turismo. Hoy, el turismo de playa es una actividad turística pero no la única. El denominado turismo de reuniones congresos, convenciones y viajes de incentivos crece y se desarrolla en todas partes, tanto desde el punto de vista emisor como del receptivo. Y el País Vasco está en primera línea gracias a unas estrategias acertadas definidas hace pocos años, cuando unos visionarios supieron sacar adelante un cambio de orientación de parte de la economía vasca, en sustitución del deteriorado eje industrial y de conversiónde materias primas extraídas del subsuelo. El turismo, en la recta final de este milenio y del presente siglo, es hoy una actividad destacada dentro del abanico económico vasco. Y por esta misma razón ha pasado a ser protagonista frecuente de los contenidos informativos y de opinión de los medios de comunicación de dentro y de fuera de sus límites. Es el momento de referirse al fenómeno Guggenheim, como catalizador de los principales flujos habidos en los últimos años. Fue otra visión exitosa de unos visionarios, por encima de cualquier crítica o indiferencia inicial, ha llevado a la sociedad vizcaina a darse de bruces, en el buen sentido de la palabra, con un "descubrimiento" del turismo que muy pocos esperaban. Gracias al fenómeno del museo sin entrar en si los turistas desean más el continente que el contenido (que sería otro tema de debate ajeno a estas páginas) Bilbao en particular y el País Vasco en general se han posicionado en la mente de los turistas de medio mundo. Y, a corta distancia, los nuevos palacios de congresos han empezado a aportar nueva savia a este árbol social y económico que crece en la hasta hace poco apenas poblada campa del turismo vasco. La actividad congresual ha añadido un elemento más a la oferta ya existente de posibilidades receptoras de turismo en el País Vasco, y los medios de comunicación también dan buena fe de ello. Finalmente, porque el espacio es limitado, esos pilares no deberían distraer la atención sobre los destinos turísticos y de veraneantes ajenos a este nueva "masificación" (en sentido neutro también aquí) turística receptora. Esos destinos poco conocidos, en torno a atractivos sencillos y no por ello menos dotados, como la naturaleza misma, de espectacularidad natural aparecen poco en los medios de comunicación de masas, no así en algunas guías y publicaciones especializadas, que permiten a las gentes viajeras inquietas descubrir parajes muchas veces insospechados. Pau Morata, director de EDITUR, semanario profesionaldel turismo (el autor de estas líneas, geógrafo y periodista, es visitante habitual del País Vasco, lo ha recorrido en todas su direcciones, ha convivido con sus habitantes y se ha mezclado con ellas en sus festejos y costumbres, ha degustado sus platos en caseríos y en establecimientos de especial relevancia turística y gastronómica, se ha bañado en sus aguas tan diferentes a las de su Mediterráneo natal, y ha subido a sus montañas desde valles como el que constituye su base desde hace un cuarto de siglo).