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Casilda de Iturrizar y Urquijo (1818-1900)
Casilda Margarita de Iturrizar y Urquijo nació en Bilbao el 20 de julio de 1818. Su padre, José Ylarión Iturrizar Basabe, había nacido en Bilbao en enero de 1799. Su madre, la begoñesa Eugenia Nicolasa Urquijo Ziurtegaray (o Siurtegaray), tuvo mejor posición con una dote de relativa importancia, de 33.500 reales. Su padre, no fue un gran comerciante, fue “tendero a la menuda” y también especializado en el cálculo de la depreciación de mercancías. En 1832 pidió el concurso de acreedores ante su inminente quiebra y, aunque no fue a la cárcel, su posición y su salud se vieron muy quebrantadas. En septiembre de 1833 falleció dejando cuatro hijos, de los ocho que tuvo el matrimonio, en una situación muy delicada.
En este momento es cuando, al parecer, Casilda se integra en el servicio doméstico de uno de los comerciantes más prósperos de Bilbao, como fue Tomás José de Epalza (1798-1873). En efecto, en el pleito, iniciado en 1849, sostenido entre este y su primera mujer, María Concepción Lequerica Bergarechea, por una demanda de divorcio de Tomás José, se incluye una referencia a que Casilda en 1833 vivía en una casa de Epalza, en Barakaldo, al cuidado de un niño de padre desconocido. Incluso se alude, por parte de María Lequerica, a que tuvieron una relación más allá de la propia entre patrono y doméstica, aunque Epalza recurrió a los tribunales, como consiguió, para que este testimonio fuera retirado.
Aunque Epalza consiguió, tras este largo pleito, el divorcio eclesiástico no hubo anulación matrimonial, por lo que hasta que no falleció María Lequerica, en 1857, no vio disuelto su vínculo. Dos años más tarde, en 1859, se casaron Casilda Iturrizar y Tomás José de Epalza en la iglesia de San Nicolás. T. J. Epalza fue uno de los principales comerciantes de las décadas centrales del siglo XIX y para entonces tenía una posición económica no sólo muy acomodada, sino que era uno de los más claros ejemplos del cambio del Bilbao comercial hacia el Bilbao industrial y financiero. Fue uno de los promotores de Santa Ana de Bolueta (1841), la primera siderurgia moderna del País Vasco y una de las primeras de España, el Banco de Bilbao (1857) y del Ferrocarril de Bilbao a Tudela (1859); un importante comerciante y rentista con propiedades no sólo en Bilbao sino también Portugalete, en donde se construyó una casa en el Muelle Nuevo.
Al morir Tomás José de Epalza, en 1873, fue cuando Casilda de Iturrizar, que añadió a su firma la de Viuda de Epalza, continuó con los negocios de su marido. De hecho, en la estadística de riqueza de 1873 figuraba como la más adinerada de la Villa junto con Juan Echevarría Lallana y el Banco de Bilbao. Dejó de ejercer el comercio en gran escala, pero continuó con los bancarios e inmobiliarios, además de invertir en ferrocarriles (como el Central de Vizcaya, el de Bilbao a Portugalete o el de La Robla) o en la minería de carbón (Hulleras de Sabero y Anexas). Además, también invirtió en sociedades tales como La Sociedad Anónima La Enseñanza Católica, en 1883. Su objeto era el de educar e instruir a la juventud en todos los ramos del saber humano con arreglo a los principios de la religión católica, estableciendo para ello Colegios o Universidades, especialmente en Bilbao o sus contornos. Llegado a un acuerdo con los Jesuitas, fue el núcleo original de que hoy es la Universidad de Deusto.
En 1891 también participó en la “Fundación Católica de Escuelas y Patronato de Obreros”, con el objetivo de impartir enseñanza, moralización, esparcimiento y protección completamente gratuitos a la clase obrera, el conocido Patronato de Iturribide. También hizo una importante inversión inmobiliaria en el Campo Volantín. Promovió y construyó (entre 1879 y 1883) varios chalets en su tramo desde el cruce con la calle Tívoli, en donde también construyó en 1884, a sus expensas, unas escuelas para ese nuevo barrio, que regaló al Ayuntamiento bilbaíno en 1897.

Casilda de Iturrizar, además de gestionar sus negocios, llevó a cabo una primera obra benéfica a través de diversos instrumentos: sociedades, fundaciones o simples donaciones al Hospital Civil, Misericordia, Casa Cuna, ...
Le gustaba el teatro y los toros. Fue la principal accionista de la sociedad Teatro Nuevo de Bilbao que en 1886 se constituyó para levantar y administrar el Teatro Arriaga.
Siendo la principal rentista urbana de Bilbao a la altura de 1895 no todos sus negocios inmobiliarios iban dedicados a la obtención de beneficios económicos. Así, en su casa de la calle Ronda, en el nº 18, se reunía la Asociación de la Sagrada Familia, desde 1885, presidida por la propia Casilda de Iturrizar y su secretaria era Rafaela Ybarra. En esta casa sostuvieron una escuela nocturna para jóvenes obreras, criadas y prostitutas desamparadas.
En definitiva, desde que quedó viuda, además de gestionar sus negocios, en muchos casos por medio de administradores o apoderados como Ruperto de Eguren, empleado de los Epalza desde 1864 y Victoriano Zabalinchaurreta, llevó a cabo una primera obra benéfica a través de diversos instrumentos: sociedades, fundaciones o simples donaciones al Hospital Civil, Misericordia, Casa Cuna, …Financió iglesias, como la del Corazón de María, en Bilbao, pagó en 1898 el pavimento de la iglesia de San Carlo alle Quattro Fontane, de los Trinitarios, en Roma, o sufragó los gastos de traída de aguas de Orozco.
A su muerte, ocurrida en febrero de 1900, no dejó herederos forzosos, o, mejor dicho, al no tener hijos hizo un testamento en el que legó muchos de sus bienes a vecinos, amigos, parientes –los menos– pero sobre todo dejó cuantiosos recursos para muy diversas obras sociales. De hecho, su principal legado, de 550.000 pts. se destinó al Ayuntamiento de Bilbao para sostener las Escuelas de Tívoli, que poco después también a costa de su testamentaría se amplió con una escuela de párvulos en Huertas de la Villa. Hubo otros legados menores, que no pequeños, al Hospital Civil, al Papa, Patronato San Vicente Paúl, Casa de Expósitos de Vizcaya, para el Colegio de Agustinos de Portugalete que precisamente se construyó sobre terrenos de su propiedad, dotes para huérfanas y recursos para “familias vergonzantes”, como había sido la suya propia debido a la quiebra de su padre. Dejó, aproximadamente, unos 7,5 millones de pesetas en legados y mandas, que no fue el total de su fortuna.
Aunque dejó establecido en su testamento que su cumplimiento quedaba a cargo de Ruperto de Eguren y de Victoriano Zabalinchaurreta, nombrados albaceas, el primero falleció diez días antes que ella, por lo que fue el segundo el que se ocupó de aplicar la voluntad de Casilda. En algunos casos sabemos que en efecto organizó fundaciones parta gestionar instituciones benéficas, como el Colegio de los Agustinos de Portugalete, o la construcción de un parvulario en la calle Huertas de la Villa, anejo a las escuelas de Tíboli. En otros, consta que subastó al mejor postor terrenos, pero nos queda todavía por saber mucho de lo que pasó con la cuantiosa fortuna de Casilda de Iturrizar.
Una vez fallecida se puso también su nombre a una calle en Portugalete, en Bilbao la calle Estufa cambió de nombre por el de Viuda de Epalza y, en 1906, se inauguró en la Plaza Elíptica un monumento en su honor, que en 1941 con la reforma de esta plaza se trasladó al Parque de Doña Casilda Iturrizar.