Muñecos en el calendario festivo alavés Muñecos en el calendario festivo alavés (Resumen del trabajo del curso 1998/99 de Jakitez) Joseba Pérez Sáenz La aparición de muñecos, peleles y figuras representativas de personas o animales es bastante frecuente en las distintas manifestaciones festivas del País Vasco. No obstante, en Araba/Alava se puede afirmar sin temor a equivocarnos que es el lugar de toda la geografía vasca donde mayor número de muñecos podemos encontrar en las fiestas. De hecho son más de un centenar los muñecos que pueden contemplarse a lo largo del calendario festivo alavés actual. A estos habría que sumar los muñecos que en los últimos años han desaparecido (algunos al desaparecer las fiestas locales) en diversas localidades alavesas. Además de esta abundancia de muñecos hay otra característica que se puede entender incluso como una peculiaridad: la mayoría de estos muñecos aparecen en las fiestas de verano o patronales de cada localidad, festejos en los que en otras zonas no es tan frecuente el uso de peleles. Siguiendo la tradicional división del calendario festivo en fiestas de invierno y fiestas de verano o patronales, en ambos tipos de fiestas encontramos muñecos con gran protagonismo dentro del programa festivo. La presencia de peleles en las fiestas de invierno es algo común incluso a culturas muy diferentes. Es por ello que dichos personajes han sido punto de referencia de numerosos estudios e investigaciones. En este periodo invernal que abarca los meses del año que hay entre los dos solsticios varias localidades cargan en peleles de paja sus males. En la época navideña encontramos a Olentzero, Erre Puierre y Judas. Con la llegada del carnaval (ihauteri) tenemos a Marquitos (Zalduondo), Porrero (Salcedo), Toribio (Kanpezu), Letziagako Sorgiña (Laudio), Kakarro Judas (Amurrio), Porrero y Sorgiña (Agurain) y la Sardina (Langraitz y Vitoria Gasteiz). Al final de la Cuaresma, el domingo de Resurrección se quema a Judasen diversas localidades: Gesaltza/Salinas de Añana, Samaniego, Oion, Lagrán y Villaverde. En Moreda junto a Judas queman también una Judesa. También la víspera de San Juan hay localidades como Amurrio y Llanteno que queman en la hoguera a una Sorgiña o el barrio gasteiztarra de Las Conchas donde queman a Katukatarra. Sin necesidad de comentar las diferencias entre las fiestas de invierno y las patronales (en cuanto a los muñecos se refiere) si quiero reseñar algunos contrastes detectados en el aspecto simbólico entre los muñecos que aparecen en las fiestas de invierno y los que toman vida en las fiestas patronales. El simbolismo del muñeco en fiestas como los carnavales o las quemas de Judas del domingo de Resurrección esta cargado de aspectos negativos. En él se concentran todos los males ocurridos en el pueblo a lo largo de todo el año. Es por ello por lo que el muñeco va a tener un final escarmentador. En algunas ocasiones tras un juicio acusatorio y otras sin previa condena su destino más común es convertirse en cenizas. De esta forma la comunidad se ve purificada y libre de los males que le acechaban. La quema o desaparición del muñeco es necesaria y es lo que causa alegría en las gentes puesto que encarna a su vez la cremación de todos los males del lugar. Este tipo de simbología también va a estar presente en alguno de los personajes que popularmente se presentan en las fiestas patronales pero de forma muy minoritaria. Aunque son varios los muñecos que también terminan consumidos por las llamas este aspecto negativo y de culpabilidad es bastante excepcional. En las fiestas patronales la mayoría de las veces en que el muñeco es pasto de las llamas lo que se pretende es significar la quema de todas las picias que se hayan podido cometer en fiestas o simplemente escenificar el final propiamente de la fiesta. Hay lugares en que la quema del personaje festivo esta precedida de una especie de funeral donde se muestra la pena y el sentimiento de duelo quesupone la pérdida del muñeco (y por tanto de la fiesta). Incluso se da el caso en algún pueblo de que el muñeco tenga un funeral o entierro pero posteriormente no sea quemado. En algunos sitios el cariño hacia el muñeco es tal que les resulta imposible prenderle fuego. En las fiestas patronales de los pueblos el muñeco no se impregna de aspectos negativos, sino que al contrario, en él se van a significar sólo valores positivos. El muñeco normalmente va a ser un elemento de unión que encarna todo lo bueno de las gente del lugar. De ahí que en algunos sitios se de el afán incluso de que hasta físicamente se parezca a las personas del lugar (Vitoria Gasteiz, Lapuebla de Labarca). Su aparición va a ser sinónimo de alegría. En los lugares en que se le pasea por el pueblo no se hace a modo de escarnio para que sea insultado o se mofen de él. Todo lo contrario. Participa en pasacalles como si fuera uno más del pueblo que disfruta de la alegría festiva. En los casos en que el muñeco se transforma en persona para realizar estas kalejiras la significación de pertenencia a la comunidad es absoluta. Si lo colocan en algún lugar público durante las fiestas no es con el fin de que pueda recibir las iras de los vecinos sino para que presida con su presencia todo el programa de actos que se desarrolle esos días. Y cuando llegue el momento de dar por terminadas las fiestas, la mayoría de las veces, el muñeco gozará de una despedida propia de la que se hace a cualquier ser querido que abandona el pueblo durante un período de tiempo determinado. El muñeco va a ser una expresión más de la fiesta popular, de esa forma de ser, estar y hacer la fiesta. El personaje va a ser diseñado, creado, confeccionado, dirigido e interpretado por las gentes de cada localidad. En muchos sitios incluso aparece como elemento dinamizador de las fiestas. En lugares donde la fiesta se renueva con la entrada de nuevas generaciones en las comisiones organizativas o donde se considera que la fiestas van pocoa poco agonizando, la creación de muñecos festivos ha supuesto un interesante revulsivo para la transformación y mantenimiento de la fiesta. Sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría de las localidades alavesas tienen muy pocos habitantes. En torno a la presencia del muñeco se busca la participación de todos, no sólo en su elaboración física sino también en los actos en que éste vaya a participar. El arrope de los convecinos es fundamental. En las fiestas patronales o de verano es donde los muñecos adquieren un alto protagonismo dentro del programa festivo y donde encontramos gran variedad tanto de muñecos como de actos en los que los muñecos participan. Respecto a la distribución de los muñecos al ser su práctica tan numerosa está bastante extendida por todo Araba/Alava. Se puede decir que la Rioja Alavesa es la zona más poblada de muñecos ya que la gran mayoría de pueblos tienen alguno. Otras zonas con abundancia de muñecos son la Montaña Alavesa y un amplio círculo de pueblos alrededor de la capital vitoriana, además de los propios barrios de la capital. El origen del uso de muñecos en las fiestas de verano lo encontramos en el popular Celedón, auténtico protagonistas de las fiestas patronales de Vitoria Gasteiz desde finales de los años 50. Este modelo imitado por distintas localidades se irá transformando con gran variedad de estilos y tipos según la idiosincrasia de cada lugar, hasta crear elementos que no tengan casi nada en común con él. Así nos encontramos, por ejemplo, con muñecos con forma de animal o de cosa. De entre las muchas significaciones que se pueden desprender del uso de muñecos en las fiestas patronales hay cuatro a las que la mayoría de los modelos responden con frecuencia: el muñeco va a simbolizar la unión de todos los habitantes de la localidad en las fiestas, va a ser además un elemento reforzador de la identidad (o identidades) social colectiva, se va a utilizar como objeto de diversión y en muchos casos va a jugar el papel de elementolúdico festivo destinado a los niños. De estas cuatro significaciones hay una que sobresale sobre las demás: el interés en dotar al muñeco de elementos o características que refuerzan la identidad o identidades sociales colectivas. Esta carga de elementos identitarios en el muñeco se va a plasmar sobre todo, en el nombre que recibe. El muñeco con frecuencia toma el nombre del apodo que reciben los habitantes de la propia localidad, o el de personas significativas para el pueblo, o una derivación del nombre del patrón de las fiestas o de la denominación del pueblo mismo, o de productos relacionados con el lugar o denominaciones en euskera. Otro aspecto por el que se ve remarcada una determinada identidad social va a ser la vestimenta o aspecto físico que se de al muñeco, así como los añadidos o complementos y símbolos que porta el pelele. Por último, el espacio físico en que aparece el muñeco suele ser en muchos casos patrimonio representativo de la localidad. A estas características hay que añadir en algunos casos el interés de unir por medio del muñeco historias acaecidas anteriormente en el pueblo o el de dotarle de elementos propios del grupo que los crea. Como el número de muñecos es muy alto me limito a comentar muy por encima algunos casos teniendo en cuenta que hay similitudes entre muchos de ellos. Lo más habitual es que el muñeco, al estilo Celedón, baje desde el campanario de la iglesia del pueblo a la plaza para dar inicio a las fiestas y el último día para concluirlas haga el recorrido contrario. Es el caso de Celedón de Berantevilla, Txabarriko de Etxabarri Ibiña, Albardero de Rivabellosa. A veces sólo se realiza la bajada inicial: la Rana en Ocio, Patatito en Bajauri o Borraska en Etura. Los hay que en vez de bajar suben al campanario donde presiden las fiestas hasta su finalización como el Burro de Samaniego (que acompaña la subida de fuertes rebuznos), Macario en Margarita o Peku en Viñaspre. En otros casos, a mitad del recorridodejan al muñeco colgado durante todo el período festivo presidiendo la plaza: Iguarrako en Amurrio, Andresín en Orbiso o Mingote en Bernedo. Otros son paseados en alegre kalejira por las calles del pueblo como Arlote en Zambrana o Prontxio en Gesaltza/Salinas de Añana. En algunos casos, es una persona de verdad la que sustituye al muñeco en estas kalejiras (Barrihuelo en Elciego). Los hay que son quemados como Nikolasa Trotamundos de Arroiabe, incluso precedidos de riguroso entierro por todo el pueblo como el Moro en Salinillas de Buradón. La variedad de puestas en escena y tipología de los diversos muñecos que protagonizan las fiestas patronales de muchas localidades alavesas son detalles que apuntan de forma clara hacia una manera concreta de hacer y entender las fiestas. Joseba Pérez Sáenz, licenciado en Ciencias de la Información Fotografías: Joseba Pérez Euskonews & Media 71.zbk (2000 / 3 / 17 24) gratuita | Abonnement gratuit | Free subscription Eusko Ikaskuntzaren Web Orria webmaster@euskonews.com http://ikaskuntza.org/cgiBanner/banner.cgi?datos=masters&link=www.eusko ikaskuntza.org/masters/index.htm http://ikaskuntza.org/
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