
Gaiak
Los quintos eibarreses durante las guerras coloniales y del Rif
Los sistemas de reclutamiento medievales del ejército español fueron: vasallaje, milicias y mercenarios. Con Carlos I y Felipe II se implantan los de voluntariado y la leva forzosa de vagos y maleantes. La tradición de los quintos nació en 1768 con la ordenanza de Carlos III, uno de cada cinco mozos de España, (un quinto), en edad entre 16 y 40 años debía dedicarse a la vida militar y trabajar para el Rey. Por sorteo se seleccionaba a los mozos que durante un mínimo de ocho años (cuatro en servicio activo y cuatro en la reserva) debían efectuar el servicio militar y abandonar a su entorno, malgastando los mejores años de su vida en el servicio, sobre todo, las clases medias y bajas, que no podían optar a las formas legales de librarse del servicio: redención en metálico y sustitución.
La Ordenanza de 1800, consolida definitivamente el servicio obligatorio y reglamenta el sistema de quintas. Recogió una enorme cantidad de exenciones de carácter profesional y estamental. La Constitución de 1812, “ningún español podrá excusarse del servicio militar, cuando y en la forma que fuere llamado por la Ley”, aunque se permitió sustitución por donativo, al igual que la Ley de 1837 que también reconoció la redención en metálico (el gobierno pedía más soldados de los necesarios) que, al no estar al alcance de la mayoría de familias, hizo proliferar agencias de seguros, Montepíos de quintas, endeudamiento… Contribución de dinero de los ricos y de sangre por los pobres.
El rechazo a las quintas será constante debido a la duración de la prestación del servicio, la posibilidad de ser enviado a colonias y las malas condiciones: alojamientos obsoletos e insalubres, inadecuada y escasa alimentación, insuficiente equipamiento, entrenamiento militar escaso e incompleto, una vida monótona y aburrida en tiempos de paz si le tocaba en el cuartel (novatadas, disciplina, adoctrinamiento…), un futuro incierto si era destinado a las colonias (muerte, mutilaciones, enfermedades…). Se les usaba en muchas ocasiones como criados de los oficiales. Y, algunas veces, para reprimir huelgas… Mientras los militares de carrera fueron ampliando sus derechos e interviniendo en la política (Juntas de Defensa), “los derechos de los soldados de a pie quedaban sometidos a la normativa interna del ejército siendo privados de libertad de expresión, cultos, reunión, y por supuesto cambios de residencia, viajar o casarse”.
La legislación consideró delito el incumplimiento por medios como: prófugos (17,25% entre 1912 y 1923 y 10,73% en 1959 de media estatal), automutilaciones, autolesiones, desertores, fraudes, fingir enfermedades, sobornos y cohechos.
Los guipuzcoanos, vizcaínos y alaveses estuvieron exentos de incorporarse a filas hasta la derogación de los fueros en 1876.
Las Leyes y ordenanzas para regular el reclutamiento fueron numerosas pero protestadas con acciones pacíficas como manifestaciones, recogidas de firmas (1869) … o violentas como los motines de Jerez (marzo de 1869) con combates callejeros entre paisanos y militares que provocaron 59 muertos y el de Barcelona (1870) con 47 muertos.
En el reemplazo de 1897 en Eibar, fueron convocados 67 mozos para el sorteo y reparto de las 33 plazas asignadas como soldados (11 destinados a Cuba, 5 a Filipinas, 1 a Puerto Rico). Excluidos: 2 condicionados, 2 como inútiles y 31 como hijos de voluntarios. Y se encontraban con estas situaciones en ultramar.
Las guerras coloniales. El Desastre del 98
En Filipinas, había fracasado el motín de Cavite (1872) en el que unos 200 soldados y trabajadores filipinos se amotinaron y asesinaron a once oficiales españoles. En agosto de 1896, los independentistas tagalos se sublevaron y igaron a las tropas españolas a través de una guerra de guerrillas. España llego a disponer un ejército de unos 50.000 hombres, la mitad españoles. Murieron 200 en combate y unos 3.000 por enfermedad.
En Puerto Rico, no se combatía desde el 24 de septiembre de 1868, cuando 400 combatientes republicanos fracasaron en su único intento de independizarse de España en el Grito de Lares y la batalla de El Pepino.
En Cuba, la Guerra de los Diez Años (1868-1878), fue la primera de las guerras de independencia contra las fuerzas coloniales españolas. Comenzó el 10 de octubre de 1868 y terminó diez años más tarde con la capitulación del Ejercito Independentista Cubano. España envió 181.400 soldados de los que murieron 81.248 y solo 6.900 en combate, el resto por enfermedades, epidemias, desnutrición…
En la llamada Guerra de Cuba (1895-1898), el ejército español movilizó a más de 200.000 españoles y cubanos: insuficientemente instruidos, mal alimentados, escasamente equipados y aquejados por enfermedades. Murieron luchando 3.101 y por enfermedades 41.288. Los mambises, aunque perdieron 10.655 combatientes, impusieron su estrategia militar: evitar los choques directos, utilización de pequeñas columnas móviles, saqueos, quema de cultivos… El general español Weyler con su política de “reconcentración” provocó la muerte de un total estimado de 170.000 civiles.
Estados Unidos, con la excusa de la explosión del Maine, declaró la guerra a España. El 1 de mayo de 1898 en Cavite (Filipinas) destruyó la flota española del Pacífico, 77 muertos, 280 heridos y 7 barcos perdidos y los americanos 13 muertos y 38 heridos. Y, el 3 de julio de 1898 a la salida de la bahía de Santiago de Cuba, la flota americana con solo 1 muerto y 2 heridos destruyó 6 barcos de la escuadra española y ocasionó 343 muertos, 151 heridos, además de 1.889 marinos prisioneros.
Las tropas norteamericanas que en toda su campaña sufrieron 5.000 víctimas mortales (2.500 de ellos por enfermedades tropicales) vencieron a los españoles en las batallas de las colinas de San Juan y en el Caney (1 de julio) y tomaron Santiago de Cuba (16 de julio) apoyadas en todo momento por las fuerzas cubanas obligando a los españoles a rendirse y por el tratado de París (10 de diciembre de 1898) conceder la independencia a Cuba y ceder Puerto Rico, Filipinas y Guam a Estados Unidos.
Fue dantesca la repatriación de 150.000 soldados españoles, muchos en críticas condiciones (famélicos, enfermos y harapientos), otros mutilados o inútiles para el trabajo y ninguno con ayuda económica o apoyo institucional.
Las Guerras africanas. Incidentes fronterizos en Ceuta y Melilla, habían provocado la Guerra de África (1859-1860) que enfrentó a España con el sultanato de Marruecos y finalizó con el Tratado de Wad-Ras, que declaraba a España como vencedora, pero tuvo 4040 muertos (2888 por enfermedades y 1152 en combate) y 4994 heridos.
España, tras la pérdida de las Colonias, buscó una mayor presencia en el norte de África y asumió el Protectorado de la zona norte de Marruecos (de escaso valor económico) hasta 1956 y 1958 en el reparto colonial efectuado en 1904 y en la Conferencia Internacional de Algeciras de 1906. Aunque hubo voces críticas, no pudieron vencer los intereses de devolver al país el prestigio perdido por el Desastre del 98, la presión militarista (en 1904 había 536 generales y 23. 940 oficiales) y las expectativas capitalistas de explotar recursos mineros.
En el reemplazo de 1912 de Eibar fueron convocados 92 eibarreses para el sorteo y reparto de las 32 plazas asignadas como soldados. Fueron excluidos temporalmente del contingente 7 como inútiles y 9 como comprendidos en el artículo 89. Declarados prófugos 5. Excluidos definitivamente 10 como inútiles totales y 20 como hijos de voluntarios.
Se creó la Compañía Española de Minas del Rif (21 de julio de 1908) en cuyo capital y consejo de administración se encontraba la élite política y económica, como los condes de Romanones y de Güell, empresarios mineros vascos… Llegó a tener 2500 trabajadores.
El 9 de julio de 1909, las Cabilas de la zona se rebelan y atacan a los trabajadores del ferrocarril y de las minas produciendo cuatro muertos y tres heridos. Para pacificar la zona, el Jefe de Gobierno Maura, movilizó reservistas catalanes de los cupos de 1902 a 1907 siendo la mayoría padres de familia de las clases obreras, que fue muy mal acogida por las clases populares y produjo la llamada Semana Trágica (del 26 de julio al 2 de agosto) por los sucesos acontecidos en Cataluña . Los sindicatos convocaron una huelga general y el ejército llevó a cabo una dura represión. Con un total de 78 muertos (75 civiles y 3 militares); medio millar de heridos y 112 edificios incendiados (de estos, 80 eran edificios religiosos). Se procesó a miles de personas, resultando 175 penas de destierro, 59 cadenas perpetuas y 5 condenas a muerte.
La Ley de Reclutamiento y Reemplazo del Ejército de 1912 prohíbe la redención en metálico y la sustitución, sin embargo, contempla la figura del soldado de cuota (se suprimió en 1943), que reduce la duración del servicio en filas a cambio del pago de una cantidad de dinero. El primer año, pagaron la cuota 6.599 mozos y en 1920 eran ya 16.242. La ley incluía, también, un catálogo de hasta 248 inutilidades físicas, lo que daba margen a los dotados de influencias para amañar certificados médicos.
En la Guerra del Rif (1909-1927) se calcula hubo 31.000 muertes y heridos de las tropas españolas. Además, el soldado reclutado estuvo expuesto a las enfermedades habituales de la zona: paludismo, venéreas, viruela, peste bubónica, tuberculosis, sarna, tifus…y muchos alterados psíquicamente por la crueldad del conflicto, dureza de aquel inhóspito escenario, la falta de equipamiento y suministros básicos (comida, descanso, higiene…).
Destacamos algunas de las acciones más sangrientas. En los barrancos de Alfer y del Lobo (julio de 1909) los francotiradores rifeños desde las alturas matan a 210 soldados e hieren a 825. La toma del Gurugú (19 de septiembre) para proteger Melilla cuestan 252 muertos y 1551 heridos. La campaña del Kert (1910) ocasionó casi 500 muertos y más de 1.500 heridos…El desastre de Annual (entre el 22 de julio y el 9 de agosto de 1921), importante victoria para los rifeños comandados por Abd el-Krim, produjo, según el expediente Picasso, 13.363 muertos (10.973 españoles y 2390 rifeños leales al Gobierno encuadrados en unidades indígenas), más de la mitad ejecutados tras rendirse.
El repliegue de la zona occidental (1924) ocasionó más de 12.000 bajas españolas. El desembarco militar de Alhucemas (8 de septiembre de 1925) se saldó con 1.090 fallecidos y 1.975 heridos por parte española y facilitó la ocupación y pacificación total de la zona española del Protectorado, que después de vencer las resistencias de pequeñas partidas se produjo el 10 de julio de 1927.
Durante estos años, en los que hubo hasta 69.000 hombres puestos en pie de guerra con continuas acciones militares y pérdidas humanas, era lógica la angustia y miedo a ser enviados a África de los afectados por las quintas y sus allegados.
El Archivo Municipal de Eibar conserva la documentación de todos los eibarreses que hicieron el servicio militar obligatorio desde 1877. Y describe parte de los procedimientos del sistema e historial de los quintos en la web del archivo municipal.
Todavía, entre 1956 y 1957 en Sidi Ifni, las tropas españolas tuvieron unas 300 bajas batallando contra el Ejército de liberación marroquí.
Por Real Decreto se suspende la prestación del servicio militar a partir del 31 de diciembre de 2001.
En los últimos tiempos se han celebrado anualmente reuniones con comida, llamadas de quintos, con mujeres y hombres nacidos en el mismo año.