180 Zenbakia 2002-09-20 / 2002-09-27

Gaiak

Los directores vascos y la Concha de Oro de San Sebastián; de Víctor Erice (El espíritu de la colmena, 1973) a Imanol Uribe (Bwana, 1996)

ROLDÁN LARRETA, Carlos

Los directores vascos y la Concha de Oro de San Sebastián; de Víctor Erice (El espíritu de la colmena, 1973) a Imanol Uribe (Bwana, 1996) Los directores vascos y la Concha de Oro de San Sebastián; de Víctor Erice (El espíritu de la colmena, 1973) a Imanol Uribe (Bwana, 1996) Carlos Roldán Larreta A lo largo de los cincuenta años de historia del Festival Internacional de San Sebastián algunos directores vascos han conseguido llegar al máximo y hacerse con la preciada Concha de Oro que se otorga a la mejor película del certamen. Salvo el caso de Erice con El espíritu de la colmena (1973), los máximos logros en este sentido se han dado en la década de los noventa. No obedece este dato a una casualidad. Hay que tener en cuenta que la cinematografía vasca surge con fuerza a partir de los años ochenta y es en esta década y en la de los noventa cuando alcanza todo su éxito y esplendor. El espíritu de la colmena (1973) Foto: http:// Es, como ya se ha dicho, Víctor Erice, el primer director vasco que logra la Concha de Oro del Festival. En la XXI edición del certamen donostiarra (1973) el cineasta vizcaino presentó su primer largometraje, El espíritu de la colmena. Sin ser un total desconocido, en 1969 había logrado la Concha de Plata como director de uno de los episodios del largo Los desafíos su presencia habría pasado desapercibida en principio dada la poca transcendencia que tenía en ese momento su trayectoria cinematográfica. Tan sólo el nombre de Elías Querejeta al frente de la producción otorgaba cierta notoriedad a la película. De todos modos, la inmensa calidad de la obra fue sin lugar a dudas su mejor carta de presentación. El espíritu de la colmena es una cinta fascinante, llena de sugerencias y dotada de un enfermizo lirismo. Dentro de su cripticismo, el largometraje mostraba, entre otras cosas, la sordidez de un mundo heredero de la funesta victoria del franquismo, la fuerte atracción que inspiran los mitos y el traumático paso que sufren los seres humanos alcrecer mientras se enfrentan a un mundo que les desborda. Los desafíos, 1969 Foto: http:// Hollywood/6409/desafios.htm El jurado del Festival, que otorgó la Concha de Oro por unanimidad a la película, tuvo visión y arrojo al tomar una decisión que, dada la complejidad de El espíritu de la colmena, despertó recelos y aplausos a partes iguales, tal y como había sucedido cuando se presentó el largometraje. En todo caso, hoy en día este primer trabajo de Erice se ha consolidado indiscutiblemente como una de las obras maestras del cine español contemporáneo. Y fue el Festival de San Sebastián quien tuvo el mérito de reconocerlo en su momento. Desde 1973 hasta los inicios de la década de los noventa ningún director vasco emuló la hazaña de Erice, aunque sí se dieron ciertos logros como la Concha de Oro al Mejor Cortometraje conseguida por Anton Merikaetxebarria con su Ikuska 3 en 1979 o los éxitos de Montxo Armendáriz al alcanzar con Tasio un 2º Premio del Festival y con 27 horas la Concha de Plata. Es precisamente Montxo Armendáriz quien toma el relevo de Erice y obtiene en la 38 edición del Festival (1990) la Concha de Oro por Las cartas de Alou. La concesión del galardón a este largometraje, un sórdido alegato contra el racismo, provocó una agria polémica en la gala de clausura cuando el Jurado, tras hacer públicos los premios, declaró que se dieron todos por exigencia del reglamento. Elías Querejeta, productor de la película, protestó ante esta anotación al sentir que la aclaración del Jurado hacía referencia a Las cartas de Alou. Sea como sea, no puede discutirse la calidad del film de Armendáriz. Sin superar producciones anteriores como Tasio o 27 horas posee ese sello especial que aporta el cineasta navarro en la resolución técnica de todas sus obras. Además, su mensaje a favor de la libertad y en contra de la intolerancia y el racismo es digno de ser destacado. Sin embargo, es evidente que el Jurado sí tenía razón en criticar la escasa calidad media en las películaspresentadas en la Sección Oficial. Y sobre todo quedó claro desde el primer momento, y el tiempo se ha encargado de confirmarlo, que Miller's Crossing (Muerte entre las flores) de los hermanos Coen, presentada en la Sección Oficial, era, con diferencia, la mejor película del certamen. Esta obra maestra absoluta sólo se llevó la Concha de Plata en una decisión difícil de justificar. En la siguiente edición, 1991, el cine de Euskadi repitió ganador en la Concha de Oro con Juanma Bajo Ulloa y su Alas de mariposa. Bajo Ulloa, uno de los genuinos exponentes de la nueva generación de directores vascos de los noventa, venía avalado por una exitosa carrera plagada de premios a sus cortometrajes. Y a pesar de que en este trabajo, su debut en el campo del largometraje, logró una obra llena de talento la polémica a la hora de conocerse los galardones del Festival algo, por otra parte, habitual en los últimos años del Festival cobró de nuevo protagonismo. Si bien fueron los premios de interpretación masculina y femenina (a Silu Seppaelae por Zombie y el tren fantasma y al equipo de actrices de Waiting) los que más abucheos soportaron, la concesión de la Concha de Oro a Alas de mariposa, otorgada, según decisión del Jurado, "por su gran impulso creativo" provocó en primera instancia abucheos seguidos posteriormente por una serie de aplausos. Foto: http:// La opinión de la crítica, pues, reflejaba una clara división sobre la calidad de la obra del cineasta alavés. Pero sobre todo, se planteaba la duda de si era positivo darle el máximo galardón a un cineasta tan joven (Bajo Ulloa tenía en esos momentos 24 años) y de nacionalidad española, ya que el año pasado había sido Montxo Armendáriz el galardonado con la Concha de Oro. De hecho Bajo Ulloa, al presentar su película, ironizaba al respecto declarando que no sabía si las críticas que habían caído sobre la película obedecían a su juventud o al hecho de haber nacido en Vitoria. En todo caso, la carrera artística de Bajo Ulloa traseste debut ha revelado lo que ya era evidente en Alas de mariposa. El cineasta alavés es uno de los directores de cine con más talento de este país. En la edición 42 del Festival, celebrada en 1994, de nuevo un vasco se llevó el máximo premio que otorga el certamen donostiarra. Imanol Uribe, junto con Armendáriz el director más interesante surgido del cine vasco de los ochenta (no es casualidad que los dos tengan en su palmarés la Concha de Oro) logró el premio con Días contados, película que fue, por otra parte, la gran protagonista del cine español de 1994 cuando arrasó en la gala de los Goya obteniendo 8 premios. Y el caso es que el premio concedido a esta excelente crónica de "amor loco" entre un miembro de ETA y una joven drogadicta ambientada en los bajos fondos de Madrid no se libró de la habitual polémica en la gala de entrega de premios ya que se produjo un pataleo de críticos disconformes cuando se hizo público el galardón. El propio Uribe reconoció en entrevistas posteriores que no esperaba el premio más importante aunque sí figurar en el palmarés. Y aunque algunos consideraban a la película china Pólvora roja, pólvora verde, como la candidata más firme para el triunfo final, al hacer la valoración general del Festival, la mayoría de la crítica reconoció la justicia de otorgar a Imanol Uribe la Concha de Oro. El posterior éxito de taquilla entre el público y el aluvión de premios ya se comentado el éxito de Días contados en la gala de los Goya confirmaron que la distinción otorgada a la película de Uribe fue un indudable acierto del Jurado. Bastante más polémica fue la 44 edición del Festival (1996) y de nuevo tuvo a Uribe como protagonista. El director vasco presentó la película Bwana, un film que, al igual que Las cartas de Alou, denunciaba el racismo de la sociedad ante el fenómeno de la inmigración. La cinta ganó ex aequo con Trojan Eddie del irlandés Gillies Mackinnon la Concha de Oro del Festival y esta vez sí hubo cierta unanimidad en la críticaespecializada al considerar que el fallo del Jurado había sido totalmente desafortunado. Se consideró que películas como Capitán Conan de Bertrand Travernier o El último viaje de Robert Rylands de Gracia Querejeta merecían antes el favor del Jurado. Decir en todo caso que Bwana es una producción interesante, aunque hay que reconocer que está por debajo de otros trabajos de Uribe como Días contados, La muerte de Mikel o La fuga de Segovia. La presencia vasca en el palmarés de San Sebastián se ha consolidado, como se puede apreciar, en los últimos años. Queda ahora insistir con producciones de calidad para seguir adueñándose del Festival más importante del estado. Con nombres en nuestra cantera fílmica como los de Armendáriz, Uribe, Medem, Bajo Ulloa, Calparsoro, De la Iglesia, Urbizu, Taberna, etc, no será difícil encontrar en próximas ediciones apellidos vascos disfrutando de la Concha de Oro de San Sebastián. Y es que en el fondo, este es otro de los baremos que sirven para medir el importante salto cualitativo que ha experimentado el cine de Euskal Herria en los últimos años. Carlos Roldán Larreta, Doctor en Historia del Arte Euskonews & Media 180.zbk (2002 / 9 / 20 27) Euskomedia: Euskal Kultur Informazio Zerbitzua Eusko Ikaskuntzaren Web Orria