721 Zenbakia 2017-07-05 / 2017-09-06

KOSMOpolita

El archivo privado de Jon Bilbao

SAN SEBASTIÁN, Koldo



Varios miles de documentos: cartas, diarios, dietarios, textos varios (conferencias, lecciones, comunicaciones) constituyen el Archivo Privado del bibliógrafo Jon Bilbao (1914-1994) y cubre el período 1931-1994. Jon Bilbao fue testigo-protagonista de algunos de los acontecimientos que marcaron la historia política y cultural vasca del siglo XX. El fondo ha sido depositado en el Archivo Histórico Vasco de Bilbao.

Vivió los años republicanos en Madrid donde fue miembro de la FUE y, luego, de Euzko Ikasle Batza, organización esta última de la que fue secretario, bibliotecario e instructor de su cuerpo de baile. En esos días actuó como dantzari en la zarzuela Mari Eli, de Guridi (estrenada el 11 de abril de 1936). En este periodo, asimismo, comienza a estudiar euskera, pasando un mes (en julio de 1935) en Bolibar, Bizkaia, para practicarlo. De este periodo hay una abundante correspondencia con su novia que constituye un auténtico diario en la que se explican desde sus experiencias en el Ateneo (la tertulia de Valle-Inclán, las visitas de Unamuno), los sucesos de 1934,... Correspondencia que se complementa con dietarios.

El 18 de julio de 1936 se encontraba cumpliendo el servicio militar en el cuartel de Garellano. Dos días más tarde, salió como voluntario a combatir al frente de Otxandiano. Resultó herido, reenganchándose a pesar de sus dificultades de movilidad. Acabó la guerra como teniente (ascendido a capitán) de un batallón de ingenieros hasta que, caído Bilbao, salió de Zierbena con miembros de su batallón y el comandante del Batallón Malatesta (Escauriaza) de la CNT. Comenzaba así su primer exilio. De este periodo, además de alguna correspondencia y los dietarios, hay varios cuadernos y un “diario de guerra”.

Tras un tiempo en Baiona (y después de pasar por el Hospital de La Roserie, salió para Puerto Rico (donde había nacido y donde tenía parientes, y su padre, además, algunas propiedades). No estuvo mucho tiempo, porque él quería convalidar sus estudios y, en aquellos días, la Universidad de Puerto Rico no disponía de sección de Humanidades, así que decidió tratar de ingresar en Harvard. No lo logró, pero allí conoció al franciscano de Lekeitio Luis Sarasola que hizo las gestiones para que ingresase en la Universidad de Columbia donde consiguió la maestría (licenciatura) en Lingüística con una tesina sobre Lope García de Salazar (cuyo original se encuentra en el fondo documental depositado en el Archivo Histórico). En Columbia, tuvo como profesores a Federico Onis, Ángel de Rio, Luis Sarasola o Tomás Navarro Tomás (este sería, años más tarde, director de su tesis doctoral). De este periodo, además de los diarios, correspondencia y sus primeros trabajos académicos, hay algunas “reflexiones” y notas sobre distintos temas, y algunos programas de sus actuaciones como guitarrista en conciertos para recaudar fondos para la República (Jon Bilbao fue un notable guitarrista clásico).

Jon Bilbao junto a otras personalidades participando en un coloquio, 1955.

Al no conseguir una beca para quedarse en Columbia o poder ir a investigar la presencia vasca en Terranova (para lo que hizo gestiones con el Gobierno canadiense), decidió marcharse a Idaho con el fin de “aprender euskera”, mientras enseñaba en algún colegio de Boise. Pronunció conferencias e impartió clases de historia y cultura vasca en el Boise Junior College. A finales de 1939, se convirtió en Subdelegado del Gobierno vasco, dependiente de la Delegación de Nueva York. A él se debe, por ejemplo, la formación del primer grupo de danzas vascas de Oeste. El cierre de la oficina del Gobierno Vasco por falta de fondos (los alemanes habían entrado en París) dio fin a esta etapa. De ésta, además de correspondencia y un más que pormenorizado diario, quedan algunos pequeños ensayos sobre la comunidad vasca de Idaho muy interesantes.

De Idaho se trasladó a California, ingresando en la Universidad de Berkeley donde fue profesor, siguió algunos cursos y realizó algunas investigaciones relacionadas con el dialecto bizkaino del euskera. En la famosa Biblioteca Bancroft, mientras daba un impulso a su incipiente bibliografía vasca (en estrecha relación con Manu de la Sota en Nueva York), descubrió unos textos en euskera (de padre Sarria). De nuevo, este periodo de dos años se cubre con correspondencia y sus diarios. De aquí queda un trabajo sobre los vascos del sur de California.

Al llegar José Antonio Aguirre a Nueva York, Jon Bilbao se encontraba en California y buscaba una Universidad donde poder preparar su doctorado, pero el Lehendakari le pide que vaya a Nueva York para que le ayude a recopilar bibliografía para la historia que Aguirre debe escribir para la Universidad de Columbia. De esta forma, Bilbao se incorporó a la Delegación del Gobierno Vasco. En este periodo fue asimismo profesor de la New York University, hasta que el presidente vasco le pidió que se incorporase a la Oficina Belga para América Latina (dedicada a la propaganda democrática que, además, editaba la Revista Belga). En este periodo, conoció a la vasco-cubana Marta Saralegui con quien se casó en La Habana. Asimismo, hizo su tesis doctoral con el profesor Tomás Navarro Tomás en la Universidad de Columbia. Por otro lado, participó en la edición de la revista Ambos Mundos, inspirada por Aguirre, hasta que las dificultades económicas llevaron a la sociedad editora a la bancarrota. Diarios, documentos (algunos tan curiosos como las listas de alumnos de la New York University),... ilustran este período.

En 1947 regresó a Europa instalándose en Sara donde vivía don José Miguel de Barandiarán, con quien comenzó a trabajar en Ikuska, la edición de la revista Gernika-Eusko Jakintza o acompañándole en sus “expediciones” etnográficas y arqueológicas. Junto a esto las actividades de la Sociedad Internacional de Estudios Vascos (y sus Congresos en Biarritz),... En este periodo, asimismo, intensifica su trabajo en la Bibliografía Vasca, trabajando en los archivos y bibliotecas del País, y comienza a frecuentar a personalidades como Julio Urquijo (en el ocaso de su vida). Mantiene asimismo una intensa relación con Juan Ajuriaguerra (líder del PNV en el interior) y con José Antonio Aguirre (en París). Así, colaboró en la fuga de Jesús Isausti “Uzturre” (que trasladó desde Madrid a Donostia) o en las gestiones para salvar la sede de la Delegación vasca en la capital francesa). Bilbao era entonces el máximo accionista de la sociedad propietaria del inmueble. Una vez más, los diarios, correspondencia, documentos variados cubren este periodo.

La situación política y la crisis económica hicieron que Jon Bilbao se fuese a Cuba donde vivió casi cuatro años. Trabajó como minero, y luego en las revistas propiedad de su suegro (Carteles, Bohemia y Vanidades). De este periodo, es su libro Los Vascos en Cuba. Fue asimismo directivo del Centro Vasco de La Habana en los días en que la institución buscaba un nuevo emplazamiento. Asimismo, vivió el cambio de régimen (con la vuelta al poder de Batista) o los viajes de J.A. Aguirre a La Habana. Expediente policial de expulsión, 1960.

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Volvió a Getxo donde se dedicó a algunos negocios que le permitiesen vivir, desarrollando, mientras tanto una intensa actividad política y cultural. En este período, además de seguir con la Bibliografía de Estudios Vascos, siguió colaborando con José Miguel Barandiarán, con la Sociedad de Ciencias Aranzadi,... Participó en el Congreso Mundial Vasco de 1956 y, asimismo, en la creación de la ikastola de Iralabarri. Por la denuncia de un inspector, dos maestras fueron detenidas junto a Sabin de Zubirir. Jon Bilbao, testigo del atropello presentó una protesta ante las autoridades. Aquella protesta, no fue olvidada: encontrándose en Huesca, fue detenido y encarcelado. Puesto en libertad le dieron tres días para abandonar el país. Junto a los diarios, está, por ejemplo, el expediente policial. En este bloque se encuentra un intenso y emocionante relato sobre la muerte y funerales de José Antonio Agirre.

En 1960, comenzó su segundo exilio. Se instaló en Biarritz donde desarrolló una intensa actividad política. El PNV le encargó formación de un grupo de acción que debía contrarrestar la influencia de la naciente ETA. El grupo se disolvió antes de entrar en acción. Posteriormente, participó en algunos Congresos, siempre en representación del PNV como el de la Unión Europea Federalista o el célebre Congreso del Movimiento Europeo en Munich.

El gobierno franquista presiona para que Jon Bilbao sea expulsado del Estado francés, por lo que decide entonces irse a Estados Unidos. Enseña en varios centros superiores hasta que en 1967 contacta con él un joven antropólogo de Nevada, William A. Douglass. Van a poner en marcha el Basque Studies Program. De este periodo son, asimismo, los cursos de Ustaritz y Oñati y, sobre todo, la preparación de Amerikanuak. En el archivo, se encuentran las primeras cartas y contactos entre Jon Bilbao y Bill e importante documentación sobre el nacimiento del Programa de Estudios Vascos (hoy, Centro de Estudios Vascos) de la Universidad de Nevada en Reno.

Entre su jubilación y su regreso definitivo a Euskadi, Jon aún tuvo tiempo que de viajar a Terranova (a seguir de cerca las excavaciones que hicieron posible la localización del ballenero San Juan y dos viajes a Filipinas para recoger información sobre vascos en el archipiélago. En Euskadi, puso en marcha el Instituto Bibliografico de Estudios Vascos, Eusko Bibliografia y Harriluze, Instituto de Estudios de la Diáspora.

El archivo Jon Bilbao es ya un instrumento esencial para el estudio de la historia política y, sobre todo, cultural del siglo XX en Euskadi. Y, aunque este es el fondo principal, se complementa con la documentación sobre Bibliografía depositado en el Archivo Foral de Bizkaia, el de Lingüística, en el de Euskaltzaindia y una parte se encuentra en la la Colección Vasca de la Biblioteca Jon Bilbao de la Universidad de Nevada. Asimismo, parte de sus libros están en el Palacio Enparan de Azpeitia (Bilbioteca Jon Bilbao de Estudios Vascos) cuyo titular es la Sociedad Bascongada de los Amigos del País. Se han transcrito los diarios para hacerlos más accesibles a los investigadores.