3 Zenbakia 1998-09-25 / 1998-10-02

Gaiak

Folklore creativo

ARANBURU URTASUN, Mikel

Folklore creativo Floklore creativo Mikel Aranburu Urtasun La explosión festiva del verano nos permite observar los numerosos y recientes procesos de revitalización de fiestas, danzas, músicas y otros elementos de la cultura tradicional. Esta fecunda creación cultural plantea al investigador social diversas cuestiones en torno a la innovación, la autenticidad, las fronteras culturales, así como acerca del sentido actual de los conceptos folclore y tradición. De la misma forma que no existe una respuesta única al por qué de determinados rituales festivos ancestrales, o a cuál haya sido su sentido, su significado, tampoco es fácil responder a ¿por qué hoy se siguen celebrando? o bien, cuando el pueblo los olvidó y parecían perdidos ¿por qué ahora se reinventan y revitalizan? En el campo de las danzas tradicionales, por ejemplo, las teorías evolucionistas, la etnohistoria, o la literatura ponían de manifiesto la relación de aquéllas con el ritual sagrado, o la acción mágica sobre la naturaleza. Hoy, a sabiendas de que sus actuales ejecutantes no esperan un efecto mágico, se adopta la justificación argumental de que si bien ellos no creen en el poder sobrenatural, profiláctico o protector de la danza que bailan, sí saben que sus antepasados lo hacían, y por ello lo respetan y mantienen en su memoria. Y ello con el fin de reforzar y mantener una tradición. Tradición sobre la que va a descansar el carácter del grupo, su personalidad, en suma, su identidad. La convergencia de distintos vectores ha dado como resultado una decidida acción reconstructora de la identidad basada en elementos tradicionales entendidos como singulares o específicos frente a la presión de la denominada cultura de masas, homogeneizante y despersonalizadora, y frente a una identidad oficial que responde a los intereses y la ideología de las clases dominantes. Todo ello en íntima relación con los conceptos de identidad colectiva y culturas nacionales. La identidad es significante de la diferencia específica,de lo que subsiste y singulariza. Frente al individuo, cuya personalidad se teme perecedera, se encuentra lo colectivo, que permanece. La identidad colectiva es duradera y descansa en una amalgama de elementos jurídico culturales. En su determinación juegan un relevante papel los ciclos cívico litúrgicos que dramatizan o representan los valores y las actuaciones trascendentes. En este contexto, junto a lengua, derecho, costumbres, creencias, valores, símbolos, indumentaria, alimentación,.. el folclore integra la estructura simbólica que define la identidad de un grupo humano. En buena parte de las sociedades desarrolladas se advierte cómo, por mor de la internacionalización de las pautas de producción, distribución y consumo, a medida que nos uniformamos culturalmente en los aspectos más básicos u ordinarios como los horarios y calendarios, sistemas económicos, profesiones, hábitos, diversiones, músicas, profesiones, hasta idioma, se inicia o acrecienta un movimiento compensatorio que viene a reforzar las señas de identidad características del grupo humano, del colectivo, del pueblo, de la nación. No es ajena a lo que decimos la formidable eclosión mundial la música étnica para consumo de las sociedades posindustriales en pleno auge de las culturas de fusión. Y de aquí el uso, y frecuentemente abuso, del folclore como elemento para forjar, crear, o incluso, inventar, una identidad colectiva. El folclore, un viejo y olvidado cajón de sastre al que se acude hoy para reforzar la amenazada personalidad. En nuestros días, folclore e identidad colectiva son conceptos que viajan de la mano. Se vincula la evolución y consideración de los rasgos culturales tradicionales a la personalidad colectiva del pueblo al que pertenecen. De tal modo que un grupo humano, un pueblo, tiene personalidad si está dotado de características intelectuales y afectivas propias, si sus costumbres denotan una peculiar concepción de la vida o del mundo, si siguen una línea de desenvolvimiento marcadapor las constantes de su historia, de su tradicional cultura, de sus ideales colectivos y de sus sentimientos predominantes, aun admitiendo las influencias uniformadoras de la ciencia y el progreso técnico. El concepto así construido, puede diferir del jurídico político y tiene sede en la fiesta, ya que, recuérdese, la fiesta, como el derecho, puede ser también un lenguaje, metalenguaje, de signos y símbolos que nos habla de los fundamentos de una cultura. En este contexto podemos valorar el incesante resurgir de formas de expresión fundadas en tradiciones populares y asumidas como propias. Sorprendentemente, muchas de estas formas exclusivas, constitutivas de la personalidad única y singular, están inspiradas en las tradiciones casi idénticas de las poblaciones próximas. En este proceso de construcción o revitalización de fiestas y en su mantenimiento y evolución constantes presentan especial interés las tensiones ideológicas, consecuencia de la heterogeneidad del grupo social y de sus desequilibrios internos, que se reproducen y dramatizan en la fiesta misma desde su concepción hasta en la revisión de sus comportamientos rituales. Vicepresidente de Eusko Ikaskuntza en Navarra