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PROCESO
El tonelero comienza la confección de un barril preparando las duelas, cuerpo de tablas para las que se elegirá un tipo de madera adecuado a los géneros que el recipiente vaya a contener.
El artesano trabajando una duela. |
Para hacer los barriles se parte de roble americano (quercus alba) "rajao", esto es, tiene que cortarse de forma que las duelas tengan las vetas paralelas. El tronco tiene que ser cortado de dentro a fuera, pues si se corta tal y como se prepara la madera para hacer los muebles no vale, pues se curvarían las duelas.
El artesano en el banco-cepillo. |
Para hacer las duelas el artesano sujeta la pieza en un caballete o banco y con la herramienta ("cuchilla": de un tipo para una cara y de otra para la otra) prepara las dos caras de la duela. Continúa con el hacha y el escoplo preparando las caras laterales de la duela, que se terminan en el banco-cepillo (de 1,5 m. de largo y colocado en posición inclinada, y con la cuchilla hacia arriba, de forma que el tonelero hace la fuerza con la duela hacia abajo para cepillar, aprovechando su propio peso).
El barril tiene varias partes: a cada una de las dos bocas se llama "testa"; a la parte más ancha se llama "tripa"; y a las dos partes que hay entre testa y "tripa" se llama "cuello". Tiene pues el barril dos testas, dos cuellos y una tripa.
Montando los aros. |
Pablo enciende ahora un pequeño fuego que le ayudará a "tostar" la madera. Previamente se mojan las duelas, y una vez bien empapadas se someten a un fuego suave y de acción prolongada que las vuelve flexibles, evitando así los riesgos de rotura en el posterior alabeo.
El tonelero aprovecha el tiempo que dura el tostado para preparar las tapas o fondos. Las tapas (llamadas también en castellano "témpanos" o "fondos") se fabrican en secciones o partes que se unen con clavos sin cabeza (que llaman "fitas"). Entre sección o trozo y trozo de la tapa se coloca anea, sobre todo en las barricas destinadas al líquido, ya que sirve como elemento de estanqueidad. La "anea" la cogían antiguamente en la zona de marismas de Pasajes, pero luego la compraban por fardos en Valencia.
Tostando. |
Para afinar el bisel exterior, se lleva el barril al banco de cercenar. Allí, a golpes de azuela primero, y luego empleando una especie de cepillo curvo al que llaman estrobador, se eliminan las desigualdades de la superficie interior, al tiempo que se talla el jable donde deberán encajar los cantos de las tapas o testas.
Acto seguido se hace el canal que está casi en el borde y que será donde se ajuste las tapas. Para ello se hace con otro cepillo con cuchilla al efecto que llaman "galtzador".
Biselando los bordes. |
Pese a que el hierro es más resistente, en ocasiones conviene emplear otros de madera o mimbre, en lugar de estos aros de doble remache, para no dañar las duelas al rodar los toneles o al apilarlos.
Una vez terminado el cuerpo hay que preparar las tapas o fondos.
Realizando el canal. |
Al igual que hemos realizado en los bordes de la barrica, hay que preparar el borde de la tapa por ambos lados, hasta formar un ángulo agudo. Esto antes se realizaba en un banco especial para ello y una "cuchilla" (filo con dos mangos). Hoy se ayuda con una sierra de disco.
Terminadas las tapas coloca una de ellas, que es fácil por tener libres ambos lados de la barrica y posteriormente la otra, para lo cual se ayuda de un hierro en forma de ese.
En la sorprendente destreza con que el tonelero ejecuta su trabajo hay mucha precisión pero también buena dosis de intuición, transmitida al habla popular en el modismo "a ojo de buen cubero".