689 Zenbakia 2014-09-03 / 2014-10-01
“A la universidad le corresponde formar personas conscientes y sensibles a lo que ocurre en su entorno, que sean capaces de adaptarse a los cambios continuos y que puedan responder de forma creativa y ?tica a problemas nuevos”
(Documento Bases para el desarrollo curricular de las titulaciones oficiales de la UPV/EHU, aprobado en Junta de Gobierno en abril del 2010)
En la última década se ha escrito mucho sobre el renacer y el boom del documental contemporáneo y resulta obvio por la proliferación de estudios e investigaciones, así como muestras y ciclos relacionados sobre el tema. Desde la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU) Territorios y Fronteras. Research on Documentary Filmmaking también se interesa por el documental contemporáneo. Territorios y Fronteras es un proyecto multidisciplinar que bajo la iniciativa y dirección de Vanesa Fernández se viene desarrollando desde 2009 como marco de reflexión e intercambio de ideas y experiencias sobre al documental contemporáneo y las nuevas formas de creación audiovisual.
El proyecto surgió en el contexto docente e institucional de los cursos de verano de la UPV/EHU, en los cuales ha participado durante cinco ediciones (2010-2014) y está actualmente coordinado por las profesoras Vanesa Fernández, Estibaliz Alonso y Aintzane Pagadigorria. La línea de investigación que lo vertebra ha dado como fruto otras actividades paralelas a los cursos como masterclasses, proyecciones, eventos multidisciplinares..., y ha propiciado también la publicación de tres libros sobre cine documental contemporáneo: Territorios y Fronteras. Experiencias documentales contemporáneas (2012), Lurraldeak eta Mugaldeak. Esperientzia dokumental garaikideak (2013) y Territorios y Fronteras II. Emergencias y urgencias en el cine documental español (2014). Toda esta actividad se encara siempre desde los parámetros que constituyen los rasgos genéticos del proyecto Territorios y Fronteras: rigor y estrecha colaboración con creadores, analistas, colectivos e instituciones locales, nacionales e internacionales, entre ellas, la propia universidad.
Porque no es casualidad que Territorios y Fronteras siga manteniendo su vinculación con los cursos de verano de la UPV/EHU, porque, como profesoras universitarias, entendemos como una obligación dotar a nuestra actividad docente de una mayor capacidad de incidencia, una dimensión más global y al mismo tiempo más conectada con el propio ámbito creativo local, generando interconexiones y redes de relaciones entre la Universidad, los creadores locales y el análisis y la creación estatal e internacional.
En Territorios y Fronteras el concepto de documental se asume en un sentido abierto, especialmente en un momento en el se apuesta cada vez más por la hibridación de las prácticas creativas. Y si la creación documental, sea híbrida o no, siempre ha sido una práctica minoritaria, y de hecho, hoy en día, sigue ubicándose en los márgenes de la industria audiovisual, las obras que llaman la atención en el proyecto Territorios y Fronteras se emplazan en la periferia de esos márgenes. Territorios y Fronteras 2014. Experiencias Documentales Contemporáneas V.
Son entonces películas doblemente periféricas, que discurren en paralelo a la industria cinematográfica y que sin ser necesariamente contraculturales, han supuesto una profunda regeneración y reformulación de los parámetros narrativos y expresivos del cine precedente y de las tendencias narrativas y cinematográficas actuales. También en lo territorial, ya que gran parte de la propia producción y los estudios e investigaciones que la abordan, se focalizan y parten de la ciudad de Barcelona y también, y de un modo desigual, de Madrid. Territorios y Fronteras quiere “descentralizar” ese foco y configurar una ruta alternativa y paralela que observe y persiga los espacios para la experimentación y la creación fuera de las limitaciones de la industria. Nosotras nos referimos a películas de producción amateur y de distribución o exhibición marginal, que, desde su condición de limítrofes, raras o underground, nos descubren nuevas formas de creación, nuevos lenguajes y temáticas. En la periferia está lo ajeno, lo insólito, lo sugerente.
Y en esa periferia nuevos creadores dejan de lado la necesidad de la referencialidad y proponen relatos en primera persona, cine ensayo, narración fragmentada, cine experimental..., en suma, películas que buscan un espectador inquieto y activo, emancipado, que sea capaz de convertir ese texto fílmico en una experiencia abierta a discusiones e interrogantes. Películas en ocasiones autoproducidas, con una mínima y endeble infraestructura, pero que escapan de la homogeneidad acostumbrada y exhortan a espectadores, analistas, creadores, críticos y académicos a interrogarse sobre el propio concepto de documental contemporáneo.
Aceptémoslo, sin lugar a dudas, zanjando cierto debates del (no tan lejano) pasado, en torno a todas las etiquetas y clasificaciones sobre cierto cine, cine de no ficción, cine de lo real, neodocumental, postdocumental...., a falta de un término mejor, admitamos que estamos ante un macrogénero, que es el DO-CU-MEN-TAL. DOCUMENTAL.
Documental. Un pa(i)saje multiforme este del documental español, configurado por un territorio imaginario de fronteras, afortunadamente cada vez más difusas y cuyo centro de gravedad tiende a irse desplazando hacia el ámbito de la experimentación. Y en esas arenas movedizas donde el cine se entiende como recreación de la experiencia estética subjetiva se hallan las creaciones artísticas más sugestivas, que a nuestro entender, destacan y merecen ser rescatadas y ser consideradas desde el enfoque académico. Nos encontramos ante unos cineastas que conciben su trabajo como experiencia vital para dialogar y tender puentes con el espectador, como apuntaría Vivian Shoback.
Por lo tanto, el sentido de Territorios y Fronteras es recoger y dar un lugar a autores y obras con poca visibilidad en la historiografía del cine español y servir de brújula a aquellos dispuestos a dejarse llevar por el laberinto del cine documental, lleno de estimulantes promesas pero también, de grandes incertidumbres. En definitiva, directores, docentes y críticos que (se) piensan y que, en las publicaciones de Territorios y Fronteras, (se) escriben.
Y ese laberinto es una forma, inseparable de la coexistencia de confines, bordes, de límites y de fronteras. Una forma que se presenta ante lo indefinido, lo infinito, lo indeterminado. Una forma en constante mutación. Aún así, y en un ejercicio de análisis, hemos de reconocer que estas (¿nuevas?) formas documentales no transcurren en contra de ese centro del que hablábamos más arriba, en contra de esa industria, sino en paralelo a ella.
Apuntando en primera instancia esta idea y con la intención de esbozar el panorama del documental contemporáneo, primeramente, cabría apuntar que el territorio geográfico que los autores y sus obras ocuparían y conformarían, dentro de lo que se entiende como cine español contemporáneo, adoptaría la forma física de un archipiélago. Tal apreciación no es baladí ya que la metáfora del archipiélago engloba perfectamente a ese conjunto formado por islas tan variopintas como heterogéneas.
Si propiamente se denomina isla (insula) a la porción de tierra rodeada por agua, y aplicando el término a lo que aquí nos atañe, deberíamos de designar el posible concepto de isla audiovisual o isla digital dentro del panorama del reciente cine español, haciendo especial hincapié a ese carácter que también posee el concepto isla, el de espacio de naturaleza intermedia. Además, y ya que el concepto de isla se nos antoja insuficiente, hemos optado por cobijar y nombrar al conjunto de estas islas, de estos trabajos audiovisuales, como un inmenso archipiélago audiovisual. En definitiva, un conjunto numeroso de islas agrupadas en una superficie más o menos extensa. Un conjunto de islas separadas de una terra firma configurada por el conjunto de cine español (aún siendo conscientes del sitio marginal que éste también ocupa). En otras palabras, unas islas audiovisuales que ocuparían la periferia de un cine a su vez marginal.
Lurraldeak eta mugaldeak. Esperientzia dokumental garaikideak
En suma, y lo que también nos resulta relevante y representativo sería la significación que adquiere piélago, es decir, aquello que por su abundancia es dificultoso de enumerar y contar, y así, se abre un campo tan amplio y diverso que uno se pregunta qué queda de la clásica denominación del concepto documental.
Territorios y Fronteras pretende configurar un islario, es decir, un mapa que describa y represente a esas islas. Islas audiovisuales, por otro lado, que debido a la mutación de su forma a veces se han convertido en penínsulas, y otras veces, se han multiplicado en múltiples archipiélagos. Hemos tratado de configurar un mapa sobre esa aura que rodea a las islas, que desde un punto de vista teórico tanto nos atrae, y que intenta reflejar la tensión que se genera dentro de ese archipiélago audiovisual, entre esas islas, aparentemente interconectadas entre sí.
La citada insularidad audiovisual, en efecto, adopta innumerables formas y representaciones. En más de una ocasión reflexionamos sobre una cita de Santos Zunzunegui, (“Islas de celuloide”, en Revista de Occidente, núm. 342, noviembre 2009), cuando se refiere a que: “a la hora de la verdad, la experiencia del espectador no consiste sino en transitar de película en película, encontrando en algunos filmes fondeaderos de aguas tranquilas en las que detenerse, mientras que, en otros casos, el reflujo de la marea le arroja con violencia lejos de unas playas que revelan, así, su faceta más inhóspita. De un lugar a otro, de un film a otro, nos movemos en un vaivén permanente, en la búsqueda incansable de una caleta en la que arrojar el ancla, de una lugar en el que encontrar un reposo”.
Ese tráfago permanente en el que se ve envuelto el espectador es fruto de una red de relaciones que se activa y que del mismo modo nos ayuda a cartografiar o levantar acta en este macrogénero del documental que aquí nos ocupa. Esta idea es sometida a un análisis por Zunzunegui, al que nos unimos: “en el fondo, sucede que los filmes que hemos amado, como los libros que hemos frecuentado o las músicas que han encantado nuestros oídos, acaban agrupándolos, con extrema libertad, en nuestra memoria en constelaciones fortuitas, en archipiélagos imprevistos entre cuyos elementos se teje una red de relaciones no por inopinada menos pregnante y en los que se desenvuelve un tiempo que es y no es el de la vida de todo los días. Es por eso por lo que es posible reescribir una particular historia del cine (nuestra historia del cine) saltando de film en film, de isla en isla, agrupándolas en una figura que quizá acabe dibujando una precisa imagen de cada uno de nosotros”.
Sin duda, la empresa de Territorios y Fronteras y, por lo tanto, de su línea de investigación y sus publicaciones, ha sido zambullirse a fondo en este piélago y rastrear en él la existencia de obras singulares y autores precisos que, de alguna manera, nos inquietan y nos conmueven a nosotros, espectadores del aquí y ahora. El proyecto multidisciplinar responde de esta guisa, al intento de trazar los recorridos pertinentes que favorezcan una posible orientación en el periplo de ese espectador contemporáneo. Espectador contemporáneo que para Territorios y Fronteras, también es el docente, y por qué no, el estudiante universitario.
Al igual que los cineastas que colaboran con Territorios y Fronteras han sido tildados en numerosas ocasiones de francotiradores del cine, en alguna ocasión nos han dicho que nosotras, como editoras y como académicas, también somos en cierto sentido, unas francotiradoras. Por nuestra parte, y desde nuestra posición, abogamos por una nueva academia que esté dispuesta a hacerse cargo de los retos que encierran esas nuevas miradas cinematográficas, esas nuevas ventanas, pantallas y formas fílmicas. De hecho, no hay que olvidar que esas mutaciones de la forma son las que nos inquietan, pero también las que nos enriquecen.
Los árboles no dejan ver el bosque. Concluyamos con agotados y obsoletos debates sobre el carácter del documental y admitamos de una vez por todas que lo que hemos estado presenciando de un tiempo a esta parte forma parte de lo que desde aquí proponemos denominar como la desterritorialización del documental. Resulta muy artificial aislar y diferenciar ciertas obras dentro de esas otras grandes formas que se han establecido por necesidades puramente mercantiles, como ficción, documental, experimental y vanguardia, ya que precisamente las fronteras son tan móviles, borrosas y maleables, que lo que tradicionalmente se ha considerado como formas opuestas, ya desde el inicio del mismo cinematógrafo, han convivido y se han entremezclado. Su diferenciación categórica ha respondido más a exigencias de la industria y del mercado, privilegiando cierta producciones y marginando otras. Es por ello, que desde la práctica cinematográfica y la teoría, los árboles deberían dejar ver el bosque, e interesarnos por lo que hoy el documental contemporáneo parece ser: un cruce de caminos de hibridaciones e intersecciones que (co)habitan en él.
De este modo, la última publicación, Territorios y Fronteras II. Emergencias y urgencias en el cine documental español (2014) pretende documentar el presente y no esperar que en el futuro haya lagunas en la historiografía del cine español que posibiliten catalogaciones erróneas. En estos tiempos en los que nos ha tocado vivir, en este contexto postmoderno donde reina el caos y la histeria colectiva e individual, cualquier aportación académica ha ser lo suficientemente flexible como para adaptarse al espacio y al tiempo donde ha sido concebida. Las publicaciones de Territorios y Fronteras nos han dejado ver ese bosque, ese piélago, de ese tótum revolútum que lo audiovisual, no sólo el cine, conforma: el do-cu-men-tal contemporáneo (español o no) es un macrogénero que merece ser tenido en cuenta, abandonando la caverna de platón en la que se ha visto enclaustrado en ciertos momentos.
Por todo ello, este viaje por el documental contemporáneo que proponemos aquí bebe, en aras de acercarlo a la universidad, y, quizá en algunas ocasiones de un modo casi obsesivo por nuestra parte, de la necesaria pasión en la docencia que tanto aclamaba George Steiner en su Elogio de la transmisión (2005). La enseñanza universitaria, y la enseñanza del cine en concreto, debe tender a formar espíritus críticos, capaces de enfrentarse a films concretos, a analizarlos y fomentar mentes inquietas que sean capaces de establecer procesos hermenéuticos fructíferos.
Probablemente, estemos influenciadas, casi abducidas en ciertas ocasiones, por la ya citada, y en nuestra opinión necesaria, pasión defendida por Steiner, pero consideramos que la proa de nuestro rumbo ha de ser esa. Con una única palabra (en euskera) que utilizamos en algunas ocasiones al referirnos a nuestro proyecto Territorios y Fronteras, sintetizamos nuestro rumbo: BRANKAZ. Es decir, navegando de proa, siempre hacia delante, descubriendo nuevos mares, cartografiando islas que no están en el mapa y conociendo a quienes habitan esos territorios y fronteras. Y como no, en este periplo, estamos siempre acompañadas y abrigadas por la inestimable ayuda e incondicional apoyo de Aintzane Pagadigorria, Patxi Azpillaga y Koldo Atxaga, profesores también de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU). Compañeros con los que reflexionamos en no pocas ocasiones sobre el artículo con el que comenzaba este texto: “A la universidad le corresponde formar personas conscientes y sensibles a lo que ocurre en su entorno, que sean capaces de adaptarse a los cambios continuos y que puedan responder de forma creativa y ética a problemas nuevos”.
Territorios y Fronteras avanza y prospera, sin pausa, con mucho entusiasmo y con muchos proyectos y retos por afrontar. Nuestro camino continúa, gogoan den tokian aldaparik ez!
Referencias:
http://www.territoriosyfronteras.com
http://www.ehu.es/argitalpenak
Vanesa Fernández Guerra, vanesa.fernandez@ehu.es
Estibaliz Alonso Ruiz de Erentzun, esti.alonso@ehu.es
info@territoriosyfronteras.com