171 Zenbakia 2002-06-14 / 2002-06-21

Gaiak

Teatro Arriaga de Bilbao. La arquitectura como símbolo de un modelo sociocultural

BILBAO SALSIDUA, Mikel

Teatro Arriaga de Bilbao. La arquitectura como símbolo de un modelo sociocultural Teatro Arriaga de Bilbao. La arquitectura como símbolo de un modelo sociocultural Mikel Bilbao Salsidua La construcción de recintos teatrales sufrió un espectacular incremento a lo largo del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX en toda Europa. Los resultados de esta tendencia en el País Vasco quedan reflejados en los teatros históricos que aún conservamos, tales como el Victoria Eugenia de Donosti de 1912, el Campos Elíseos de Bilbao de 1903 o el Teatro Arriaga de 1890. Fachada del Teatro Arriaga de Bilbao tras la restauración realizada en el año 2000. Durante el siglo XIX, las peticiones para la construcción de nuevos recintos teatrales fueron muy numerosas en Bilbao, y resulta curioso constatar que los argumentos utilizados en estas solicitudes son básicamente de dos tipos. Por un lado apelan a la necesidad de contar con un recinto teatral digno dada la importancia de la ciudad, y por otro al carácter educativo y moralizante del teatro en clara consonancia con los postulados de algunos filósofos ilustrados, tal y como se aprecia en los siguientes fragmentos: ... Sería hacer un agravio muy conocido a las superiores luces de Vss, el demostrar que el Teatro bien dirigido debe ser la escuela de costumbres, de la moral y de la urbanidad, y que contribuye muy eficazmente a los progresos de la civilización ... ... Bilbao se considera en España por un pueblo de primer orden. La experiencia va confirmando cada día los males que se originan por la falta de un teatro. La juventud se pervierte; a una modesta reunión en el Coliseo, se sustituyen esas congregaciones buscas y tenebrosas donde la embriaguez suele ser el menor vicio que se adquiere ... A modo de síntesis evolutiva hasta la conclusión de las obras del Teatro Arriaga de Bilbao en 1890, cabe destacar la construcción a finales del siglo XVIII del Teatro de la Ronda que se incendió en 1817, el Viejo Teatro de Bilbaoedificado entre 1833 y 1839, obra de Escondrillas que ocupó el solar donde hoy se ubica el Arriaga, así como el Teatro Circo de la Gran Vía de 1885, obra del arquitecto cántabro Joaquín Rucoba que posteriormente, entre 1885 y 1890, sería el encargado de realizar el Nuevo Teatro de Bilbao o Teatro Arriaga. En el año 1882 se presentó la Moción de la Comisión Especial de Nuevas Obras Municipales poniendo las bases para un concurso encaminado a la construcción de un teatro en esta villa (de Bilbao) cuyas condiciones económicas y facultativas resultan fundamentales para comprender algunas de las peculiaridades del Teatro Arriaga. En ella se especifican cuestiones básicas como el presupuesto que se destinará a la obra (625.000 ptas), los materiales a utilizar, la ubicación del edificio, su aforo (1500 personas) o las condiciones de explotación. A este respecto, cabe resaltar el hecho de que el Ayuntamiento de Bilbao cedió un terreno de titularidad municipal a una empresa privada denominada Sociedad Nuevo Teatro de Bilbao, para que llevase a cabo (con capital privado) la construcción del Arriaga y su posterior explotación durante noventa y dos años, transcurridos los cuales el edificio pasaría a pertenecer al consistorio bilbaíno. El concurso encaminado a la construcción del Teatro Arriaga duró cinco meses, y finalizado el plazo para la presentación de proyectos en mayo de 1883, el Ayuntamiento de Bilbao se decantó por el realizado por, el entonces arquitecto municipal, Joaquín Rucoba. Sin embargo, y pese a respetar los puntos especificados en las condiciones facultativas y económicas, el proyecto de Rucoba tuvo firmes oposiciones por parte de la ciudadanía. En 1884, los vecinos de la calle Bidebarrieta se opusieron al emplazamiento inicial del teatro, ya que el arquitecto propuso ubicarlo más cerca del Arenal de lo que se encuentra en la actualidad, tapando la boca de la mencionada calle. Así se instó al consistorio a modificar su localización y el arquitecto tuvoque replantear su proyecto y realizar ciertos ajustes, tales como la construcción de un nuevo muelle desde el puente del Arenal hasta el de la Merced, robando a la ría una franja de 6 metros de latitud media. Por otro lado, en el propio seno municipal destacó la Protesta por la iniciativa de construcción del Nuevo Teatro de Bilbao, formulada por N. de Madariaga concejal del ayuntamiento con fecha 5 de marzo de 1885, que criticó duramente la cesión de un solar privilegiado en la villa para la explotación de un negocio de titularidad privada a cambio de una renta insignificante. Vista parcial del foyer del Arriaga. Debemos remarcar también, que algunas de las condiciones facultativas expuestas en las bases para la construcción del nuevo teatro ponen de manifiesto el carácter comercial de la zona, cuando especifican la obligatoriedad de que la planta baja del teatro se destine íntegramente a tiendas. De ahí deriva una de las particularidades del edificio ecléctico de Rucoba, ya que para acceder a la sala los espectadores deben subir dos pisos, cuando lo habitual es ascender sólo uno. De no haberse tomado esta solución, la pendiente del suelo del patio de butacas y el foso de la orquesta hubiesen inutilizado gran parte de la planta baja para su uso mercantil. Vista de la sala del Teatro Arriaga. En cuanto a los materiales utilizados para la construcción del edificio, éstos serán de varios tipos. Frente a materiales más o menos convencionales como la sillería y el ladrillo utilizados para la fachada y los muros del teatro, cabe destacar el uso del hierro en el entramado y elementos sustentantes del edificio. La elección de este material vino derivada de la necesidad de paliar un gran problema de los teatros del siglo XIX como eran los incendios , pudiéndose tomar como referente más inmediato el Teatro de la Ópera de París de Garnier de 1875 que también usó el hierro como elemento constructivo. Sin embargo a diferencia de este último ejemplo, que ocultasu entramado metálico con otro tipo de materiales, el Arriaga muestra todos sus elementos sustentantes de hierro como un detalle ornamental de gran belleza, en forma de columnas de orden compuesto de cuya realización se encargaría la empresa bilbaína Santa Ana de Bolueta. Así el esqueleto del edificio de Rucoba se erige en reflejo y símbolo de una de las principales actividades económicas del Bilbao del momento. Capitel de una de las columnas de hierro de la sala. Las obras del edificio comenzaron en 1886 y superaron con creces el plazo de dos años estipulado para su construcción, pues la inauguración del Arriaga tuvo lugar en 1890. Así se construyó un edificio neobarroco con una planta trapezoidal que responde a las propias limitaciones del solar en el que se ubica y cuya estética es deudora de los teatros franceses del periodo. Este factor se aprecia con claridad en el repertorio decorativo de la fachada, pues José Soler tomó como referente los motivos de la fachada del Teatro de la Renaissance de París, tal y como se aprecia en la ilustración. Fachada del Teatro de la Renaissance de París de 1872. Otro aspecto patente en la arquitectura teatral de este periodo, es que frente al aparente carácter educativo y democratizador del espectáculo teatral, las diferencias de clase quedaban reflejadas en la creación de accesos independientes para al menos dos tipos de público. Así en el caso del Teatro Arriaga, existían dos entradas por la fachada destinadas a los más adinerados, mientras que aquellos que iban a paraíso contaban con dos entradas por los laterales que en ningún caso comunicaban con el resto, si no que iban directamente de la calle al quinto piso del edificio. En definitiva, podemos afirmar que todas las tipologías arquitectónicas llevan implícita una utilidad básica, pero en algunos supuestos debemos sumarle a ésta una gran carga simbólica. Tal es el caso de los teatros y del Teatro Arriaga en concreto, pues su construcción no vino dada por la antigüedaddel teatro que ya existía en el mismo lugar un edificio de apenas cincuenta años sino tal vez del hecho de que el teatro neoclásico de Escondrillas no casaba con los intereses a representar. Vista lateral y trasera del Teatro Arriaga de Bilbao. En definitiva, el edificio proyectado por Joaquín Rucoba, como muchos otros teatros decimonónicos, será el lugar en el que fluyan paralelamente fiesta teatral y vida social; una arquitectura de carácter monumental y ecléctico en un enclave urbano estratégico, además de erigirse en uno de los símbolos del poder económico de la burguesía del Bilbao de finales del siglo XIX. (1) Petición de Don Joaquín Leguina para la construcción de un nuevo teatro con fecha 1 de septiembre de 1828, según documento del AHB Sec2ª/doc.256/leg.42 (2) Petición de Don Juan Basterra, Don Bartolomé Arana y Don Manuel Antonio Martínez, para que se designe una comisión con objeto de practicar los estudios necesarios para la construcción de un teatro, con fecha 19 de febrero de 1830. Según documento del Archivo Histórico de Bilbao Sec.2ª/doc.256/leg.3 (3) Razón por la cual hoy es un teatro municipal. (4) Todo ello queda reflejado en documentación del AHB Sec.4ª/doc.127/leg.2. Los gastos derivados de la ampliación del muelle fueron sufragados por la Sociedad Nuevo Teatro de Bilbao y amortizados por el ayuntamiento en un plazo de cincuenta años. (5) La ampliación del muelle responde al hecho de que el teatro estaba situado al borde de la ría, en una zona de carga y descarga de mercancías y su reubicación (tuvo que desplazarse hacia la Merced hasta librar la boca de la calle Bidebarrieta) conllevaba una merma de espacio en dicho muelle. (6) No en vano el Arenal era a finales del siglo XIX el centro neurálgico de la Villa. No debemos olvidar asimismo que la anexión parcial de Abando a Bilbao se había producido en 1870, por lo que aún subyace en los argumentos de Madariaga la psicosis de falta de suelo que caracterizó a la ciudad hasta las últimasdécadas del siglo. (7) La explotación comercial de la planta baja del Teatro Arriaga hipotecó muchos de los espacios subsidiarios característicos de los teatros europeos del siglo XIX, pues el teatro era además de un local de entretenimiento, un centro de relación social. Sorprendentemente, el Arriaga se convirtió en un teatro decimonónico modélico tras la intervención realizada por el arquitecto Hurtado de Saracho que desembocaría en la reinauguración de 1986, ya como teatro municipal. (8) Paradójicamente el Teatro Arriaga sufrió un incendio en 1914 y hubo de ser reconstruido íntegramente. Se reinauguró en 1919. (9) Estos accesos siguen existiendo en la actualidad aunque se utilizan como salidas de emergencia. (10) Algo similar sucederá en la Catedral de Santiago de Bilbao, para la que Severino de Achúcarro construirá una nueva fachada neogótica en 1891 destruyéndose la original. Euskonews & Media 171.zbk (2002 / 6 / 14 21) Euskomedia: Euskal Kultur Informazio Zerbitzua Eusko Ikaskuntzaren Web Orria