338 Zenbakia 2006-03-10 / 2006-03-17

KOSMOpolita

Nombres vascos entre nombres guaraníes

GONZÁLEZ ZALDUA, Martha



Tierra rojiza. Silencio de voces humanas. Solo el aletear de los pájaros, la presencia oculta de algún tapir y el sonido del viento entre los árboles.

Es el Sendero Macuco de tres kilómetros y medio de extensión, que se abre en medio de la selva misionera y ofrece la posibilidad a quien lo transita, de internarse en un mundo natural casi intocado.

La senda toma su nombre de un ave de la región, el macuco, que se metamorfosea con un paisaje que aún conserva toda su riqueza.

Orquídeas en lo alto de los árboles, huellas de puma, tucanes de áspero canto, hormigas tigre, mariposas de todos tamaños y colores.

Caminar por él produce a la vez, una rara sensación de aislamiento y la necesidad de compartir su belleza. Cataratas.

En sus últimos tramos el sendero desciende abruptamente hacia el rumor del agua. Una rústica y dificultosa escalera rodeada de lianas y arbustos lleva a una cascada escondida en la espesura y enmarcada por el verde de la selva y el negro de la roca: es el salto Arrechea. Un nombre vasco entre nombres guaraníes.

En 1902 Leandro Fidel Arrechea construyó el primer refugio para turistas de la zona. Realizado en madera, sirvió de albergue a quienes llegaban a las Cataratas del Iguazú por barco. Era la época en que no había caminos, sólo picadas abiertas en la selva.

Los Arrechea datan de tiempo atrás en el lugar. Don Alfonso de Arrechea llegó a Trincheras de San José, lo que es hoy Posadas, en el año 1869 procedente de Uruguay.

Salto Arrechea. Con él venían sus hijos Alfonso, Luis y Antonio y junto a Juan Francisco Goicoechea y Joaquín Aramburu entre otros, fueron los primeros comerciantes que se afincaron en la región.

Había finalizado la guerra con el Paraguay y el lugar ofrecía la posibilidad de construir un pueblo, una ciudad, un país.

En 1872 y 1876, los dos Alfonsos, padre e hijo formaron parte de los primeros gobiernos municipales de la ciudad. Participaron activamente en la vida política, social y económica de la época y como tantos otros inmigrantes de distinta condición y origen, ayudaron a conformar una sociedad, la integraron y se desarrollaron en ella.

Pero la historiografía de la zona, rica en el tema de la inmigración, destaca otros nombres de origen vasco. Entre ellos el de Victoria Aguirre que en 1901 donó al gobierno del territorio de Misiones tierras de su propiedad y la suma de tres mil pesos para que se abriera una picada de doce kilómetros que permitiera llegar a las Cataratas.

Esta viajera infatigable, frustrada porque luego de tres intentos de llegar a los saltos fracasaran, impulsó el proyecto de trazar una ruta terrestre y a esta idea dedicó su dinero y su esfuerzo. En su homenaje, la ciudad de Puerto Iguazú, se llamó originariamente Puerto Aguirre. Cataratas.

Cuántos otros formaron parte del desarrollo de esta zona de inigualable belleza, no lo sabemos. Sí que en la misma época y lugar, éstos que conocemos, una Aguirre y un Arrechea comenzaron a dar forma a lo que es hoy el Parque Nacional Iguazú. La tierra rojiza nos despide, el rumor del agua se distancia, el silencio desaparece. Permanecen las imágenes de un paisaje de maravilla y unos nombres.