36 Zenbakia 1999-06-04 / 1999-06-11

Media

Los chismorreos de un telepresentador

IRIZAR, Mikel

Los chismorreos de un telepresentador Los chismorreos de un telepresentador * Traducción al español del original en euskera Mikel Irizar La imagen suele ser tramposa. ¿Quién no se ha sorprendido al sacar una foto en el interior de una casa y ver que parece mucho más elegante? Aún más en la televisión o en el cine. La imagen que formamos de las personas que aparecen en pantalla no suele coincidir con la real. Luego, cuando vemos ante nosotros alguna de esas personas imaginarias, entonces viene lo peor: ¿Ésto es todo? ¡Parecía más alto! No pretendo decir que presentar un programa en televisión sea desdeñable. Pero sí que para quien no sabe cómo realizamos nuestro trabajo, nuestra actividad parece más difícil de lo que realmente es. Por eso, por haberme correspondido ser una de esas personas que aparentan más altas, quiero contaros unos cuantos chismorreos acerca de los telepresentadores, para que la imagen que tenéis de nosotros y la realidad se aproximen un poco más. El cometido de presentar se realiza en la televisión principalmente de dos maneras. En los concursos, magacines, entrevistas o mesas redondas, el presentador suele tener un pequeño guión, en ocasiones no más que unas pocas líneas, y conduce el programa basándose en él. El resto correrá a cuenta de su nata fluidez. Éste es el presentador que más libertad tiene; los errores se le perdonan más fácilmente, a beneficio de la naturalidad. El presentador de los informativos suele leer. La propia cámara cuenta con una pantalla en la que aparece lo que el presentador ha de decir. El texto lo emite un trasto llamado Teleprompter, y, a medida que se va leyendo, un compañero de trabajo va pasando las líneas. En estos casos el presentador está más sujeto y, a menos que el programa se esté emitiendo en directo, tendrá que repetir una y otra vez hasta que lea sin cometer ningún error. Así, puede que el presentador sea quien además ha preparado el texto solo o en equipo , o un mero lector que se limita a recitar los textosque le han redactado. En lo que a mí respecta, presento en Euskal Telebista el programa HITZARO, en euskara, y su gemelo castellano LENGUA VIVA. Se trata de un informativo, y normalmente lo grabamos en el plató, con la ayuda del teleprompter. Yo leo las introducciones, todas seguidas, y los vídeos se introducen más tarde, en la postproducción. Es decir, si tras haber visionado un vídeo digo: "Como hemos visto, esto y lo otro..." es que estoy mintiendo; yo no he visto ningún vídeo, incluso puede que aún esté por editar. Los textos los prepara el grupo de trabajo y yo no hago más que unas cuantas correcciones de estilo, para adecuar el texto. Pero en ocasiones más o menos una vez al mes grabamos fuera, y entonces las cosas cambian mucho. Mis textos se escriben con antelación, pero al tener que recitarlos de memoria, los retoco para recordarlos más fácilmente. Las entrevistas o tertulias también se realizan fuera, y en ellas no hay ningún guión cerrado, sino determinados temas y algunas preguntas posibles. La clave reside en lograr la complicidad del invitado. Hace poco grabamos un programa especial en el Museo Guggenheim, con la vicelehendakari Idoia Zenarruzabeitia como invitada. Es bien sabido que a ella no le gusta salir en televisión, y, por otra parte me parecía que, como a otros muchos vascos que hablan en vizcaíno, le costaba emplear su euskara con naturalidad en un medio que habla en el euskera unificado. Vivo en Bizkaia, y cuando le mostré que me arreglo bastante bien en vizcaíno se alivió, y el ambiente resultó muy bueno durante la entrevista. Ha sido la única ocasión en la que Idoia se ha mostrado sonriente en la televisión. Diría que los programas como el que yo presento sólo son posibles en las televisiones públicas. Nuestro programa en concreto alcanza el promedio del nivel de audiencia de la cadena, pero seguramente no entraría en los criterios de una televisión privada. Su programación está condicionada por la competencia, y parece ser que tratar lostemas sectoriales en nuestro caso el euskara con normalidad no es lo suficientemente competitivo. Otra cuestión. A pesar de que aparezco en ETB, no soy trabajador de ella. Muchos de los programas de ETB se realizan por medio de empresas de producción ajenas a la casa. La televisión suscribe un convenio con la productora para un programa, y en adelante será esta última la que cree el grupo de trabajo y elabore el programa. La mayoría de las veces la grabación se efectúa en Miramón, pero hay ocasiones en que es la propia productora la que pone asimismo la infraestructura. Por tanto, quien nos considere medio jefes por salir en pantalla ha de saber que casi todos los presentadores no somos más que trabajadores de un proveedor de ETB. Dos palabras sobre mis comienzos. Empecé a ponerme delante de la cámara hace nueve años, en Arrasate Telebista (ATB). Era del pueblo y nos atrevimos más fácilmente. Eso sí, no teníamos ni prompter ni procesión. ¡Muchas veces ni tan siquiera un guión! Puede que sea la mejor manera de aprender. Porque, no creáis, también hay que aprender; no es nada natural ponerse a mirar al ojo de la cámara y hablarle como a un amigo. Así, fuimos aprendiendo el oficio a base de esfuerzos, y empezaron los saltos a ETB: Anne Igartiburu, Jon Andueza, Aintzane Gardoki y yo, Maider Egües, Unai Iparragirre, Itxaro Artola... ¡Y los que vienen por detrás! Para terminar, no me queda más que animar a los posibles presentadores. Se está imponiendo la sociedad de la imagen, y quien sea capaz de manejarse ante las cámaras, gozará de ventajas. Y, además, ¡qué demonios! si este trabajo agrada, llega a ser agradable, sobre todo los momentos y días en que sale rodado. Ah! Y mi estatura es de un metro y setenta y dos centímetros. Por si acaso... Mikel Irizar, presentador de Hitzaro