Pablo Iturgaiz
PABLO ITURGAIZ
Tonelero
2003 / 02 / 14-21

Autor: Antxon Aguirre Sorondo
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PROCESO

El tonelero comienza la confección de un barril preparando las duelas, cuerpo de tablas para las que se elegirá un tipo de madera adecuado a los géneros que el recipiente vaya a contener.

El artesano trabajando una duela.
El artesano trabajando una duela.

Para hacer los barriles se parte de roble americano (quercus alba) "rajao", esto es, tiene que cortarse de forma que las duelas tengan las vetas paralelas. El tronco tiene que ser cortado de dentro a fuera, pues si se corta tal y como se prepara la madera para hacer los muebles no vale, pues se curvarían las duelas.

  El artesano en el banco-cepillo.
El artesano en el banco-cepillo.
Las duelas (15 en cada barrica) no son rectangulares, sino que en los bordes superior e inferior tienen menor anchura, para ajustarse, ya que las barricas en sus bocas son de menor diámetros que los cuerpos.

Para hacer las duelas el artesano sujeta la pieza en un caballete o banco y con la herramienta ("cuchilla": de un tipo para una cara y de otra para la otra) prepara las dos caras de la duela. Continúa con el hacha y el escoplo preparando las caras laterales de la duela, que se terminan en el banco-cepillo (de 1,5 m. de largo y colocado en posición inclinada, y con la cuchilla hacia arriba, de forma que el tonelero hace la fuerza con la duela hacia abajo para cepillar, aprovechando su propio peso).

El barril tiene varias partes: a cada una de las dos bocas se llama "testa"; a la parte más ancha se llama "tripa"; y a las dos partes que hay entre testa y "tripa" se llama "cuello". Tiene pues el barril dos testas, dos cuellos y una tripa.

Montando los aros.  
Montando los aros.
Los refuerzos metálicos de los extremos se llaman "testas", mientras que "triperos" o "de vientre" son los aros que ciñen la parte más ancha de la cuba. Estos flejes utilizados para moldear el barril son provisionales y de tamaño estándar, y su ajuste se efectúa con martillo y el "repretador" que es una especie de cincel con filo plano ancho que es golpeado con el martillo.

Pablo enciende ahora un pequeño fuego que le ayudará a "tostar" la madera. Previamente se mojan las duelas, y una vez bien empapadas se someten a un fuego suave y de acción prolongada que las vuelve flexibles, evitando así los riesgos de rotura en el posterior alabeo.

El tonelero aprovecha el tiempo que dura el tostado para preparar las tapas o fondos. Las tapas (llamadas también en castellano "témpanos" o "fondos") se fabrican en secciones o partes que se unen con clavos sin cabeza (que llaman "fitas"). Entre sección o trozo y trozo de la tapa se coloca anea, sobre todo en las barricas destinadas al líquido, ya que sirve como elemento de estanqueidad. La "anea" la cogían antiguamente en la zona de marismas de Pasajes, pero luego la compraban por fardos en Valencia.

  Tostando.
Tostando.
Cuando considera que la madera está lo suficientemente templada, inicia la colocación de los aros. Para ello emplea lo que llama "torno de cuerda", que le sirve para apretar las duelas en su extremo libre. La presión se ejerce con lentitud para evitar quebrantos, pero antes de que la madera se enfríe. Sólo cuando las duelas quedan bien ajustadas se colocan los aros empezando por los del "testero" (del extremo), y siguiendo por los aros "triperos" que son apretados ("repretados") a conciencia.

Para afinar el bisel exterior, se lleva el barril al banco de cercenar. Allí, a golpes de azuela primero, y luego empleando una especie de cepillo curvo al que llaman estrobador, se eliminan las desigualdades de la superficie interior, al tiempo que se talla el jable donde deberán encajar los cantos de las tapas o testas.

Acto seguido se hace el canal que está casi en el borde y que será donde se ajuste las tapas. Para ello se hace con otro cepillo con cuchilla al efecto que llaman "galtzador".

Biselando los bordes.  
Biselando los bordes.
Se toma en ese momento la medida de los distintos aros que necesita la barrica y se van haciendo con ayuda de un fleje metálico y dos remaches a cada uno. Una vez confeccionados todos los aros, que serán los definitivos, se van sustituyendo los que tenÍa por los nuevos que serán los definitivos, pues los anteriores sólo se han usado para la construcción de la barrica. El artesano antes de colocar cada aro definitivo impregna la zona donde va a estar colocado con engrudo (harina y agua) para tapar los posibles poros o fisuritas que pueda tener. Una vez terminados de colocar todos, se suelta otra vez los aros "triperos" y se bruñe la barrica con el "bruñidor" que es una cuchilla con dos mangos para asir y hacer la fuerza, tras lo cual se vuelven a montar (ya de forma definitiva) los aros.

Pese a que el hierro es más resistente, en ocasiones conviene emplear otros de madera o mimbre, en lugar de estos aros de doble remache, para no dañar las duelas al rodar los toneles o al apilarlos.

Una vez terminado el cuerpo hay que preparar las tapas o fondos.

  Realizando el canal.
Realizando el canal.
Habíamos explicado como se formaba la tabla que servirá al artesano para fabricar las tapas. Ahora para hacer la circunferencia toma la medida exacta con un compás en la ranura del "galtzador". Para ello busca la sexta parte de forma que en 6 arcos del compás se forme la circunferencia de la tapa precisa a cada tonel. Hay que tener en cuenta que todas las tapas, incluso las dos de un mismo tonel, son distintas (poco mucho, pero distintas). Como hemos dicho, con un compás se saca el diámetro de la boca de la barrica y se traspasa a la tabla formada al efecto, para una vez dibujado el diámetro, proceder a cortarlo. Antes este corte se hacía con la sierra de mano y ahora con una máquina eléctrica de cinta.

Al igual que hemos realizado en los bordes de la barrica, hay que preparar el borde de la tapa por ambos lados, hasta formar un ángulo agudo. Esto antes se realizaba en un banco especial para ello y una "cuchilla" (filo con dos mangos). Hoy se ayuda con una sierra de disco.

Terminadas las tapas coloca una de ellas, que es fácil por tener libres ambos lados de la barrica y posteriormente la otra, para lo cual se ayuda de un hierro en forma de ese.

En la sorprendente destreza con que el tonelero ejecuta su trabajo hay mucha precisión pero también buena dosis de intuición, transmitida al habla popular en el modismo "a ojo de buen cubero".

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