
Gaiak
Lo que nos enreda en las redes sociales
Las tecnologías, a pesar de que llevan con nosotros mucho tiempo, seguimos llamándolas “nuevas”. Esto es quizás porque están en continuo cambio y dinamismo. Esto se ve claramente con las redes sociales. Con el crecimiento de las tecnologías ha crecido también el uso de los ordenadores y los móviles, y a su vez, el de las redes sociales tales como WhatsApp, Facebook, Instagram, Twitter, entre otras muchas. Son constantes las apariciones de nuevas redes sociales y cada una de ellas se centra en contenidos o perfiles diferentes. En la actualidad, su uso es generalizado entre jóvenes y adultos.
Es importante señalar que utilizamos términos como “redes sociales” en los últimos tiempos más referidos a las redes sociales on line que a las redes sociales presenciales. Las diversas investigaciones difieren a la hora de determinar la fecha y la persona que acuñó por primera vez el término “Redes sociales”, seguramente ya que en su origen confluyen diferentes áreas de conocimiento tales como sociología, antropología, psicología y matemáticas, entre otras. La irrupción de las nuevas tecnologías de la información y comunicación ha revolucionado el mundo y, especialmente, la manera de relacionarnos. Las redes sociales son el nuevo espacio a través del cual jóvenes y adultos estamos conectados con las demás personas; un nuevo agente de socialización que deviene más primario para el colectivo más joven. Sin embargo, las “Redes sociales” han existido siempre. Las personas necesitamos de otras personas para nacer, para aprender a hablar, a sentir y a sobrevivir. Sin el cuidado de un “otro” no podríamos haber crecido. La presencia de las redes sociales es inherente a la existencia del ser humano.
Los seres humanos necesitamos de espacios donde poder encontrar las necesidades básicas que tenemos como personas. Las necesidades esenciales de todas las personas serían la necesidad de seguridad básica, la relación con los otros, la autonomía, la autoestima, la autoexpresión y los límites realistas (Estévez, 2013; Young y Klosko, 1993; Young y Klosko, 1994).
La seguridad básica es una de las necesidades más importantes. La necesidad de sentirnos seguros es una cuestión fundamental para la supervivencia. Autores como O´Grady (2019) señalan en el libro de “Hijos de las Vegas”, que el juego, como Internet, nunca descansa. Uno de los aspectos que destaca en esta publicación y que es más importante es que para algunas personas lo que les “engancha” es que las “redes” siempre están disponibles, a cualquier hora del día o de la noche. Esa necesidad de que estén ahí siempre y es una sensación de falsa seguridad que podría afectar a todas las personas.
En ese sentido, si entendemos las redes como posibles vías de expresión emocional o de afrontamiento de problemas (Estévez, Herrero, Sarabia, y Jáuregui, 2014a; Estévez, Herrero, Sarabia, y Jáuregui, 2014b; Jáuregui, Onaindia, y Estévez, 2017), las redes sociales son un espacio abierto 24 horas en las que las personas podríamos sentirnos seguras ya que interactuamos con una “máquina” que siempre está disponible. Esta sensación de seguridad es, sin embargo, un espejismo, ya que, aunque nosotros escribamos a través de nuestro teléfono u ordenador, Paloma Llaneza (2019), muestra a través de Datanomics el uso que se hace de los datos personales que vertemos en las redes sociales. A pesar de ello, seguimos pensando que es más “seguro” la interacción a través de las redes sociales que a través de la presencialidad…

Los seres humanos necesitamos de espacios donde poder encontrar las necesidades básicas que tenemos como personas.
Otra de las necesidades básicas es la relación con los demás, ya que las personas necesitamos sentirnos comprendidas, sentirnos queridas, respetadas y atendidas. Es fundamental que establezcan con nosotras intimidad y que sintamos que somos más importantes para los demás. Las redes sociales ofrecen una “sensación de intimidad” ya que podemos establecer relaciones cercanas y de confianza con personas muy diferentes. En ocasiones, es más fácil expresar emociones a personas que no están en nuestro entorno más cercano que hacerlo a personas que no conocemos. En el caso de la adolescencia, además, la necesidad de establecer relaciones con otros diferentes a la familia, es más importante. Cornejo y Tapia (2011) explican el efecto de las redes sociales en la identidad del ser humano mediante una característica que sólo Internet ofrece: la personalización y cómo la mediación tecnológica brindada por la red social, se convierte así en el núcleo afectivo del adolescente. En ese espacio, a través de un usuario “inventado” con características que no tienen que tener en la vida real lo importante no parece ser quién recibe el mensaje o la foto, sino cuántas personas lo reciben (Sarabia y Estévez, 2016).
En tercer lugar, se encuentra la necesidad de autonomía, que consiste en la habilidad de separarnos de nuestros padres y de funcionar con independencia en el mundo, tal como hacen las personas adultas. En este caso, el comportamiento está centrado en obtener una identidad propia sin depender de otros. En las redes sociales puedo “inventar” personajes diferentes y “todo se puede”. Puedo hacer cualquier cosa para llamar la atención de otros y en cuestión de segundos puedo tener millones de seguidores que reaccionan directamente a lo que comparto en las redes. En personas que no se hayan podido sentir queridas durante la infancia esta circunstancia es especialmente importante porque quizás en busca de esta aprobación, puede compartirse cualquier contenido en busca de esa anhelada mirada de asentimiento.
En línea de lo anterior, otra de las necesidades humanas esenciales es la autoestima, necesaria para desarrollarse y crecer. La autoestima es un sentimiento interno de que somos dignos en nuestras vidas personales, sociales y laborales. Esa búsqueda como se ha visto previamente, a través de las redes sociales puede recibirse rápidamente a través de emoticonos o seguidores.
Por último, la autoexpresión es la capacidad de expresar libremente nuestras necesidades, sentimientos de cualquier tipo, tanto buenos como malos, por ejemplo, la rabia o la tristeza. En las redes sociales no es necesario que las personas que tenemos alrededor quieran escucharnos, podemos expresar sin límite lo que queramos cuando queramos. En relación con el mencionado “todo se puede”, podemos en cualquier momento soltar o comunicar lo que queramos cuando queramos.
Como puede verse, las redes sociales online configuran un espacio único, diferente a lo conocido hasta ahora en el mundo offline por muchas razones. La tecnología capacita que puedan ocurrir cosas que desde el mundo real no es posible. En el mundo on line, la relación de usuarios vía internet es horizontal, y posibilita una igualdad ficticia que no existe en la vida real, donde las personas son más que fotos detrás de un “me gusta”.
Por último, señalar que la tecnología nos acerca al OTRO/A que es alguien que está al otro lado de la pantalla por lo que es fundamental cuidar de los “filtros” para que podamos verlo, escucharlo, olerlo, sentirlo y tocarlo, que, en estos tiempos pandémicos, ni la tecnología puede sustituir la relación única presencial con el OTRO/A.
Referencias:
Cornejo, M., y Tapia, M. L. (2011). Redes sociales y relaciones interpersonales en internet. Fundamentos en humanidades, 12(24), 219-229.
Estévez, A. (2013). La infancia es para toda la vida. En Martínez-Pampliega, A. e Iriarte, L. (editoras). Avances en terapia de Pareja y Familia en contexto clínico y comunitario. Madrid: Editorial CCS.
Estévez, A., Herrero, D., Sarabia, I. y Jáuregui, P. (2014a). The impulsivity and sensation seeking mediators of the psychological consequences of pathological gambling in adolescence. Journal of Gambling Studies, 31 (1), 91-103.
Estévez, A., Herrero, D., Sarabia, I. y Jauregui, P. (2014b). El papel mediador de la regulación emocional entre el juego patológico, uso abusivo de internet y videojuegos y la sintomatología disfuncional en jóvenes y adolescentes. Adicciones, 26(4), 282-290.
Jáuregui, P., Onaindia, J. y Estévez, A. (2017). Adaptive and maladaptive coping strategies and styles in adult pathological gamblers and their mediating role with anxious-depressive symptomatology. Journal of Gambling Studies, 33(4), 1081-1097.
Llaneza, P. (2019). Datanomics: Todos los datos personales que das sin darte cuenta y todo lo que las empresas hacen con ello. Barcelona: Deusto S.A. Ediciones.
O´Grady, T. (2019). Hijos de las Vegas diez historias reales sobre lo que significa crecer en el patio de recreo del mundo. Logroño: Pepitas de Calabaza.
Sarabia, I. y Estévez, A. (2016). Sexualized behaviors on Facebook. Computers in Human Behavior, 61, 219-226.
Young, J. E. y Klosko, J. S. (1993). Reinventing your life. New York: Plume Books. Click on the link to your right to learn more about the book.
Young, J. E., y Klosko, J. (1994). Reinventing your life. New York, NY: Plume.